El pasado 14 de mayo acudí a la presentación de La fuente de los siete valles de Félix G. Modroño (Editorial Erein), la nueva novela del autor vizcaíno al que sigo desde sus orígenes y a quien conocí en esta ciudad de Sevilla. El acto tuvo lugar en el Restaurante Milongas y allí nos congregamos un buen puñado de lectores, 'amigos a los que he llegado a través de las letras y antiguos compañeros de trabajo', como señaló Modroño.
Solo y sin maestro de ceremonias, inició el acto de presentación haciendo un breve repaso nostálgico a su pasado, recordando la manera en la que llegó a la literatura, que pasó de ser un hobby a una necesidad, y cómo su pasión por las letras le hizo plantearse abandonarlo todo, dejar Sevilla atrás, y regresar al norte para centrarse en la escritura.'Fue tras ganar el Premio de Novela Ateneo de Sevilla en 2014 con "Secretos del Arenal", cuando esa idea cruzó mi cabeza', apuntó. Asegura que desde entonces han ocurrido muchas cosas, que en el silencio y en la soledad que necesita para sus letras ha reflexionado mucho sobre el paso del tiempo y la huella que deja en nuestro cuerpo y nuestro espíritu.
Precisamente fue la idea de la pérdida de juventud junto a una visita al Monasterio de San Millán de la Cogolla y aquella lección sobre el nacimiento del castellano que le impartieron siendo un niño, el motor de arranque de La fuente de los siete valles.'Durante la visita al monasterio, el vice prior me mostró códices con más de setecientos años y me permitieron visitar el infiernillo, una estancia en la que se guardaban los libros prohibidos por la Inquisición', nos relató. Eran códices en los que se advertían las tachaduras realizadas sobre los textos por los inquisidores de Navarra durante los siglos XVI y XVII, algo que impresionó mucho a Modroño.
Sin faltar el humor que le caracteriza, nos contó que supo de la existencia de una fuente a la que denominaban La fuente de los frailes, que, a través de un sistema de canalización con más de cuatro kilómetros de longitud, abastecía el monasterio de agua. La búsqueda de aquella fuente que de repente le parecía tan importante, provocó alguna anécdota divertida que compartió con los asistentes. Pero aseguró que lo más curioso era que surgía de nuevo ante él la idea del paso del tiempo, de la vejez y del agua como elixir de juventud.'Es que los novelistas vamos juntando todas esas piezas que poco a poco van surgiendo ante nosotros. Luego toca reordenarlas en nuestra mente para montar la novela', aseguró.
La fuente de los siete valles es fruto de una dedicación exclusiva a las letras, de invertir todo su tiempo en la búsqueda de la documentación necesaria, de perderse en los escenarios y de empaparse de una atmósfera que trasladará al lector a la Rioja de finales del siglo XIX y principios del siglo XX. Sin querer encasillar el libro bajo ninguna etiqueta puntualiza que 'es una novela homenaje al romanticismo del siglo XIX tan ligado a la añoranza de lo perdido, a la exaltación de las emociones, al amor por la tierra, incluso con un punto fantástico'. Estamos ante una novela con la que cambia ligeramente de registro, algo que espera que sus lectores habituales le consientan porque le apetecía innovar y adentrarse por nuevos caminos.
Enumeró también algunos personajes históricos que podemos encontrarnos entre estas páginas. Figuran nombres como el de Marcelino Menández Pelayo o el de Pascual Gayangos, un personaje fundamental durante la desamortización de los conventos a principios del siglo XIX. 'Necesitaba un personaje que rescatara y recuperara todas las joyas literarias y artísticas que desaparecieron durante la desamortización y resulta que ese personaje existió de verdad'. De Gayangos nos contó que era un hombre muy erudito, un buscavidas que, valiéndose de un caballo y una carreta, recorría los pueblos, de monasterio en monasterio, a lo largo y ancho de una España profunda y muy atrasada para recuperar muchos de los libros que hoy, gracias a él, figuran en la Real Academia de la Historia.'Aunque luego leí que estuvo a punto de vender el único ejemplar del "Cantar del Mío Cid" a los británicos', señaló entre risas. No obstante, y aunque en su novela aparecen los nombres mencionados junto a otros como Espartero y María Lejárraga, -Modroño se une a la actual reivindicación de la figura de esta mujer que se vio obligada a firmar sus obras con el nombre de su marido para que fueran publicadas-, el lector también podrá encontrar entre las páginas de La fuente de los siete valles a personajes reales que no han pasado a la historia pero que también desempeñaron un papel importante en su tiempo y su lugar, como Eusebio el panadero o todos los monjes que habitaban en el monasterio en el momento en el que se desarrolla la trama.
Y aunque es un tanto reticente a resumir el argumento de sus novelas en las presentaciones, al final, bosquejó algunas pinceladas sobre la trama de la misma, de esta novela de la que asegura que la ha escrito de un tirón sin horarios para comer o dormir. En este vídeo podéis escuchar al autor hablar del protagonista, Pablo Santos.
Como cierre del acto, Félix Modroño tuvo cariñoso detalle con dos asistentes al acto. Figuraba entre el público su padre, que cumplía 80 años, y un buen amigo, que alcanzaba la cifra de 94 años. Así que, tras apagar las luces, entonamos el cumpleaños feliz y se apagaron las velas de una tarta. Tras aquel momento emotivo, el autor pudo conversar con los asistentes mientras tomábamos una copa de vino.
Sin duda, fue un reencuentro estupendo con Félix G. Modroño como seguro que es estupenda esta nueva novela, La fuente de los siete valles.
Sin duda, fue un reencuentro estupendo con Félix G. Modroño como seguro que es estupenda esta nueva novela, La fuente de los siete valles.
Ficha novela
Editorial: Erein.
Encuadernación: Rústica.
Nº Páginas: 296
Publicación: Abril, 2019
Precio: 20,00 €
ISBN: 9788491094463
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