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REYES MONFORTE: 'Hubiera dado la vida por no tener que escribir esta novela'

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Sentarse junto a Reyes Monforte para conversar es un lujo. De amplia mirada y sonrisa luminosa, resulta difícil imaginársela triste cuando oyes retumbar su risa espontánea, pero es humana. De ahí que la divinidad la deje solo para sus novelas, para Un burka por amor, obra con la que emergió en el mundo literario, para La infiel, o para Una pasión rusa, tan bella historia. Vuelve ahora la periodista y escritora con una obra que rezuma emoción en cada una de sus páginas.La memoria de la lavanda es una novela que conquista por su naturalidad, por unos personajes humanos y por un entorno espectacular. 

Monforte no faltó a su cita con Sevilla, en el marco de la Feria del Libro, y entre entrevistas y presentación, pudimos robarle unos minutos para conversar con ella sobre esta última publicación. Aún resuena en mis oídos el color lavanda de su risa.


Marisa G.- Reyes, qué alegría tenerte por Sevilla otra vez después de aquella estupenda novela que nos regalaste, 'Una pasión rusa'. ¡Qué bonita la historia de Lina Codina!

Reyes M.- Sí, y funcionó muy bien. Gustó muchísimo.

M.G.- Ahora vienes con una historia totalmente distinta, muy intimista, con mucha emotividad. No sé si me voy a arriesgar mucho pero a mí me da la impresión que este no es un libro como los demás, una novela más en tu carrera. ¿Se podría decir que esta novela es 'la novela', con mayúsculas?

R.M.- Bueno, eso te dejo decirlo a ti porque yo no me atrevería. Este libro está escrito y editado como una novela pero es verdad que tiene una carga personal muy acentuada, con un mapa emocional mucho más profundo. También las anteriores narraban historias muy fuertes, con respecto a las emociones, al amor, al odio,... pero es cierto que en este me he podido vaciar un poquito más.

M.G.- A mí me está gustando mucho. Es un libro que me hace pensar en ti, a nivel emocional, porque describes las sensaciones y los sentimientos con una nitidez y una transparencia brutal. No hay artificio alguno.

R.M.- Es lo que quería lograr. Me apetecía contar esta historia con autenticidad, con verdad. Quería alejarme de lo típico cuando se habla de la muerte, de la pérdida de un ser querido y muchos lectores me han transmitido que lo que siente Lena, la protagonista de la novela, al perder a Jonas, su marido, es lo mismo que ellos han sentido cuando perdieron a su madre, a su padre, a un hermano, a un hijo... Los lectores se han visto reflejados en Lena o en los amigos que la rodean y la apoyan porque el mapa emocional de las personas es muy parecido. Creo que todos lloramos prácticamente con las mismas cosas, todos nos revolvemos si nos enfrentamos a una injusticia o nos reímos si vemos algo gracioso. A Lena le pasa como a todos nosotros, que al principio le duele muchísimo ver una fotografía de Jonas, o el hueco que ha dejado en el sofá. Sin embargo, todo eso que al principio te hace daño termina por convertirse en un bálsamo lenitivo y te ayuda a seguir adelante, a reír, a salir con tus amigos y a hacer planes de futuro. En definitiva, a cambiar el negro del luto por el color violeta de la lavanda.

M.G.- Reyes, ¿te ha dolido escribir esta novela?

R.M.- Me ha dolido verme en la necesidad de escribirla. Me hubiese gustado no tener que haberla escrito. Hubiera dado la vida por no tener que escribir esta novela pero eso no está en tu mano, es la vida la que decide. Una vez que te pasa un drama como este, entiendes que los autores tienen la suerte de poder compartir con los lectores cosas que nos emocionan, que vivimos, que sentimos, que nos dan rabia o alegría, ya sea en primera persona o a través de un personaje. Muchos opinan que escribir una novela así es una terapia, no sé si lo será o no pero es verdad que ayuda a vaciarte. 

