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LA MELODÍA DE LA OSCURIDAD de Daniel Fopiani

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Editorial: Espasa.
Fecha publicación: enero, 2018.
Precio: 16,00 €
Género: Novela negra.
Nº Páginas: 272 
Encuadernación: Rústica con solapas.
ISBN:978-84-670-5420-0
[Disponible en eBook;
puedes empezar a leer aquí]



Autor

Daniel Fopiani (Cádiz, 1990) es sargento de Infantería de Marina y escritor. Ha participado en diversas misiones de paz en el extranjero y, como jefe de los  Equipos Operativos de Seguridad Armada, ha estado desplegado en el norte de Europa, el golfo Pérsico, en el mar Rojo, Turquía, Grecia, Egipto e Irak.

En 2017 consiguió el Premio Valencia Nova de Narrativa con la novela La carcoma, y cuenta en su haber con otros galardones literarios, como el primer premio en el Certamen Internacional "Ana María Navales" y en el X Certamen de Creación Literaria "García Gutiérrez".

Escribe activamente para la revista Zenda, ha formado parte de varias antologías de relatos, ha colaborado como columnista en varios periódicos de la provincia de Cádiz y durante más de cinco años ha sido director de la revista literaria RSC.

Sinopsis

¿Podrá un hombre ciego y asediado por sus demonios hacer frente a un asesino imparable?

Adriano es un hombre acabado. Nada queda de aquel aguerrido sargento que sufrió un atentado en el País Vasco que le reventó las cuencas oculares y la vida entera: ahora es un monstruo desfigurado, ciego, que vive en Cádiz dependiente de su mujer, Patricia, que apenas soporta la rutina y que, a pesar del profundo amor que siente por su marido, no puede dejar de estar angustiada, además, por el dolor incesante de no haber tenido hijos.

Cuando el teniente Román pide la ayuda de Adriano para encontrar al asesino que aterroriza a la ciudad, él sabe que, a pesar de su ceguera, no podrá negarse. La primera víctima aparece salvajemente mutilada en el Museo Arqueológico, la segunda en uno de los parques más concurridos de Cádiz. Adriano intuye que el psicópata está emulando los doce trabajos de Hércules.

Con un ritmo vertiginoso, Daniel Fopiani ha construido un apasionante thriller cargado de audacia, emoción y profundidad psicológica. Una novela que, como si de una oscura melodía se tratara, obliga al lector a contener la respiración mientras se dirige hacia un deslumbrante y conmovedor final.

[Información tomada directamente del ejemplar]



Comencemos con unas nociones de mitología. Sabed que de la unión de Zeus y Alcmena nació un niño al que sus padres llamaron Alceo, en honor a su abuelo. Pero al llegar a la edad adulta, Apolo decidió cambiarle el nombre y pasó a llamarse Hércules, héroe de la mitología romana (Heracles, para la griega). Aquel niño se convirtió en un hombre con muchas cualidades, entre las que brillaban la fuerza y el coraje. Pero quiso el destino que, tras un ataque de ira provocado por la diosa Hera, esposa de Zeus, Hércules matara a su familia. Tras ser consciente de lo que había hecho,  cayó en un profundo arrepentimiento y decidió aislarse del mundo. Fue su hermano Ificles el que lo convenció para visitar el oráculo de Delfos y consultar a los dioses qué debía hacer para librarse de aquella culpa infinita. Entonces, como penitencia, se le impuso llevar a cabo doce tareas, todas ellas ideadas por Euristeo, su mayor enemigo. Solamente superando aquellas doce pruebas Hércules alcanzaría el perdón y la redención.

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[Fuente: Turismo España]
Esta pequeña incursión en la mitología tiene mucho que ver con la nueva publicación del gaditano Daniel Fopiani, La melodía de la oscuridad, una novela negra en la que no faltan víctimas, un asesino despiadado y unos investigadores astutos. Como ya ocurrió en La carcoma, Cádiz vuelve a ser protagonista y será justo a los pies del Hércules Farnesio, expuesto en el Museo Arqueológico de Cádiz, donde se produzca el primer asesinato. La víctima será Juan Carlos Hernández, vigilante de seguridad, que aparecerá desnudo, con la espalda despellejada y en posición de ritual. Nadie ha visto nada, nadie ha oído nada y ni siquiera las cámaras de seguridad han detectado ninguna presencia extraña. Tras este asesinato se irán sucediendo otros tantos. Las víctimas aparecen mutiladas, en posiciones imposibles o ataviadas de la manera más escalofriante. El encargado de la investigación será el teniente Román de la Guardia Civil pero su desconcierto es tan extremo que opta por contactar con Adriano, un ex miembro del cuerpo, dado de baja por incapacidad tras haber sufrido tiempo atrás un atentado de ETA en Intxaurrondo que lo dejó ciego para siempre. Román y Adriano emprenden una investigación con el objetivo de atrapar a Alceo (curioso detalle), el asesino de esta novela, un dato que conoceremos desde el principio y que no repercute en la lectura.

