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LA MALDICIÓN DE LOS MONTPENSIER de Francisco Robles.

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Resultado de imagen de LA MALDICIÓN DE LOS MONTPENSIER

Editorial: Algaida.
Fecha publicación:  octubre, 2016
Precio: 20,00 €
Género: Histórica.
Nª Páginas:400
Edición: Tapa dura con sobrecubiertas.
ISBN: 978-84-9067-688-2
[Disponible en eBook; 
puedes empezar a leer aquí

Autor

Francisco Robles es licenciado en Filología Hispánica y profesor de literatura, es además, un periodista de dilatada trayectoria en prensa escrita, radio y televisión. Actualmente destaca su labor como columnista de ABC y su participación en el programa radiofónico de Herrera en COPE. También es autor de más de una veintena de títulos sobre historia, literatura y tradiciones populares, así como de novelas como El aguador de Sevilla, una intriga histórica sobre la figura de Velázquez. Con La maldición de los Montpensier acaba de obtener el II Premio Internacional de Novela Solar de Samaniego.

Sinopsis

La enigmática muerte del escultor Antonio Susillo es el último eslabón de la cadena de maldiciones que sufrió la infanta María Luisa Fernanda de Borbón -hermana de Isabel II- desde que se estableció con su familia en el palacio de San Telmo de Sevilla, convertido en verdadera Corte Chica del reino de España durante una generación.

Su mirada femenina nos adentra en un siglo agitado y tumultuoso, plagado de revueltas, pronunciamientos y conspiraciones a los que algunos casos no fue ajeno su propio esposo, el duque de Montpensier, eterno aspirante al trono. Estas memorias apócrifas desvelan la clave de aquellos acontecimientos sucedidos en el siglo XIX y que sin embargo -como si de otra maldición se tratara- han marcado la historia de España hasta nuestros días.

[Biografía y sinopsis tomadas directamente del ejemplar]

************************************

Así suena La maldición de los Montpensier:




[Lectura de las páginas 13, 14 y 15;
música: Sinfonía nº 45 de Haydn]

En Sevilla, frente a los Jardines del Cristina y adosado a la orilla del Guadalquivir, se alzaun edificio de grandes dimensiones al que se le adivina amplios y extensos jardines. Se trata del Palacio de San Telmo, hoy día ocupado por la Presidencia de la Junta de Andalucía, que se caracteriza por una entrada principal con un bajo relieve que tendrá su mención en la novela, y una balaustrada lateral compuesta por esculturas de insignes personajes de la ciudad realizadas por Antonio Susillo.



El escultor será uno de los protagonistas de la nueva novela del periodista Francisco Robles, La maldición de los Montpensier, un protagonista apostado en la sombra y cuya misteriosa muerte da pie al desarrollo de una trama que navega por la Historia de este país, teniendo, ahora sí, a María Luisa Fernanda de Borbón, duquesa de Montepensier, como figura principal.

El Palacio de San Telmo ha tenido a lo largo de los años diversos usos.Tras su construcción en 1682, cobijó el colegio de la Universidad de Mareantes, donde los huérfanos de los marineros eran acogidos, de ahí el nombre que recibe, San Telmo, patrón de los navegantes. Posteriormente se instala en el edificio el Colegio de la Marina para pasar más tarde a manos de la Sociedad del Ferrocarril. No fue hasta 1849 cuando los duques de Montpensier se fijan en el inmueble, abandonado e infrautilizado, y deciden instalar en él su residencia.

Es en este edificio donde la trama de la novela arrancacon un hecho trágico que convulsiona a la ciudad. El cuerpo sin vida del escultor Antonio Susillo ha sido hallado sin vida junto a las vías del tren.¿Asesinato o suicidio? Corre el año 1986, el escultor deja atrás una trayectoria importante en cuanto a obras que adornan las calles de su ciudad natal, como la figura de Velázquez en la Plaza del Duque, la estatua de Daoíz en la Plaza de la Gavidia o el Cristo de las Mieles que figura en el cementerio, entre otras muchas. También deja una viuda, María Luisa Huelín, con la que se había casado un año antes. La muerte de Susillo en circunstancias que parecen contrarias a la fe, altera a la duquesa que inmediatamente toma las medidas oportunas para salvar a Susillo de la condenación. 