De todos modos, aclaro que esta no es mi historia aunque sí parte de una pérdida como la que yo viví hace cinco años. Es una novela cuyo argumento transcurre a lo largo de cuarenta y ocho horas, es un viaje que realiza Lena desde Madrid hasta los campos de lavanda en Tármino, un pueblo que no existe pero que tiene su reflejo en Brihuega, (Guadalajara). Ese  viaje físico que se ve obligada a hacer para cumplir la última voluntad de Jonas, esparcir sus cenizas en esos campos de lavanda, se convierte en un viaje emocional y por eso la novela tiene tanta carga sentimental y tanta carga emocional. Lena va descubriendo cosas que vamos descubriendo todos cuando se nos va alguien muy querido. En cualquier caso, 'La memoria de la lavanda' no es un libro triste porque, aunque parte de una situación muy dura, la historia deja hueco para la esperanza e incluso para el humor, algo que está muy bien porque aquí se gestiona muy mal el dolor por la muerte de un ser querido. Sabes que en otras partes del mundo es muy distinto. En México celebran la vida que tuvieron con el fallecido o en Nueva Orleans se entierra a la gente con una banda de jazz. Aquí se nos cae el mundo. Solo queremos encerrarnos a llorar.

M.G.- 'La memoria de la lavanda' trata sobre la muerte, el amor, el duelo, el dolor, la ausencia pero aborda otras cuestiones más, como los secretos familiares que es algo que literariamente da mucho juego.

R.M.- Sí, en esta novela, a parte del mapa emocional que te comento, hay una trama literaria. No se trata de hacer un monólogo sobre la pérdida y cómo se reacciona, sino que pasan otras muchas cosas que no te puedo contar para no destripar la novela. En apenas cuarenta y ocho horas da tiempo para todo, para una muerte, para una sospecha, para la intriga. La trama literaria ayuda mucho a soportar la mochila emocional que lleva no solo Lena sino el resto de los personajes.

M.G.- Imagino que para construir el personaje de Lena habrás tirado mucho de tus propias emociones.

R.M.- Sí, claro. Es una historia de ficción y unos personajes de ficción pero ellos necesitan una biografía real o física. A Lena la he querido hacer fotógrafa retratista por aprovechar la simbología. La fotografía es la memoria de lo vivido y por eso tenía que ser fotógrafa, no podía ser otra cosa. Y sí, para dotar al personaje de esa biografía vital pero también emocional, sobre todo en un libro de estas características donde las emociones, buenas o malas, están a flor de piel, me he volcado totalmente en Lena. Desgraciadamente no he tenido que acudir a nadie para que me dijera cómo se reacciona a la mitad de la pérdida, qué se te pasa por la cabeza o por el corazón, cómo vives, cómo te levantas al día siguiente, cómo eres capaz de seguir adelante, qué preguntas te haces, qué respuestas encuentras -que no encuentras ninguna, desde luego-,... La documentación la he puesto yo. A Lena le he dejado mi mirada aunque no tiene mis ojos pero te diré que al terminar de escribir esta novela me quedé muy a gusto. Ha sido como llegar a meta. 

M.G.- Reyes, a veces se suele decir que un personaje está tan bien construido que el autor desaparece. Sin embargo, y esto te lo digo de corazón, a mí me ha gustado encontrarme contigo a través de Lena. Leía sus reflexiones, vivía sus emociones y me gustaba sentir que tú estabas detrás. 

R.M.- A lo mejor es porque me conoces porque otros lectores me han dicho que en Lena han visto a su madre. Mira el otro día en una presentación se me acercó una chica que ya había leído el libro pero quería comprar un ejemplar para su madre. Ella me explicaba que había visto en Lena todo por lo que su madre pasó durante el duelo. Cada uno ve al protagonista como quiere. Pero como no quiero engañar a nadie, insisto en que esta no es mi historia. (Risas)

M.G.- Queda claro. Y hablemos de los personajes secundarios porque Lena tiene una cohorte de amigos. De todos ellos me he fijado especialmente en dos. Por un lado está Daniel, sacerdote y primo de Jonas, al que la muerte de este parece que hace tambalear su fe.

