Autora
Sinopsis
Lara Moreno nació en Sevilla en 1978 y creció en Huelva. Vive en Madrid, donde trabaja como editora e imparte talleres de escritura. Ha publicado los libros de relatos Casi todas las tijeras (Quórum, 2004) y Cuatro veces fuego (Tropo, 2008), y los poemarios La herida costumbre (Puerta del Mar, 2008) y Después de la apnea (Ediciones del 4 de Agosto, 2013). Otros cuentos están recogidos en numerosas antologías.
En 2013 Lumen publicó su primera novela, titulada Por si se va la luz, que tuvo un importante reconocimiento por parte de la crítica y de los lectores. FNAC la eligió entre los autores revelación del año.
Piel de lobo, su trabajo más reciente, es una espléndida muestra de la madurez narrativa de Lara Moreno, que ha dejado de ser una promesa para convertirse en una de las voces más destacadas de la narrativa castellana actual.
Sinopsis
Un viejo caballito de plástico blanco y azul espera a las dos hermanas cuando entran en casa del padre, un hombre solo que murió hace un año, dejando tras de sí pocos recuerdos y algunas manchas de café en el mantel. Sofía y Rita han ido al pueblo para recoger lo que queda de aquellos años en que eran niñas y pasaban los veranos allí, en el sur, cerca de la playa.
Rita, tan esbelta ella, tan hermosa, tan lista, parece dispuesta a despachar el asunto y volver a lo suyo, pero Sofía sabe que esa casa será el refugio donde ella y Leo, su niño de cinco años, van a instalarse para curar un desamor que le ha dejado sin fuerzas. Allí se quedan madre e hijo, paseando esa nueva vida por las calles donde se abren las primeras sombrillas, masticando arroz y fruta limpia, intentando imaginar un futuro que tenga sabor.
¿Y Rita? Rita se va pero vuelve porque hay recuerdos que queman y el rencor pide paso. Finalmente, encerradas en esa casa que parecía muerta, las dos hermanas nos van a contar una historia dura, algo que nadie quería saber, un secreto del que quizá sería mejor olvidarse, y que solo la buena literatura sabe rescatar para que ese dolor, esa rabia y la ternura que de repente asoma sean también nuestras.
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La semana pasada recibimos la visita de Lara Moreno. La autora de Por si se va la luz por la que fue designada por FNAC como autora revelación del año, regresa a la mesa de novedades con Piel de lobo, una historia también ubicada en un entorno rural, como la previa, pero con menos peso y además colindante con el mar.
Vuelve la autora a indagar en las relaciones personales y esta vez lo hace a través de dos hermanas, Sofía y Rita, que regresan a la casa familiar destapando una serie de comportamientos y cuestiones del pasado y ahondando en esos lazos entre hermanas que implican mucho más de lo esperado. Esto es lo que Lara nos contó.
[Biografía y sinopsis tomadas directamente del ejemplar]
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La semana pasada recibimos la visita de Lara Moreno. La autora de Por si se va la luz por la que fue designada por FNAC como autora revelación del año, regresa a la mesa de novedades con Piel de lobo, una historia también ubicada en un entorno rural, como la previa, pero con menos peso y además colindante con el mar.
Vuelve la autora a indagar en las relaciones personales y esta vez lo hace a través de dos hermanas, Sofía y Rita, que regresan a la casa familiar destapando una serie de comportamientos y cuestiones del pasado y ahondando en esos lazos entre hermanas que implican mucho más de lo esperado. Esto es lo que Lara nos contó.
Marisa G.- Lara un placer volver a verte. He comenzado a leer tu novela pero realmente llevo muy poquitas páginas. En cualquier caso, por lo que he podido ir viendo sobre este libro, me he hecho una idea bastante clara.
Lara M.- Bueno, poco a poco.
M.G.- Aquella primera novela, Por si se va la luz, te encumbró como autora revelación. No sé si aquella designación ha supuesto mucha presión para escribir esta segunda novela.
