Año: 2018
Nacionalidad: Española.
Director: Daniel Calparsoro.
Reparto: Raúl Arévalo, Aura Garrido, Hugo Arbués, Belén Cuesta, Antonio Dechent, Aitor Luna, Luis Callejo, Sergio Mur, Julieta Serrano, Juan López-Tagle, Antonio Durán, Alfredo Villa, Patricia Vico, Javier Perdiguero, Jorge Usón, Álvaro Villaespesa, Jon Bermúdez, Mateo Jalón, Ignacio Herráez, Victor Castillo.
Género: Thriller.
Sinopsis: Nico, un niño de diez años, recibe una carta con una amenaza de muerte, pero nadie en su entorno parece creerle. Jon, un joven obsesionado con los números, investiga una serie de muertes ocurridas a lo largo de los años en el mismo lugar y que parecen tener un patrón en común. Descifrar esta secuencia quizá sea lo único que podrá salvar a Nico.
Calparsoro lleva a la gran pantalla una de las novelas del autor Paul Pen, El aviso, y recurre a nombres del palmarés cinematográfico español como Raúl Arévalo, actor y director, Belén Cuesta y Aura Garrido.
Independientemente de la calidad literaria de la novela, en la que no puedo entrar porque no la he leído, la película narra la obsesión, fundamentada o no, de un joven matemático. Jon Zarate es un genio de los números que sufre esquizofrenia. Controla su enfermedad con la medicación pertinente que toma a golpe de reloj. Sabremos que está de baja médica y tiene una vida tranquila hasta que su mejor amigo David es herido en un fuego cruzado. David y Jon acuden a una gasolinera, la 24 horas, para comprar hielo y allí se produce un tiroteo que acaba con David en coma. El hermano de David es policía e inmediatamente se inicia una investigación pero Jon también hará sus propias averiguaciones y descubrirá que en ese lugar se han cometido diversos asesinatos a lo largo del tiempo, todos en la misma fecha, el 12 de abril, y en todos ellos han estado implicados el mismo número de personas, con las mismas edades. Se produce así una ecuación matemática que Jon debe resolver.
Diez años después de este luctuoso hecho conoceremos a un niño de diez años que sufre acoso escolar. Nico es el típico niño del que abusan los mayores del centro escolar. Vive con su madre Lucía quien intenta enseñar al pequeño que debe hacer frente a sus propios fantasmas pero el niño vivirá un infierno doble, al que le someten sus compañeros de aula y el que le produce una nota intimidatoria que encuentra en su mochila y que parece proceder de un adulto.
Las dos líneas temporales irán avanzando de forma paralela. Solo en las primeras escenas de Nico se nos advertirá que hemos dado un salto hacia delante en el tiempo pero el espectador sabrá que Jon, David y Andrea, la novia de la víctima, forman parte del pasado, mientras que Nico y Lucía constituyen el presente. Aún así, reconozco que a veces me despistaba y mezclaba hilos temporales que, dicho sea de paso, se sustentan en las Cuatro Torres de Madrid pues si bien en el pasado aparecen en construcción, ya en el presente están en pleno funcionamiento.
El punto de partida de la novela es bueno, diría que incluso bastante bueno pero ocasionalmente el guion carece de sustento. Inicialmente desconocemos la relación que existe entre Jon y David. Más adelante sabremos que son simplemente buenos amigos pero también se da a entender que Jon y Andrea tuvieron un pasado que se quebró tras un ingreso prolongado de Jon en una unidad psiquiátrica. Un dato al que, de haberlo entendido bien, se le podría haber sacado más sustancia. Luego, existen ciertas cuestiones que quedan muy en el aire, y que deberían de haber quedado más apuntaladas sin necesidad de entrar en demasiada profundidad. A eso hay que añadirle que ciertos detalles carecen de credibilidad. Pongo un ejemplo, ¿qué madre se queda impasible cuando ven que golpean a su hijo? ¿Qué madre no se come al director del centro educativo nada más ver que a su hijo lo están golpeando? Lucía se lo piensa. En lugar de exponer una queja en dirección intenta aleccionar a su hijo e infundirle valor para que devuelva con golpes los golpes que recibe. Y sigo, las consecuencias de algunos hechos de vital importancia se circunscriben únicamente a Madrid y más concretamente a un hospital madrileño, como si solo hubiera uno. No puedo dar más detalles pero si veis la película, advertiréis que es un dato que choca.
Desconozco si todo esto se produce tal cual en la novela. En cualquier caso, tengo que reconocer que la cinta mejora levemente a medida que nos vamos acercando al final, que se produce algún giro interesante que levanta algo el ánimo del espectador pero no lo suficiente como para salvar la película en su totalidad. Creo que, si bien las interpretaciones no son muy significativas -he visto a Raúl Arévalo toreando en mejores plazas- la peor baza se la lleva el guion que es flojo y con lagunas.¿De dónde procede esa ecuación de la que os hablaba antes? De todos modos, los personajes tampoco están muy bien definidos. Me ha faltado algo más de curriculum en el caso de Jon, así como en la relación que él mantiene con David o con Andrea.
