Editorial: Algaida
Fecha publicación: noviembre, 2018
Precio: 20,00 €
Género: Narrativa.
Nº Páginas: 344
Encuadernación: Tapa blanda con solapa.
ISBN: 978-84-9189-039-3
[Disponible en eBook;
puedes empezar a leer aquí]
Precio: 20,00 €
Género: Narrativa.
Nº Páginas: 344
Encuadernación: Tapa blanda con solapa.
ISBN: 978-84-9189-039-3
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Autora
Mado Martínez, escritora y periodista, debutó en el género fantástico con El Misterio de Nicole Delacroix, a la que siguieron obras de ficción como La Maldición. En el año 2014 se alzó con el prestigioso Premio de Novela Ateneo Joven de Sevilla con La Santa. En no ficción destacó con títulos como La Prueba, entre otros. Es miembro del equipo radiofónico de La Rosa de los Vientos, de Onda Cero,y escribe para Muy Interesante e Historia de la Iberia Vieja.
Sinopsis
Una fría noche de diciembre, y tras muchos años sin verse, Bárbara, Juan, Tony, Jackson y Marian deciden reunirse en la antigua estación de ferrocarril de Espuelas. Al filo de la madrugada se suben a un enigmático tren. Durante el diabólico trayecto explorarán miedos sin domar, celos, culpas enraizadas en el alma y crueldades inusitadas. El tren parece anestesiarles borrando todo su dolor, permitiéndoles ser y hacer lo que nunca se atrevieron, perdonar lo imperdonable, entregarse a sus instintos más ocultos. Todo es posible entre sus vagones, hasta enamorarse de un monstruo. Nadie parece querer apearse de ese paraíso en forma de ferrocarril... Hasta que descubren que están atrapados en sus raíles.
[Información tomada directamente del ejemplar]
Así empieza El tren de las almas:
Estas pasadas Navidades hice una escapada a Madrid. Los desplazamientos en tren hasta el punto de destino siempre son un buen aliciente para relajarse y disfrutar de la lectura, por lo que no dudé en incorporar a mi equipaje un par de novelas. Lo más curioso es que no me di cuenta de lo apropiadas que eran ambas hasta que no tomé asiento en mi vagón y comencé a leer. Estaba en el interior del Ave y entre mis manos tenía la última publicación de Mado Martínez, El tren de las almas. Con un título tan sugerente y una sinopsis tan atractiva, miré a mi alrededor pensando si había elegido el medio de transporte adecuado. ¿Llegaría a mi destino?
[Lectura de las páginas 15 a 17;
música ambiental sonidos de la noche]
Estas pasadas Navidades hice una escapada a Madrid. Los desplazamientos en tren hasta el punto de destino siempre son un buen aliciente para relajarse y disfrutar de la lectura, por lo que no dudé en incorporar a mi equipaje un par de novelas. Lo más curioso es que no me di cuenta de lo apropiadas que eran ambas hasta que no tomé asiento en mi vagón y comencé a leer. Estaba en el interior del Ave y entre mis manos tenía la última publicación de Mado Martínez, El tren de las almas. Con un título tan sugerente y una sinopsis tan atractiva, miré a mi alrededor pensando si había elegido el medio de transporte adecuado. ¿Llegaría a mi destino?
A Mado Martínez la conocí en 2014 cuando ganó el Premio de Novela Ateneo Joven de Sevilla con La Santa. Aquel relato de ambiente gótico nos trasladaba al internado Rosas del Cares en Asturias, regentado por personajes de pasado tormentoso. Presencias extrañas y desapariciones de alumnas sin justificación alguna, consiguieron que disfrutara muchísimo de aquella lectura. Así que, compartiendo además el gusto de la autora por las historias de misterio, no dudé ni un momento en embarcarme en su nueva propuesta, El tren de las almas. Aunque particularmente me gustó más La Santa, no puedo negar que esta nueva novela parte de una idea original y atractiva. Aquí os traigo mis impresiones.
El argumento se inicia en diciembre de 2016 con un capítulo introductorio que servirá para presentar el escenario principal de la historia. Y es que la acción transcurre en Espuelas, un pequeño pueblo de algún lugar indeterminado de España. Se diría que es un lugar maldito y famoso por el alto índice de suicidios que se han producido en la población. Todo aquel que quisiera acabar con su vida tan solo tenía que encaminarse a la estación de tren y echarse a las vías justo en el momento del paso de algún convoy. En 1950 llegó a producirse un suicidio cada semana y las autoridades se vieron obligadas a desviar el tráfico ferroviario. Sin embargo, todos aquellos acontecimientos trágicos forjaron una leyenda alrededor de Espuelas. Los habitantes bautizaron aquella estación como la Estación de los Muertos y se rumorea que, cada 22 de diciembre, transita por aquellas vías ya inutilizadas un viejo tren en el que viajan todas las almas que perdieron la vida en el pasado.
