Autora
Flavia Company (Buenos Aires, 1963) es autora de más de una decena de novelas, entre las que destacan Saurios en el asfalto, Luz de hielo, Dame placer (finalista del Premio Rómulo Gallegos), Ni tú ni yo ni nadie (Premio Documenta), Melalcor, La mitad sombría, La isla de la última verdad y Que nadie te salve la vida. También de los libros de cuentos Viajes subterráneos, Género de punto, Con la soga al cuello y Por mis muertos, y del libro de microrrelatos Trastornos literarios. Su poesía ha sido recogida en diversas revistas y ha publicado el poema narrativo Volver antes que ir. Su obra, que forma parte de numerosas antologías, ha sido traducida en Francia, Holanda, Brasil, Polonia, Alemania, Portugal, Italia y Estados Unidos. Es licenciada en Filología Hispánica, música, traductora, periodista, profesora de microrrelato en l'Escola d'Escriptura del Ateneu Barcelonés y de cuento en el Máster de Creación Literaria de la Universidad Pompeu Fabra.
www.fcompany.blogspot.com
Sinopsis
Después de leer la historia de Haru, leerás tu vida de otra manera.
En la solapa se dice:
"Nunca tires contra nadie; nunca tires para seducir a nadie; nunca tires para ser más que nadie; nunca tires para demostrarte nada a ti misma; el tiro con arco es un estado que se puede compartir".
Estas son las palabras que acompañan a Haru desde su entrada en el dojo, donde aprenderá el camino del tiro con arco, hasta el camino vital que hará que lo cuestione todo, lo arriesgue todo y lo pierda todo. Para recibirlo todo.
************************************
Hay libros, entre cuyas páginas vas encontrando importantes reflexiones, frases inteligentes que subrayar y memorizar, recuerdos que a su vez te transportan a los tuyos propios. Con las entrevistas pasa igual. Sentarse frente a una persona que no conoces y descubrir todo lo que guarda en su interior es una experiencia muy enriquecedora. Con Flavia Company me ocurrió tal que así.
Me reuní con la autora de Haru en un fresco patio interior, a la sombra de unos árboles. No se escuchaba nada más que el murmullo de una fuente y alguna que otra voz amortiguada. El escenario era perfecto para hablar de una novela que, a juzgar por las palabras de Flavia, supondrá un importante punto de inflexión para cada lector.
He de decir que, desde un primer momento, me sentí atraída por este libro,tan diferente a todo lo que cae habitualmente entre mis manos y, aunque sigo sin haberlo leído aún, Haru será uno de esos libros que me van a acompañar durante las vacaciones estivales. De momento, y hasta entonces, os dejo con lo que Flavia Company nos contó.
Flavia Company (Buenos Aires, 1963) es autora de más de una decena de novelas, entre las que destacan Saurios en el asfalto, Luz de hielo, Dame placer (finalista del Premio Rómulo Gallegos), Ni tú ni yo ni nadie (Premio Documenta), Melalcor, La mitad sombría, La isla de la última verdad y Que nadie te salve la vida. También de los libros de cuentos Viajes subterráneos, Género de punto, Con la soga al cuello y Por mis muertos, y del libro de microrrelatos Trastornos literarios. Su poesía ha sido recogida en diversas revistas y ha publicado el poema narrativo Volver antes que ir. Su obra, que forma parte de numerosas antologías, ha sido traducida en Francia, Holanda, Brasil, Polonia, Alemania, Portugal, Italia y Estados Unidos. Es licenciada en Filología Hispánica, música, traductora, periodista, profesora de microrrelato en l'Escola d'Escriptura del Ateneu Barcelonés y de cuento en el Máster de Creación Literaria de la Universidad Pompeu Fabra.
www.fcompany.blogspot.com
Sinopsis
Después de leer la historia de Haru, leerás tu vida de otra manera.
