La huella del mal ha llegado pisando fuerte. La sinopsis apuntaba maneras desde el mismo instante en que Planeta anunció su publicación y aunque se han visto tímidas reseñas hasta el momento, hay que decir que todas son bastante positivas y recomiendan la lectura de esta novela.
Manuel Ríos San Martín, fuertemente vinculado con el mundo televisivo, es el autor de esta nueva obra, y con él estuvimos conversando a su paso por Sevilla.
Marisa G.- Manuel, eres guionista, director de cine y no es la primera incursión en literatura que haces. Sin embargo, se dice que 'La huella del mal' es tu proyecto más personal, ¿por qué?
Manuel Ríos San Martín, fuertemente vinculado con el mundo televisivo, es el autor de esta nueva obra, y con él estuvimos conversando a su paso por Sevilla.
Marisa G.- Manuel, eres guionista, director de cine y no es la primera incursión en literatura que haces. Sin embargo, se dice que 'La huella del mal' es tu proyecto más personal, ¿por qué?
Manuel R.- Son frases que se suelen decir pero sí es cierto que, cuando trabajas en televisión, lo haces con un equipo muy grande que va aportando ideas. Nunca escribes tú solo, aunque seas el coordinador o el jefe. Es algo muy divertido y te lo pasas bien. Pero la novela tiene mucho más de trabajo en solitario. Evidentemente después hay gente que la lee y te da su opinión pero casi el cien por cien del trabajo lo haces tú solo. Es verdad que solo por eso es el proyecto más personal.
M.G.- ¿Ser guionista ayuda a la hora de sentarse a escribir? ¿Se comparten técnicas?
M.R.- Sí. Lo que más ayuda es la profesionalidad. Si eres guionista no te da miedo el típico folio en blanco ni te da pereza sentarte a escribir. Tienes creada una especie de dinámica que te facilita las cosas. Es como un deportista, si una persona está entrenada y hace deporte a diario, correrá bien todos los días.
Luego hay cosas técnicas que también ayudan. Los diálogos o la estructura de los guiones cuenta mucho a la hora de escribir una novela pero como te digo, lo que es el oficio en sí, es esencial para escribir una novela de quinientas páginas.
M.G.- Has escrito una novela policíaca que arranca cuando se descubre un cadáver en el yacimiento de Atapuerca. ¿Cómo se te ocurre usar ese escenario?
M.R.- No fue intencionado sino que simplemente sucedió. Hace seis años visité Atapuerca. En el Carex tienen reproducciones de enterramientos neandertales. Uno de mis hijos pequeños se acercó a tocar uno de los muñecos que simulan estos enterramientos. Entonces me pregunté qué pasaría si de repente, un chico que estuviera allí de visita, fuera a tocar aquel muñeco y descubriera que era una chica de verdad, muerta hace pocas horas. A partir de ahí, el proyecto y la novela fueron creciendo.
M.G.- Pero tú tenías un cierto interés por el periodo neandertal, ¿no? Digamos que no te metes en esto de cero sino que ya había un bagaje.
M.R.- Sí, sí... Y había leído ya mucho sobre Atapuerca y sobre Arsuaga.
M.G.- La novela ocurre en la actualidad aunque hace mucha referencia al periodo neandertal. ¿Se podría decir que es una novela policíaca clásica sin tintes históricos?
M.R.- La parte de investigación que transcurre en el presente es muy clásica. Sin embargo, también tiene una parte filosófica que nos vincula con el pasado. Atapuerca se podría haber usado simplemente como un escenario pero al ir escribiendo la novela, se fue metiendo en todo, en lo primitivo frente a lo actual, en la violencia de los seres humanos primitivos frente a la violencia del hombre actual, en el canibalismo de entonces,... De una manera natural la historia se fue tintando de una especie de barniz para mostrar cómo era el hombre primitivo.
M.G.- Es decir, estableces una comparación del aquel hombre con el de ahora para ahondar en ciertos temas como la religión, la muerte, la violencia,...