R.M.- Sí, totalmente. Esto es algo que nos ha pasado a todos. Cuando nos enfrentamos a una pérdida no creemos que algo así nos pueda llegar a ocurrir. Siempre damos por hecho que todo lo malo les ocurre a los demás. Daniel estaba muy unido a Jonas. De hecho es el único familiar con el que se llevaba bien. Además Lena le tiene un cariño muy especial porque ella siempre dice que se heredan tanto los afectos como los odios, así que Lena hereda de Jonas el afecto que este sentía por Daniel. Y sí es verdad lo que comentas, la muerte de Jonas hace tambalear su fe, se humaniza y se aleja algo de lo divino. Él, que está tan acostumbrado a decirle a los demás que hay que tener resignación y rezar, que son los designios de Dios, de repente cuando le pasa a él se da cuenta que no es tan fácil. Y cuando llegues al final de la novela, ya verás lo que se humaniza Daniel, ya (Risas).



M.G.- Me estoy empezando a imaginar cosas... (Risas). ¿Y de Roberto, qué me dices? Creo que es un personaje al que le gusta ser centro de atención. 

R.M.- Roberto es el más gamberrete. Estudió medicina con Jonas y siempre lo ha admirado mucho. Desde que se conocieron se ha sentido como el hermano de vida, que es mucho más importante que el hermano de sangre. La familia nos viene impuesta a todos y reza para que te toque una buena pero los lazos más fuertes se dan entre los hermanos de vida. Roberto estaba muy apegado a Jonas, le consultaba todo, le preguntaba sus dudas vitales. Muy al contrario de lo que ocurre con Marco, el hermano de Jonas pero sobre eso no contamos nada porque la sorpresa que le espera a los lectores es tremenda.

M.G.- Muy fuerte, sí. Pero, hablando de Marco y su mujer Petra, se podría decir que son los malos de esta película. A mí con Marco me ha pasado algo muy curioso. Antes de descubrir ese secreto familiar del que hemos hablado antes, me daba cierta pena y casi que lo entendía. 

R.M.- Bueno, tú te refieres al primer secreto familiar. (Risas)

M.G.- ¿Pero cuántos hay? (Risas) 

R.M.- ¡Unos cuántos! (Risas) 

M.G.- Madre mía, ¡qué intriga! Estoy deseando terminarlo pero bueno, sigamos con Marco. ¿Este personaje en realidad no es una víctima de sus propias circunstancias?

R.M.- ¡Claro pero porque no has llegado al final! (Risas) Espérate y cuando la acabes me cuentas. En cualquier caso, todos somos víctimas de nuestras circunstancias lo que pasa es que unos reaccionan mejor que otros. Es verdad que Marco puede sentir cierta envida de Jonas porque es el que más liga, el que más éxito ha tenido, el que mejor trabajo tiene pero Jonas no ha hecho más que ayudarle, y eso sabiendo lo que sabe, a lo que tú todavía no has llegado. Marco es la típica persona que no sabe cuál es su lugar en el mundo y entonces lo único que hace es usurpar el lugar de los demás. 

Por otra parte, ya sabes lo que dicen, que ni los malos son tan malos, ni los buenos tan buenos pero en este caso Marco es muy, muy malo y además tenía que nacer así de malo. Me alegra que me digas que te ha generado dudas porque realmente he querido jugar con el lector a través de ese personaje, que primero os confiéis y luego ¡zas! (Risas)

M.G.- (Risas) Nos vamos a quedar de piedra por lo que veo.

R.M.- (Risas) Sí, sí, ya verás. Todos sabemos que hay gente mala, muy mala y que disfruta haciendo daño a los demás y hay otra gente que pasa por la vida para ayudar a los demás o por lo menos para no incordiar. Marco nunca ha entendido eso hasta el punto de que mucha gente se pregunta cómo dos hermanos pueden ser tan diferentes pero mira lo que pasó con Caín y Abel... En las familias siempre hay una oveja muy blanca y otra muy negra. Ahí sí que también se acumula un mapa emocional pero de odio y rencor.

M.G.- Y Petra, la segunda esposa de Marco, ¿dejará de estar tan a la sombra de Marco?

R.M.- ¿De verdad quieres que te lo diga?

