Nacionalidad: Española.
Director: Gracia Querejeta.
Reparto: Maribel Verdú, Juana Acosta, Paula Echevarría, Antonio Resines, Asier Rikarte, Miguel Bernardeu, Raúl Peña, Nora Navas, Teresa Lozano, Montse Pla, Roberto Bonacini, Luis Tosar, Javier Perdiguero, Mikel Tello, Jon Bermúdez, Ignacio Herráez, Francisca Horcajo, Jazmín Abuín, Javier Cámara, Txema Blasco.
Género: Comedia
Sinopsis: El hijo adolescente de Leyre, un ama de casa acomodadamente divorciada, mata a su padre en un arrebato. Ella decide hacer lo imposible por ocultarlo, desatando a su pesar una caótica ola de crímenes en la ciudad de Bilbao. Mientras, la nueva esposa del difunto y su implacable abogada tratan de ocultar la jugosa trama de corrupción en la que se movían. Pero no habían contado con la perseverancia de la pareja de inspectores de la Ertzaintza encargados del caso.
[Fuente: Filmaffinity]
Me sorprende lo poco que me sonaba esta película y más teniendo en cuenta que Mediaset está detrás y ya sabemos lo que eso significa, campañas de publicidad bastante invasivas pero sinceramente no recuerdo ningún anuncio. Aunque, por otra parte, esa falta de información también puede venir a demostrar que veo poca televisión y mucho menos, Tele 5. Sin embargo, me resisto mucho menos a las plataformas donde elijo lo que quiero y cuando quiero y fue así, mirando en Movistar+, como me topé con Ola de crímenes. La verdad es que, a primera vista, no me pareció una cinta española. Al ver la cartelera pensé por un momento que se trataba de una comedia americana, tontorrona e infumable, que solo sirve para tenerla de música de fondo mientras miras el móvil, pero al darle a información me llevé una sorpresa. Comedia española, dirigida por Gracia Querejeta y protagonizada por Maribel Verdú acompañada de un montón de nombres bien conocidos en nuestro cine.'Venga, vamos a verla', pensé. Y a ello me puse hace unos días.
Ola de crímenes narra la historia de Leyre (Maribel Verdú), una mujer divorciada de Cosme (Luis Tosar) y madre de Asier, un hijo un tanto especial. Cosme está casado actualmente con Vanesa (Paula Echevarría) pero mantiene alguna relación esporádica con Leyre, lo que le viene bien porque ella vive en una suntuosa casa de una zona residencial, no tiene trabajo y la pensión que le pasa Cosme es escasa para mantener su nivel de vida. Así que, entre revolcón y revolcón, pueden caer un par de zapatos bonitos o el abono de alguna factura. Sin embargo, todo se complica cuando su ex marido se aburre de ese plan extramarital, opta por romper definitivamente con ella y vender la casa en la que Leyre vive con su hijo, al que por cierto su padre no soporta. La decisión acaba con el asesinato de Cosme en manos de Asier y a partir de ahí se inicia una particular bajada a los infiernos.
Leyre intentará encubrir a su hijo en todo momento, buscando la manera de salir del entuerto y endosarle el muerto a otro, nunca mejor dicho. A todo ello hay que sumarle que Cosme no era trigo limpio sino un promotor inmobiliario con negocios más negros que el carbón en el que están involucrados Vanesa y Susana (Juana Acosta), su abogada. La investigación por asesinato puede levantar la liebre y destapar toda una red de desfalco y para que eso no ocurra, es fundamental controlar el móvil de Cosme, dispositivo que está desaparecido desde el momento de la muerte.
Y por si Leyre no tuviera suficientes problemas, Julen, el único amigo de su hijo, está locamente enamorado de ella, lo que lo complica todo aún más.
La investigación correrá a cargo del inspector Andoni Galarza (Antonio Resines) y su compañero Juantxu. El primero es un policía a punto de jubilarse que no tiene más vida que el trabajo y cuidar de un padre enfermo y muy anciano. Divorciado, sin dinero y con una vida gris, la tentación llamará a su puerta. El segundo es un policía de la nueva escuela, fiel a los principios de su profesión pero poco dado al protocolo.
Pues bien, si mezclamos todo esto en una coctelera nos sale un largometraje que nos habla de los celos, la venganza, el amor por los hijos, la corrupción y el sexo. Una cinta que intenta pasar por comedia pero que difícilmente arranca una ligera sonrisa. Más allá de alguna escena algo simpática y de la histriónica interpretación de Maribel Verdú, no hay mucho que se pueda salvar en esta película. Es más, hay algunas partes que me sobran como la recreación de la mente calenturienta de Julen o las escenas de cama con Leye. Tengo la impresión que Ola de crímenes aspiraba a más de lo que al final ha conseguido porque no convence en ningún momento y el único punto fuerte de la cinta es su reparto.
Los papeles principales están interpretados por nombres más que conocidos y que poseen bastante solvencia, algunos más que otros. Paula Echevarría no termina de encajar en un papel que no resulta convincente. Maribel Verdú está bastante correcta. Sobre ella se sustenta prácticamente toda la película mostrando una actitud de nerviosismo y torpeza extrema. Frente a ella, y en esta ocasión, me quedo con el trabajo de Juana Acosta. Su personaje pisa con fuerza, se mueve con soltura y le otorga mucha vivacidad a su texto. Ahora bien, tengo que decirlo porque si no reviento. Los tres personajes representan a tres mujeres con carácter pero se ve que para ello, es necesario estar todo el día subidas a unos vertiginosos zapatos de tacón de aguja y mostrar un escote generoso al que asoman senos voluptuosos. Me ha resultado llamativo que las tres compartan tales características como si solo por ello una se convirtiera en femme fatale, cuando resulta que, para hacer lo que estas mujeres hacen, hay que echar mano de la inteligencia y la astucia y no es necesario recurrir a los 18 cm de tacón ni a un balconette. Lo que digo, se percibe incluso desde la cartelería.