M.R.- Exacto. Muchos de esos temas surgieron hace treinta mil, cincuenta mil o cuatrocientos mil años. El miedo a la muerte, la violencia, la empatía,... forman parte del hombre desde hace miles de años. Me interesaba saber qué queda del hombre primitivo en nosotros.
M.G.- Y aunque han pasado esos miles de años, ¿quizá no hay tanta diferencia con el hombre actual?
M.R.- Intelectual, no hay tanta. Hace treinta o cuarenta mil años, los sapiens eran igual de inteligentes que nosotros, muchos más fuertes y grandes, muchos más libres. Seguramente tendrían un lenguaje tan sofisticado como el nuestro. José Mª Bermúdez de Castro, uno de los directores de Atapuerca, me contó que un neandertal podría estudiar hoy en la universidad junto con nosotros.
M.G.- No me lo podría haber imaginado nunca... En cualquier caso, el crimen de Eva Santos, la víctima de la novela, tiene vinculación con otro crimen ocurrido seis años atrás, lo que invita a pensar que estamos ante un asesino en serie.
M.R.- Ese es uno de los temas que se plantea en la novela. Efectivamente no está claro si es un asesino en serie o un imitador. De hecho, el juez que lleva el caso, vuelve a reunir a la pareja de investigadores, un chico y una chica, que ya se encargaron de ese crimen de hace seis años. Uno de ellos ya no es policía, pero el juez le pide su colaboración como asesor. Este reencuentro genera mucho conflicto porque ambos tienen mucho carácter y en el pasado tuvieron una historia de amor que fue algo complicada. Entonces él era el jefe de ella, y ahora es ella la que está a cargo de la investigación. Todo esto genera mucha tensión en la investigación.
M.G.- Con lo cual la novela se vertebra en dos partes, la investigación policial y la relación personal de estos investigadores, ¿cierto?
M.R.- Así es. La relación personal influyó mucho en que no se resolviera el caso anterior y vuelve a tener mucha presencia en la actualidad. En cualquier caso, diría que la novela tiene tres hilos, por un lado está el puro thriller, por otro lado la relación entre estos dos personajes y luego estaría todo lo humano y filosófico que tiene una presencia significativa.
M.G.- La novela cuenta con muchos personajes. Hay muchos sospechosos. En ese sentido juegas al despiste con el lector porque cada uno de ellos tiene mucho que ocultar.
M.R.- Sí, sí,... pero no me gusta hacer trampas. Lees libros o ves alguna serie en el que, al final de alguna escena, alguien pone cara de malo. Eso no me gusta porque es una trampa fácil. He intentado que el lector vaya sospechando de distintos personajes de la novela pero son personajes que se defienden bien y no parecen malos. Algunos serán buenos y otros no, entre estos últimos, habrá gente que tenga algo que ocultar pero eso no significa que sea el asesino.
M.G.- Todos tenemos algo que ocultar.
M.R.- Eso es evidente. Y cuando la policía llega a una investigación criminal tiene que desentrañarlo todo y a veces es muy duro porque, de repente, salen todos los trapos sucios de la familia de la víctima. Hay un momento en la novela en la que se dice que en nuestro móvil está todo y así es. Ahí están tus búsquedas de Internet, tus fotos, tus contactos,... Un mundo en el que se ocultan muchas cosas que no queremos que salgan a la luz.
M.G.- Manuel, toda la investigación policial requiere de un cierto conocimiento por parte del autor. Imagino que tú ya contabas con toda esa información gracias a los guiones de las series.
M.R.- Es verdad que haciendo series se aprende mucho. Hice la serie 'Soy el solitario', aquella de la detención del atracador de bancos y ahí entré mucho en contacto con la policía. A raíz de eso, conocí a Ángel Galán, un comisario que se acaba de jubilar hace poco, al que le he podido preguntar siempre muchas cosas pero que también me ha permitido asistir a varios cursos de investigación que él ha impartido. Esos cursos son sobre todo para detectives privados y a mí me han venido muy bien para saber cómo se investiga de verdad. En general, noto que en las series y en las novelas se investiga como quiere el escritor.