L.M.- A la hora de escribir no pero sí a la hora de publicar. Esta novela la escribí con toda tranquilidad. Sabía que estaba haciendo una cosa muy distinta pero es lo que me apetecía hacer en ese momento. No soy una fábrica de ideas ni de tramas, mi recorrido literario va por otro lado, me considero más orgánica, más de sensaciones, por eso, cuando veo algo claro, es lo que me planteo.
Durante el proceso de escritura de Piel de lobo me di cuenta de muchísimas cosas por las que podía sentir presión pero en ese momento no me pongo trabas. Por ejemplo, en esta novela el estilo es mucho más sencillo, también la temática era mucho más directa. En Por si se va la luz, como primera novela, quise abarcar muchas cosas aunque aparentemente no pasaba nada. Y sin embargo, en Piel de lobo cierro el foco muchísimo y solo hablo de Sofía y Rita, estas dos hermanas pero me sentía a gusto, me lo estaba pasando bien enfrentándome al nuevo reto de manera tranquila pero es verdad que cuando la terminé y me dieron fecha de publicación sentí mucho vértigo.
En el fondo esto es una carrera de largo recorrido y sé que voy a escribir pase lo que pase, pero claro te entra un poco el miedo porque, cuando alguien espera algo de ti, parece que tienes una responsabilidad, sabes que hay una cierta expectativa y eso me asusta un poco. Pero luego, te van llegando opiniones y sé que todo está bien.
M.G.- Y en relación a todas esas opiniones que vas recibiendo hay algo que me gustaría preguntarte. No hace mucho una escritora muy consagrada me dijo que la crítica no existe que ella solo se fijaba en las opiniones de los lectores. En tu caso, ¿qué piensas de la crítica? ¿Cómo canalizas las opiniones que no son tan positivas?
L.M.- Yo no tenía una idea preconcebida de esto pero este tema sí ha salido en otras entrevistas o presentaciones y me he dado cuenta que las críticas y las reseñas me afectan, claro que sí, tanto las buenas como las malas. A las malas no es que no le haga casos porque hay información que me puede resultar valiosa pero solo las leo una vez, tanto las malas como las buenas. Una vez y ya está. Sin embargo, sí leo muchas más veces los mensajes de los lectores, de aquellos que contactan contigo por Facebook, que ni siquiera los tienes como amigos y te cuentan lo que han sentido leyendo tu libro. Ahí me detengo mucho más porque eso tiene un deslumbramiento maravilloso. Y por otro lado, también están las críticas de los amigos, algunas malas, y a esas les das mucha más importancia e intentas entender por qué piensan eso, si tu libro tiene defensa o no ante sus argumentos. En resumen, con respecto a una crítica mala o buena dentro del mercado intento pasar muy por encima.
M.G.- Y la idea de escribir sobre estas dos hermanas, ¿de dónde nace?
L.M.- La idea surge de la familia, de mis ganas, mi necesidad o reto personal de querer enfrentarme a la familia como animal literario porque nunca lo había hecho. Mis personajes siempre han estado muy despojados de padres, madres, hermanos, hijos,... Eran muy libres. En esta ocasión he optado por enfrentarme a la familia no desde la felicidad sino desde las sombras porque me interesa como lugar desde el que salir, y no como un lugar derrotista. Así que decidí escribir sobre algo que tenía ganas de denunciar.
M.G.- En esta novela vamos a ver a dos hermanas que viven cada una por un lado y se reúnen para poner en orden la casa de su padre que ha fallecido hace un año. Al final por circunstancias de la vida comienzan a convivir. ¿Qué va a destapar esa convivencia?
L.M.- Lo va a destapar todo. El hecho de acudir a esa casa de la infancia supone para Sofía mucho de soledad. Es una casa que ya está desnuda de por sí, desnuda también de la gente que de pronto la habita. Sofía se desnuda frente a su cotidianeidad como si aquello fuera un campo de espinas. Ella se siente incapaz para la logística cotidiana y todo le resulta una amenaza o un peso. La convivencia con la hermana será alivio y desazón a partes iguales, pondrá en pie varias cosas como la lucha territorial que suele haber entre las mujeres en el ámbito doméstico, pondrá en pie lo que son, lo que son fuera y dentro del ámbito familiar. Y sobre todo pondrá en pie las sombras. La casa recoge a Sofía en una crisis. Rita que es la menor acude para ayudar a la hermana en esa crisis pero la crisis de Sofía desemboca en la crisis de Rita, que será mucho más antigua.
