Editorial: Duomo Editorial.
Colección: Nefelibata.
Fecha publicación: octubre, 2016
Precio: 19,80 €
Género: Narrativa.
Nª Páginas: 448
Edición: Rústica con solapas.
Nª Páginas: 448
Edición: Rústica con solapas.
ISBN: 978-84-16261-92-5
[Disponible en eBook:
puedes leer el primer capítulo aquí]
Autor
James Runcie es un galardonado director cinematográfico y autor de siete novelas, entre ellas El secreto del chocolate, The Colour of Heaven, Canvey Island y East fortune. Es también el director artístico del festival literario de Bath. Ha trabajado como realizador de documentales en la BBC, Channel 4 e ITV. Las novelas de la serie Los misterios de Grantchester se han convertido en una exitosa producción televisiva internacional. Actualmente vive en Edimburgo con su mujer y sus dos hijas. Duomo publicará próximamente el segundo libro de esta serie.
Sinopsis
Un nuevo héroe irrumpe en el mundo del crimen, con la astucia de Agatha Christie y la ironía del Padre Brown.
En la pequeña y aparentemente idílica localidad de Grantchester, cerca de Cambridge, Sidney Chambers, un vicario poco convencional, no se ocupa solo de las almas de sus parroquianos, sino también de sus secretos. Joven, atractivo, amante del jazz y exsoldado atormentado por los recuerdos de la guerra, tiene una innata pasión por la investigación.
Cuando una serie de inquietantes casos trastornan la paz de Grantchester, Sidney decide ayudar al inspector Keating a resolverlos, logrando penetrar en los corazones y misterios, allí donde la policía no puede llegar.
En este primer libro de la serie Los misterios de Grantchester, James Runcia sumerge al lector en una seductora atmósfera de los años cincuenta, con casos apasionantes y giros inesperados en una trama de ritmo absorbente.
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Así empieza Sidney Chambers y la sombra de la muerte:
[Lectura de las páginas 11 y 12; capítulo La sombra de la muerte;
Música de Billy Hollidays That Ole Devil Called Love]
Apenas acostumbro a ver televisión. Soy bastante selectiva al respecto y me da mucha pereza ponerme a buscar algo que me resulte de interés. No obstante, en uno de esos paseos por los diversos canales televisivos, mando en mano, me topé con un sacerdote rubio, de piel lechosa y cara pecosa. Era Sidney Chamber, el vicario de Grantchester, una localidad cercana a Cambridge donde todo el mundo se conoce y la vida aparentemente parece discurrir sin grandes sobresaltos. Fue de este modo como descubrí esta serie británica que lleva por título precisamente Grantchester. Por entonces desconocía que estos episodios estaban basados en una saga literaria del autor James Runcie, The Grantchester Mysteries pero, por suerte, el mundo bloguero me descubrió que la editorial Duomo había publicado en España la primera entrega de esta serie, Sidney Chambers y la sombra de la muerte y caí rendida.
En primer lugar, y aprovechando que ya lo menciona la sinopsis, la lectura de este libro te incita a establecer algún tipo de conexión con los libros de Agatha Christie. Esto en ningún momento me ha supuesto un obstáculo sino todo lo contrario porque si hay algo que siempre me funciona son los libros de Christie. Para mí son como un bálsamo, una pócima que cura esos estados anímicos caracterizados por el desánimo, la nostalgia, la melancolía, la desgana,... En esos momentos, solo me apetece adentrarme en una lectura sencilla, con algún punto de misterio y suspense, que me transporte a parajes en los que la vida suele ser tranquila y existe una atmósfera de felicidad contendida. Y esto es precisamente lo que me ofrece los libros de Agatha Christie, lo mismo que me ha ofrecido esta primera entrega de Los Misterios de Grantchester, y por eso he disfrutado tanto.
Pero para empezar, os hablaré de su protagonista. Sidney Chambers es un joven vicario de unos treinta años. Alto, esbelto, apuesto, ojos de color castaño, amable sonrisa, «amante de la cerveza caliente y el jazz, entusiasta jugador de críquet y ávido lector» (pág. 12), son algunas de las cualidades que lo describen. Tan solo debería dedicarse a sus labores clericales y al cuidado de su rebaño, una pequeña congregación de fieles que no suelen darle muchos problemas hasta que, sin comerlo ni beberlo, se ve envuelto en la investigación de un asesinato. La muerte del abogado Stephen Staunton destapará un crimen de carácter pasional que a priori parece un suicidio. No obstante, una agenda en la que figuran unas iniciales y sobre todo, las sospechas de la que fue su amante terminarán por abrir una investigación policial y descubrir la verdadera causa de la muerte del abogado.
A partir de esta investigación, Sidney unirá sus pasos a los del inspector Geordie Keaton, con quien acostumbra a jugar una partida de backgammon en The Eagle los jueves por la tarde mientras degustan alguna pinta de cerveza amarga. El asesinato del abogado, episodio que lleva por título La sombra de la muerte, dará paso a otros cinco más donde el vicario tendrá que resolver cuestiones como el robo de un anillo, el robo de un cuadro de valor incalculable, o la muerte de unos ancianos, la hija de un mafioso o de un aristócrata mientras interpreta el papel de Julio César en una obra de teatro.
