Editorial: Anaya. Infantil y juvenil.
Fecha publicación: octubre, 2016
Precio: 16,00 €
Género: Cuento ilustrado.
Nª Páginas:80
Edición: Cartonado.
Nª Páginas:80
Edición: Cartonado.
Autor
Hans Christian Andersen, el más célebre autor danés, nació en Odense en 1805 y vivió una infancia de pobreza y abandono. A los 14 años se fugó a Copenhague. Trabajó para Jonas Collin, director del Teatro Real, que le pagó sus estudios. Aunque desde 1822 publicó poesía y obras de teatro, su primer éxito fue Un paseo desde el canal de Holmen a la punta Este de la isla de Amager en los años 1828 y 1829, un cuento fantástico que imita el estilo del escritor alemán E. T. A. Hoffman. Su primera novela, El improvisador, o Vida en Italia (1835), fue bien recibida por la crítica, y publicó un libro con cuatro cuentos de hadas. Viajó por Europa, Asia y África y escribió muchas obras de teatro, novelas y libros de viaje. Sus más de ciento cincuenta cuentos infantiles le establecieron como uno de los grandes autores de la literatura mundial. Su obra abrió nuevas perspectivas tanto de estilo como de contenido, por su innovador empleo del lenguaje cotidiano y expresiones de los sentimientos e ideas que previamente se pensaba que estaban lejos de la comprensión de un niño. Entre sus famosos cuentos se encuentran El patito feo, El traje nuevo del emperador, La reina de las nieves, Las zapatillas rojas, El soldadito de plomo, El ruiseñor, El sastrecillo valiente y La Sirenita. Sus cuentos han sido traducidos a más de ochenta idiomas y han sido adaptados a obras de teatro, ballet, películas y obras de escultura y pintura.
Sinopsis
Gerda y Kay son muy amigos, se quieren como hermanos. Son vecinos y les encanta jugar juntos. Un día de invierno, mientras los copos de nieve forman figuras al caer sobre el cristal de la ventana, la abuela de Kay les habla de la reina de las nieves, hermosa y blanca.
Esa misma noche, mientras Kay observa cómo cae la nieve, un copo grande se posa en la ventana, transformándose en la reina de las nieves. Desde ese momento Kay no vuelve a ser el mismo, hasta que un día desaparece en un trineo conducido por la propia reina. Será entonces cuando Gerda comience a buscarlo, incansable, pero no será tan fácil hallarlo.
[Biografía y sinopsis tomadas directamente de la web de la editorial]
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Asomarse a un cuento de vez en cuando es una forma de regresar a nuestra infancia. Estoy convencida de que todos, tanto los que aún seguimos enganchados a la lectura como los que dejaron de lado los libros, hemos leído cuentos de pequeños o bien los hemos escuchado antes de irnos a dormir. En mi caso, tengo fresco en mi memoria el recuerdo de mi madre contándome el cuento de Garbancito, con canción incluida, que hasta la fecha yo pensaba que era invención suya y no es así, la canción existe realmente.
La cuestión es que, cuando vi esta preciosa edición de La reina de las nieves publicado por Anaya me entró morriña de mi infancia. Este cuento de Hans Christian Andersen, por extraño que pueda parecer, me era totalmente desconocido por lo que me apetecía mucho descubrirlo aunque, para ser sincera, también tenía mis reparos debido a una experiencia vivida hace algunos años, con una antología ilustrada de cuentos infantiles editada por Galaxia Gutenberg que me regalaron los Reyes Magos. Aquel grueso volumen recogía los cuentos más conocidos de Andersen y otros cuentistas pero, más allá del recuerdo que tenía de ellos, me topé con unas narraciones que, en cierto modo, encerraban algún tipo de crueldad y me sobrecogió pensar que aquellos cuentos los había leído de pequeña sin percibir lo que esos momentos me llegaba con la lectura. Entendí entonces que, al igual que ocurre con las novelas, lo que uno lee a una edad varía tangencialmente si lo releemos siendo más mayores. Nuestra percepción cambia debido a la inocencia o la falta de una lógica desarrollada.