M.G.- En las dos novelas que llevas publicadas abordas las relaciones familiares, en ambas hay mucho del ser humano. Me pregunto si tus novelas suponen una labor de campo para intentar entender al ser humano o para indagar en la psicología del hombre.
L.M.- No lo hago de forma inconsciente, es verdad que me interesa mucho las relaciones entre las personas y que supongo que en mi día a día también analizo mucho los comportamientos o los sentimientos. A la hora de enfrentarme a una novela, de pronto es como un terreno virgen donde poner en pie todas mis inquietudes y donde indagar mucho, no con la conciencia de lo psicológico, porque siempre lo hago desde lo literario pero claro, lo literario es psicología, es sociología, es política...
M.G.- Y entre todas esas relaciones estableces una en concreto que es muy profunda y muy significativa, la de la madre con el hijo. Sofía tiene un hijo pero es una madre un tanto especial porque tiene ciertos altibajos, ¿no?
L.M.- Sí, el tema de los altibajos en la maternidad está muy en boga últimamente. Hay un libro que ha salido recientemente y que no me he leído todavía que se llama Madres arrepentidas de Orna Donath. Yo no soy muy de catalogar estas cosas pero está claro que hay días que nos cansamos de nuestros hijos como nos cansamos de nuestras parejas o de nuestro padre o de nuestra madre, hasta de nosotros mismos pero tendemos a demonizar ciertos sentimientos que son inevitables y muy naturales. Sofía no es una madre arrepentida y no es una madre que se esté cuestionando su maternidad. En todo caso se está cuestionando a ella misma, su individualidad, qué es lo ha hecho, qué es lo que es, a qué ha renunciado y no en pos de la maternidad porque realmente ella no tenía que renunciar a nada por ser madre. Sofía renunció a las cosas por pereza o desidia y ahora se encuentra sola con su hijo y se da cuenta que su hijo es lo único que tiene realmente, que está entre sus manos aunque a la vez su hijo depende absolutamente de ella. La carga de culpa y de desesperación por no encontrarse bien para darle al hijo todo lo que ella sabe que el niño necesita es un peso gordo pero no tiene nada que ver con la maternidad sino con lo complicado que es el papel de la madre.
M.G.- Y cumplir con lo estipulado socialmente y no tener un pensamiento negativo hacia un hijo o una hija porque entonces ya te etiquetan de mala madre.
L.M.- Claro. De todas formas, Sofía no tiene ese pensamiento negativo con Leo, lo que sí tiene es el cansancio pero no un sentimiento de rechazo hacia el niño en ningún momento. Lo que pasa, y esto sí lo denuncio en la novela, es que muchas veces nos empeñamos en toda la logística alrededor de los hijos, que esté bien, que coma bien, que el suelo esté limpio,... Y creo que, en realidad, a un niño lo alimentamos mucho mejor si nos tiramos cuatro horas jugando con él que si le damos arroz ecológico, pero estamos cargados de tanta exigencia y tantos parámetros sociales que nos olvidamos de la individualidad del niño.
M.G.- A medida que he ido leyendo, he ido descubriendo la personalidad de las dos hermanas. Me gustaría saber si cuando tú construyes los personajes, ¿los esbozas o ellos mismo se van modelando?
L.M.- Un poco las dos cosas. Normalmente suelo perfilarlos antes pero a grandes rasgos. Si coinciden conmigo en sexo, edad, condición,... suelo distanciarlos de mí para luego poder enfrentarme a ellos o volcarme en ellos según el caso pero, al principio me suelo sentir bastante ajena a ellos y poco a poco los voy comprendiendo más, cuando los echo a andar.
M.G.- Y en esa convivencia entre las dos hermanas, si no me equivoco, van a salir secretos familiares a flote. ¿Por qué funciona también el tema de los secretos en literatura? ¿Acaso por esa tendencia nuestra a la curiosidad, a saber del prójimo?