M.G.- Y no como es en realidad.
M.R.- Eso es. Entiendo que la realidad, a veces tiene una parte aburrida. Esa parte, o la obvias o la haces más amena, pero hay muchas cosas muy interesantes de una investigación que nunca quedan reflejadas. En esta novela, he tratado de contar cómo se investiga realmente y te pongo un ejemplo. En las películas, el informe forense suelen darlo por la noche pero ese documento habitualmente tarda unos cuatro días en elaborarse. Es importante saber la verdad y aprovecharla.
M.G.- Para escribir la novela, también te has tenido que documentar en otras materias porque el cadáver de la víctima aparece colocado en posición fetal, siguiendo ciertos rituales.
M.R.- Por suerte, he podido contar con la ayuda de José Mª Bermúdez de Castro. A él le he ido formulando cuestiones de fondo, por qué el canibalismo, por qué la religión, por qué la violencia,... Eran preguntas más filosóficas. Algunas las respondía más rápido y otras se tomaba su tiempo para pensar. Él tiene un blog y a veces, como fruto de las conversaciones que teníamos, publicaba alguna entrada. Esas conversaciones son las que se reflejan en la novela, son las que tienen la policía y el asesor de la policía con el director de la excavación. No es una documentación fría.
M.G.- ¿Y qué te contaban sobre la violencia? Sabemos que hay cráneos en los que se ve perfectamente que sufrieron un traumatismo.
M.R.- Hablamos mucho sobre el canibalismo, que tiene mucho que ver con la violencia. Se ha debatido mucho sobre por qué se produjo canibalismo, si era alimenticio, si era ritual,... Las últimas investigaciones parecen apuntar a un canibalismo por luchas entre clanes. El clan que vencía se comía a los hijos del clan que perdía. Los huesos parecen que indican eso, a lo que hay que sumar que ese era precisamente el comportamiento de los chimpancés. Solemos decir que los chimpancés son muy simpáticos pero hay que saber que son hiper violentos. Hay documentadas guerras entre clanes de chimpancés que han durado cuatro años.
M.G.- La novela no solo transcurre en Atapuerca sino en los alrededores. Para ello has creado un pueblo ficticio que se llama Niebla, parece un nombre metafórico.
M.R.- Sí. Todo en la novela es muy realista. Si se habla de una plaza, un cementerio,... todo eso existe. Pero quería que hubiese algo que vinculara al lector con la ficción. Lo he hecho a través de ese pueblo inventado. Eso coloca al lector desde el inicio dentro de un producto de ficción.
M.G.- ¿Tu sabes que en Huelva hay un pueblo que se llama Niebla? Un sitio precioso con un castillo...
M.R.- Lo sé ahora, sí. Tendré que ir para hacerme unas fotos. (Risas)
M.G.- (Risas) Estaría bien. Tengo una curiosidad Manuel. ¿Es verdad que se puede participar en experiencias recreando la vida en la prehistoria?
M.R.- Es real, lo que pasa es que en mi novela se lleva al extremo. Ellos desarrollan experiencias en las que, durante cuatro o cinco días, viven en plena naturaleza, sin móvil, sin reloj. Obviamente no cazan animales ni tienen sexo prehistórico, al menos que yo sepa, porque van incluso niños. Así que está basado en algo real pero ficcionado.
M.G.- En cuanto a la estructura Manuel, por lo que he podido ver es bastante lineal, con algún salto en el tiempo para unir el crimen actual con el de hace seis años, ¿funciona así?
M.R.- Sí, la novela tiene seis grandes partes, con capítulos cortos, y cada parte tiene dos flashbacks del pasado. Sin que se pierda el hilo narrativo del presente, hay que contar varias cosas del pasado porque influye en el presente.
M.G.- La novela es como un aliciente para visitar Atapuerca. Por lo menos, a mí me han entrado muchas ganas de visitar el yacimiento.