En definitiva, El aviso tenía buenos mimbres -suspense, acción, intriga y algo sobrenatural o fantasía- y sin embargo el filme se balancea como un barco en plena tormenta por los fallos de guion, por unas interpretaciones que no terminan de cuajar y por una dirección que luce poco. Como mero entretenimiento está bien pero no deja poso ninguno, ni mueve ni conmueve.
[Fuente: Filmaffinity]
Independientemente de la calidad literaria de la novela, en la que no puedo entrar porque no la he leído, la película narra la obsesión, fundamentada o no, de un joven matemático. Jon Zarate es un genio de los números que sufre esquizofrenia. Controla su enfermedad con la medicación pertinente que toma a golpe de reloj. Sabremos que está de baja médica y tiene una vida tranquila hasta que su mejor amigo David es herido en un fuego cruzado. David y Jon acuden a una gasolinera, la 24 horas, para comprar hielo y allí se produce un tiroteo que acaba con David en coma. El hermano de David es policía e inmediatamente se inicia una investigación pero Jon también hará sus propias averiguaciones y descubrirá que en ese lugar se han cometido diversos asesinatos a lo largo del tiempo, todos en la misma fecha, el 12 de abril, y en todos ellos han estado implicados el mismo número de personas, con las mismas edades. Se produce así una ecuación matemática que Jon debe resolver.
Diez años después de este luctuoso hecho conoceremos a un niño de diez años que sufre acoso escolar. Nico es el típico niño del que abusan los mayores del centro escolar. Vive con su madre Lucía quien intenta enseñar al pequeño que debe hacer frente a sus propios fantasmas pero el niño vivirá un infierno doble, al que le someten sus compañeros de aula y el que le produce una nota intimidatoria que encuentra en su mochila y que parece proceder de un adulto.
Las dos líneas temporales irán avanzando de forma paralela. Solo en las primeras escenas de Nico se nos advertirá que hemos dado un salto hacia delante en el tiempo pero el espectador sabrá que Jon, David y Andrea, la novia de la víctima, forman parte del pasado, mientras que Nico y Lucía constituyen el presente. Aún así, reconozco que a veces me despistaba y mezclaba hilos temporales que, dicho sea de paso, se sustentan en las Cuatro Torres de Madrid pues si bien en el pasado aparecen en construcción, ya en el presente están en pleno funcionamiento.
El punto de partida de la novela es bueno, diría que incluso bastante bueno pero ocasionalmente el guion carece de sustento. Inicialmente desconocemos la relación que existe entre Jon y David. Más adelante sabremos que son simplemente buenos amigos pero también se da a entender que Jon y Andrea tuvieron un pasado que se quebró tras un ingreso prolongado de Jon en una unidad psiquiátrica. Un dato al que, de haberlo entendido bien, se le podría haber sacado más sustancia. Luego, existen ciertas cuestiones que quedan muy en el aire, y que deberían de haber quedado más apuntaladas sin necesidad de entrar en demasiada profundidad. A eso hay que añadirle que ciertos detalles carecen de credibilidad. Pongo un ejemplo, ¿qué madre se queda impasible cuando ven que golpean a su hijo? ¿Qué madre no se come al director del centro educativo nada más ver que a su hijo lo están golpeando? Lucía se lo piensa. En lugar de exponer una queja en dirección intenta aleccionar a su hijo e infundirle valor para que devuelva con golpes los golpes que recibe. Y sigo, las consecuencias de algunos hechos de vital importancia se circunscriben únicamente a Madrid y más concretamente a un hospital madrileño, como si solo hubiera uno. No puedo dar más detalles pero si veis la película, advertiréis que es un dato que choca.
Desconozco si todo esto se produce tal cual en la novela. En cualquier caso, tengo que reconocer que la cinta mejora levemente a medida que nos vamos acercando al final, que se produce algún giro interesante que levanta algo el ánimo del espectador pero no lo suficiente como para salvar la película en su totalidad. Creo que, si bien las interpretaciones no son muy significativas -he visto a Raúl Arévalo toreando en mejores plazas- la peor baza se la lleva el guion que es flojo y con lagunas.¿De dónde procede esa ecuación de la que os hablaba antes? De todos modos, los personajes tampoco están muy bien definidos. Me ha faltado algo más de curriculum en el caso de Jon, así como en la relación que él mantiene con David o con Andrea.
En definitiva, El aviso tenía buenos mimbres -suspense, acción, intriga y algo sobrenatural o fantasía- y sin embargo el filme se balancea como un barco en plena tormenta por los fallos de guion, por unas interpretaciones que no terminan de cuajar y por una dirección que luce poco. Como mero entretenimiento está bien pero no deja poso ninguno, ni mueve ni conmueve.
Tráiler: