Editorial: Literatura Random House.
Fecha publicación: septiembre, 2017.
Precio: 17,90 €
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Género: Narrativa.
Nª Páginas: 224
Edición: Tapa blanda con solapa
ISBN: 9788439733263
[Disponible en eBook;
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Autor
Sergio del Molino (Madrid, 1979) es escritor y periodista. Premio Ojo Crítico y Tigre Juan, entre otros, por La hora violeta, es autor también de las novelas Lo que a nadie le importa (2014) y No habrá más enemigo (2012). Su ensayo La España vacía (2016), ganó el premio de los Libreros de Madrid al Mejor Ensayo, Premio Cálamo al Libro del Año y uno de los diez mejores libros de 2016 en España según Babelia. Su última novela es La mirada de los peces (2017). Mantiene varias colaboraciones en diversos medios de comunicación, como El País, Onda Cero, Mercurio o Eñe.
Sinopsis
Tras el éxito de La España vacía, Sergio del Molino regresa con una novela que mira al pasado desde la lucidez resignada del presente, interpelando a todo un país y a toda una generación.
En 2016, Sergio del Molino no se sorprendió cuando el que había sido su profesor de filosofía del instituto, el activista Antonio Aramayona, le dijo que iba a suicidarse. La mirada de los peces empieza como un libro sobre este carismático maestro, defensor a ultranza de la educación pública, el laicismo y el derecho a una muerte digna, para convertirse enseguida en un diálogo con el pasado y la memoria del propio autor, que recuerda una adolescencia cargada de rabia, ruido y violencia en el barrio pobre de Zaragoza del que siempre planeó fugarse. En este diálogo «entre el pasado y el presente escrito desde una primera persona en la que muchos lectores podrán poner la suya propia», Sergio del Molino explora la culpa por abandonar a quienes nos enseñaron a mirar el mundo, las primeras traiciones y decepciones y los límites siempre grises entre la rebeldía y la complicidad con lo abyecto, volviendo siempre a la figura de un profesor «coherente hasta lo inverosímil» que accionó los resortes de unos jóvenes que buscaban su propia naturaleza.
[Biografía y sinopsis tomadas directamente del ejemplar]
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He necesitado algún tiempo para madurar esta reseña. La mirada de los peces no es una novela que una lea y deje olvidada en un recóndito rincón de su memoria sino que requiere un periodo de asimilación, de asentamiento y acomodo. Superado el trámite hoy vengo a contaros mis impresiones sobre este libro que ha supuesto un entripado de 224 páginas.
Confieso que así, a bote pronto, La mirada de los peces no es un libro que me llamara la atención. Soy superficial y humana y me muevo por las primeras impresiones, sin embargo, su cubierta colorida no me atraía mucho. No obstante, bastó pasear la mirada por la sinopsis y adentrarme un poco en el libro para quedarme pegada a sus páginas, descartando todos los planes de un fin de semana que se presentaba bastante movido.
Sergio del Molino tiene nueve años más que yo. Nació en Zaragoza y se crió en San José, un barrio humilde donde tuvo amigos como Rafa, con una madre muy follable, o como Fredy, cuyo padre tenía debilidad por el alcohol. San José era un barrio en el que se trapicheaba con la droga y donde el propio Sergio reconoce que eran bastante cafres. Os imaginaréis que La mirada de los peces es una visión al pasado, a la adolescencia del autor, para hablarnos de cómo eran sus días entre gamberrada y gamberrada, pero la verdad es que esta novela va mucho más allá. Sergio del Molino cede su protagonismo de juventud al que le marcó su vida, al profesor Antonio Aramayona. De golpe y porrazo el autor nos cuenta en voz baja el momento en el que Aramayona le anuncia que ha decidido suicidarse.
«Sergio, voy a finalizar mi vida».[Pág. 36]
Me pregunté muchas veces a lo largo de la lectura si estaba ante la ficción o la realidad. Yo no había oído hablar nunca de Antonio Aramayona pero fue suficiente acudir a Google para comprobar que todo lo que Sergio contaba en este libro era la puñetera verdad. Y sí, deshice mis planes de fin de semana. ¿Qué importancia tenía tomarme unas cervezas con unos amigos o ir al cine a ver un estreno de cartelera cuando resulta que tenía ante mí una historia que me dejaba noqueada?
Antonio Aramayona, como ya conté cuando publiqué la entrevista que le hicimos a Sergio del Molino (puedes leerla aquí), era un profesor de Filosofía. A los 70 años, vivía anclado a una silla de ruedas, tenía amputada una pierna, sufría una cardiopatía, había sufrido dos ictus y tomaba 31 pastillas al día. Muy comprometido con sus ideas, luchó por una educación laica y pública, y colaboró cercanamente con la asociación Derecho a Morir Dignamente. Pero el libro no pretende hacer un homenaje a este hombre y menos aún a su lado más activista. Lo que a Sergio interesa más es mostrar al hombre, desnudo de convicciones e ideologías, de cualquier rastro que la estela de su lado mediático haya dejado tras de sí, o de las reflexiones de sus propios libros.
«Me gustaba donde me podía dar ejemplo y no donde quería darnos ejemplo. Donde se dan los abrazos y no caben los aplausos».[Pág. 202]
Precisamente es esto lo que hace atractivo al libro, esa faz de Antonio, que es la que realmente dejó impronta en Sergio y en todos sus alumnos. Describe la novela las técnicas didácticas que empleaba, colocando a sus alumnos en situaciones incómodas, obligándolos a posicionarse, a tomar partido, a adoptar una decisión, abriendo un debate constante. Antonio hacía añicos el aburrimiento de unos jóvenes que veían la vida pasar y amplió el horizonte de los que pasaron por sus aulas. Y fijaos bien, porque incluso después de muerto sigue obligándonos a pensar. Acaso tú, lector, ¿no te preguntarías qué puede llevar a un hombre a adoptar una decisión como esta? ¿No te cuestionarías si las limitaciones físicas de Antonio eran motivo más que suficiente para poner fin a sus días? ¿No reflexionarías sobre el tema de la eutanasia que tanta polémica ha despertado siempre? Yo me hice todas estas preguntas, intenté ponerme en la piel del autor y me surgieron aún más dudas. ¿Cómo se enfrenta uno a la muerte premeditada y orquestada de un ser querido? Porque os advierto algo, Aramayona lo tenía todo pensado. Llevaba dándole vueltas al asunto muchos años, lo comentó con familiares y amigos, oyó la opinión de los que lo apoyaban y de los que no lo entendían pero al final, llevó su plan adelante, dejándolo todo dispuesto, hasta la foto que quería que se colocara junto a su ataúd en el funeral.
¡Cuántas sensaciones despierta esta lectura! Sergio del Molino nos transmite todas las emociones que Aramayona le producía pero es probable que los que leamos esta novela experimentemos las propias. A mí Antonio me ha generado una sensación de una profunda soledad. Tenía hijos, nietos, compañeros de trabajo, amigos, alumnos,... Mucha gente lo quería, lo admiraba y lo apreciaba y sin embargo, a mí me ha parecido ver a un hombre solitario, con un poso de pesadumbre que tiraba de él hacia abajo. Las páginas de este libro iban pasando ante mis ojos y yo cada vez sentía más ganas de salir corriendo, de ir en su busca, de llevármelo de bares. Si hubiera podido... Pero no podía.
«Cuando estés leyendo estas líneas, ya habré muerto. He decidido finalizar mi vida, ejercer mi derecho inalienable a disponer libre y responsablemente de mi propia vida.
Te preguntarás por qué, a qué viene esta decisión tan inusitada. De hecho, no soy un enfermo terminal, no me han detectado una enfermedad grave e incurable. Tampoco estoy deprimido. Simplemente, ha llegado mi momento de morir. Es el momento justo de morir. Ni demasiado pronto. Ni demasiado tarde. Es el momento justo de quedar abrazado a mi muerte libre, a esa muerte –como dice Nietzsche- que viene a mí porque yo quiero». [Fragmento de la última entrada en su blog]
En La mirada de los peces, la narración fluctúa en el tiempo. Los hechos avanzan y retroceden entre los años 1993 y 2016, entre la adolescencia del autor y la muerte de Aramayona, sin seguir una línea recta aunque exista un principio y un fin de una marca hecha a fuego. De igual modo advierto un vaivén en el tono narrativo. Hay capítulos de una solemnidad abrumadora y en otros, hay alivio e incluso una pizca de humor. Todo dependerá del peso y la trascendencia de los hechos narrados, de la tensión que se quiera imprimir a una vida que había comenzado a apagarse hacía mucho. Enfrentarse a lo que Sergio del Molino cuenta en este libro acelera tu pulsopero no pretende el autor mantenernos en la cuerda floja continuamente. Sería insoportable. Así que, cuando la cosa se empieza a poner realmente negra, nos habla de Zaragoza o de los orígenes del mismo Aramayona que se remontan a un viejo pasado norteño. Respira el lector en esos instantes y libera su corazón de la opresión.
No cabe duda que esta novela tiene un profundo estilo intimista. Lo habrás advertido ya. Nos convertimos cómplices de esta narración que goza además de una contextualización perfecta, con múltiples referencias musicales, y una estructura que divide la narración en cinco bloques principales con capítulos encabezados por fechas y diálogos insertos en el texto.
Para mí ha sido una lectura inolvidable. Literatura es descubrir y yo he hecho un gran descubrimiento gracias a este libro. Y sé que el tema es duro pero no puedo dejar de recomendaros esta novela porque sé que en ella vais a encontrar una historia y a un hombre imborrables. Y así como os aconsejo que no dejéis escapar La mirada de los peces, también os vuelvo a recomendar que no dejéis de ver el reportaje que el periodista Jon Sistiaga hizo sobre Antonio Aramayona. Podéis buscarlo en Youtube.
[Algunas imágenes e ilustraciones tomadas de Google]
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