Javier Castillo creció en Málaga, se diplomó en empresariales y estudió un Máster en Dirección de Empresas. Actualmente trabaja como consultor de finanzas corporativas. Escritos de relatos cortos desde la adolescencia. El día que se perdió la cordura es su primera novela y un éxito comercial en internet, haciendo permanecido durante más de 365 días en la lista de bestsellers de Amazon con más de 40.000 ejemplares vendidos. La prensa nacional se ha hecho eco del fenómeno y El Mundo lo ha calificado como el chico del tren.
«A veces el destino nos pone a prueba para que sepamos que existe».
Centro de Boston, 24 de diciembre. Un hombre camina desnudo con la cabeza decapitada de una joven. El doctor Jenkins, director del centro psiquiátrico de la ciudad, y Stella Hyden, agente de perfiles del FBI, se adentrarán en una investigación que pondrá en juego sus vidas, su concepción de la cordura y que los llevará hasta unos sucesos fortuitos en la misteriosa localidad de Salt Lake diecisiente años atrás.
Con un estilo ágil lleno de referencias literarias -García Márquez, Auster, Orwell o Stephen King- e imágenes impactantes, Javier Castillo construye un thriller narrado a tres tiempos que explora los límites del ser humano y rompe los esquemas del género del suspense. Amor, odio, destino, extrañas prácticas, intriga y acción trepidante inundan las páginas de una novela que se ha convertido en todo un fenómeno editorial antes de su publicación en papel.
[Biografía y sinopsis tomadas directamente del ejemplar]
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Cuando llega a tus manos una novela con un título tan sugerente o empiezas a leer una sinopsis con una escena tan brutal, inmediatamente te urge la necesidad de comenzar a leer. Creo que a todos nos gustan esos inicios impactantes, que nos enganchan desde primer momento y eso es lo que precisamente nos ofrece la novela de Javier Castillo, El día que se perdió la locura, una novela con la que debuta en largo recorrido, que viene avalado por el sello Suma de Letras, y que, una vez leída, os puedo asegurar que es especialmente entretenida.
Javier Castillo estuvo por aquí hace unos días y aprovechamos para sentarnos a charlar con él, con este debutante que tiene ganas de más y que confiesa no querer parar después de los buenos resultados que su novela está cosechando.Ímpetu se le nota desde el primer momento en que empieza a hablar de su novela. Esto es lo que nos contó.
Marisa G.- Javier, pregunta de rigor. Después de pasar por Amazon, publicas en papel con un sello como Suma de Letras, ¿qué tal?
Javier C.- Pues muy motivado. Es espectacular. En mi caso no me lo esperaba. En realidad yo publiqué en Amazon para mí pero llegó Suma y me fichó. No me lo podía creer porque además Suma para thrillers es lo más.
M.G.- Pero es que además tuviste la oportunidad de elegir entre varias editoriales, ¿no?
J.C.- Sí pero la que más encajaba para mi novela era Suma.
M.G.- Y primero pasaste por Amazon que estuviste...
J.C.- 540 días entre los diez o quince más vendidos. Lo que pasa es que firmé con Suma cuando llevaba unos nueve meses. Siguió online un tiempo y hace unos siete u ocho meses que se retiró.
M.G.- Amazon está resultando ser una plataforma de la que se están sirviendo muchas editoriales.
J.C.- Es el filtro del mercado. Si tienes una historia que en Amazon tiene mercado es muy probable que también lo tenga fuera de la plataforma.
M.G.- ¿Tú tenías muy claro que ibas a subirlo a Amazon?
J.C.- No, no, al contrario. En principio, escribí esta novela para mí pero cuando la acabé y la releí, pensé que podría ser un libro para una editorial. Ese día lo imprimí cuatro veces, la envié a cuatro editoriales distintas y ese mismo día me dijeron que iban a tardar como un año y pico en responderme. Era mucho tiempo, así que decidí subirla a Amazon. A las dos semanas ya estaba entre los diez más vendidos. Eso es un subidón porque, entre casi un millón de libros que hay en Amazon, estar entre los diez más vendidos, es como una locura. Yo veía mi libro justo un paso por encima de Ken Follet... ¡No podía ser! Pensé que la gente se había equivocado comprándolo.
M.G.- (Risas) Te han confundido con otro.
J.C.- ¡Claro! Hay otro Javier Castillo por ahí. (Risas). Pero no, no,... siguió en esa posición y se mantuvo esos 540 días.
J.C.- Efectivamente.
M.G.- Pero ¿cómo se hace eso? Yo soy incapaz de concentrarme en un transporte público.
J.C.- Es que no tengo tiempo para nada. Cuando llego por la noche a casa prefiero hacer vida de familia porque si no, nos vamos a divorciar (risas). Y el único tiempo que tenía para mí era el trayecto en el tren. Había días en los que escribía más o con más facilidad y días en los que te tocaba al lado una familia que va al aeropuerto, cargado de maletas y se te ponen encima.
