Christian Gálvez (Madrid, 1980) es actualmente uno de los rostros de Mediaset España, donde conduce con éxito el concurso cultural Pasapalabra desde hace diez años. Asimismo es el director de la productora 47 Ronin, S.L., empresa destinada a potenciar el talento de jóvenes promesas. Desde 2009 compagina su trabajo en televisión con la investigación de las grandes figuras del Renacimiento, como Leonardo, que es el tema estrella de sus conferencias, y vive a caballo entre Madrid y la Toscana. De su curiosidad y afán investigadores surgió Matar a Leonardo da Vinci, su debut literario, que obtuvo gran éxito de venta y crítica. La novela, primer volumen de sus Crónicas del Renacimiento, alcanzó las cinco ediciones y lleva más de 50.000 ejemplares vendidos. Rezar por Miguel Ángel fue la segunda entrega de una trilogía sobre el Renacimiento que aúna thriller histórico con literatura de aventuras. Leonardo da Vinci -cara a cara- es su cuarto libro de no ficción.
Sinopsis
Muchos de los manuscritos sobre anatomía humana están en posesión de Francesco Melzi, un gentilhombre de Milán que era un hombre bello en el tiempo en que Leonardo vivía y al que le profesaba un gran cariño. Francesco aprecia y conserva estos trabajos como reliquias de Leonardo, junto con el retrato de este artista en su feliz recuerdo.
Con estas palabras Giorgio Vasari, uno de los primeros historiadores de arte y autor de las biografías de los artistas italianos durante el Renacimiento, asegura que existe un retrato de Leonardo da Vinci que Francesco Melzi, alumno, secretario y albacea del artista florentino, guardó al morir el maestro. Por lo tanto tenemos una referencia histórica real de dicha imagen.
¿A qué retrato se refería Vasari? ¿Al supuesto Autorretrato que guarda la Biblioteca Real de Turín y que mundialmente se reconoce como tal o, por el contrario, al retrato que realizó Francesco Melzi mientras su maestro seguía con vida? ¿Son compatibles ambos retratos? ¿Coinciden esos rostros con el resto del imaginario de Leonardo da Vinci, tales como el de El hombre de Vitruvio de Venecia o los de La última cena de Milán? ¿Quíén es el hombre representado en la Tavola Lucana?
A través de estas páginas, prologadas por el prestigioso historiador Ross King, analizaremos todas las teorías que eruditos, historiadores y expertos en arte han elaborado en torno a la imagen del maestro florentino con un único objetivo: encontrar el verdadero rostro del polímata más conocido de la historia de la humanidad: Leonardo da Vinci.
[Biografía y sinopsis tomadas directamente del ejemplar]
************************************
Esperaba encontrarme de nuevo con Christian Gálvez y con Salvar a Rafael bajo el brazo. Cuál fue mi sorpresa al recibir un volumen de casi setecientas páginas con Leonardo da Vinci al frente de nuevo. ¿Pero no le tocaba a Rafael?, me pregunté. Inmediatamente me di cuenta que no tenía ante mí una novela sino todo un ensayo en el que Christian Gálvez intentaba descubrir el verdadero rostro de Leonardo de Vinci.
Tuvimos la suerte de contar con la presencia del presentador y escritor en los primeros días de la Feria del Libro de Sevilla. Justo antes de la presentación del libro en el recinto de la feria pudimos sentarnos con él a conversar sobre este libro que a mí, sinceramente, me ha sorprendido mucho.
A Christian Gálvez basta con mencionarle dos palabras para hacerlo feliz: Renacimiento y Leonardo. Solo con eso, él pone en marcha todos sus conocimientos y comparte con el que quiera escucharle una cantidad de información tremenda, fruto de sus muchos años de investigación. Esto es lo que nos contó.
Marisa G.- Christian, ¿dónde está Rafael? El año pasado nos anunciaste que vendrías con una novela sobre este pintor a la que ya habías puesto título. Incluso hablabas de una nueva trilogía del Renacimiento. ¿Qué ha pasado?
Christian G.- Está en marcha. Lo que pasa es que Salvar a Rafael se publica el año que viene, en el mes de marzo.