M.G.- ¡No! (Risas) Ya me estás respondiendo. ¡Cuántas incógnitas se me están quedando en el aire! De todos modos te diré que desde el principio he intuido que es un personaje que está ahí como agazapado esperando a saltar.

R.M.- Ummmm, ¡es que no te lo puedo contar! (Risas)

M.G.- Vale, vale, lo dejamos ahí.  Reyes, 'La memoria de la lavanda' es una novela en la que predomina mucho la narración, cargada de muchas reflexiones. No hay mucho diálogo, al menos hasta donde yo he llegado.

R.M.- De la mitad en adelante hay más diálogo. Digamos que ocurre algo, como un punto de inflexión y a partir de ahí cambia algo el estilo. Pero sí, la primera parte es mucho más reflexiva porque el viaje físico coincide con el viaje emocional de Lena. Era necesario presentar al lector lo que siente Lena para que luego entienda lo que pasa cuando llega al pueblo y se forma la que se forma.

Por lo que me dicen los lectores, los diálogos son vivos, tienen humor. Lena está hecha polvo pero está con sus amigos y en esas conversaciones se sigue hablando de Jonas en presente. Con Jonas pasa algo muy curioso. Es el personaje ausente y sin embargo es el que más presente está...

M.G.- Es verdad. 

R.M.- ... en los recuerdos de Lena, en esos fragmentos en los que aparecen sus propias palabras, en los recuerdos y palabras de sus amigos,... Jonas está muy presente en toda la novela.

M.G.- Pero te comentaba lo de las reflexiones porque he leído algunas de Lena que me han dejado muy noqueada.  Son esas cosas que todos pensamos pero que no exteriorizamos. Por ejemplo, cuando ella reflexiona sobre el ritual del pésame con ese afán de la gente de quererte dar las condolencias cuando tú lo único que deseas es estar sola y tranquila.

R.M.- A Lena le revienta las palabras de pésame aunque sabe que ella misma las ha utilizado sin darse cuenta. Lo de 'Te acompaño en el sentimiento' es a veces mucho peor que el silencio y un simple abrazo. O por ejemplo, 'Eres muy joven y tienes que rehacer tu vida'. ¿Qué más da si soy joven o no, si he perdido al gran amor de mi vida? A Lena le enferma todo eso. Ella no tiene que rehacer su vida. Lo que quiere es su vida de antes. Nunca se supera la muerte de los seres queridos. Somos como esos jarrones que se han roto y alguien ha pegado. Siempre se notarán las marcas. 

M.G.- Jonas es un auténtico filósofo.

R.M.- Sí, aunque tiene su parte canalla y su parte práctica. Jonas es un filósofo de la vida, de la calle. Ha vivido mucho, bueno y malo. El hecho de ser un cardiólogo y tener la vida de la gente en sus manos lo hace así, sabe lo que cuesta seguir vivo y lo poco que lo valoramos. Las personas somos muy burras. Hasta que no perdemos el amor, la salud, la familia,... no nos damos cuenta de lo que teníamos. Jonas era un gran vividor, disfrutaba mucho de la vida. Todo esto le hace ser un filósofo de calle, esos son los buenos.

M.G.- Antes has mencionado el pueblo en el que te has inspirado para construir Tármino. ¿Cómo llegas a conocerlo?

R.M.- Por pura casualidad. Yo creo mucho en el destino. Lo hablamos la última vez que nos vimos. Fíjate que tenía la historia, los personajes, lo tenía todo muy claro pero no sabía dónde ubicarla. Pensé en el Mediterráneo pero como Pepe era de allí, no me iba a sentir con la suficiente libertad como para descargar todo lo que tenía dentro. No iba a tener esa distancia emocional que yo necesitaba para escribir una novela así. Pero llegaron unos amigos y me invitaron a pasar el día a Brihuega, un pueblo a unos 40 minutos de Madrid donde se celebra el festival de la lavanda cada 15 de julio. Visitar ese pueblo en esas fechas es todo un espectáculo. Te encuentras con casi mil hectáreas de campos de lavanda. Al pueblo se le conoce como la Provenza española. Es una pasada porque el 15 de julio es cuando la lavanda está en su máximo esplendor y es como un Mediterráneo de lavanda. Tiñen todo el pueblo de azul, de violeta, de lavanda, desde las iglesias, los bancos, las farolas, las fuentes, ¡el agua es azul! Es una experiencia que te llena de optimismo y vitalidad. Además hay conciertos al atardecer. Es algo maravilloso. Cuando vi todo eso me pareció un sitio perfecto para la novela. Los campos de lavanda se convierten en un personaje más, además de que permiten un juego literario estupendo dentro del luto, con esos aceites calmantes, cicatrizantes, que te ayudan a dormir.

