Quantcast
Channel: Lecturápolis
Viewing all articles
Browse latest Browse all 2535

FERNANDO ALBERCA: 'Mi hija puede leer 300 páginas en una hora'

$
0
0
Creo que no hay mejor titular para esta entrevista que el que encabeza esta entrada. Cuando escuché decir esta afirmación a Fernando Alberca, me pareció totalmente inaudito. ¿300 páginas? ¿En una hora? Parece un sueño hecho realidad para cualquier lector que ve cómo sus lecturas se van acumulando a un ritmo que triplica el de su velocidad lectora. Inmediatamente sentí una curiosidad tremenda por conocer cómo era posible que alguien pudiera leer a tal velocidad y aproveché la oportunidad que tenía delante para saber más sobre Pequeños grandes lectores, la última publicación de Fernando Alberca, profesor de secundaria, orientador en un centro escolar y profesor de Magisterio en la Universidad de Córdoba. Su currículo es mucho más amplio (podéis leerlo aquí), y está considerado como uno de los expertos en educación más importantes. 

Cuando terminéis de leer esta entrevista, seguramente no habrá cambiado nada en vuestros hábitos lectores pero estoy convencida que sentiréis mucha curiosidad por saber qué contiene este libro y cómo os puede ayudar a mejorar con vuestras lecturas. 

[Foto cedida por el autor;
propiedad @delafuentefoto.es]
Marisa G.- Fernando, tienes una trayectoria profesional impresionante. De todos los proyectos en los que has estado involucrado, me llama la atención el Programa Argos para el Fomento de la Lectura de la que formaste parte. Es la primera vez que escucho esto, ¿en qué consiste?

Fernando A.- Bueno, ese programa ya no está en activo. Fue algo que lanzó el Ministerio de Educación, cuando estaba Mª Jesús San Segundo como ministra del PSOE. Nos reunieron a seis personas con un perfil muy definido. En concreto yo encajaba en el de profesor, director de un colegio concertado y escritor. Otro representaba al mundo editorial,... En fin, cada uno se dedicaba a una cosa. Hicimos un estudio e planteamos algunas propuestas para fomentar la lectura pero ahí quedo todo. Ya sabes cómo es esto de la política. No sé si lo siguen manteniendo. Nosotros estuvimos trabajando un año completo. 

M.G.- Entiendo. Estás considerado un experto en educación y uno de los asesores educativos más importantes. Sé que tienes ocho hijos y me pregunto si, con una experiencia tan dilatada y tantos libros publicados, ¿cometes algún error a la hora de educarlos?

F.A.- Muchísimos. Los padres perfectos son imperfectos y para eso soy muy buen padre. Cometo errores todos los días y eso es lo bueno porque nuestros hijos, al vernos cometer errores, se motivan muchísimo. Hay que hacerles entender que intentar hacerlo todo bien no es incompatible con hacerlo mal de vez en cuando y mucho menos con ser feliz. Como digo, si los hijos nos ven cometer errores se motivan mucho más. Imagínate que yo soy muy desordenado y sin embargo, uno de mis hijos mantiene un orden perfecto, lo primero que hay que hacer es mostrar nuestra admiración porque es capaz de hacer algo que yo no soy capaz. Una actitud así le da mucha fuerza a nuestros hijos. Cada uno es como es. Uno acierta y se equivoca constantemente. Hay que enseñarles con nuestro ejemplo que la felicidad es totalmente compatible con los errores y los problemas. 

M.G.- ¿Cuáles son los errores más comunes que cometen los padres a la hora de educar a los hijos?

F.A.- El error más extendido es la sobreprotección, por lo menos en el primer mundo. Estamos en un estado de bienestar que viene aparejado a la sobreprotección. Es muy común que un padre quiera evitarles problemas a sus hijos porque pensamos que, si no hay problemas, hay felicidad. No es así. Este es un error de inicio. Por otra parte, y también relacionado con la sobreprotección, tendemos a no exigir mucho a los hijos a cambio de una cierta paz. Tu hijo no hace la cama y para no tener una discusión, la haces tú. O para qué le vamos a pedir que se esfuerce si ese esfuerzo me lo puedo cargar yo. Pensar así y hacer estas cosas es natural pero debemos tener en cuenta que la sobreprotección tiene unas consecuencias nefastas. Lo primero que se consigue al proteger excesivamente al hijo es que este no aprenda a querer. Los padres sobreprotectores suelen tener hijos que no valoran a la gente que los quiere. Piensan que el mundo es hostil con ellos cuando las cosas no salen como pretenden y lo pagan con los padres, terminan por odiarlos, especialmente a la madre. Es algo muy duro pero ocurre. Con la sobreprotección convertimos a los hijos en niños indefensos e incluso, según el caso, en niños agresivos.