M. G.- Pues lo estábamos esperando.
C.G.- Mira, bastantes prejuicios hay ya para que alguien de la tele escriba novelas históricas y encima publique una novela histórica al año.
M.G.- Vale, lo entiendo pero es que este libro tampoco es moco de pavo.
C.G.- Ya pero es diferente. Este es un trabajo que llevo realizando desde hace ocho años.
M.G.- Bueno, es un ensayo en el que nos hablas del verdadero rostro del maestro florentino. Esto es muy distinto a una novela, lo habrás escrito de manera diferente pero ¿tendrá el mismo público que tus novelas?
C.G.- El error se comete cuando se trata de buscar un público determinado para una obra determinada. A priori puedes llegar a pensar que vas a reducir al público con un ensayo de setecientas páginas sobre la cara de Leonardo, que además es una obra de divulgación científica. Y lo mismo te da por pensar que solo la gente más erudita se acerca a este trabajo. Sin embargo te diré que está vendiendo más de lo que vendieron las novelas, algo que nos ha sorprendido muy gratamente. Y la sorpresa no viene por las ventas en sí sino porque te das cuenta que la gente es curiosa y quiere saber y no solo busca el entretenimiento. Por eso creo que el error es escribir algo para alguien muy determinado.
M.G.- Y para hacer este ensayo has estudiado algo muy curioso que se llama morfopsicología, una ciencia a través de la cual vas estudiando los rasgos faciales y averiguas algo sobre el carácter de las personas. Cuéntanos un poco, en qué consiste esta disciplina y si eres capaz de averiguar algo de nosotros.
C.G.- (Risas) Sí, sí sabría. Mira yo estudio morfopsicología, y me saco el título de técnico en morfopsicología a raíz del trabajo que han hecho los dos miembros de la Unidad Central Operativa de la Guardia Civil en este libro y que son los responsables del estudio morfopsicológico aplicado al rostro de Leonardo. Ellos lo utilizan para técnicas de negociación con terroristas, es decir, van mirando los rasgos de la cara, si tiene los ojos tónicos o átonos, las fosas nasales, la boca, qué zona es la predominante en tu cara y a raíz de todo eso hemos hecho un estudio cuyos resultados son suyos y no míos.
Mi búsqueda ha sido a través de la Literatura, de la Historia del Arte y he utilizado la ciencia, no solo la morfopsicología sino también la genética para llegar a un punto determinado.
Lo bonito de esta investigación es que todos los puntos convergen en el mismo resultado. A partir de ahí me empieza a apasionar la morfopsicología. Dejo atrás la fisonomía que instauró Lavater, porque la fisonomía solo trataba de averiguar cómo era una persona a partir de los ítems independientes de la cara. En este caso, lo que hace la morfopsicología es dar un paso más y buscar la sincronía entre todos esos ítems.
M.G.- Todos estos años de estudio no solo te han llevado a adentrarte en la Literatura y a hacerte un hueco sino que también has recibido recientemente un reconocimiento simbólico como experto en Leonardo. Cuéntanos algo de esto.
C.G.- Bueno, a raíz de esta investigación tuve la oportunidad de hablar con el único español, Don José Lorente Acosta, director del Laboratorio Genético de la Universidad de Granada, involucrado en el Proyecto Leonardo. Se trata de un proyecto que pretende exhumar a Leonardo, recuperar su ADN y a través de su ADN tratar de averiguar de dónde venían, por ejemplo, sus facultades extraordinarias, es decir, por qué tenía esa agudeza visual. Esto es algo que está planteado para el 2019.
También se ha descubierto recientemente que a través del ADN se puede hacer una reconstrucción facial sin la necesidad del cráneo.
En fin que para este trabajo me entrevisté con él, le expuse mis inquietudes, mis búsquedas y consideró que debía formar parte del Proyecto Leonardo. Puso mi nombre en el comité, me leyeron, me votaron, me admitieron y tuve la oportunidad de estar en Florencia hace un par de semanas presentando este trabajo y ya soy miembro oficial del Proyecto de cara a 2019.
M.G.- ¿Y vas a estar presente en esa exhumación?