En la solapa se dice:
"Nunca tires contra nadie; nunca tires para seducir a nadie; nunca tires para ser más que nadie; nunca tires para demostrarte nada a ti misma; el tiro con arco es un estado que se puede compartir".
Estas son las palabras que acompañan a Haru desde su entrada en el dojo, donde aprenderá el camino del tiro con arco, hasta el camino vital que hará que lo cuestione todo, lo arriesgue todo y lo pierda todo. Para recibirlo todo.
[Biografía y sinopsis tomadas directamente del ejemplar]
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Hay libros, entre cuyas páginas vas encontrando importantes reflexiones, frases inteligentes que subrayar y memorizar, recuerdos que a su vez te transportan a los tuyos propios. Con las entrevistas pasa igual. Sentarse frente a una persona que no conoces y descubrir todo lo que guarda en su interior es una experiencia muy enriquecedora. Con Flavia Company me ocurrió tal que así.
Me reuní con la autora de Haru en un fresco patio interior, a la sombra de unos árboles. No se escuchaba nada más que el murmullo de una fuente y alguna que otra voz amortiguada. El escenario era perfecto para hablar de una novela que, a juzgar por las palabras de Flavia, supondrá un importante punto de inflexión para cada lector.
He de decir que, desde un primer momento, me sentí atraída por este libro,tan diferente a todo lo que cae habitualmente entre mis manos y, aunque sigo sin haberlo leído aún, Haru será uno de esos libros que me van a acompañar durante las vacaciones estivales. De momento, y hasta entonces, os dejo con lo que Flavia Company nos contó.
Marisa G.- Flavia, una de las cosas que más me ha sorprendido al leer tu biografía es saber que llevas más de 30 años en este mundo ¡y yo sin conocerte!
Flavia C.- Sí, llevo casi toda la vida. Desde los diecisiete años.
M.G.- Sí, pero tu primera novela, Querida Nélida, es del año 88,
F.C.- Bueno, la publiqué en ese año pero la escribí unos cuantos años antes, con diecisiete años. La verdad es que jamás había pensado en publicar porque además yo iba para pianista pero, cuando acabé la carrera de Filología, me fui a pedir trabajo a una revista. Allí me preguntaron si yo escribía y contesté que sí, sin pensarlo. Claro, me pidieron leer algo mío y lo único que yo tenía terminado era esa novela, una nouvelle, que escribí durante las vacaciones de COU, antes de entrar en la universidad, y eso fue lo que le llevé. El director de la revista era a su vez director de la editorial Montesinos, Miguel Riera, me dijo que él no tenía trabajo para mí en la revista pero que quería publicar la novela. Y así fue.
M.G.- Y después de tantos años, ¿qué te ha aportado la literatura?
F.C.- La literatura me ha aportado la capacidad de seguir un sueño. Yo también escribo libros juveniles o infantiles y, cuando voy a dar charlas a los jóvenes en los institutos siempre les digo lo mismo: La persona que tiene un sueño y lo persigue a los quince años, a los treinta o a los cincuenta es feliz. Respetarse hasta ese punto no tiene parangón. No haber renunciado a lo que eres o lo que sientes, con todas las dificultades que ello implica, es maravilloso. Yo, para pagarme la literatura, he tenido que trabajar muchísimo. Toda mi vida he sido pluriempleada por mí misma. Me he tenido que financiar porque no tengo ningún mecenas y siempre he sido una persona que ha querido por encima de todo su independencia económica, algo que me parece esencial para convertirse en un ser de provecho y coherente. Desde muy joven me fui de casa de mis padres con su beneplácito y he trabajado sin descanso para poder pagarme la literatura. No obstante, todo eso vale mucho la pena.
M.G.- Y has tocado muchos géneros, no solo la narrativa, sino también la poesía o los libros infantiles, como has comentado,... ¿Cómo saltas de un género a otro? ¿Cómo decides escribir tal o cual?