Seguir las tendencias que vas oyendo por ahí también es un error muy común. Dar crédito a todo lo que oímos, que si lo niños duermen mejor con música clásica, que si lo contrario. Cada familia es como es y lo que debemos hacer es reflexionar sobre la nuestra y crear nuestra propia familia con aquello que nos funciona. Es cierto que todas las familias tienen puntos comunes pero no debemos seguir cualquier modelo.

Por último, te diría que también es un error por parte de los padres el no haber aprendido a querer desinteresadamente. No podemos esperar que los hijos nos respondan siempre con buena cara, que nos gratifiquen cuando nos esforzamos por ellos. Nosotros devolvemos a los hijos lo que recibimos de nuestros padres y ellos devolverán a nuestros nietos lo que han recibido de nosotros. No hay que esperar nada a cambio y por eso hay que tener mucha paciencia. 

M.G.- En 'Pequeños grandes lectores' se explica cómo podemos hacer a nuestros hijos unos lectores plenos porque, según nos cuentas, nos han enseñado a leer mal. ¿Cómo es esto?

F.A.- En España hay cinco métodos de enseñanza de la lectura, lo cual indica que estamos algo despistados. El más extendido es el silábico que consiste en enseñar primero las letras, luego las sílabas y por último las palabras completas. Son métodos que obedecen a una mentalidad muy antigua que consideraba que había que enseñarle al niño las piezas para que luego él construyera las palabras. Pero no se tenía en cuenta que el niño, tanto antes como ahora, es mucho más memorístico, visual y emocional que lógico. La lógica es una parte pequeña del razonamiento en el niño. Es mucho mejor enseñar desde el inicio la palabra completa. Por ejemplo, 'mamá' es una palabra que se aprende fácilmente porque tiene una carga emocional muy grande. En cuanto un niño escucha esa palabra se activa y reconoce el contenido de la palabra. Ocurre igual con otras como 'papá', 'abuela', etc... Son palabras con mucha carga emocional. Es mucho mejor enseñar las palabras completas porque si lo haces a través de sílabas, el niño termina silabeando al leer. Si el niño sabe decir perfectamente 'mamá', ¿por qué silabea cuando lo ve escrito? Es muy curioso ver a un niño con una destreza lingüística fantástica, que se expresa perfectamente  y luego cuando leen parecen muy torpes y es que hemos hecho justo lo contrario a lo que deberíamos, le hemos roto las palabras en sílabas. Pero te diré más, esto también ocurre con los adultos. Puedes ver a alguien muy culto, muy formado y luego, al escucharlo leer en público, te das cuenta que se muestra inseguro y silabea. La mayoría de los adultos leen mal en público. 

El problema está en el método y no en los docentes. El método puede ser inadecuado, como el silábico, o incompleto porque se enseña comprensión, velocidad y la pronunciación. Y ahí se queda. Si el niño sabe decir 'casa' decimos que ya sabe leer pero en la lectura intervienen once elementos, así que hay ocho que no se están trabajando, como los movimientos oculares, la concentración, los hábitos posturales. Hay gente que para leer mueve los labios, ¿para qué? Si la lectura es una operación que va del ojo al cerebro no hay necesidad de que se activen los órganos fonadores. Todo el cuerpo se prepara para hablar y luego hay que refrenar ese impulso para que no salga el sonido. Así usamos un método incorrecto, que además provoca cansancio. Muchos niños dicen que no les gusta leer y sí les gusta, lo que ocurre es que han aprendido a leer empleando un mal método que provoca mucho rozamiento. 


M.G.- Ahora que has comentado los movimientos oculares, explícame qué es eso, cómo influye en la lectura. 

F.A.- Empiezo a explicártelo por la concentración. Cuando leemos debemos centrarnos en ver justamente la línea que estamos leyendo y no la de arriba ni la de abajo. Para conseguir esto, hay algunos ejercicios en el libro. Tenemos que fijarnos únicamente en la línea que vamos a leer y de este modo captaremos la información de manera más directa y limpia. Evitando que nuestro ojo esté también pendiente de las líneas superior e inferior, evitaremos mayor esfuerzo ocular y por tanto rozamiento, u obstáculo. 