M.G.- Ese olor a lavanda que es casi hipnótico atrapa al lector y resulta complicado abandonar la lectura. Recorremos el camino junto a Lena.

R.M.- Y además lo recorres, sin duda. El lector es un compañero más de viaje de Lena, o bien te sientes Lena porque la novela está escrita en primera persona. Esa era la idea porque todo en la vida es un viaje, el amor, el trabajo, el dolor y el duelo. En ese viaje hay paradas en las que deseas estar sola pero en otras ocasiones necesitas compañía para no volverte loco.

M.G.- Cerramos la entrevista Reyes pero antes, vamos a ver otro libro tuyo en la tele. 

R.M.- Sí, vamos a ver 'La infiel' en T5. Mediaset compró los derechos y estoy muy contenta. Están terminando de hacer el guion. Esta es una historia que cuenta la captación de mujeres occidentales por parte del terrorismo yihadista que tenemos tan presente. Creo que viene muy bien contar esta historia, mostrarle a la gente cómo empieza todo y a qué señales tenemos que estar pendientes. La novela está basada en la historia de Raquel Burgos, una chica madrileña, estudiante de periodismo, muy normal, que conoce en la línea 6 del metro a un chico musulmán, muy occidentalizado, que vestía normal, bebía alcohol,... Luego resultó que era el líder de Al-Qaeda en España y en Europa. Fue el que organizó el 11-M y el 11-S. La chica se casó con él y a los dos días estaba con su burka por Madrid, sin ver a su padre, ni a sus amigos, dejó los estudios, se convirtió al islam. ¿Cómo es posible que pase esto y no nos demos cuenta? Y así la novela cuenta qué es lo que pasa y qué es lo que sufre una mujer en estas circunstancias. Y sí, estoy muy contenta que lleven la historia a la tele, que la haga además T5 porque hace muy buena ficción y espero que funcione estupendamente bien.

M.G.- Seguro que sí.

R.M.- A ver si cuando nos veamos de nuevo, te puedo decir que van a adaptar 'La memoria de la lavanda' o 'Una pasión rusa'. ¿Te imaginas?

M.G.- Estaría muy bien. 

R.M.- Aunque 'Una pasión rusa' la veo más como película. Estuvimos hablando con una productora para hacer una serie pero yo creo que quedaría mejor como largometraje. 

M.G.- Pues hablaremos de la serie la próxima vez. 

R.M.- ¡Seguro!

M.G.- Reyes, un placer como siempre tenerte en Sevilla y poder hablar contigo. Mucha suerte con 'La memoria de la lavanda' y hasta la próxima.

R.M.- Gracias a ti.

Nos pasamos el día recomendando novelas y lecturas. Con algunas se produce un flechazo inmediato y eso es lo que ocurre cuando uno tiene La memoria de la lavanda en sus manos y comienza a leerla. Ese olor a lavanda, sedativo y pacificador, impregna el aire que nos rodea y nos adentra en una historia hermosa que no querrás abandonar. Muy pronto os cuento mis impresiones pero no voy a esperar a la reseña para recomendaros esta lectura. Leedla ya.


Ficha novela

Editorial: Plaza & Janés.
Encuadernación: Tapa dura con sobrecubierta.
Nº Páginas: 432
Publicación: Abril, 2018
Precio: 19,90€
ISBN: 9788401021565
Disponible en e-Book
Puedes empezar a leer aquí.
Ficha completa aquí.






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