F.C.- No es una decisión tal que así, sino que le tomo el pulso a la idea que se me ha ocurrido y me paro a pensar sobre qué se trata. ¿Esto que se me ha ocurrido es una novela, son relatos, es un poema,..? Más que nada es eso. Al tener la idea me doy cuenta de qué formato debe tener.
M.G.- ¿Y es más complicado escribir para niños que para adultos?
F.C.- Es lo mismo. La única diferencia está en dónde te sitúas tú para escribir. Yo siempre escribo los libros que me gustaría leer. Cuando escribo para niños escribo los libros que me hubiera gustado leer cuando era niña pero nada más. Soy igual de honesta con los adultos que con los niños. Siempre valoro al lector como mínimo como me valoro a mí misma. Te doy lo mejor, lo que a mí me gustaría que me dieran.
M.G.- Acabas de publicar Haru. Un lector llega a una librería, ve este libro, lo toca, es peculiar y ahora veremos por qué, le da la vuelta buscando la sinopsis y lee «Después de leer la historia de Haru leerás tu vida de otra manera». ¿Por qué Flavia?
F.C.- Por dos razones. La primera porque es cierto y la segunda porque es del todo imposible escribir una sinopsis de Haru. No me puedes preguntar de qué va Haru porque no te lo puedo decir. Como mucho te puedo contestar que Haru va de ti, de tu vida.
M.G.- Es como si cada lector se fuera a descubrir a sí mismo? ¿Como si el libro tuviera una lectura diferente para cada lector?
F.C.- Todos somos Haru, de igual modo que, y respetando las distancias, todos somos el Quijote, todos somos Sancho o Hamlet. Todos somos alguno de estos personajes que en realidad se convierten en representantes de muchos de los obstáculos, de muchas de las virtudes y defectos que tenemos y padecemos los seres humanos.
M.G.- Haru es un personaje femenino, una arquera que deja su casa para trasladarse a un dojo para recibir unas enseñanzas, y nos vas a narrar su vida desde que es pequeña hasta la vejez. Son unos setenta y dos años más o menos si no me equivoco.
F.C.- Sí, bueno un poco más.
M.G.- En todo ese tiempo, entiendo que el personaje evolucionará mucho.
F.C.- Haru evoluciona porque ella hace un camino de aprendizaje. Hay personas que son igual a los quince y a los ochenta y cinco porque no han andado un camino, sino que se han limitado a dejarse llevar por la inercia. En este caso, Haru es una persona comprometida con el aprendizaje y sí, evoluciona y notamos esa diferencia muy grande entre la Haru del inicio y del final.
M.G.- ¿Pero en esos años la vamos a ver despeñando distintos papeles? Me refiero a si vamos a ver a una Haru hija, una Haru esposa, o una Haru madre.
F.C.- La vamos a ver en distintos ámbitos y enfrentada a distintos obstáculos de una vida en la que aplicar las enseñanzas recibidas durante nuestra adolescencia no es tan fácil. La vamos a ver divida entre las dos posibilidades más grandes que hay en la vida, ser o tener. Ante esa dicotomía, la dificultad está en decidirse. ¿Qué prefieres, ser o tener? Son dos cosas muy distintas y a su vez, diría que muy contradictorias. Si decides ser no puedes tener y viceversa.
M.G.- El ser humano tiende más a tener que a ser, ¿no?
F.C.- El occidental sobre todo, tiende a consumir, porque la acumulación da más seguridad que la profundización. Ser es profundizar. Tener es acumular. Y lo acumulado es cuantificable. Lo profundizado no. Valoramos muy poco la esencia porque en este mundo nuestro se aprecia mucho más la cantidad que la calidad.
M.G.- ¿A ti Haru te ha ayudado a evolucionar?