La reina de las nieves se inicia con un microcuento que, en apariencia puede resultar independiente del resto de la historia. Se trata de una introducción que nos ayudará a comprender lo que ocurrirá después y que narra cómo unos trols construyen un espejo de curiosas propiedades, capaz de transformar en nada todo lo bueno y bello que se reflejaba en él, desapareciendo de inmediato, mientras que lo malo y lo feo resaltaba y se volvía aún peor. Divertidos por los efectos que se consiguen gracias al espejo, deciden elevarlo a los cielos y usarlo con Dios y los ángeles pero en el ascenso el espejo cae sobre la Tierra haciéndose añicos. Miles y millones de pequeñas partículas del espejo volarán por los aires colándose en los ojos y en los corazones de los hombres y obrando el misterio efecto que, en su totalidad, conseguía el espejo, es decir, distorsionar la realidad, eliminando lo bello y acentuando lo malo.
Esta introducción dará pie la historia de dos niños, Kay y Gerda, muy amigos, casi hermanos, a los que le gusta pasar las horas juntos. Un día el cariñoso y amable Kay siente que algo se le introduce en el ojo y a partir de ese momento sufrirá una extraña transformación que Gerda no consigue comprender. Poco después Kay verá a una hermosa mujer -la reina de las nieves- y decide marcharse con ella, será entonces cuando Gerda, angustiada por la ausencia de su querido amigo, emprende un viaje para buscarlo y traerlo de nuevo a casa. Durante el viaje, vivirá experiencias llenas de magia y conocerá a gente de toda condición.
Si hay que buscar la función moralizante o instructiva del cuento se podría destacar la lucha entre el bien y el mal. Los trols se divierten haciendo trastadas y maldades e incluso pretenden burlarse de los ángeles y de Dios. Además surgirán unos bandoleros que inicialmente no tienen muy buenas intenciones aunque luego la cosa cambiará. Por otro lado, Kay y Gerda representan inicialmente la pureza de corazón y la inocencia, una pureza que se corrompe en el caso de Kay pero el valor de la amistad y el amor conseguirá restaurar la bondad del pequeño niño y al igual que en el caso de La bella durmiente de los hermanos Grimm, en el que la hermosa princesa despierta de su letargo con un beso de amor, Gerda conseguirá con otro acto de amor rescatar a Kay. Así pues, La reina de las nieves pone el énfasis en el poder el amor y en la pureza del corazón como instrumentos para vencer al mal.
No obstante hay otros mensajes disgregados a lo largo de las casi ochenta páginas que conforman esta edición. Me hizo gracia encontrarme con unos cuervos que son muy previsores y piensan en su porvenir o con un reno bastante egocéntrico y que da más importancia a lo suyo que a lo de los demás porque, en La reina de las nieves, los animales que están muy humanizados y no es difícil encontrar en ellos virtudes o defectos de las personas.
Con unas bellísimas ilustraciones que corren a cargo de Óscar T. Pérez, en la contraportada del libro figura la siguiente cita de Ana María Matute:
«Para mí La reina de las nieves tiene algo maravilloso y es que, a medida que vas creciendo, lo vas entendiendo más».
Esta reflexión casa muy bien con lo que os comentaba al principio, con la percepción que tenemos de un cuento cuando lo leemos de niños o cuando lo leemos de adulto. Parecen dos historias distintas y por eso, cuando releo un cuento, no me queda muy claro si la historia es realmente apta para los niños, probablemente porque yo, en mi edad adulta, soy capaz de extraer otros mensajes muchos más sustanciosos que los que extraen los pequeños de la casa. Pues esto es lo mismo que me ha ocurrido con La reina de las nieves, cuya historia tiene más profundidad de lo que a priori se puede uno imaginar. En cualquier caso, siendo un cuento con tanta magia y tanta fantasía, donde los animales tienen capacidad para pensar, hablar, o sienten y sufren, así como el sol o las flores, los niños lo disfrutarán muchísimo, siempre y cuando cuenten con una edad adecuada, entre ocho y diez años.
Escrito en tercera persona, La reina de las nieves se estructura en diversas partes que a su vez son denominadas cuentos en vez de capítulos y ha sido editado infinidad de veces e incluso llevado al cine. Si no me equivoco, una de las últimas adaptaciones que podemos encontrar es Frozen de Walt Disney.
Aunque hay pasajes y situaciones que me han resultado muy curiosas para que las lea un niño, no ha dejado de ser bonito leer este cuento, máxime cuando cuenta con estas ilustraciones tan hermosas y que refuerzan sin duda el texto. Así que, tanto si tienes niños pequeños en casa como si no, esta edición de Las reinas de las nieves supone una pequeña joya, primero por ser un cuento de unos de los más famosos narradores de historias infantiles, y por otro, por las preciosas ilustraciones con las que cuenta esta edición de Anaya. Una maravilla.