La melodía de la oscuridad comienza asentando bases.Lo primero con lo que se enfrenta el lector es con la cotidianidad de Adriano y su esposa Patricia. Él era un guardia civil con éxito hasta que una bomba de ETA se cruzó en su camino. Le estallaron los globos oculares y entre sus muchas secuelas quedó ciego de por vida. Ahora es un hombre malhumorado, infeliz y desdichado, un despojo, un ser inútil que no puede hacer nada por sí mismo, totalmente dependiente de su perro guía Acho y de su esposa Patricia. Ella es una mujer entregada. La infelicidad de su marido la arrastra hacia un abismo del que no sabe cómo salir.  Cuida de su marido, se preocupa por él, lo protege, lo ampara y a cambio solo recibe desplantes, reproches y malas respuestas. Su matrimonio se ha convertido en una sombra de lo que fue, ya no hay cariño ni encuentros íntimos. Por si fuera poco la única esperanza que le quedaba se esfuma irremediablemente. A pesar de sus 47 años, no ha dejado de soñar en la maternidad pero todo se acaba. Parece que la menopausia llama a su puerta. 

Fopiani presenta a los personajes principales sin prisa pero sin pausa. El lector tiene acceso a la información de la pareja a medida que se van desarrollando los primeros capítulos. Y lo mismo ocurre con Román, un lobo solitario, volcado totalmente en su trabajo como único modo de llenar sus días, pero es al llegar a casa cuando advierte su terrible soledad, un losa que le pesa cada día más. Y es que Román es viudo y sus hijos son muy mayores, con su propia vida y sin tiempo para visitas. Como él mismo dirá con un mezcla de humor y amargura, cualquier día me mandan un fax. Es un hombre que se siente superado, está cansado de la sordidez de su trabajo y necesita encontrar la cara bonita de la vida. 

Si hay algo que me gusta de las novelas de Fopiani son sus personajes. Todos están perfectamente definidos, por fuera y por dentro, y es muy fácil empatizar con todos ellos.A Adriano, a pesar de ser un hombre que no trata muy bien a su mujer, se le puede entender con facilidad. Vive rodeado de oscuridad, se ha visto obligado a renunciar a todo lo que era su vida a nivel profesional y  personal, se ha tenido que adaptar a su nueva situación porque no es igual nacer ciego que volverse ciego, así que, podemos llegar a comprender su frustración, su malestar, su amargura. Es muy interesante todo lo que un lector puede aprender sobre la invidencia, fruto de la labor de documentación del autor. Y con Patricia pasa exactamente igual, que conectamos con ella de manera inmediata. A pesar de ciertas vivencias de las que no quiero desvelar nada, ella ama a su marido pero está cansada de ser su sparring. Necesita respirar aire fresco, el mismo que necesita Adriano, el mismo que él empieza a inhalar en cuanto comienza a colaborar con Román, a pesar de que eso solo aumente los problemas con Patricia. Y con Román, ocurre tres cuartos de lo mismo. Está completamente solo y encima no hace más que meter la pata, usando expresiones que podrían ofender a Adriano por su invidencia. Esto, aunque no lo parezca, dibuja una sonrisa en el lector. 

Estos tres personajes son absolutamente naturales. Reaccionan como lo haría cualquier mortal, de ahí que sea fácil conectar con ellos, pero hay que admitir que no debe ser fácil hacer un retrato tan fidedigno de emociones y comportamientos. Son personajes de los que no solamente vamos a conocer su esfera profesional sino que el autor ahonda con cierta profundidad en su vertiente más personal e íntima por lo que el lector participará de sus sueños, deseos, alegrías, penas y decepciones. 

Sobre Alceo, su infancia y pasado, su estilo de vida y cómo llega a Cádiz,... no quiero desvelar nada. Es un personaje interesante y lleno de recovecos y oscuridades que prefiero que sea el propio lector el que lo descubra en todos su esplendor. Tan solo os comentaré que, gracias a diversos flashbacks, nos trasladaremos a Rumanía, lugar de donde es oriundo.  Allí nos asomaremos  a los asentamientos gitanos y a las mafias de Europa del Este. 



Pero el único punto fuerte de La melodía de la oscuridad no son sus personajes, a los que vamos a conocer en sus momentos más complicados. Fopiani se estruja la sesera y tira del hilo de la mitología para ensamblar una historia negrísima, sin limitarse a desarrollar el juego del ratón y el gato entre los malos y los buenos. El autor emplea una serie de resortes que consiguen que el lector se sienta dentro de la trama, bastará con emular el acento gaditano de un personaje, con la recreación gráfica de unos pasos que resuenan en nuestros oídos, con la descripción de escenas cargadas de detalles - brillante narración la del asalto a la vivienda del supuesto asesino-, todo ello como señas de identidad de un estilo por el que el autor quisiera ser reconocido. Así nos lo explicó en la entrevista que nos concedió hace unos días y que puedes leer aquí.

Y a todo esto hay que unirle un narrador omnisciente con un humor tan negro como la trama, mordaz, irónico y sarcástico, cuestiona, juzga y juega con los personajes -no perderse el juego del pasapalabras-, a los que permite hablar por sí mismos de manera ocasional. 

La melodía de la oscuridad me parece una novela bien estructurada, con una irregular alternancia de capítulos entre el desarrollo de la investigación y la ejecución de los asesinatos. Con un par de capítulos en cliffhanger, a mi juicio no posee un ritmo frenético aunque la intensidad va cobrando cuerpo con el avance hasta llegar al último tercio donde al lector le costará frenar. Se topará entonces con un desenlace que bien podría dejar la puerta abierta para futuras entregas.

En definitiva, he disfrutado bastante con la lectura de La melodía de la oscuridad. Me gustó lo que me propuso Fopiani en La carcoma y me ha vuelto a gustar lo que me propone ahora. Creo que es un autor ingenioso, que puede llegar a tener un largo recorrido gracias a un elenco de personajes peculiares y muy humanos, la baza más fuerte de su narrativa.







 

[Fuente: Imagen de la cubierta tomada de la web de la editorial]

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