F.C.- Naturalmente. A mí también me ha cambiado la vida Haru. Después de escribir y leer este libro, yo también veo mi vida de otra manera. Haru es un libro que te quiere, que te hace sentirte querida, y que te permite perdonarte, porque todos tenemos cosas imperdonables en nuestras vidas. Vas a empezar a quererte, a comprenderte, a empatizar contigo y a entender que, entre el bien y el mal, puedes elegir el bien. Eso es interesante desde el punto de vista de la lectura. Por eso, cuando me preguntas de qué va Haru siempre respondo que trata de tu vida. En Haru veremos renuncia, miedo, soberbia, impaciencia, venganza, competitividad, amor, odio,.... Todas las vidas tienen eso, aunque sea en órdenes distintos, pero todas lo tienen.
M.G.- Es un viaje interior...
F.C.- Y exterior también.
M.G.- Hay mucha reflexión. ¿Crees que en los tiempos en los que vivimos se hace especialmente necesario estos libros que, después de leerlos, nos hagan recapacitar sobre nosotros mismos?
F.C.- Bueno, eso ocurre con la gran literatura. Si piensas en las obras que han permanecido en la historia, las clásicas, las que todos tenemos de referente, desde la Biblia a no sé, por ejemplo, Marguerite Yourcenar con su Memorias de Adriano,... Estas obras que se convierten en clásicos y que verdaderamente trascienden lo local para convertirse en obras universales e intemporales, todas ellas nos hablan de la esencia humana, todas ellas nos ayudan a vivir, todas ellas son catárticas y aspiran a empujarnos a un viaje interior. La gran literatura, la que verdaderamente permanece, es una literatura que nos atañe a todos, y eso es difícil de conseguir. La única literatura que nos une es la que comprende que estamos unidos pero entender que yo soy tú y tú eres yo, es muy difícil. Y comprender que tú no puedes hacer más que lo que estás haciendo y que yo no puedo hacer más que lo que estoy haciendo tampoco es fácil. Entender y empatizar, observar en vez de juzgar, eso es la gran literatura. Pero eso es muy difícil.
M.G.- En la nota de prensa que acompaña el libro hay una cita tuya que dice: “Esta es la novela de una vida y representa lo que yo quiero escribir. Siempre, cuando acabas un libro, dices que se parece a lo que querías escribir; pues bien, esto es lo que yo sí quería escribir y lo he escrito para crear un lugar donde vivir”.
F.C.- Bueno, como siempre ocurre con las notas de prensa, digamos que no es exacta la cita. Lo que yo dije es que todos los libros que escribimos los escritores son nuestros sueños y el resultado siempre se parece mucho a lo que queríamos escribir. Para eso está el oficio. Pero Haru no se parece, es el sueño. No es lo que yo quería escribir, porque yo no sabía qué quería escribir, en el sentido de que no había una diana fuera de la novela a la que yo he disparado. Haru ha sido como un disparo perfecto de tiro con arco que, cuando ha ocurrido, me he dado cuenta de que ha sido exactamente el sueño que yo tenía durante toda mi vida, el sueño de un novela emotiva, emocionante, con la que la gente llora, tanto hombres como mujeres. Mucha gente me ha dicho que ha llorado con Haru. De hecho, un periodista catalán me llegó a decir que si no lloras leyendo la historia de Haru es que estás muerto. ¿Qué ha pasado? Esto no se pretende, eso ocurre sin proponérnoslo. Es un pequeño matiz que hay que tener en cuenta. Yo estoy profundamente agradecida.
M.G.- O sea que tú te has dado cuenta realmente de todo lo que has escrito, de la grandeza de Haru, después, con la respuesta de los lectores.
F.C.- Claro. Bueno, realmente me di cuenta cuando puse el punto y final porque me entró un ataque de llanto que jamás había tenido en mi vida, de total y absoluta plenitud. Puse el punto y final y me puse a llorar como una Magdalena, y no de desconsuelo sino de plenitud. Una cosa impresionante. Es muy mágico todo lo que ha pasado con Haru.
M.G.- Entiendo entonces hay muy emotividad y mucha sensualidad en estas páginas.