M.G.- Pero esos trayectos además no deben ser muy largos, ¿no?
J.C.- Unos 45 minutos. Te da tiempo a concentrarte un poco y a escribir setecientas palabras más o menos.
M.G.- Debes tener una capacidad de concentración alucinante. En cualquier caso, la novela empieza con una escena impactante, con ese hombre desnudo cubierto de sangre que porta una cabeza de mujer en las manos. Entiendo que esa es la escena que da pie a toda la novela, ¿o esa escena se crea después?
J.C.- No, esa es la escena que da lugar a todo. Yo quería escribir una novela y andaba pensando en la historia. Pero una noche soñé con esa escena y decidí que ese sería el punto de partida. Me pareció una escena inicial muy buena para hilar una trama detrás.
M.G.- Pues vaya sueño... ¡qué miedo!
J.C.- Un sueño totalmente de preocuparme. Yo llamé al psicólogo ese día (risas).
M.G.- (Risas). Y realmente construyes un argumento totalmente complejo en el que involucras a varios personajes, hay muchos tintes psicológicos. Es una historia que tiene sus orígenes en el pasado y sus consecuencias en el presente.
J.C.- Exacto.
M.G.- Pero, a partir de esa escena inicial, ¿cómo vas hilando la historia?
J.C.- Yo siempre he escrito relatos cortos, un género en el que tienes muy poco tiempo para contar una trama complicada. Esos relatos que yo escribía siempre empezaban in media res, justo en mitad de la historia, y contaba un poco hacia delante y un poco hacia atrás. Así que he cogido mucha soltura escribiendo así y eso es lo que he hecho en la novela. Tardé seis meses en planificar la historia usando un archivo Excel, conectando unos capítulos con otros, o un personaje con otro. En cuanto tuve la historia construida, me dispuse a escribirla.
M.G.- Pero cuando tenemos una novela en la que se alternan muchos hilos temporales, hay autores que escriben los hilos por separados y luego los intercalan. ¿Fue este tu caso?
J.C.- No, al contrario. Yo iba escribiendo tal cual aparece en la novela por eso hay momentos en los que un capítulo acaba en un giro que conecta con el giro del siguiente, de tal modo que quedan interconectados. Si escribes de manera independiente cada hilo, cuando los conectas no siempre te encajan. Es mucho más complicado. Todo eso lo estudié mucho.
M.G.- Pero te estoy escuchando y me doy cuenta de que manejas muy bien las técnicas narrativas. ¿Eres autodidacta o has estado en algún taller de escritura?
J.C.- No, no,... He leído muchísimo. Solo eso.
M.G.- ¿Thrillers?
J.C.- Sí, y suspense. También he visto mucho cine y cuando veo una película me fijo mucho en la estructura, en la trama, en los diálogos,...
M.G.- En esta novela por lo que yo he podido intuir tras leerla, entiendo que hay una secta que funciona a nivel mundial y que va eliminando gente que puede ser potencialmente peligrosa para la humanidad. Lo que pasa es que esa secta no se ve ¿no? Apenas sabemos nada de ella
J.C.- No, no se percibe. Es como una especie de comunidad que tiene unas firmes creencias y se dedica a esto que tú dices. Pero en realidad son solo dos personas las que están al frente, una que maneja todos los hilos en el presente, y otra que asumirá ese papel en el futuro, en el desenlace de la novela, con vistas a una potencial continuación. Pero mejor no desvelar nombres.
En esa futura entrega se verá mucho mejor el funcionamiento interno de esa comunidad.
M.G.- ¿Y el origen? Porque claro, en esta novela no nos desvelas nada de esa comunidad. No sabemos de dónde salen ni por qué.
J.C.- No. Es que me parecía más interesante el cómo que el porqué. Preferí ir hacia adelante en vez de hacia atrás porque si vas hacia atrás puedes dar mucho trasfondo a la novela pero también la haces lenta y yo no quería eso. Quería ir rápido, ir contando cosas en pequeñas dosis y si acaso en un segundo libro, ahondar más.
M.G.- Durante toda la novela he estado en un absoluto desconocimiento, preguntándome hacia dónde me llevaba la trama. Pero claro había datos que se han quedado un poco en el aire, no solo ya el origen, sino también el porqué adoptan ese símbolo en forma de asterisco de nueve puntas como seña de identidad. Todo esto lo vas a explicar en la segunda parte, ¿no?
J.C.- Sí, más adelante.
M.G.- Vale. De todos modos, yo calificaría tu novela como un thriller que bebe de fuentes anglosajonas, sin embargo, tú has llegado a decir que lo que más predomina en tu novela es el amor.
