Editorial: Suma de Letras.
Fecha publicación: abril, 2014.
Nº Páginas: 464.
Precio: 19,00 €
ISBN: 9788483656358
Autor
Christian Gálvez (Madrid, 1980) estudió Magisterio y Filología inglesa. Actualmente es uno de los rostros de Mediaset España, donde conduce con éxito el concurso cultural Pasapalabra desde hace siete años. Asimismo es el director de la productora 47 Ronin, S.L., empresa destinada a potenciar el talento de jóvenes promesas, y socio de Soul&Share, productora que desarrolla contenidos audiovisuales. Desde 2009 compagina su trabajo en la televisión con su investigación sobre Leonardo da Vinci y vive a caballo entre Madrid y la Toscana. Sus conferencias sobre Leonardo son cada vez más demandadas.
Sinopsis
Europa, siglo XIV. Mientras España, Francia e Inglaterra ultiman su unificación, los Estados italianos se ven envueltos en conflictos permanentes por culpa de la religión, el poder y el ansia de expansión territorial. Lo único que les une es el renacimiento cultural de las artes. En la Florencia de los Médici, epicentro de este despliegue artístico, una mano anónima acusa de sodomía a un joven y prometedor Leonardo da Vinci. Durante dos meses será interrogado y torturado hasta que la falta de pruebas lo ponga en libertad. Con la reputación dañada, Leonardo partirá hacia nuevos horizontes para demostrar su talento y apaciguar las secuelas psicológicas provocadas en prisión.
¿Quién lo acusó? ¿Con qué motivo? Mientras se debate entre evasión o venganza, Leonardo descubrirá que no todo es lo que parece cuando se trata de alcanzar el éxito.
[Información facilitada por la editorial]
La reseña de hoy tenía que haberla publicado hace un par de semanas como mínimo pero entre la Feria del Libro y otras cuestiones varias, el asunto se fue dilatando. En cualquier caso, vengo hoy a contaros mis impresiones sobre la nueva publicación de Christian Gálvez, un nombre y un rostro que asoma cada tarde al televisor de muchos hogares españoles y del que, sinceramente, desconocía su faceta escritora.
El tema «escritor mediático» salió a la luz durante la conversación que mantuvimos durante el mes de mayo (puedes leerla aquí). Reconozco, y así se lo dije, que a los lectores nos cuesta dar un voto de confianza cuando nos enfrentamos a un libro escrito (o no, entendedme) por un rostro televisivo. Pero de igual modo que reconozco esto también tengo que decir que me he llevado una gratísima sorpresa con Matar a Leonardo da Vinci. No me imaginaba que la historia que este presentador nos narra en su libro pudiera llegar a cautivarme tanto y si algo me ha recordado esta novela es que siempre hay que otorgar el beneficio de la duda y evitar emitir juicios de valor con anticipación. Que conste que lo digo con la mayor de las sinceridades. Ni gano ni pierdo.
Pero vayamos al grano.
No hay duda posible. Leonardo da Vinci sigue vivo. Sí, y lo está cuando la literatura sigue hablándonos de este artista del Renacimiento.
Matar a Leonardo da Vinci se abre con una escena determinante, con la muerte del artista el 2 de mayo de 1519 en Amboise, rodeado de sus íntimos, Francisco I de Valois y Angulema, rey de Francia, y su esposa Claudia, François Desmoulins, consejero real, Mathurina, su cocinera y Francesco Melzi o Kekko, como él lo llamaba, su fiel secretario personal. Postrado en cama y a punto de expirar, el artista renacentista pide perdón por haber realizado un trabajo de poca calidad, palabras que sin duda nos sorprenden.
Con esta escena se inicia la novela y con la misma escena también llegaremos al final, pero eso sí, con una perspectiva distinta pues entenderemos las aflicciones del pintor, sus palabras y el ambiente que se respiraba en aquella habitación.
Pero antes de llegar a su muerte, Christian Gálvez nos toma de la mano para emprender un viaje en el tiempo hacia el día 28 de mayo de 1476, fecha en la que descubriremos a un joven Leonardo encerrado en los calabozos subterráneos del Palazzo del Podestá en Florencia. ¿Por qué motivo? Alguien anónimo ha depositado un papel en la boca de la verdad acusando a Leonardo de sodomía. El castigo será tan terrible que le marcará de por vida. Muchos dicen que Leonardo da Vinci era homosexual pero, tras leer esta novela, el lector llega a la conclusión de que aquel hecho lo traumatizó y desde entonces parece que practicó el celibato.
«Os notifico, signori Officiali, un hecho cierto, a saber, que Jacopo Saltarelli, hermano de Giovanni Saltarelli, vive con este último en la orfebrería de Vacchereccia enfrente del tamburo: viste de negro y tiene unos diecisiete años. Este Jacopo ha sido cómplice en muchos lances viles y consiente en complacer a aquellas personas que le pidan tal iniquidad. Y de este modo ha tenido muchos tratos, es decir, ha servido a varias docenas de personas acerca de las cuales sé muchas cosas y aquí nombraré a unos pocos: Bartolomeno di Pasquino, orfebre, que vive en Vacchereccia, Leonardo di ser Piero da Vinci, que vive con Verrocchio; Baccio el sastre, que vive por Or San Michele, en esa calle donde hay dos grandes tiendas de tundidores y que conduce a la loggia dei Cierchi; recientemente ha abierto una sastrería; Lionardo Tornabuoni, llamado «il teri», viste de negro; Estos cometieron sodomía con el dicho Jacopo, y esto lo atestiguo ante vos». [pág. 28]
Y al respecto este fragmento de un diálogo que me parece tan poético:
«- ¿Alguna vez amasteis, Leonardo? - preguntó el escultor.
- Por supuesto - replicó el pintor.
