Editorial: Alfaguara.
Fecha publicación: febrero, 2017
Precio: 18,90 €
Precio: 18,90 €
Género: Novela negra.
Nª Páginas: 368
Edición: Tapa blanda con solapas
AutorIgnacio del Valle (Oviedo, 1971) vive en Madrid. Es autor de la serie de suspense histórico protagonizada por Arturo Andrade y formada por El arte de matar dragones (2003; Alfaguara, 2016. Premio Felipe Trigo), El tiempo de los emperadores extraños (Alfaguara, 2006; Premio Violeta Negra del Festival de Toulouse 2011, Premio de la Crítica de Asturias 2007, mención especial del Premio Dashiell Hammett 2007, Premio Libros con Huella 2006), que fue llevada al cine por Gerardo Herrero (Silencio en la nieve, película con Juan Diego Botto y Carmelo Gómez estrenada en 2012), Los demonios de Berlín (Alfaguara, 2009; Premio de la Crítica de Asturias 2010) y Soles negros (Alfaguara, 2016); de las novelas De donde vienen las olas (1999; Premio Salvador García Aguilar), El abrazo del boxeador (2001; Premio Asturias Joven), Cómo el amor no transformó el mundo (2005) y Busca mi rostro (2012), y del libro de relatos Caminando sobre las aguas (2013). Además de los galardones mencionados, tiene en su haber más de cuarenta premios de relato a nivel nacional y sus obras han sido traducidas a varios idiomas. Escribe columnas de opinión en los diarios El Comercio de Gijón y Panamá América y colabora en el suplemento El Viajero de El País, entre otras publicaciones. Dirige la sección cultural «Afinando los sentidos» en Onda Cero Radio.
Sinopsis
«La muerte. La muerte no era solo un cuerpo sin vida, sino un lenguaje con su propio alfabeto, y para eso se encontraba allí, para descifrarlo, para escuchar lo que ella tenía que susurrarles.»
El capitán Arturo Andrade, miembro del SIAEM (Sección de Información del Alto Estado Mayor), es destinado a Pueblo Adentro, una aldea a pocos kilómetros de su Badajoz natal y centro de la resistencia anarquista extremeña. Incapaz de hacer las paces con los demonios del pasado, tendrá que investigar el misterioso asesinato de una niña. Pero el cadáver de la pequeña no es más que la punta del iceberg que lleva a las más altas esferas del régimen, en el que trabajan hombres dispuestos a todo para cumplir los peculiares deseos de algunos poderosos.
Andrade y su amigo Manolete, antiguo compañero de armas en la División Azul, cruzarán sus caminos con el honor del anarquista Ventura Rodríguez y de su familia, en una carrera contrarreloj para salvar la vida de una niña desaparecida y descubrir la verdad.
[Biografía y sinopsis tomadas directamente del ejemplar]
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Hace algunos años asistía a un club de lectura dirigido por una escritora conocida entre los círculos literarios de mi ciudad. Aquella mujer insistía fervorosamente en que en su club solo se leería literatura y nada más, pues alegaba que hoy en día se catalogaba como tal cualquier libro que se publicara. Un sacrilegio. Incidía tanto la mujer en tal distinción que yo salí de aquellas reuniones con una idea bastante nítida y clara de lo que era una lectura de envergadura y lo que era una de evasión. Por supuesto, con esta apreciación no pretendo desprestigiar ninguna obra pues yo soy asidua consumidora de novelas livianas que entretienen y que me gusta alternar con otras de mucho más calado.
Pues bien, toda esta disertación y reflexión me ha ido acompañando a lo largo de la lectura de Soles negros, la última publicación del autor ovetense Ignacio del Valle a quién tuve el placer de conocer en la última Feria del Libro de Madrid gracias a un amigo común. Y es que, efectivamente, Soles negros sería una de esas novelas que la coordinadora del club incluiría bajo la etiqueta de literatura.
Con esta novela Ignacio del Valle nos ofrece un nuevo caso del capitán Arturo Andrade, un personaje que el autor creó en 2003 cuando escribió y publicó El arte de matar dragones. A esta le siguieron El tiempo de los emperadores extraños (2006), adaptada al cine en 2011 por el director Gerardo Herrero, bajo el título Silencio en la nieve e interpretada por Juan Diego Botto y Carmelo Gómez. El tercer caso de Andrade llegó con Los demonios de Berlín en 2009. Si esto te hace pensar que resulta del todo indispensable leer la saga completa para disfrutar de Soles negros te diré que no es así. Sin haber leído las anteriores, he podido leer esta novela sin problema pues son casos independientes que nada tienen que ver uno con otro. En cualquier caso, es verdad que es más conveniente conocer al personaje desde sus orígenes, pues en los casos anteriores ha pasado por diversas vicisitudes que han hecho mella en él y todas sus vivencias repercuten en su personalidad y en su forma de pensar.
Comienza Soles negros con un Arturo Andrade que regresa a su tierra natal, a los campos extremeños donde ha sido encontrado el cadáver semi enterrado de una niña ataviada únicamente con un camisón. El hallazgo se produce en tierras de un duque y por obra de Facundo, el porquero. Personado en la escena del crimen, Andrade inspecciona el cadáver y observa que la niña presenta diminutos pinchazos en las yemas de los dedos y partículas blancas enredadas entre sus cabellos. La pequeña tiene el cuerpo lleno de golpes, moratones y arañazos y a pesar de lo que podamos pensar, no ha sido violada. Curiosamente nadie ha denunciado la desaparición de la niña y por tanto es complicado averiguar su identidad. Se desconoce si es un caso aislado o está vinculado con otros de similares características acaecidos en un pasado reciente. La investigación pasa por localizar a otra niña que encontraron vagando por los campos hace un año pero la pequeña, por motivos que no desvelaré, resulta de poco ayuda.