Con respecto a los movimientos oculares, son aquellos que el ojo realiza para leer una línea que suele contener unas doce palabras de media. Las líneas hay que leerlas en fragmentos porque de una vez no puedes captar las doce palabras, así que tienes que desplazar el ojo hacia la derecha. Si lo desplazas cada dos palabras, haces muchos parones y la lectura cansa mucho más. Si en vez de dos palabras, tu ojo capta cuatro, habrá menos parones, menos movimientos oculares, o movimientos sacádicos, y por lo tanto la lectura será más segura y cansará menos. 

A este tipo de cosas, mover los ojos, mover los labios,... jamás se le ha dado importancia porque lo que realmente importaba es cómo pronuncia el niño pero sí que tienen su importancia, porque son rozamientos que impiden que el niño disfrute con la lectura o que el adulto lea con menos dificultad en público. Pero todo esto se puede trabajar.

M.G.- De todos modos Fernando, ¿los niños de hoy en día leen?

F.A.- Los niños leen bastante. En mi época era impensable que un niño con trece años se cogiera un libro tan gordo como Harry Potter o 'El señor de los anillos', un libro extenso y sin dibujos. Y luego hay autores para público juvenil, como Blue Jeans que en cada feria del libro siempre tiene una cola de lectores enorme. 

M.G.- ¿Pero no crees que a veces la elección de los libros en el programa escolar no es la más idónea? ¿Que se les ponen lecturas que no son adecuadas para sus edades y que eso puede contribuir negativamente?

F.A.- No hay forma de acertar con una selección de libros. Tengo la suerte de dar clase a segundo, tercero y cuarto de ESO y a cada curso se le facilita una lista de lecturas recomendadas pero, es muy difícil acertar porque el grado de madurez dentro de una misma clase varía muchísimo de un niño a otro. Hay alumnos  que están con 'La historia interminable' o Harry Potter y otros que siguen con 'Los Cinco'. La madurez es muy diversa. Y luego también están los propios gustos o la sensibilidad de cada momento. Son muchos los factores que intervienen. 

M.G.-  El libro cuenta con un subtítulo en el que se menciona el fracaso escolar. Nunca me había planteado que en dicho fracaso tuviera algo que ver la lectura o la forma en la que leemos. 

F.A.- Aunque la memoria suple en muchos casos, si no lees bien un texto es mucho más difícil retenerlo. Los niños son más emocionales que antes y la autoestima es también más baja que antes, aparte de que son mucho más inseguros. Esto es así con todos los niños pero es verdad que cuando un niño presenta dificultades de lectura como dislexia o Thda (Trastorno de hiperactividad con déficit de atención) o lateralidad cruzada, es decir que unos órganos son diestros y otros zurdos-, presentan una problemática añadida. Cuando un niño lee los enunciados en un examen, la tensión que siente impide que los lea bien. A partir de la tercera o la cuarta palabra le entra mucha inseguridad, mucha ansiedad, porque los niños, a partir de tercero de Primaria, ya están sometidos a toda esa tensión que se acentúa durante un examen. Te puedes encontrar niños que se lo saben todo el día anterior y, sin embargo, el día del examen están tan nerviosos que no se enteran de nada. Leen mejor por lo oídos que por la vista. Es algo que vemos mucho en el gabinete donde vienen niños que tienen dificultades de lectura y escolares. Si lo que leen no los entienden, se les pide que lo lean en voz alta, o bien se lo leemos nosotros, sin cambiar una coma y sin una entonación especial, y es entonces cuando lo entienden todo perfectamente. Es algo muy curioso.

M.G.- Eso me pasa a mí. Tengo que leer a veces en voz alta para comprender el texto que tengo delante. 

F.A.- Nos pasa a todos los que leemos mal.

M.G.- Es curioso y ¿cómo se debe coordinar el profesor con los padres a la hora de enseñar a un hijo a leer?

F.A.- Bueno, hay muchos estudios que determinan que un niño debe aprender a leer a tal o cual edad. Yo propongo que a partir de los dos años y medio comencemos a calentar motores enseñando una serie de hábitos, y luego con tres años, empezar a enseñarles de forma más activa, con palabras concretas. Si el aprendizaje lo va a realizar en el colegio, porque hay niños que están escolarizados incluso desde los 0 años, en casa lo que tenemos que hacer es demostrarle que la lectura también tiene una dimensión familiar y muy placentera, que no es algo que solo pertenezca a la escuela. Cada día, habría que coger al niño en brazos y leerle unos cinco minutos más o menos. Lo ideal serían unos ocho minutos como máximo y lo mínimo, lo que el niño aguante. Si él está cómodo, relajado y tranquilo podemos leerle incluso algo del libro de adulto que estemos leyendo en ese momento. Al niño eso le da igual porque lo que pretendemos es que se acostumbre al sonido, a la cadencia de las palabras, a nuestra voz. El niño terminará por relacionar la lectura con un momento agradable con el padre, la madre, la abuela,... Es un momento afectivo, de familia, de estar con un ser querido. 