M.R.- Totalmente. Creo que va a ser una novela que va a generar visitas por un lado, y por otro, que gente que ya conoce Atapuerca, le va a apetecer leer la novela.
M.G.- Manuel, cuando se crea un personaje que es investigador policial, estamos acostumbrado en que se conviertan en saga. No sé si tú te lo has planteado.
M.R.- La novela tiene su resolución y no nace como una trilogía. Es verdad que, si de repente los personajes funcionan y la novela funciona, los que sobrevivan podrían continuar, no digo que no. Pero en principio, es una novela que empieza y acaba.
M.G.- Y tú que tienes mano, ¿la ves en el cine?
M.R.- Me gustan más las series porque te da más capítulos para desarrollar las tramas pero llevar una novela al cine es un proceso muy lento. Primero la novela tiene que tener éxito, luego una productora se tiene que interesar, la tiene que vender a una cadena,... Son procesos que requieren, como mínimo, dos años, con lo cual hay que tomárselo con calma.
M.G.- Manuel, la historia es apasionante. Me parece original porque no he leído ninguna historia dispuesta así, y con vinculación con la prehistoria.
M.R.- También creo que es original. Es lo que más llamó la atención a Planeta.
M.G.- Pues lo dejamos aquí. Gracias por tu tiempo y mucha suerte.
M.R.- Gracias a ti. Un placer.
Ficha novela
Editorial: Planeta.
Encuadernación: Tapa dura con sobrecubiertas.
Nº Páginas: 576
Publicación: Junio, 2019
Precio: 19,90 €
ISBN: 978-84-08-20691-0
Disponible en e-Book
Puedes empezar a leer aquí.
Ficha completa aquí.
M.R.- Sí, sí... Y había leído ya mucho sobre Atapuerca y sobre Arsuaga.
M.G.- La novela ocurre en la actualidad aunque hace mucha referencia al periodo neandertal. ¿Se podría decir que es una novela policíaca clásica sin tintes históricos?
M.R.- La parte de investigación que transcurre en el presente es muy clásica. Sin embargo, también tiene una parte filosófica que nos vincula con el pasado. Atapuerca se podría haber usado simplemente como un escenario pero al ir escribiendo la novela, se fue metiendo en todo, en lo primitivo frente a lo actual, en la violencia de los seres humanos primitivos frente a la violencia del hombre actual, en el canibalismo de entonces,... De una manera natural la historia se fue tintando de una especie de barniz para mostrar cómo era el hombre primitivo.
M.G.- Es decir, estableces una comparación del aquel hombre con el de ahora para ahondar en ciertos temas como la religión, la muerte, la violencia,...
M.R.- Exacto. Muchos de esos temas surgieron hace treinta mil, cincuenta mil o cuatrocientos mil años. El miedo a la muerte, la violencia, la empatía,... forman parte del hombre desde hace miles de años. Me interesaba saber qué queda del hombre primitivo en nosotros.
M.G.- Y aunque han pasado esos miles de años, ¿quizá no hay tanta diferencia con el hombre actual?
M.R.- Intelectual, no hay tanta. Hace treinta o cuarenta mil años, los sapiens eran igual de inteligentes que nosotros, muchos más fuertes y grandes, muchos más libres. Seguramente tendrían un lenguaje tan sofisticado como el nuestro. José Mª Bermúdez de Castro, uno de los directores de Atapuerca, me contó que un neandertal podría estudiar hoy en la universidad junto con nosotros.
M.G.- No me lo podría haber imaginado nunca... En cualquier caso, el crimen de Eva Santos, la víctima de la novela, tiene vinculación con otro crimen ocurrido seis años atrás, lo que invita a pensar que estamos ante un asesino en serie.