El trasfondo de toda esta historia tiene que ver con las adopciones que se tramitan no siempre conforme a ley y que presentan múltiples irregularidades respaldadas por intereses económicos. Un jugoso negocio con el que se matan varios pájaros de un tiro pues los niños y niñas objeto de adopción son aquellos nacidos de sangre considerada nociva para la nación, hijos de republicanos encarcelados o muertos. Y es necesario aclarar en este punto, que la trama se desarrolla en la España de los años 40 cuando, tras una guerra civil, los bosques de este país estaban llenos de hombres huidos de la justicia que viven escondidos y temerosos de que sus familias sufran represalias. Así pues, la labor de Andrade será descubrir quién es la niña aparecida muerta y quién se esconde detrás de una red de adopciones ilegales y otros asuntos turbios en el que están involucrados un importante elenco de personajes de diferentes estatus social.
Y alternándose con la investigación de Andrade, otro hilo narrativo, una historia contada en cursiva y que corresponde a un relato en primera persona, el de otra niña del que desconocemos su identidad. Ella será la encargada de ir desgranando la otra cara de la moneda, desmadejando detalles que nos harán entender dónde está, de dónde procede y lo que le está ocurriendo. Me ha parecido muy interesante esta parte de la historia. Creo que el autor consigue involucrarnos mucho más en el argumento al permitirnos conocer la versión de las víctimas.
En cuanto a los personajes, al margen de esa niña que nos habla en primera persona, destaca de entre todos ellos el protagonista principal Arturo Andrade que se presenta ante el lector como un hombre atormentado y castigado por su pasado. Aunque en la novela no se hace un relato detallado de sus vivencias anteriores, sí podemos encontrar algunas pistas que nos desvele qué le ha ocurrido en las restantes novelas. Andrade ha pasado por la División Azul en Leningrado y también le tocó vivir la caída de Berlín. Importantes momentos de su vida le han dejado una profunda huella que, en las páginas iniciales, prácticamente le hacen sucumbir.
Junto a él, Manolete, su compañero de batallas, su mano derecha que tampoco lo ha tenido fácil en su vida pero a diferencia de Andrade ha conseguido dejar sus fantasmas del pasado atrás. Si bien Andrade me produce un profundo respeto y seriedad, Manolete constituye la parte más risueña, por decirlo de algún modo, en esta pareja. Es un personaje que cae bien nada más conocerlo, por su humildad y su sencillez.
De todos modos, ambos son personajes potentes que se pierden en sus reflexiones y sus pensamientos lo que nos ayuda a entenderlos y a construir un perfil psicológico de los mismos.
Sobre el estilo del autor, destaco que Ignacio del Valle no demora el inicio de la acción. La novela comienza justo con el hallazgo de la niña muerta por lo que no existe ningún prolegómeno ni introducción, ni falta que hace. Simplemente presenta la escena del crimen a la primera oportunidad y esto es algo que a mí me ha agradado bastante. Luego, con el desarrollo, sí hay más calma, más sosiego. Del Valle no empuja a Andrade a una investigación frenética que nos deje sin aliento sino que, quizá porque ese es el carácter del personaje, lo deja actuar a su ritmo, paso a paso, sin prisas.
Y si decía antes que la coordinadora de mi club calificaría Soles negros como Literatura, con mayúsculas añado yo, es precisamente por el estilo del autor. Soles negros no es novela de playa, de lectura liviana sin poso ni memoria. Muy al contrario. Soles negros cuenta con una prosa pausada, contenida, meticulosa y elegante, en la que se aprecia cómo el autor ha cogido las riendas de la narración para evitar cualquier desmadre. Es una narración que requiere un lector al que le gusta poner de su parte, que se presta a leer entre líneas y a reflexionar sobre lo leído.
Además, la novela cuenta con una magnífica ambientación. En pleno verano, recorriendo los campos de Extremadura, con la canícula haciendo estragos y el sol quemando la piel de los protagonistas, el lector sentirá una sensación pegajosa que lo acompañará cada vez que Andrade se ponga bajo el sol. Del Valle acierta a la hora describir ese entorno agobiante que se puede respirar en la escena del crimen ocurrida en Pueblo Adentro, un municipio cuyo nombre lo dice todo y que sirve para que el autor retrate la España de la época, desde un punto social y político. Como se dice en el texto, «Pueblo Adentro era un lugar donde todos tenían a alguien huido, muerto, encerrado o en el exilio».[pág. 31]
En definitiva, Soles negros es una novela negra de cuya lectura he disfrutado mucho. Cuenta con una buena trama, nada simple, un importante número de personajes, dos protagonistas bien dibujados, una ambientación muy conseguida y una prosa que denota un correctísimo dominio de la palabra. No me queda otra que recomendárosla.
[Algunas imágenes e ilustraciones tomadas de Google]
Retos:
- Autores de la A a la Z
- 25 Españoles
- 100 libros
[Algunas imágenes e ilustraciones tomadas de Google]
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