F.C.- Hay mucha emoción, mucho sentimiento, muchísimos momentos en los que los lectores se identifican totalmente con la trayectoria de Haru.
M.G.- Haru es una novela enclavada dentro de la cultura oriental. Desconozco si has escrito antes sobre ella. Me gustaría saber cómo ha sido tu acercamiento al mundo oriental.
F.C.- Siempre me han interesado las otras culturas, particularmente aquellas que tienen que ver más con la esencia en lugar de con la pertenencia o la propiedad. La filosofía Zen y el Tao han sido temas que siempre me han interesado desde joven y me pareció una figura muy interesante la de la arquera porque creo que es una metáfora fantástica para explicar la vida y la literatura, que en mi caso se confunden. Mi vida es más que nada literatura. Y de la misma forma que la arquera cree que la diana está fuera cuando está aprendiendo a disparar, o de la misma forma que una persona piensa así cuando está viviendo, o un escritor cuando está escribiendo, que la diana está fuera, el aprendizaje te lleva a un punto en el que te das cuenta de que eso no es así. La diana no está fuera, la diana nace desde el corazón. Cuando tú lanzas una flecha desde el corazón, sencillamente la diana se forma alrededor del lugar al que llega. Cuando tú escribes un libro desde el corazón, la diana se forma alrededor del lugar al que llega.
M.G.- Sí, te entiendo pero supuestamente Haru, el personaje, se moverá siguiendo las pautas de su cultura, pensará como tal, tendrá unos principios concretos. No sé si habrás tenido que leer al respecto con la idea de construir un personaje creíble.
F.C.- Mira, tengo una conocida japonesa, una señora que vive en Málaga, a la que he visto muy pocas veces en mi vida, que me ha llegado a decir que, al leer el libro, ha recordado su infancia, cosas que le contaban sus padres, que había recordado olores y sabores de su vida... No se lo explicaba. Me llegó a decir que parece que era una novela escrita por un maestro Zen. Fue muy bonito lo que me dijo. Pero olvidamos que la literatura tiene mucho que ver con la imaginación también. Julio Verne pudo escribir todo lo que escribió desde la imaginación y no es que se documentara en Google. Olvidamos lo que es la literatura, esa fascinación por las historias, la épica, Ulises, La Iliada, La Odisea. La literatura no es una anécdota. Es la historia de todos, contadas desde la ficción, desde la imaginación y no desde la documentación, digamos, ensayística. Claro que hay algunas cosas de las que te informas pero lo suficiente y lo justo para no darle un perímetro cerrado a tu imaginación, que no se atreva a moverse por lo que has leído. Por lo tanto, me he documentado lo mínimo.
M.G.- Y al margen de Haru, no sé si te gustaría destacar algún otro personaje que aparezca en la novela.
F.C.- Son muy importantes los maestros que se encuentra a su llegada al dojo. Y diría también que el zapatero con el que vive al salir del dojo, ese también sería uno de los personajes centrales de la novela.
M.G.- El libro es muy llamativo. Salta a la vista que es diferente en cuanto a diseño, con estas páginas con barbas. Parece como si hubieras querido envolverlo con un aura de antigüedad, con esa esencia de los libros antiguos que quieren transmitirte algo.
F.C.- Totalmente. Además la editorial ha sido muy generosa. Han respetado todo lo que yo pedía para el libro. Ha sido un trabajo hecho con amor por parte de todas las personas que han participado en él. Desde el primero al último.
M.G.- Bueno tu hermana también ha estado involucrada en el diseño del libro.