L.M.- A todo el mundo le motiva un secreto. También es normal que en literatura funcione bien porque dentro de todo lo técnico de una trama, en el fondo el secreto o el misterio activa un resorte de tensión que es interesante. Pero en este caso mi tensión era muy sutil porque, aunque esta novela también va de secretos y puede ser el motor de muchas cosas, no es el tema esencial, no es una novela que vaya solo de secretos sino de otras muchas cosas más. Pero sí que es verdad que ese secreto va tirando de un hilo, de una inquietud, de una incomprensión y al final terminas por encontrar algo. De todos modos, como digo, yo intenté trabajar desde la mayor sutilidad posible sin dar de comer a ese fuego del secreto a lo largo del libro porque me parece que en la vida real nos caen a veces los secretos como si fuera una maceta cuando vas andando por medio de la calle y tienes que convivir con ello.
M.G.- Antes has comentado que tu estilo es más directo en esta novela pero mantienes ciertas formas a la hora de escribir, vuelves a usar diferentes voces narrativas, vuelves a incluir diálogos dentro de la narración,...
L.M.- Respecto a los diálogos es que creo que no soy capaz de hacerlo de otra manera. Te lo digo de verdad. No sé si algún día volveré a poner un guión, una raya de diálogo que se llama, porque me resulta mucho más fácil hacerlo como lo hago. Creo que los diálogos es una de las cosas más difíciles que hay en lo narrativo y sacarlo en plan dramaturgia me hace sentir incómoda porque no me los creo. Por eso los meto dentro porque creo que mi escritura es muy rítmica o yo escrito muy a golpe de ritmo.
En Piel de lobo incluso voy un poco más allá. A veces he sacado al narrador y he dejado a los dos personajes hablando... No sé si se entiende o no pero he intentado hacerlo lo más directo posible. Técnicamente me motiva hacerlo así.
M.G.- Y vuelves a incluir referencias literarias en esta novela como ya hiciste en la anterior.
L.M.- En mis épocas de escritura más intensa es cuando más leo porque me motiva mucho leer para escribir. Cuando empecé a escribir esta novela me estaba releyendo las confesiones de Tsivietáieva porque me parece un símbolo bastante extremo la relación de María Tsivietáieva con sus dos hijas, la diferencia en el trato con una y con otra, como reivindicó su pasión y su poesía por encima de todo a pesar de la revolución, de la pobreza, del exilio,... cómo se quejó durante toda su vida de tener que limpiar, cocinar y cuando acababa el día sentarse con los ojos muertos a escribir o a traducir,... Y la parte de la historia con las hijas es muy escalofriante. A una la quiso mucho y a otra muy poco, a las dos las metió en un hospicio, una la sacó y a la otra no,... Es un ejemplo casi histriónico de esta dualidad de las dos hermanas que yo quería tratar.
M.G.- Y en cuanto al título, ¿qué me dices?
L.M.- Se desvela al final. Los lobos no hace falta que se disfracen de cordero porque, aunque vayan vestidos con su propia piel, nadie se escapa.
M.G.- No te quiero robar más tiempo pero la última pregunta. Antes trabajabas solo como editora free-lance ahora también lo haces para Caballo de Troya. ¿Cómo está resultando la experiencia?
L.M.- Es muy distinto. Yo sigo siendo editora free-lance y corrijo libros para editoriales pero nunca había tenido que tomar la decisión de qué se va a publicar. Acabo de cerrar el catálogo de Caballo de Troya con los libros que he elegido y que se publicarán en 2017. Y ahora estoy viendo lo complicado e intenso que es porque además hay mucha responsabilidad y muchas dudas al respecto. Ojalá los lectores y los autores disfruten tanto como estoy disfrutando yo ahora.
M.G.- Lara lo dejamos aquí. Espero que esta novela funciene como mínimo tan bien como la anterior.
L.M.- Muchas gracias.
M.G.- Hasta la próxima.
Y esto es lo que Lara Moreno nos contó. En breve os daré detalles de mis impresiones de la novela.
M.G.- Hasta la próxima.
Y esto es lo que Lara Moreno nos contó. En breve os daré detalles de mis impresiones de la novela.