M.R.- Ese es uno de los temas que se plantea en la novela. Efectivamente no está claro si es un asesino en serie o un imitador. De hecho, el juez que lleva el caso, vuelve a reunir a la pareja de investigadores, un chico y una chica, que ya se encargaron de ese crimen de hace seis años. Uno de ellos ya no es policía, pero el juez le pide su colaboración como asesor. Este reencuentro genera mucho conflicto porque ambos tienen mucho carácter y en el pasado tuvieron una historia de amor que fue algo complicada. Entonces él era el jefe de ella, y ahora es ella la que está a cargo de la investigación. Todo esto genera mucha tensión en la investigación.
M.G.- Con lo cual la novela se vertebra en dos partes, la investigación policial y la relación personal de estos investigadores, ¿cierto?
M.R.- Así es. La relación personal influyó mucho en que no se resolviera el caso anterior y vuelve a tener mucha presencia en la actualidad. En cualquier caso, diría que la novela tiene tres hilos, por un lado está el puro thriller, por otro lado la relación entre estos dos personajes y luego estaría todo lo humano y filosófico que tiene una presencia significativa.
M.G.- La novela cuenta con muchos personajes. Hay muchos sospechosos. En ese sentido juegas al despiste con el lector porque cada uno de ellos tiene mucho que ocultar.
M.R.- Sí, sí,... pero no me gusta hacer trampas. Lees libros o ves alguna serie en el que, al final de alguna escena, alguien pone cara de malo. Eso no me gusta porque es una trampa fácil. He intentado que el lector vaya sospechando de distintos personajes de la novela pero son personajes que se defienden bien y no parecen malos. Algunos serán buenos y otros no, entre estos últimos, habrá gente que tenga algo que ocultar pero eso no significa que sea el asesino.
M.G.- Todos tenemos algo que ocultar.
M.R.- Eso es evidente. Y cuando la policía llega a una investigación criminal tiene que desentrañarlo todo y a veces es muy duro porque, de repente, salen todos los trapos sucios de la familia de la víctima. Hay un momento en la novela en la que se dice que en nuestro móvil está todo y así es. Ahí están tus búsquedas de Internet, tus fotos, tus contactos,... Un mundo en el que se ocultan muchas cosas que no queremos que salgan a la luz.
M.G.- Manuel, toda la investigación policial requiere de un cierto conocimiento por parte del autor. Imagino que tú ya contabas con toda esa información gracias a los guiones de las series.
M.R.- Es verdad que haciendo series se aprende mucho. Hice la serie 'Soy el solitario', aquella de la detención del atracador de bancos y ahí entré mucho en contacto con la policía. A raíz de eso, conocí a Ángel Galán, un comisario que se acaba de jubilar hace poco, al que le he podido preguntar siempre muchas cosas pero que también me ha permitido asistir a varios cursos de investigación que él ha impartido. Esos cursos son sobre todo para detectives privados y a mí me han venido muy bien para saber cómo se investiga de verdad. En general, noto que en las series y en las novelas se investiga como quiere el escritor.
M.G.- Y no como es en realidad.
M.R.- Eso es. Entiendo que la realidad, a veces tiene una parte aburrida. Esa parte, o la obvias o la haces más amena, pero hay muchas cosas muy interesantes de una investigación que nunca quedan reflejadas. En esta novela, he tratado de contar cómo se investiga realmente y te pongo un ejemplo. En las películas, el informe forense suelen darlo por la noche pero ese documento habitualmente tarda unos cuatro días en elaborarse. Es importante saber la verdad y aprovecharla.
M.G.- Para escribir la novela, también te has tenido que documentar en otras materias porque el cadáver de la víctima aparece colocado en posición fetal, siguiendo ciertos rituales.
M.R.- Por suerte, he podido contar con la ayuda de José Mª Bermúdez de Castro. A él le he ido formulando cuestiones de fondo, por qué el canibalismo, por qué la religión, por qué la violencia,... Eran preguntas más filosóficas. Algunas las respondía más rápido y otras se tomaba su tiempo para pensar. Él tiene un blog y a veces, como fruto de las conversaciones que teníamos, publicaba alguna entrada. Esas conversaciones son las que se reflejan en la novela, son las que tienen la policía y el asesor de la policía con el director de la excavación. No es una documentación fría.