F.C.- Sí, mi hermana es diseñadora gráfica y ha realizado el diseño de la cubierta. Yo pedí el papel, el tipo de corte de las páginas, el tono del papel,.... Me parecía muy importante que esta novela fuera coherente. ¿Cómo voy a estar defendiendo este libro y le voy a poner una cubierta brillante? ¿Cómo le voy a entregar algo a alguien en lo que no creo? Mi gran preocupación ahora es -bueno tampoco es una gran preocupación pero sí ando pensando bastante en el tema-, es el asunto de las traducciones. ¿Cómo voy a hacer para que las editoriales extranjeras respeten la estética del libro? Cada una tiene su estética pero claro este libro necesita la suya propia. No sé cómo lo voy a hacer. Para mí es un lío...
M.G.- La verdad que si lo piensas...
F.C.- Es que el libro es así, el exterior tiene que ser coherente con el contenido.
M.G.- A ver qué tal se resuelve... Pero Flavia tú has estado involucrada no solo en la escritura. En las páginas finales has incluido una dibujo, ¿es como una casa?
F.C.- Eso es un kanji, un idiograma japonés, la casita en sí es el kanji de Haru, que significa primavera, y el resto lo añado yo para que se convierta en un dibujo y deje de ser un kanji.
M.G.- El nombre de la protagonista tiene mucho significado.
F.C.- Significa primavera porque Haru es alguien que florece y, al contrario de lo que se piensa habitualmente, no florece al nacer sino al envejecer, al madurar.
M.G.- Ah, pues no lo había visto desde ese punto de vista.
F.C.- Ya, pero es importante verlo así.
M.G.- Has hecho incluso hasta la música del booktrailer.
F.C.- También, también, me he lanzado a eso también.
M.G.- Y en tu página de Facebook has lanzado un concurso para llegar a los lectores y le regalas una carta manuscrita ¿Cómo se te ocurrió esto?
F.C.- Realmente fue al revés. No sé por qué razón de pronto la gente empezó a mandarme fotos con el libro. Cuando recibí como catorce, pensé que se merecían un premio y me planteé sortear un original del dibujo de antes. Bueno pues recibí mogollón de fotos. Hice el sorteo, salió un ganador y listo. Pero la gente seguía mandando fotos y organicé un concurso. Ganaría el que me enviara la foto más bonita y original con el libro. Hubo dos premios y cinco accésits. Los premios más importantes eran una página de Haru, a elegir por los ganadores, escrita a mano con plumín, tinta y papel artesanal. Los accésits eran un aforismo con un kanji, un idiograma. Pero la gente sigue mandando fotos y ahora voy a hacer otro sorteo. Para participar hay que enviar una foto en la que aparezca la segunda edición del libro, ya sea en catalán o castellano, y dado que el premio será una carta escrita por Haru para la persona que quieras, en la foto también tiene que aparecer un objeto de esa persona, algo importante, significativo, simbólico. Haru te escribirá una carta única e irrepetible
M.G.- Tienes trabajo siendo algo tan personal. Tiene que llegarle al destinatario, llegarle al corazón, digo.
F.C.- Es lo mío.
M.G.- Oye Flavia y ahora que mencionas tus libros en catalán. No sé si siempre escribes en el mismo idioma y luego los traduces o bien hay libros que necesitan ser originalmente escritos en un idioma u otro. ¿Cómo funciona tu mente en este sentido?
F.C.- Bueno, yo soy creadora bilingüe y a veces escribo primero en castellano y otras veces en catalán. Luego habitualmente las editoriales proponen las traducciones. Todos mis libros están disponibles en ambos idiomas, excepto uno, que yo no quise traducir, y solo se encuentra en catalán.
M.G.- Haru se presentó en Barcelona, en un sitio que me pareció muy curioso, en la Casa del Tibet. No se podía elegir otro sitio mejor.
F.C.- La verdad es que no. La sala es muy hermosa. Está llena de pequeños Buda, hay un altar muy bonito, el suelo es de madera, hay un silencio y una energía espectacular y las doscientas personas que fueron a la presentación se transformaron en una única persona. Fue una sensación mágica absoluta. Para empezar hubo una actuación de una bailarina de butoh, mientras yo leía el prólogo. Y después comenzamos con la presentación en sí. Fue de piel de gallina.