J.C.- La historia de amor es en realidad el motor de la historia. Es lo que empuja a los dos personajes principales a avanzar. Ya sea por un amor adolescente atemporal o un amor de un padre a una hija. Ambas historias sólo siguen adelante y evolucionan por ese trasfondo de amor que empapa toda la novela.
M.G.- Hablando de fuentes, ¿cuáles son tus referentes literarios?
J.C.- Me enamora cómo escribía Gabriel García Márquez o cómo lo hace Paul Auster. Aunque sus géneros no tienen nada que ver con el thriller, sí es verdad que su manera de escribir, principalmente en el narrador en primera persona, hay mucho de Auster. En algunas descripciones de sentimientos, se puede ver el estilo de Márquez (salvando los kilómetros de diferencia), pero supongo que lo hice sin darme cuenta.
J.C.- La historia de amor es en realidad el motor de la historia. Es lo que empuja a los dos personajes principales a avanzar. Ya sea por un amor adolescente atemporal o un amor de un padre a una hija. Ambas historias sólo siguen adelante y evolucionan por ese trasfondo de amor que empapa toda la novela.
M.G.- Hablando de fuentes, ¿cuáles son tus referentes literarios?
J.C.- Me enamora cómo escribía Gabriel García Márquez o cómo lo hace Paul Auster. Aunque sus géneros no tienen nada que ver con el thriller, sí es verdad que su manera de escribir, principalmente en el narrador en primera persona, hay mucho de Auster. En algunas descripciones de sentimientos, se puede ver el estilo de Márquez (salvando los kilómetros de diferencia), pero supongo que lo hice sin darme cuenta.
M.G.- Bueno pues hemos dicho que hay varios hilos temporales, también hay varios narradores, varios escenarios. Te has complicado un montón la existencia.
J.C.- Sí, me he complicado mucho la vida.
M.G.- A ver, es que para ser debutante...
J.C.- Bueno debutante en trama larga que lo que más esfuerzo me ha llevado es la amplitud porque yo vengo de escribir relatos. Hacer 90.000 palabras entretenidas es complicado. En cuanto a los distintos narradores ha sido por aportar un toque original. Hay mucho libro de suspense con un personaje en tercera persona.
M.G.- Hay dos o tres personajes fuertes -Amando, Jacob y Steven-. ¿Te ha costado mucho perfilarlos?
J.C.- Jacob no porque es un personaje que ya he usado en relatos. Además es un personaje que habla en primera persona y es el que tiene mi voz interior, la voz con la que me hablo a mí mismo. No usa las mismas palabras pero la estructura de las frases sí son las que yo uso. Luego, con respecto a Steven, ese padre atormentado, tuve que ponerme en su piel y pensar qué pasaría si a mí me ocurre lo que a él. Tuve que pensar muchísimo todo lo que hace. Y por último, Stella es un perfil que al principio pensaba darle más protagonismo, pero preferí hacerla más débil, más ingenua, por decirlo de alguna manera. No quería dar mucho peso a dos personajes al mismo tiempo. Me decanté porque fuera Jacob quien guiara la trama.
J.C.- Jacob no porque es un personaje que ya he usado en relatos. Además es un personaje que habla en primera persona y es el que tiene mi voz interior, la voz con la que me hablo a mí mismo. No usa las mismas palabras pero la estructura de las frases sí son las que yo uso. Luego, con respecto a Steven, ese padre atormentado, tuve que ponerme en su piel y pensar qué pasaría si a mí me ocurre lo que a él. Tuve que pensar muchísimo todo lo que hace. Y por último, Stella es un perfil que al principio pensaba darle más protagonismo, pero preferí hacerla más débil, más ingenua, por decirlo de alguna manera. No quería dar mucho peso a dos personajes al mismo tiempo. Me decanté porque fuera Jacob quien guiara la trama.
M.G.- De todas formas, en la novela vemos que los personajes masculinos tienen doble cara, ¿no? Jacob lo veía al principio como Hannibal Lecter.
J.C.- Sí, exacto. Se parece a Hannibal Lecter. Esa fue la intención.
M.G.- Pero luego, cambia por completo. Nos deja ver...
J.C.- Su lado humano. En los relatos siempre he jugado a hacer que las cosas no son lo que parecen. Jacob parece un psicópata pero cuando entiendes sus motivos te das cuenta de que no lo es. Incluso, Steven...
M.G.- Con Steven pasa igual.
J.C.- Claro. El hecho de que sea un padre de familia no implica que, a raíz de un suceso, no pueda cambiar y convertirse en todo lo contrario.
M.G.- Sin embargo, es un personaje que deriva hacia el lado oscuro pero no pierde en ningún momento su humanidad.
J.C.- No, no la pierde.
M.G.- Hay muchos escenarios en la novela: Boston, Quebec, Salt Lake,... ¿Por qué te da por ubicar la trama en EEUU y no en España?