C.G.- De momento voy a estar presente en la exhumación del padre, en Florencia y te explico por qué.
Parte de mi estudio es demostrar que Leonardo da Vinci no está enterrado en la tumba de Leonardo da Vinci. Hablo de la primera excavación arqueológica, la primera exhumación que se hizo en el siglo XIX y cómo transportan esos supuestos restos. Hoy en día si tú vas al Castillo de Amboisse, donde se supone que está enterrado Leonardo, te encuentras una placa que dice: Aquí descansan los supuestos restos de Leonardo da Vinci. A partir de ahí también se hace una búsqueda que figura en el libro y mi punto de vista es que Leonardo da Vinci no está enterrado ahí.
¿Pero cómo podemos saberlo? Para ello, necesitamos ADN, ya sea del padre o de la madre porque Leonardo no tuvo descendientes. No sabemos donde está enterrada la madre pero el padre sí porque era notario. Así que ahora estamos con los permisos para la exhumación de Sir Piero da Vinci, para poder conseguir su ADN.
Y además, parte del equipo genético e histórico ha descubierto 35 descendientes vivos por parte de Sir Piero da Vinci con lo que se puede llegar a saber si realmente el que está enterrado en esa tumba es el padre de Leonardo. Así, a partir de ahí, con toda esa información italiana, nos iremos a Francia.
Lo bonito no es solo el final sino todo lo que hay que hacer para llegar al objetivo que no es otro que exhumar a Leonardo y comprobar si realmente es él.
M.G.- Bueno, lo que tú quieres demostrar con este libro además es que el rostro que siempre hemos conocido como de Leonardo no es tal. Es decir, que Leonardo no es como nos lo han enseñado.
C.G.- Bueno, cuidado. Eso sería subjetividad. La objetividad sería que no existe ningún documento histórico, artístico, literario o científico que demuestre que el retrato conocido como Autorretrato de Leonardo da Vinci, ubicado en la Biblioteca Real de Turín, represente a Leonardo da Vinci. Más aún cuando te digo que la primera vez que aparece ese dibujo es porque fue vendido por un falsificador, Giovanni Volpato, que lo vende por cincuenta mil liras a Carlos Alberto de Saboya, en 1810. Desde 1519 que murió Leonardo hasta 1810, Leonardo se representaba de una forma totalmente diferente. Así que yo no te puedo decir que no es Leonardo porque no tengo una máquina del tiempo pero también te digo que nadie puede decir que ese sea el autorretrato de Leonardo.
Lo que ha se ha construido alrededor de Leonardo surge curiosamente en el Romanticismo, en una época en la que se reinventan clásicos, y es en esa época donde se inventa la cara de Leonardo y donde se sitúan los supuestos restos que hoy descansan en Amboisse. Todo esto es una tradición histórica que al final queda como poso en la psicología de masas.
M.G.- Christian he leído por ahí una expresión muy curiosa. Algo así como que le has puesto los vaqueros a Leonardo. ¿Eso qué quiere decir?
C.G.- Es una crítica que me hicieron, la más bonita que me han hecho en mi vida. Se refería a que antes Leonardo era un erudito y yo le he puesto unos jeans y se lo he presentado a la gente. Me pareció precioso.
M.G.- ¡Ah!, pues sí, y simpático también. Pero fíjate lo que te apasiona el Renacimiento que hasta te lo tatúas en el cuerpo. Empezaste por las alas de Leonardo y ahora tienes el brazo tatuado con un segmento de la Capilla Sixtina.
C.G.- Sí, es que me gusta. ¿Sabes qué pasa? Los prejuicios es deporte nacional de este país e imagínate conmigo. Un presentador de la tele, que escribe libros, que va tatuado y que le gusta el heavy. Más satánico no puede ser.
M.G.- ¿Pero tú has notado algún tipo de rechazo?
C.G.- Todos los que trabajamos en televisión, independientemente de la mayor o menor vinculación que tengamos con la literatura, hemos sido prejuzgados, siempre. Esto es obvio.