Pero sigamos con el reparto. A los nombres femeninos se unen otros tantos masculinos. Raúl Arévalo interpreta a un taxista implicado en un asunto del que él no sabe nada y al que todo le coge por sorpresa. Me gusta mucho este actor en sus papeles cómicos. Tengo la sensación de que un actor, para sentirse verdaderamente como tal, cree necesario interpretar papeles dramáticos pero a mí no me lo parece. Si pienso en los trabajos de Arévalo, me vienen a la mente con más potencia aquellos en los que ha sacado su vis más cómica.
En paralelo tenemos a Antonio Resines en su papel de Andoni, un ertzaintza que no pasa un buen momento y que aportará la parte más dramática de la película. A él le pasa justo lo contrario que a Arévalo, que en esta ocasión su papel se envuelve de una seriedad tremenda. Su interpretación es tan correcta como la de Verdú.
Por otra parte, tenemos unos cuantos cameos. Luis Tosar ostenta un papel diminuto, una lástima porque es un grandísimo actor. Y lo mismo le ocurre a Javier Cámara, el responsable de que podamos lanzar alguna que otra sonrisa en el visionado.
En cuanto a la estructura, la historia comienza cuando el crimen y todos los acontecimientos posteriores han tenido lugar. Leyre quiere confesar sus crímenes y para ello acude a una iglesia para retroceder en el tiempo una vez está dentro del confesionario, con alguna vuelta al presente justo a mediados de la película, toda la historia está narrada en flashback.
En definitiva, Ola de crímenes es un largometraje que se deja ver (simplemente). Funciona muy bien para un viernes o un sábado por la noche cuando el resto de la programación resulta aún más infumable. Es una película que entretiene sin más, con buenos actores y unas interpretaciones que bueno, tampoco van a dejar un gran recuerdo. Poco más puedo deciros de esta cinta que se ve tan rápido como se olvida.
Pues bien, si mezclamos todo esto en una coctelera nos sale un largometraje que nos habla de los celos, la venganza, el amor por los hijos, la corrupción y el sexo. Una cinta que intenta pasar por comedia pero que difícilmente arranca una ligera sonrisa. Más allá de alguna escena algo simpática y de la histriónica interpretación de Maribel Verdú, no hay mucho que se pueda salvar en esta película. Es más, hay algunas partes que me sobran como la recreación de la mente calenturienta de Julen o las escenas de cama con Leye. Tengo la impresión que Ola de crímenes aspiraba a más de lo que al final ha conseguido porque no convence en ningún momento y el único punto fuerte de la cinta es su reparto.
Los papeles principales están interpretados por nombres más que conocidos y que poseen bastante solvencia, algunos más que otros. Paula Echevarría no termina de encajar en un papel que no resulta convincente. Maribel Verdú está bastante correcta. Sobre ella se sustenta prácticamente toda la película mostrando una actitud de nerviosismo y torpeza extrema. Frente a ella, y en esta ocasión, me quedo con el trabajo de Juana Acosta. Su personaje pisa con fuerza, se mueve con soltura y le otorga mucha vivacidad a su texto. Ahora bien, tengo que decirlo porque si no reviento. Los tres personajes representan a tres mujeres con carácter pero se ve que para ello, es necesario estar todo el día subidas a unos vertiginosos zapatos de tacón de aguja y mostrar un escote generoso al que asoman senos voluptuosos. Me ha resultado llamativo que las tres compartan tales características como si solo por ello una se convirtiera en femme fatale, cuando resulta que, para hacer lo que estas mujeres hacen, hay que echar mano de la inteligencia y la astucia y no es necesario recurrir a los 18 cm de tacón ni a un balconette. Lo que digo, se percibe incluso desde la cartelería.
Pero sigamos con el reparto. A los nombres femeninos se unen otros tantos masculinos. Raúl Arévalo interpreta a un taxista implicado en un asunto del que él no sabe nada y al que todo le coge por sorpresa. Me gusta mucho este actor en sus papeles cómicos. Tengo la sensación de que un actor, para sentirse verdaderamente como tal, cree necesario interpretar papeles dramáticos pero a mí no me lo parece. Si pienso en los trabajos de Arévalo, me vienen a la mente con más potencia aquellos en los que ha sacado su vis más cómica.
En paralelo tenemos a Antonio Resines en su papel de Andoni, un ertzaintza que no pasa un buen momento y que aportará la parte más dramática de la película. A él le pasa justo lo contrario que a Arévalo, que en esta ocasión su papel se envuelve de una seriedad tremenda. Su interpretación es tan correcta como la de Verdú.
Por otra parte, tenemos unos cuantos cameos. Luis Tosar ostenta un papel diminuto, una lástima porque es un grandísimo actor. Y lo mismo le ocurre a Javier Cámara, el responsable de que podamos lanzar alguna que otra sonrisa en el visionado.
En cuanto a la estructura, la historia comienza cuando el crimen y todos los acontecimientos posteriores han tenido lugar. Leyre quiere confesar sus crímenes y para ello acude a una iglesia para retroceder en el tiempo una vez está dentro del confesionario, con alguna vuelta al presente justo a mediados de la película, toda la historia está narrada en flashback.
En definitiva, Ola de crímenes es un largometraje que se deja ver (simplemente). Funciona muy bien para un viernes o un sábado por la noche cuando el resto de la programación resulta aún más infumable. Es una película que entretiene sin más, con buenos actores y unas interpretaciones que bueno, tampoco van a dejar un gran recuerdo. Poco más puedo deciros de esta cinta que se ve tan rápido como se olvida.