J.C.- Porque una historia así, tipo thriller, de suspense, estamos más habituados a ubicarla en EEUU por las películas que vemos. Si la escena inicial y la trama la ubico en España creo que costaría mucho más interiorizar la historia. Chocaría un poco más. Imagínate que esto ocurre en un playa en Cádiz, a ver puede ocurrir, pero sería muy raro, ¿no? Estamos más habituados a ver escenas truculentas en EEUU.
J.C.- Porque una historia así, tipo thriller, de suspense, estamos más habituados a ubicarla en EEUU por las películas que vemos. Si la escena inicial y la trama la ubico en España creo que costaría mucho más interiorizar la historia. Chocaría un poco más. Imagínate que esto ocurre en un playa en Cádiz, a ver puede ocurrir, pero sería muy raro, ¿no? Estamos más habituados a ver escenas truculentas en EEUU.
M.G.- ¿Pero tú conoces de primera mano estos escenarios?
J.C.- No, street view.
M.G.- Ah! San Google. ¿Con eso te has apañado?
J.C.- Sí, además todo lo que aparece en la novela es igual, hay un edificio rojo como el que describo en Nueva York, tal cabina o tal gasolinera es así... Salvo Salt Lake que es totalmente inventado como pueblo. Lo iba construyendo a medida que lo necesitaba.
M.G.- Bueno Salt Lake existe.
J.C.- Existe Salt Lake City pero no como pueblo.
M.G.- Ah, vale. Entonces, me has comentado antes que va a haber una segunda parte que, ¿ya la tienes encarrilada?
J.C.- Ya está escrita.
M.G.- ¿Y entregada a la editorial?
J.C.- No, aún no. La estoy revisando todavía.
M.G.- ¿Y esta primera cuánto lleva en mercado?
J.C.- Muy poco. Se publicó el jueves día 2 de febrero y ese mismo día se acabó la primera edición. Todo un éxito inesperado. Tuvieron que lanzar la segunda y ya me están diciendo que la novela está gustando mucho y que hay que tener la segunda parte preparada y lista. A ver si la podemos lanzar en febrero del año próximo.
M.G.- Y por las redes sociales te habrá llegado ya algún tipo de feedback de los lectores, ¿no?
J.C.- Sí, mucho. Recibo muchos mensajes y fotos de los lectores.
M.G.- Javier, no quiero dejar esta pregunta en la recámara. ¿Es verdad que te estás planteando dejar de trabajar y dedicarte única y exclusivamente a escribir?
J.C.- Sí, soy consultor de finanzas y mi trabajo me quita mucho tiempo para escribir, que es lo que me gusta. Si al final uno quiere dedicarse a largo plazo a hacer lo que le gusta hay que arriesgarse. Así que, después de cómo está saliendo todo, sí me lo estoy planteando. No lo voy a hacer hasta que no lo tenga más firme pero lo estoy pensando.
M.G.- Pero eso es mucho riesgo y más teniendo en cuenta cómo está el mercado literario.
J.C.- Lo sé pero siempre puedo volverme atrás. Me puedo dar un año o un año y algo y ver qué tal. Pero es que hay que apostar por lo que uno quiere. Si te quedas parado no terminas de conseguir las cosas.
M.G.- Bueno Javier. Yo te deseo mucha suerte. Tu novela me ha mantenido en vilo todo el tiempo. Es cierto que hay algunas cosas que me hubiera gustado que profundizaras más pero si me dices que va a venir una segunda parte donde nos vas a contar más cosas, me espero hasta entonces.
J.C.- Sí, genial.
M.G.- Un placer y muchas gracias por compartir este rato con nosotros.
J.C.- Gracias a ti.
J.C.- Sí, soy consultor de finanzas y mi trabajo me quita mucho tiempo para escribir, que es lo que me gusta. Si al final uno quiere dedicarse a largo plazo a hacer lo que le gusta hay que arriesgarse. Así que, después de cómo está saliendo todo, sí me lo estoy planteando. No lo voy a hacer hasta que no lo tenga más firme pero lo estoy pensando.
M.G.- Pero eso es mucho riesgo y más teniendo en cuenta cómo está el mercado literario.
J.C.- Lo sé pero siempre puedo volverme atrás. Me puedo dar un año o un año y algo y ver qué tal. Pero es que hay que apostar por lo que uno quiere. Si te quedas parado no terminas de conseguir las cosas.
M.G.- Bueno Javier. Yo te deseo mucha suerte. Tu novela me ha mantenido en vilo todo el tiempo. Es cierto que hay algunas cosas que me hubiera gustado que profundizaras más pero si me dices que va a venir una segunda parte donde nos vas a contar más cosas, me espero hasta entonces.
J.C.- Sí, genial.
M.G.- Un placer y muchas gracias por compartir este rato con nosotros.
J.C.- Gracias a ti.