La sencillez y la humildad son dos de las cualidades que más valoro en una persona. Ante alguien que transita por la vida casi sin hacer ruido, tiendo a despojarme de todo tipo de prejuicios e inmediatamente me uno a su causa. Pero si esas son dos características importantes en cualquier ciudadano de a pie, lo son aún más en aquellas personas que, por un motivo u otro, han despuntado. Y es que, la vida da muchas sorpresas. Un día uno empieza a dejar notas en los lugares por los que se mueve, abre un blog, vuelca sus emociones en un espacio virtual, te llama una editorial, publicas un libro y te siguen miles de personas. Ese cataclismo puede provocar dos alternativas: o te crees un semi-dios o sigues manifestando tu sencillez y tu humildad. Por suerte, y creo no equivocarme, David Galán, o Redry, optó por la segunda opción. Al menos eso es lo que presentí el día que lo conocí.
Hace un par de semanas recaló en Sevilla para presentarnos su segundo poemario, Huir de mí, con el que ha ganado el Premio EspasaesPoesía en su segunda edición. Los que me conocéis, sabéis que asomo poco por los vernos pero he de reconocer que, en esta nueva poesía que se hace ahora, es fácil reconocerse y terminas por darte cuenta que no eres tan distinto a otra persona, aunque esa persona pueda ser tu hijo y viva en otro punto de este país.
M.G.- David, ¿qué ha supuesto para ti ganar este premio, aparte de la dotación económica?
Hace un par de semanas recaló en Sevilla para presentarnos su segundo poemario, Huir de mí, con el que ha ganado el Premio EspasaesPoesía en su segunda edición. Los que me conocéis, sabéis que asomo poco por los vernos pero he de reconocer que, en esta nueva poesía que se hace ahora, es fácil reconocerse y terminas por darte cuenta que no eres tan distinto a otra persona, aunque esa persona pueda ser tu hijo y viva en otro punto de este país.
[Fuente: Facebook autor] |
David G.- Me ha provocado mucho vértigo ganar este premio. Todavía no me he hecho a la idea. Creo que tengo que reposarlo con calma y comprobar dentro de unos meses qué ha pasado realmente. Obviamente, es un honor haber conseguido este premio.
M.G.- Anteriormente publicaste 'Abrázame los monstruos' con Espasaespoesia, un sello creado en 2015 y por el que han pasado nombres como Irene X, Marwan, Diego Ojeda, Loreto Sesma,... Aparte de las editoriales, de las concentraciones y recitales, a tu juicio, ¿qué otras iniciativas se podían llevar a cabo para dar más visibilidad a la poesía?
D.G.- No sabría decirte. Creo que lo poco que se está haciendo ahora, por lo menos, se está haciendo bien. Lo que se debe es publicar más libros de poesía, y que no queden olvidados en ningún cajón. Normalmente la poesía está en los desvanes de las casas y no debería ser así. Debería estar peleándose con otros géneros y estar bien posicionada para que se vea. Mientras más se ven las cosas más accesibles son. En esto contribuyen mucho las redes sociales, a las que yo tacho de escaparate pero no siempre es así. Las redes sociales llegan a mucha gente joven y eso ayuda en la expansión de cualquier cosa, de cualquier arte.
M.G.- 'Huir de mí' es el segundo volumen pero tu relación con la escritura va mucho más allá de los dos poemarios que hasta el momento has publicado. Me hizo gracia leer que sueles dejar pequeños 'post-it' con frases por los lugares por los que pasas.
D.G.- Eso es algo anecdótico y gracioso. Cuando empiezo a escribir tendría diez o doce años. Empiezo a recoger algunas notitas en libretas. Solía llevar siempre una conmigo para ir apuntando cosas. Un día se me ocurrió dejar alguna de esas notas en el autobús que cogía para ir a clase. Pero luego aparece Internet y es cuando veo que hay blogs donde la gente escribe sus cosas, así que me dio por abrir el mío. En es blog tenía dos o tres visitas al mes. Seguramente serían mis amigos que se habían equivocado al pinchar y después de eso surgen las redes sociales. Poder escribir en redes me parece mágico.
M.G.- Pero de escribir tus notas en una libreta y de publicar en tu blog, llegas al mundo editorial, ¿cómo es ese salto?
D.G.- Me tocó la lotería, por decirlo de alguna forma. Llegó un momento en el que tenía tantas cosas publicadas en el blog que empecé a soñar con publicar, aunque fuera un solo ejemplar en mi vida, uno solo. Después de muchos años recibí una llamada que me cambia la vida. Me llamó Belén Bermejo, mi editora actual, para decirme que le gustaba mi blog y me proponía hacer algo. Así aparece 'Abrázame los monstruos'.
M.G.- ¡Qué bien! Los blogs son un buen método de captación.