- ¿Hombre o mujer? - acotó Michelangelo.
- ¿Qué más da? Solo os diré que su cadera medía treinta y dos besos. - La poesía resbalaba por cada palabra del vinciano».[pág. 353]
En Matar a Leonardo da Vinci no encontremos una biografía exhaustiva ni un ensayo sobre la figura del artista renacentista, entre cuyas habilidades la pintura quizás era una de sus inquietudes menores. Leonardo estaba muy interesado en la ingeniería, en la hidráulica, la aeronáutica, la alquimia,... incluso la cocina. Su autor pretende acercarnos al lado más humano, a la persona, a sus miedos, a sus tristezas, a sus miserias, a sus fracasos y a sus éxitos. Todo ello a través de un riguroso proceso de documentación que le ha llevado unos cinco años, durante los cuales ha estudiado los escritos propios de Leonardo (escribía de derecha a izquierda) y visitado los escenarios por los que se movió.
Leonardo fue un hijo ilegítimo. Su padre, Ser Piero Fruosino di Antonio da Vinci, fue un notario florentino casado con otra mujer pero que mantenía relaciones con una esclava oriental de nombre Caterina. De tal unión nació Leonardo, un hijo que, si bien su padre no quiso reconocer en principio, arrebató a su madre para ser criado dentro del nucleo familiar pero al que tampoco prestó mucha atención.
Mediante saltos en el tiempo, también sabremos cómo fue su infancia, cómo se formo en el taller Verrocchio, qué nexos de unión o rivalidades tenía con otros profesionales del gremio, cuáles eran sus verdaderas inquietudes, a qué peligros se enfrentó, por qué fue perseguido casi toda su vida, qué relación le unía a la familia Médici y qué papel fundamental desempeñó durante la conspiración de los Pazzi.
Un largo camino en el que también aprenderemos sobre arquitectura, cuestiones sobre la sociedad de la época, conflictos bélicos, enfrentamientos por los tronos europeos, las marcadas influencias del Papado, el nacimiento de la Santa Inquisición, así como también nos toparemos con figuras tan importantes como fray Tomás de Torquemada y el religioso Girolamo Savonarola. No quiero dejar atrás la visión tan significativa que ofrece el libro con respecto a la relación que existía entre el maestro florentino y el rey francés. Se dibuja un Francisco I amante de las letras y las artes que veía en Leonardo una figura admirable. Más que un monarca, él fue un padrino, un alumno y un mecenas que buscaba en el artista a un consejero. Y las ciudades también tiene su papel protagonista. Christian Gálvez nos lleva de paseo por las que Leonardo visitó: Florencia, Roma, Milán en incluso Barcelona. Un confín de datos que nos permiten construir casi en 3D una imagen real de la situación de la época.
¿Todo lo que se narra en la novela es verdad? Obviamente no. Partiendo de ciertos datos biográficos y contrastados, el autor compone a su propio Leonardo da Vinci, como él lo ve y cómo se imagina que podía haber sido su vida. Resulta curioso que lo catalogue como un fracasado cuando la palabra genio siempre ha estado unida al de Vinci pero según nos explicó, Leonardo cometió muchísimos errores, algunos de los cuales se recogen en el libro, pero aún así jamás se dio por vencido, lo que le llevó a cosechar muchos éxitos también que terminaron por eclipsar sus fallos.
Formalmente hay que dar las gracias a la editorial por una edición cuidada y, digámoslo así, despejada. Con suficientes márgenes y un tamaño de fuente idóneo para no cansar la vista, la lectura fluye sola.
Cincuenta y cinco son los capítulos que componen esta novela, todos ellos con referencias temporales y geográficas e introducidos por una ilustración que muestra los dibujos de Leonardo da Vinci. En torno a tales dibujos gira un misterio que tiene solución hacia el final de la novela pero, en honor a la verdad, yo no fui capaz de desvelar. Si no me lo hubiera explicado el propio autor, su intención hubiera pasado desapercibida para mí.
Al margen, encontramos mapas y textos manuscritos que ayudan a entender lo que se narra y unas cuantas páginas intermedias con las ilustraciones de cuadros no solo de Leonardo sino también Botticelli, Sanzio y Verrocchio, algo que como lectora he agradecido muchísimo pues son múltiples las referencias a detalles, curiosidades y explicaciones de ciertas obras pictóricas y tenerlas a mano en el propio libro evita que nuestra lectura se interrumpa para consultar en internet.
El estilo de Christian Gálvez es bastante ameno e incluso me atrevería a decir que ciertos pasajes son totalmente adictivos. Suele cerrar los capítulos con frases cargadas de intriga y suspense a modo de cliffhanger, que animan al lector a seguir leyendo sin que en ningún momento la novela adquiera los visos de una page-turner, pues los acontecimientos se suceden uno tras otro sin prisa pero sin pausa y sin un ritmo frenético.
Antes de concluir, una recomendación final. Si tenéis pensado leer el libro, os aconsejo que echéis un vistazo a los anexos antes de comenzar la lectura pues nos ofrece información valiosa a tener en cuenta. De igual modo os comento que la versión electrónica del libro incluye todas las fotografías que Christian Gálvez realizó mientras se documentaba, con lo que el ebook ofrece un valor añadido.
Concluyo reiterando lo mucho que he disfrutado leyendo esta novela inspirada en hechos reales a la que no le falta sus pinceladas históricas, sus lecciones de arte y su intriga. Me ha gustado la manera en la que su autor construye a su «propio» Leonardo. He aprendido mucho sobre este artista del Renacimiento que, con fracasos o sin ellos, para mí siempre será un genio. Os animo a acercarnos a Matar a Leonardo da Vinci y a dejaros atrapar por sus páginas.
Podéis leer las primeras páginas aquí.