A lo largo de cada uno de los episodios, todos ellos con su correspondiente título, el lector podrá ir vislumbrando el carácter y la personalidad de Sidney Chambers, un joven soltero, que no tiene prisas en contraer matrimonio aunque anda enamorado y que de vez en cuando siente remordimientos pues las horas que dedica a la investigación de los casos resta tiempo y dedicación a su labores clericales. Sin embargo, su colaboración en los casos es imprescindible pues él consigue información a la que la policía no tendría acceso. Testigos y criminales se sienten más cómodos a la hora de desvelar sus secretos si están ante alguien con alzacuellos.
Otra de las cualidades que caracterizan al personaje es su humanidad. Aun siendo un hombre de profundas creencias religiosas, su fe se tambalea en ocasiones al plantearse diversas cuestiones para las que no tiene respuestas. Al haber participado en la última guerra europea -las historias se sitúan en la década de los 50- ha tenido que enfrentarse a situaciones realmente duras y percibimos cómo esas experiencias han moldeado su carácter. Los sonidos de la guerra aún resuenan en sus oídos y ahora que tiene que enfrentarse con asesinatos de toda índole y condición vuelven a su mente las dudas sobre la existencia de Dios. Bajo ese prisma creo que Runcie construye un personaje muy real y creíble, con luces y sombras que no oculta sus debilidades.
Y Sidney Chambers no será el único personaje al que veremos pasear por estas páginas. Ya he comentado que unirá sus pasos al inspector Keaton con quien le gusta departir sobre lo divino y lo humano delante de una cerveza. Con quien no le gustará hablar mucho será con la señora Maguire, su ama de llaves, una mujer con la que no se lleva excesivamente bien, digamos que ambos simplemente se soportan. En segundo plano, y entre otros personajes secundarios, estará el ayudante Leonar Grahman, un joven que tiene poco protagonismo y del que, tras haber visto la serie, me esperaba más. Realmente es un personaje muy interesante que se explota poco pero que abre uno de los grandes temas que se trata en la novela, la homosexualidad, una cuestión que sale a la luz en más de una ocasión y que nos permitirá conocer qué opinan sobre ella cada uno de los personajes. Y no olvidemos a su perro Dickens.
Pero si hay un personaje de carácter secundario en la novela que tiene gran importancia ese será Amanda Kendall, una joven de buena familia y vida ociosa. Entre Amanda y Sidney parece que nace el amor pero la relación no termina de germinar. Hay mucha contención por parte de los dos personajes, probablemente porque pertenecen a mundos distintos pero también por la aparición de terceras personas que lo hacen todo más difícil. En cualquier caso, todo apunta a que esta relación seguirá adelante en las próximas entregas y la verdad es que me gustaría que llegara a buen puerto.
La localidad de Grantchester y Londres serán los únicos escenarios. No tienen un gran protagonismo aunque el pequeño pueblo sí contribuirá a construir una atmósfera rural que gira alrededor de los personajes y de las historias, esa campiña inglesa que tanto me gusta encontrar en los libros, con sus picnics y sus baños en el rio.
Estructuralmente, esta entrega cuenta con seis casos independientes, siempre con presencia de los personajes principales,por lo que, en realidad, puedes leerlos en el orden que prefieras. De todos modos, y en estos casos, yo siempre recomiendo leerlos siguiendo la estructura natural porque de este modo apreciarás mejor la evolución en la vida de los personajes. Y aunqueno es un libro de carácter reflexivo, puedes encontrar algunas de las meditaciones de Sidney, siempre sobre cuestiones importantes como la que os dejo aquí, que me ha parecido hermosa y cargada de razón:
«El secreto de la felicidad consistía en concentrarse en lo que uno tenía a su alrededor».[Pág. 100]
Serán historias sencillas, escritas en tercera persona, donde principalmente hallaremos asesinatos, muertes, suspense y misterio, pero no puedo decir que sea un libro que se caracterice por su ritmo trepidantey por su capacidad de atrapar al lector entre sus páginas de una manera irrefrenable. En cualquier caso, sí es un libro que se lee con mucho agrado, con una gran abundancia de diálogo lo que confiere muchísima rapidez a la lectura. Prácticamente no hay narración, como digo, algunas reflexiones del vicario en relación a las investigaciones que lleva, la posición de la Iglesia, los recelos y rencillas que existen en su seno, la existencia de Dios, el amor o las peculiaridades del ser humano.
En definitiva, me ha gustado leer esta primera entrega de Los Misterios de Grantchester.Como ya he comentado, me ha resultado una lectura amena y entretenida, muy propicia para esos días en los que queremos algo sencillo pero que nos evada de la realidad, así que, en lo que a mí respecta, intentaré seguir con las restantes entregas y por lo que ya sé, Duomo prepara el lanzamiento del segundo volumen que llevará por título Sidney Chambers y los peligros de la noche. Ni que decir tiene que la serie también merece mucho la pena.
Agradezco a la editorial el envío del ejemplar.
[Algunas imágenes e ilustraciones tomadas de Google]
Retos:
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