D.G.- Sí que lo son. Sé que ahora a algunos nos llaman los poetas de Instagram pero siempre digo que el que dice eso es que no ha leído mucho y no se ha interesado mucho por determinados autores. Yo llevo muchos años escribiendo, antes de que existieran redes sociales, y muchos años asistiendo a micros-abiertos para escuchar a otros.
M.G.- ¿Pero, qué supone para ti la poesía, David?
D.G.- Para mí, la poesía es una forma de vida. Más allá de las letras y el papel y de lo que cuente cada uno, yo lo vivo como una forma de ver las cosas desde otro punto de vista, que te emociona, que te traspasa, ver lo que nos rodea desde un concepto distinto, es como ese fotógrafo que sabe dónde colocar la cámara para sacar la mejor fotografía. Yo intento hacer lo mismo pero con los momentos que vivo a diario o con las personas con las que me cruzo en la calle.
M.G.- Sé que eres profesor de educación infantil. Me pregunto si los niños también te ayudan a percibir ese mundo del que hablas de otro modo.
D.G.- Los niños son mágicos. En el aula soy feliz con ellos. Los niños tienen esa sensibilidad y naturalidad, esa sinceridad y espontaneidad que los hace totalmente distintos. Los adultos estamos corrompidos pero los niños, con su forma de ser, son mágicos, como mágica es la poesía, algo que transporta a un lugar o a una sensación que no sabrías describir de ninguna otra forma más que con poesía.
M.G.- 'Huir de mí' es un título que nos induce a pensar que nosotros mismos somos nuestros peores enemigos. No sé si van por ahí los tiros.
D.G.- 'Huir de mí' es la huida de uno mismo. En un momento triste o crudo decido ponerme a relatar todo lo que me está pasando. Es intentar huir de lo que estás viviendo en ese instante, de una situación, de un lugar, de una persona,... pero al final de quien tienes que huir es de ti mismo para convertirte en otra persona que no eres en ese momento.
M.G.- Pero, ¿cuál es el trasfondo de tus poemas? He visto que hay mucho de relaciones personales, de amor, de desamor, pero incluso hay un poema dedicado al otoño.
D.G.- En ese poema hablo de un momento vivido justo en esa estación del año, de ahí el título. En realidad, mis poemas siempre forman parte de esa huida que te comentaba, una huida que puede ocurrir en cualquier momento del año.
M.G.- Estoy hablando constantemente de poemas pero leí una entrevista que te hicieron hace un año en la que afirmabas que tú no eras poeta ni escribías poemas, sino que escribías cosas. ¿Sigue siendo así?
D.G.- Sí, lo reafirmo. Siempre he dicho que tengo un infinito respeto por la poesía porque la admiro, porque me apasiona, porque la vivo. Simplemente con la tradición poética que tenemos en este país, con todos los poetas españoles que ha dado la Historia de la Literatura siento mucho vértigo y me abruma que me cataloguen como poeta. Dentro de muchos años, cuando sea viejo y esté en mi casa rodeado de libros, podré mirar atrás, ver lo que he hecho y lo que he escrito e igual puedo decir soy poeta, soy escritor o no. Eso ya se verá. Ahora mismo no puedo decirlo.
M.G.- ¿Cuáles son tus referentes en poesía?
D.G.- Te podría decir tanto nombres clásicos como actuales. La misma Irene X es un referente increíble en esta actualidad, Marwan y por supuesto nombres tan conocidos como Miguel Hernández, Lorca,... Luego otros con los que comparto afinidad serían Ana Barrero o Esteban Belmonte. Y si me voy ya a mi propia casa, a mi ciudad, te podría decir nombres como Miguel Cornejo.
M.G.- Pero hay una gran diferencia entre los poemas de Lorca y lo que hacéis ahora mismo. Imagino que fruto de la evolución de nuestros tiempos.
D.G.- Por supuesto pero hay que leer a unos y otros. Todo cambia, todo evoluciona. No podemos escribir como hace un siglo. Al menos yo no podría escribir así. Tengo que escribir sobre lo que siento, lo que me emociona, con mis palabras y con mis recursos.
M.G.- Quizá esa poesía encorsetada, regida por una estructura, por una rima,... ¿eso se ha perdido ya o todavía hay gente de tu edad que lo sigue haciendo?
D.G.- Tengo un amigo al que admiro muchísimo porque solo escribe sonetos. Me parece un genio. A leer sus poemas te das cuenta es que pura matemática. Es ponerse a exponer un sentimiento haciendo encaje de bolillos. Tiene que cuadrar todo. Yo soy incapaz. A mí me gusta coger el folio, perderme y ver qué sale. Algunas cosas sí las estructuro y cambio formatos pero me gusta el verso libre y creo que me desenvuelvo bien.
M.G.- Háblame un poco de la estructura del libro porque entre los poemas se pueden encontrar páginas con fondo negro y frases sueltas.
D.G.- Me gusta escribir frases y algunas de ellas se identifican bien con la historia que cuenta el poema. Son frases tristes, de hecho el libro empieza con una que dice 'Esto me va a doler'. Quería añadir esas pinceladas para hacer saltos entre una cosa y otra y hacer el libro más ligero.