Más allá del argumento, lo primero que salta a la vista en esta novela es su estructura. Como digo, la acción se inicia en diciembre de 2016, concretamente el señalado día 22 con el reencuentro de un grupo de viejos amigos. Hace más de quince años que Bárbara no ve a Jackson, Tony, Juan y Marian. Antaño estaban realmente unidos pero el tiempo hizo su trabajo y ahora cada uno tiene su propia vida, dentro o fuera de Espuelas. Bárbara, instigadora de este encuentro, es una apasionada de lo paranormal. De hecho, y aunque se dedica a la biología marina, lidera una especie de equipo de cazafantasmas y acude a la cita con sus amigos portando todo tipo de artilugios, como detectores de presencia, grabadoras, cámaras, medidores de campo electromagnético e incluso la ouija. La intención es comprobar si la leyenda es real, si realmente cada 22 de diciembre circula un tren misterioso por la estación del pueblo. Una vez que todos han aparecido en el punto de encuentro, en esa Estación de los Muertos, esperan a la hora convenida mientras charlan y se ponen al día. Darán las doce de la noche y atónitos contemplarán cómo llega a la estación un tren antiguo. Con el miedo metido en el cuerpo pero atraídos por el interior, el grupo de amigos subirá a ese tren sin saber muy bien hacia dónde les lleva.
A partir de este momento, la narración se moverá hacia delante y hacia atrás, hacia un pasado reciente o más remoto y hacia el futuro, por medio de saltos en el tiempo, siendo alguno de ellos bastante vertiginoso. De este modo, el lector conocerá primero cómo eran las vidas de los protagonistas antes de ese reencuentro, cómo se conocieron, qué tipo de relación existía entre ellos, qué tipo de vida llevaban o cómo se desenvolvían en sus respectivos trabajos. Es por ello que encontraremos capítulos dedicados en exclusiva a cada uno de los personajes, a Bárbara y su pasión por lo paranormal, a Tony, de familia acaudalada al que el rechazo de sus padres lo conduce al mundo de las drogas, a Juan, un antropólogo con un episodio negro en su vida que actualmente sufre de paranoias y alucinaciones tras probar la ayahuasca, a Marian, una policía viuda que ahora parece arrepentirse de ciertos actos y a Jackson, apodado así por ser un incondicional de la música del rey del pop. Todo ese background de los personajes será necesario si queremos entender lo que ocurre dentro de ese tren misterioso y fantasmagórico. Pero conocerlos a ellos también nos permitirá conocer a su entorno, a Rober, el compañero de trabajo de Marian, a Elvira, la tía de Juan, o a Maite, otro miembro de aquel grupo de adolescentes que no se ha unido al reencuentro.
Y, al margen de los distintos hilos temporales, la novela nos permite caminar en el presente desde dos perspectivas. Por un lado, lo que ocurre en el pueblo cuando advierten que los jóvenes han desaparecido y descubren que un nuevo vecino se ha suicidado. Por otro, lo que ocurrirá en el tren. Es precisamente esta parte la que más me interesaba. La autora ha sabido construir una atmósfera de ensueño donde todo es posible, donde todo tiene otro aspecto y donde todos se transforman. Sin entrar en muchos detalles, os diré que el tren permite a cada personaje enfrentarse a sí mismo y reconocer para sí ciertas cuestiones que preferían mantener ocultas para los demás y para ellos mismos. A este respecto, creí que me iba a encontrar una historia donde los personajes iban a sufrir todo tipo de sucesos horribles, que iban a estar perseguidos por espectros espeluznantes y seres del más allá y sin embargo, no es así. Quizá por esto, El tren de las almas no ha sido lo que esperaba porque creo que lo que Mado Martínez hace es construir una historia fantástica que le permita analizar las luces y sombras del ser humano, personificados en los cinco personajes de la novela. Eso sí, cuenta con un desenlace totalmente inesperado que cierra algunos capítulos pero deja abierto otros.
En cualquier caso, no puedo negar que los capítulos que transcurren en el interior del tren están llenos de tensión y suspense pues, tras ser advertidos de que deben abandonar el convoy antes de la quinta parada, los nervios se apoderan de los personajes y también del propio lector. Y lo dejo ahí para no destripar el argumento.
En cuanto a la construcción de los personajes, tengo que decir que inicialmente me despisté un poco. Tras un primer contacto con ellos llegué a pensar que era un grupo de adolescentes. Fue la forma de expresarse o las reacciones ante diversos sucesos los que me condujo a esa conclusión. No obstante, era algo imposible pues el reencuentro se produce quince años después. Un simple cálculo aritmético me hizo entender que estaba equivocada. Posteriormente se nos aclara que los personajes rondan los cuarenta años y aquí tengo que reconocer que, en según qué circunstancias, me han parecido algo pueriles, como si se hubieran quedado estancados en aquellos años en los que compartían aventuras.
Por otra parte, os diré que El tren de las almas se lee con mucha rapidez. Su argumento, si bien no alcanza un nivel de terror o suspense de infarto, está lleno de misterio y además cuenta con bastante diálogo lo que permite que la lectura fluya a buen ritmo.
En definitiva, El tren de las almas ha sido una lectura amena y entretenida de la que destacaría su originalidad y el perfil psicológico de sus personajes, algo que permite a la autora escarbar en las miserias de cada uno de ellos. Si bien es cierto que yo me esperaba terror, espectros y fantasmas, en este tren, y salvo alguna sorpresa que ningún lector espera, las almas son todas tan terrenales como la tuya, con los mismos miedos, dudas, incertidumbres y penas, un tren que pone a cada personaje ante sí mismo para hacer frente a todo aquello que ha estado evitando y a los que espera un desenlace bastante sorprendente.
[Fuente: Imagen de la cubierta tomada de la web de la editorial]
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