La maldición de los Montpensier, a través de sus cuatrocientas páginas, nos permite conocer a Antonio Susillo desde sus inicios, su estancia en París, sus matrimonios, sus desvelos, sus éxitos y sus diversos intentos de suicidio, abortados por un fiel amigo. No obstante, lo realmente importante en la vida del escultor esun secreto que gira a su alrededor y que parece ser la clave de su muerte, una sombra que cubre su existencia y de la que se irá dando veladas referencias a su debido tiempo.La muerte del escultor origina una investigaciónpor parte del inspector Cranio, encargado de interrogar a todos los que, de un modo u otro, conocían o tenían tratos con el escultor con objeto de esclarecer unos hechos luctuosos que no están suficientemente claros. Esta investigación otorga a la novela un ligerísimo toque policiaco que apenas tiene peso.

Porque lo que realmente supone el hilo argumental principal de la novela recae en el repaso a la Historia de España que la duquesa de Montpensier lleva a cabo al mismo tiempo que narra su vida desde su casamiento a los 14 años con Antonio de Orleans, hasta su muerte en 1897. La vida de la duquesa servirá para hacer un recorrido por una España que vio los problemas de sucesión de Fernando VII, pasando por las guerras carlistas y el reinado de Isabel II, una mujer casada con el peculiar Francisco de Asís y que saltaba de cama en cama en busca de un hombre que aliviara sus ardores. 

María Luisa Fernanda de Borbón vivió momentos muy tensos en su vida. Se vio envuelta y prácticamente abandonada en la revolución de las Tullerías. Tuvo que abandonar París y llegó, no sin ciertos obstáculos, a Sevilla donde el matrimonio fue acogido con los brazos abiertos.Pero su vida nunca fue tranquilaya que volvió a vivir revueltas en una ciudad por la que ella había hecho tanto y que terminó por volverle la espalda. Pasó un tiempo exiliada en Lisboa mientras las aguas volvían a su cauce para regresar de nuevo a Sevilla donde la muerte la encontró en 1897. 

Pero si en lo político lo tuvo difícil, con problemas incluso con su hermana, la reina Isabel II y su cuñado, en lo personal tampoco lo tuvo fácil. Tras su matrimonio con Antonio de Orleans, un gabacho con el que al principio ni se entendía, por desconocer el francés una y el español otro, la duquesa tuvo nueve hijos yla desgracia la persiguió hasta en siete ocasiones pues veía atónita como la muerte le arrebataba un hijo tras otro, incluida la propia María de las Mercedes a quien casó por poco tiempo con Alfonso XII. 

La maldición de los Montpensier nos hablará de todo esto ymuchísimo más, retratando la España de la época y mostrándonos a una mujer, la duquesa, que parece no encontrar su sitio en ninguna parte, y que se quejaba de no ser querida allá donde iba.Este hilo, profundo y denso, es el que enmarca la novela dentro del género de histórica y, a mi juicio, es desde este prisma desde el que tenemos que comprenderla, más allá de que se construya en paralelo una historia misteriosa con un secreto y una maldición. No obstante, es cierto que a mí todo lo acontecido alrededor de la muerte de Antonio Susillo me ha parecido de sumo interés y me hubiera gustado mucha más profundidad en ese hilo, frente a toda la narración histórica que, en ocasiones, tan prolija en detalles y datos, resulta  un tanto densa. 

Por otra parte, uno de los puntos fuertes de la novela, al margen por supuesto del recorrido histórico al que nos obliga la duquesa y que, sin duda, es fundamental para entender nuestra Historia, es la ambientación. Francisco Robles conoce muy bien la ciudad de Sevilla, la de ayer y la de hoy, y es una delicia ver la recreación que hace de esta tierra, haciéndonos pasear por sus calles y rincones. También resulta muy interesante recorrer los pasillos y las estancias del mismo Palacio de San Telmo, un edificio que hoy en día se puede visitar y que yo os recomiendo si tenéis oportunidad.Tanto de la ciudad como del inmueble, el autor es generoso en las descripciones  así como en los acontecimientos que ocurrieron en la misma. Aporta a su vez destacadas anécdotas que comienzan con el nombre del mismo escultor pues originariamente no se apellidaba Susillo. Continúa haciendo referencias a hechos insólitos relacionados con las cofradías de esta ciudad, aludiendo a los escarceos de la reina Isabel II, permitiendo que Alejandro Dumas haga una especie de cameo y enseñando lugares míticos de Sevilla  como la taberna El Rinconcillo, que aún sigue en pie, o el teatro San Fernando, del que ya no queda absolutamente nada. Este paseo por Sevilla es especialmente significativo para los lectores sevillanos pues en nuestros oídos aún resuenan los ecos de aquello que fue antaño y que dejó paso a la ciudad de hoy. Siempre me ha parecido curioso conocer cómo era Sevilla antes, qué edificios se levantaban, qué nombres tenían las calles anteriormente, o cómo era la vida en unos años lejanos. Una pizca de todo esto podemos encontrar en esta novela. 