El libro, además, tiene tres objetivos, tres mensajes. El primero, que se puede hablar de todo. No hay que poner pegas a estar triste y describirlo de forma cruda. Sin embargo, a lo largo de esa huida, de esa tristeza, hago una reflexión, que constituiría el segundo mensaje y es que de algo malo siempre puedes sacar algo bueno. Los malos momentos te ayudan a aprender a fijarte en los pequeños detalles que son los que realmente nos dan la felicidad. Y por último, el tercer mensaje tiene que ver con cómo empieza y acaba algo. La primera y la última frase del libro hablan de la sensibilidad que quiero reivindicar porque siempre se piensa que ser sensible es ser débil. Creo que es justo lo contrario. Ser sensible y mostrar nuestras emociones es algo bueno que al final te puede cambiar la vida. Es más fácil mandar a la mierda a alguien que decirle que la quieres y darle un abrazo. Eso habría que cambiarlo.
M.G.- Pero es que vivimos en un mundo un poco árido y hostil para los sensibles.
D.G.- Lo sé y por eso quiero cambiarlo.
M.G.- Pues me parece fantástico. Yo también soy de las que piensa que las pequeñas cosas son las que nos dan la felicidad.
D.G.- He aprendido a disfrutar de cada minuto de mi vida.
M.G.- David, dice el jurado que te concedió el premio que tu poemario 'representa a la perfección unas inquietudes y desazones con las que el lector actual se sentirá plenamente identificado'. Yo creo que tienen toda la razón, ¿no?
D.G.- Sí. De una forma o de otra, todos hemos podido vivir algún momento como el que cuento en los poemas. Si con alguna palabra alguien se siente identificado, me siento feliz.
M.G.- He estado mirando tus redes sociales. Cuelgas muchas fotos en las que se ven frases cortas y muy inspiradoras. Y otra cosa que me ha llamado la atención, tienes artículos de merchandising.
D.G.- Eso surgió porque los lectores me lo pidieron. En ningún momento se me ocurrió hacer camisetas ni nada pero hubo un momento que la gente me preguntaba si se podían hacer camisetas con mis frases. Me pareció bien y al final, yo mismo opté por hacer algo así. Hice treinta o cuarenta camisetas y me las quitaron de las manos. De vez en cuando hago una tirada con una frase nueva. Están gustando mucho. Además quería que respetaran la estética. Quería que fueran con la misma tipografía de la máquina de escribir.
M.G.- ¿Por qué usas esa tipografía?
D.G.- Todo empezó porque del blog pasas a las redes sociales. Me costaba mucho condensar los textos que escribía en el blog para Twitter, un red que antes te dejaba muchos menos caracteres que ahora. Y luego está Instagram. Ahí solo puedes poner imágenes. Así que, después de mucho tiempo ideando cosas que en principio no funcionaron un día cogí una nota de papel como aquellas que dejaba en los autobuses. Hacía una foto de esas notas con algún lugar de Valladolid de fondo y me gustó el resultado. Luego quise darle un vuelvo estético. Me hice con una vieja máquina de escribir que un primo mío tenía en un desván y empecé a usarla para escribir las frases. Y ahí cambió todo. Instagram explosionó. He ido perfeccionando esta técnica. Lo primero que puse de fondo fue mi ciudad pero luego, cuando salía de viejas, usaba fondos de otras ciudades.
M.G.- Ya entiendo. Bueno, y te voy a hacer una pregunta que no te ha hecho nadie. Lo de Redry, ¿de dónde viene?
D.G.- (Risas) La pregunta del millón.
M.G.- (Risas) ¿Ves como no te lo había preguntado nadie?
D.G.- Ya... A ver, cuando era pequeño jugaba a un juego que se llamaba 'Final Fantasy'. Cogí dos nombres de dos personajes y los mezclé. Era la época de poner tu nick en Messenger y lo uso desde entonces.
M.G.- Vale. Me queda claro. ¿Y cuáles son los proyectos que tienes en mente?
D.G.- Proyectos como tal no tengo. Tengo objetivos a largo plazo pero a mí me gusta ir paso a paso. Tengo muchas ideas sobre lo que me gustaría que fueran mis próximos libros pero ya veré si llego a eso. Si llegan esos libros es porque tengan que llegar, no quiero forzar nada. Quiero disfrutar del camino. Como te decía antes, disfrutar del presente.
M.G.- Pero ¿seguimos hablando de poesía?
D.G.- Uff... mejor no te desvelo nada.
M.G.- Vale, vale. Esperaremos entonces. Bueno, David, un placer conocerte y espero que sigas teniendo mucho éxito.
D.G.- Gracias a ti.
Lo reitero. Sencillez y humildad. Me encanta.
D.G.- Gracias a ti.
Lo reitero. Sencillez y humildad. Me encanta.