Ahora bien, si son los padres los que van a enseñar directamente al niño porque comenzará a ir al colegio algo más tarde, el docente lo que tendría que hacer es perfeccionar el aprendizaje y hacerle entender textos más complejos. 

M.G.- Fernando, no sé si recordarás una campaña del Ministerio de Cultura en el que se veía a una niña imitando a su padre en todo. El lema decía 'Si tú lees, ellos leen'. ¿Esto es siempre así?





F.A.- No, en absoluto. Hay niños muy lectores con padres que no han leído en su vida y viceversa. Sin embargo, creo que si un niño tiene acceso a un buen número de libros en su casa, puede ser que sienta curiosidad y tienda a la lectura de manera natural pero no, ese lema que comentas no es ninguna fórmula mágica. 

M.G.- 'Pequeños grandes lectores' es un libro práctico porque también incluye algunos ejercicios que podemos realizar e incluso test para auto-evaluarnos y comprobar si leemos bien o mal. 

F.A.- Sí, la finalidad no es solamente tener acceso a la teoría sino que todo lo que se explica en el libro lo puedas poner en práctica, mejorar cada uno de los once elementos que intervienen en el proceso de la lectura, erradicar malos hábitos, poner en práctica otros mejores,... Todo ello viene recogido en el libro.

M.G.- Entonces no es un libro únicamente enfocado a los niños. Los adultos también podemos poner en práctica todo lo que explicas en el libro e incluso los docentes pueden emplearlo en sus clases.

F.A.- Claro. El libro se titula 'Pequeños grandes lectores' pero todo lo viene ahí recogido es aplicable a los adultos y por supuesto, a los docentes les puede ser de mucha utilidad, más que nada para lo que te comento, eliminar usos que se han ido empleando desde siempre y que, con los años, se ha demostrado que no son prácticas útiles.

M.G.- ¿Y si yo pongo en práctica todo lo que expones en el libro, llegaré a convertirme en una lectora como una de tus hijas?  He oído que lee a una velocidad increíble.

F.A.- (Risas) Mi hija puede leer 300 páginas en una hora, sí. La gente se sorprende mucho y me pregunta, ¿pero se entera? Claro que se entera. Esto se consigue con una lectura sin rozamiento. Mi hija ha estado trabajando para una editorial durante un tiempo, como lectora de manuscritos. Le mandaban el texto por la mañana y por la tarde ya tenía realizado el informe. En la editorial estaban sorprendidísimos porque claro, no es lo usual. Ellos esperaban recibir el informe de lectura a la semana o así, pero no a las pocas horas. 

M.G.- Increíble. Me encantaría leer así de rápido y en cualquier situación porque yo necesito mucho silencio para leer. No puedo leer con ruido a mi alrededor.

F.A.- Te falta concentración. Hay muchos ejercicios que te pueden ayudar a conseguir una mejor concentración de tal modo que te aísles de lo que te rodee y te centres en la lectura.

M.G.- Pues Fernando, pienso poner en práctica todo lo que recoges en el libro. Creo que es un volumen muy interesante y al que le puedo sacar mucho partido.

F.A.- Creo que sí.

M.G.- Muchas gracias por esta conversación.

F.A.- Muchas gracias a ti.

El día que Fernando Alberca estuvo en Sevilla de promoción me fue imposible citarme con él pero la temática de su libro me parecía tan interesante que no quise dejar mis dudas y preguntas en el aire, así que él, amablemente, se prestó a conversar conmigo por teléfono. Una hora estuvimos hablando de métodos de aprendizaje, de las técnicas, del proceso, de cómo mejorar en la lectura. Me parece todo tan fascinante que quiero leer el libro en su totalidad y poner en práctica los ejercicios que me plantea. Me gustaría que hubiera un antes y un después en mi forma de leer a partir de este libro. ¿Y a ti? ¿No te gustaría mejorar la forma en la que lees?


Ficha novela

Editorial: Vergara.
Encuadernación: Tapa blanda con solapas.
Nº Páginas: 416
Publicación: Febrero, 2019
Precio: 17,90€
ISBN: 9788417664022
Disponible en e-Book
Puedes empezar a leer aquí.
Ficha completa aquí.






Viewing all articles
Browse latest Browse all 2535

Trending Articles