 



La prosa de Francisco Robles dibuja volutas en el aire, especialmente en el primer capítulo, en el que encontramos un estilo lleno de requiebros que bajo mi punto de vista muestra elegancia y el porte de antaño cuando la lengua tenía cadencia y señorío. Cierto es que, como lectora, me costó adaptarme a una forma de expresión que ralentizaba mi lectura pero fue una impresión inicial pues, en los capítulos venideros, la prosa se suaviza, se vuelve maleable y accesible, sin perder de vista la poesía.

Llegando al desenlace de la novela hay un pasaje que me ha resultado trazado con inteligencia. Se trata de un artículo periodístico relativo a la muerte de Susillo que desgrana una serie de motivos y razones que bien podrían justificar su fallecimiento. Pero, lo verdaderamente curioso de este artículo es la manera en la que el autor consigue que diversos lectores se hagan eco de esta información. El lector podrá, casi simultáneamente, conocer las reacciones y pensamientos de algunos protagonistas de la novela, ya sean principales o secundarios, y esta forma de plasmar la escena, casi de manera cinematográfica, me ha parecido brillante.

La maldición de los Montpensier se compone de dieciséis capítulos con un título que nos adelantan en parte el contenido de los mismosy que figuran a su vez seccionados en bloques que se van alternando, sin seguir un patrón preciso, entre uno y otro hilo narrativo, entre la narración de la duquesa que hace repaso a su vida y a los acontecimientos de un país y las pesquisas del inspector Cranio, quien intenta resolver el motivo por el que Antonio Susillo se suicidó. Ambos hilos transcurren a un ritmo diferente. Mientras que la narración de la duquesa salta de un suceso a otro, pues hay que resumir más de cincuenta años de Historia, la investigación de Cranio avanza con lentitud pues apenas abarca una breve extensión de tiempo.

Por otra parte, habrá un claro juego de voces narrativas. Aquello que atañe más directamente a la vida de la duquesa será narrado en primera persona, en su propia voz, para ofrecernos una óptica intimista y personal. Sin embargo, y dado la perspectiva histórica, hay pasajes que requieren de un narrador omnisciente que nos permita una visión total y globalizada. 

Para concluir solo puedo decir que la lectura de La maldición de los Montpensier me ha parecido agradable, instructiva y amena. No negaré que inicialmente me costó adaptarme al estilo narrativo, así como a la disposición de los sucesos, pero una vez embarcada en la lectura empecé a sentirme más cómoda y confortable. Por otra parte, y tal y como he comentado antes, hay ciertos pasajes históricos que me resultaron más densos pero también he disfrutado leyendo sobre mi ciudad, conociendo cómo era entonces y cómo vivió ciertos acontecimientos. A su vez, también me ha gustado mucho acercarme a la duquesa de Montpensier, ver su lado más humano y comprender su dolor por la pérdida de tantos hijos.

Por todo ello, sí recomiendo la lectura de esta novela, especialmente si te gusta bucear en el pasado, si te agrada la novela histórica pues en La maldición de los Montpensier vas a encontrar un repaso a casi un siglo de Historia que vendrá salpicado por el misterio de la muerte del escultor Antonio Susillo.

Os dejo con un fragmento de la novela, uno especialmente emotivo que refleja la tristeza de la duquesa en una ciudad en la que parece que todo es alegría:

La séptima hija que se me iba de este mundo. ¿Qué he hecho mal, Dios mío? A los diez meses de la muerte de Mercedes. Era el mes de abril, y Sevilla resplandecía. Eran los días de la Feria, con sus casetas y sus castañuelas, con sus pianos y sus cantes, con sus manos alzadas al aire, sus bailes y el olor de la manzanilla; la alegría en los rostros de los que extrañan ese sentimiento, y los músculos de la cara no responden al principio, se obstruyen porque no están acostumbrados a reír de esa manera, como me pasa a mí ahora mismo, como me pasó en los últimos veinte años de mi vida, o en los treinta, o quién sabe si a lo largo de toda mi existencia, porque siempre nos engañamos para no asumir que la vida es un abismo de lágrimas, un fracaso continuo, una ilusión que se desvanece cuando entra en contacto con la realidad de los días. [Pág. 381]


 

[Algunas imágenes e ilustraciones tomadas de Google]

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