Un profesor, un abogado, un médico pueden escribir y no pasa nada, pero uno de la tele no puede escribir porque o bien se lo escriben o bien tiene una cara bonita. En mi caso, yo llegué a la literatura para quedarme siempre y cuando los que me respetasen fueran los lectores. Yo no escribo para otros escritores ni para los críticos. Los lectores decidieron que me tenía que quedar, que les interesaba lo que les contaba, y poco a poco me han ido aceptando.
A mí me da lástima que, en el caso de este trabajo, haya llegado la Universidad de la Sapienza de Roma, haya llegado el Instituto Paleogenético de Florencia, haya llegado la Rockefeller de Nueva York, haya llegado la U.C.L.A. de Los Ángeles, haya llegado el Instituto Craig Venter de San Diego y hayan dicho ¡Esto es la leche! Y solo entonces aquí hayan dicho ¡Ah, claro, esto es la leche! ¡Si Christian es un experto mundial! Y hace tres meses era otro de la tele que publicaba libros. No sé más de Leonardo que hace tres meses. Al revés, cuanto más sé de Leonardo, menos conozco. Pero me da lástima que tengan que venir de fuera a decir lo que vale tu trabajo.
M.G.- Pero eso pasa con todo el mundo.
C.G.- Si, con todo el mundo y con todo. Muchas veces criticamos por criticar. Si hablamos de deporte, imagínate. Todos sabemos tirar las faltas y todos sabemos meter un gol decisivo en las finales. Pero bueno sí que he notado que se ha me respetado más con este trabajo porque han dicho fuera que este trabajo merece la pena.
M.G.- Christian, y cambiando de tema. Tú siempre has tenido una relación muy especial con los niños. Has escrito libros infantiles pero no sé si sigues en ello.
C.G.- No, no, tuvimos paramos. Pero también tengo que resaltar el trabajo en equipo porque parece que uno presenta un libro para niños y ya hace de todo. No es así. En el caso de la colección para niños conté con la colaboración y la co-autoría de Marina G. Torrús, conté con las ilustraciones de mi amigo Pablo Urquijo. Era un proyecto muy bonito en equipo porque al final yo necesitaba tener en esos cuentos infantiles un punto de vista femenino y además materno porque mi socia también es madre. Pero hicimos diez cuentos más uno especial, un recopilatorio sobre la historia de los inventos y ahí paramos. No me da tiempo de más.
M.G.- Bueno entonces para finalizar, recordar que el año que viene vamos a tener a Rafael entre las manos.
C.G.- Así es.
M.G.- ¿Y vendrás a vernos?
C.G.- Sí, sí, no he faltado nunca.
M.G.- Cierto, y eso te lo querría agradecer porque a veces viene un autor con su primera novela y ya no le volvemos a ver con las demás. Siempre se quedan por ahí arriba pero en tu caso no.
C.G.- Yo sí bajo a Andalucía aunque este año no puedo ir a Cádiz, ni Málaga,... Pero es que no me da tiempo. Si no, haría mucho más.
Cada libro vendido es un milagro, y en el caso de este libro de divulgación científica mucho más. Y hay que salir a la calle a venderlo. No vale con salir en la tele. La gente se cree que sales en la tele y ya vendes libros y no es así.
M.G.- Pues me alegro que lo aclares. Bueno, Christian, un placer tenerte por aquí de nuevo. Te deseo mucha suerte con este libro tan interesante y quedamos a la espera de que llegues con Rafael.
C.G.- Claro que sí. Muchas gracias a vosotros.
En honor a la verdad hay que rendirse ante los conocimientos de Christian Gálvez en relación con el Renacimiento y sus hombres. Parte de este conocimiento queda aquí reflejado pero hubo mucho más, siempre lo hay cuando Gálvez nos visita. Es de esas personas que se llevarían horas y horas hablando de todo lo que le apasiona y sin duda, esa misma pasión sabe transmitirla.
Y no vamos a obviar que la temática que aborda este ensayo no deja de ser curiosa.¿Quién es el hombre que nos mira desde esos trazos rojos que pende en la Biblioteca Real de Turín? ¿Realmente se trata de Leonardo da Vinci? Las respuestas las tienes en este libro.
[Algunas imágenes e ilustraciones tomadas de Google]