M.G.- Seguro que fue precioso. Pues Flavia, un placer haberte conocido. Leeré Haru en cuanto pueda y te haré llegar mis impresiones.
F.C.- Sí, por favor. Me encantará conocerlas. Gracias.
Si, Haru será mi compañera este verano. Ya os contaré lo que me ha parecido.
F.C.- Eso es un kanji, un idiograma japonés, la casita en sí es el kanji de Haru, que significa primavera, y el resto lo añado yo para que se convierta en un dibujo y deje de ser un kanji.
M.G.- El nombre de la protagonista tiene mucho significado.
F.C.- Significa primavera porque Haru es alguien que florece y, al contrario de lo que se piensa habitualmente, no florece al nacer sino al envejecer, al madurar.
M.G.- Ah, pues no lo había visto desde ese punto de vista.
F.C.- Ya, pero es importante verlo así.
M.G.- Has hecho incluso hasta la música del booktrailer.
F.C.- También, también, me he lanzado a eso también.
M.G.- Y en tu página de Facebook has lanzado un concurso para llegar a los lectores y le regalas una carta manuscrita ¿Cómo se te ocurrió esto?
F.C.- Realmente fue al revés. No sé por qué razón de pronto la gente empezó a mandarme fotos con el libro. Cuando recibí como catorce, pensé que se merecían un premio y me planteé sortear un original del dibujo de antes. Bueno pues recibí mogollón de fotos. Hice el sorteo, salió un ganador y listo. Pero la gente seguía mandando fotos y organicé un concurso. Ganaría el que me enviara la foto más bonita y original con el libro. Hubo dos premios y cinco accésits. Los premios más importantes eran una página de Haru, a elegir por los ganadores, escrita a mano con plumín, tinta y papel artesanal. Los accésits eran un aforismo con un kanji, un idiograma. Pero la gente sigue mandando fotos y ahora voy a hacer otro sorteo. Para participar hay que enviar una foto en la que aparezca la segunda edición del libro, ya sea en catalán o castellano, y dado que el premio será una carta escrita por Haru para la persona que quieras, en la foto también tiene que aparecer un objeto de esa persona, algo importante, significativo, simbólico. Haru te escribirá una carta única e irrepetible
M.G.- Tienes trabajo siendo algo tan personal. Tiene que llegarle al destinatario, llegarle al corazón, digo.
F.C.- Es lo mío.
M.G.- Oye Flavia y ahora que mencionas tus libros en catalán. No sé si siempre escribes en el mismo idioma y luego los traduces o bien hay libros que necesitan ser originalmente escritos en un idioma u otro. ¿Cómo funciona tu mente en este sentido?
F.C.- Bueno, yo soy creadora bilingüe y a veces escribo primero en castellano y otras veces en catalán. Luego habitualmente las editoriales proponen las traducciones. Todos mis libros están disponibles en ambos idiomas, excepto uno, que yo no quise traducir, y solo se encuentra en catalán.
M.G.- Haru se presentó en Barcelona, en un sitio que me pareció muy curioso, en la Casa del Tibet. No se podía elegir otro sitio mejor.
F.C.- La verdad es que no. La sala es muy hermosa. Está llena de pequeños Buda, hay un altar muy bonito, el suelo es de madera, hay un silencio y una energía espectacular y las doscientas personas que fueron a la presentación se transformaron en una única persona. Fue una sensación mágica absoluta. Para empezar hubo una actuación de una bailarina de butoh, mientras yo leía el prólogo. Y después comenzamos con la presentación en sí. Fue de piel de gallina.
M.G.- Seguro que fue precioso. Pues Flavia, un placer haberte conocido. Leeré Haru en cuanto pueda y te haré llegar mis impresiones.
F.C.- Sí, por favor. Me encantará conocerlas. Gracias.
Si, Haru será mi compañera este verano. Ya os contaré lo que me ha parecido.