Año: 2001.
Nacionalidad: Francesa.
Nacionalidad: Francesa.
Director: Laurent Tuel.
Reparto: Karin VIard, Charles Berling, Ludivine Sagnier, Camille Vatel, Alexandre Bongibault, Aurélien Recoing,...
Género: Intriga. Terror.
Sinopsis: Marianne y Jacques llevan una existencia aparentemente tranquila junto a sus dos hijos en un gran apartamento parisino, sin conocer la tragedia que allí tuvo lugar. Un día en que Marianne se encuentra sola, recibe la visita de una siniestra pareja de ancianos, que dicen haber vivido en el apartamento cuando eran niños. Desde ese momento, empiezan a suceder extraños acontecimientos: los hijos de Marianne comienzan a comportarse de forma diferente, las puertas se cierran solas, la niñera sufre un accidente, y Jacques experimenta violentos accesos de cólera que dan paso a crisis de angustia. Por si fuera poco, Marianne experimente fantasías y miedos que la llevan al borde de la locura...
Llegué a esta película por pura casualidad. Rebuscando entre viejos títulos me encontré con esta cinta del año 2001 y de la que jamás había oído hablar.
La historia se inicia con un plano superior sobre la imagen de un señor sentado en un banco en el parque, leyendo un periódico en el que se recoge la noticia de un incendio en el que perece toda una familia. Fundido en negro y flashback.
La sinopsis recoge bastante bien la trama de esta película que, de primera hora, nos presenta una familia feliz, un matrimonio con dos hijos pequeños. Sin embargo, una extraña visita desata una serie de acontecimientos de naturaleza poco común: los niños susurran misteriosamente entre ellos, hablan en sueños, las puertas se cierran con llave, suicidios, alucinaciones, pesadillas,... Toda un retahíla de sucesos que sería un magnífico campo de cultivo para Iker Jiménez.
Pero el director no nos lo da todo hecho pues hay algunos acontecimientos del pasado de la familia que no se explican con claridad sino que a través de breves fotogramas, el espectador tiene que llegar a deducir la parte de información que no se nos desvela.
Todo esto origina que la madre y el padre comiencen a perder los estribos, y a derivar en un comportamiento irracional, con escenas que algunos casos no tienen mucho sentido.
Los niños son elementos de uso recurrente cuando del género de terror o suspense se trata. Son múltiples las películas que tienen como malvados protagonistas a infantes o adolescentes. Se me viene a la memoria la tan conocida Los chicos del maíz, El pueblo de los malditos de la que se han hecho varias versiones (1960, Wolf Rilla; 1963, Anton Leader; 1995, John Carpenter) todas ellas basadas en la obra de John Wyndham titulada The Midwich Cuckoos, y por supuesto una que descubrí hace unos años filmada en 1976 y dirigida por Narciso Ibañez Serrador, ¿Quién puede matar a un niño?, basada en la novela de Juan José Plans. Películas de este estilo hay muchísimas.
Pero si hay una cinta con la que Juego de niños guarda especial similitud es sin duda con Otra vuelta de tuerca, de la que también hay variadas versiones, basada en la muy conocida The turn of the screw de Henry James, donde los niños también sacan su lado más tenebroso, influenciados por adultos poco recomendables.