M.G.- ¿Y qué te contaban sobre la violencia? Sabemos que hay cráneos en los que se ve perfectamente que sufrieron un traumatismo.
M.R.- Hablamos mucho sobre el canibalismo, que tiene mucho que ver con la violencia. Se ha debatido mucho sobre por qué se produjo canibalismo, si era alimenticio, si era ritual,... Las últimas investigaciones parecen apuntar a un canibalismo por luchas entre clanes. El clan que vencía se comía a los hijos del clan que perdía. Los huesos parecen que indican eso, a lo que hay que sumar que ese era precisamente el comportamiento de los chimpancés. Solemos decir que los chimpancés son muy simpáticos pero hay que saber que son hiper violentos. Hay documentadas guerras entre clanes de chimpancés que han durado cuatro años.
M.G.- La novela no solo transcurre en Atapuerca sino en los alrededores. Para ello has creado un pueblo ficticio que se llama Niebla, parece un nombre metafórico.
M.R.- Sí. Todo en la novela es muy realista. Si se habla de una plaza, un cementerio,... todo eso existe. Pero quería que hubiese algo que vinculara al lector con la ficción. Lo he hecho a través de ese pueblo inventado. Eso coloca al lector desde el inicio dentro de un producto de ficción.
M.G.- ¿Tu sabes que en Huelva hay un pueblo que se llama Niebla? Un sitio precioso con un castillo...
M.R.- Lo sé ahora, sí. Tendré que ir para hacerme unas fotos. (Risas)
M.G.- (Risas) Estaría bien. Tengo una curiosidad Manuel. ¿Es verdad que se puede participar en experiencias recreando la vida en la prehistoria?
M.R.- Es real, lo que pasa es que en mi novela se lleva al extremo. Ellos desarrollan experiencias en las que, durante cuatro o cinco días, viven en plena naturaleza, sin móvil, sin reloj. Obviamente no cazan animales ni tienen sexo prehistórico, al menos que yo sepa, porque van incluso niños. Así que está basado en algo real pero ficcionado.
M.G.- En cuanto a la estructura Manuel, por lo que he podido ver es bastante lineal, con algún salto en el tiempo para unir el crimen actual con el de hace seis años, ¿funciona así?
M.R.- Sí, la novela tiene seis grandes partes, con capítulos cortos, y cada parte tiene dos flashbacks del pasado. Sin que se pierda el hilo narrativo del presente, hay que contar varias cosas del pasado porque influye en el presente.
M.G.- La novela es como un aliciente para visitar Atapuerca. Por lo menos, a mí me han entrado muchas ganas de visitar el yacimiento.
M.R.- Totalmente. Creo que va a ser una novela que va a generar visitas por un lado, y por otro, que gente que ya conoce Atapuerca, le va a apetecer leer la novela.
M.G.- Manuel, cuando se crea un personaje que es investigador policial, estamos acostumbrado en que se conviertan en saga. No sé si tú te lo has planteado.
M.R.- La novela tiene su resolución y no nace como una trilogía. Es verdad que, si de repente los personajes funcionan y la novela funciona, los que sobrevivan podrían continuar, no digo que no. Pero en principio, es una novela que empieza y acaba.
M.G.- Y tú que tienes mano, ¿la ves en el cine?
M.R.- Me gustan más las series porque te da más capítulos para desarrollar las tramas pero llevar una novela al cine es un proceso muy lento. Primero la novela tiene que tener éxito, luego una productora se tiene que interesar, la tiene que vender a una cadena,... Son procesos que requieren, como mínimo, dos años, con lo cual hay que tomárselo con calma.
M.G.- Manuel, la historia es apasionante. Me parece original porque no he leído ninguna historia dispuesta así, y con vinculación con la prehistoria.
M.R.- También creo que es original. Es lo que más llamó la atención a Planeta.
M.G.- Pues lo dejamos aquí. Gracias por tu tiempo y mucha suerte.
M.R.- Gracias a ti. Un placer.
Ficha novela
Editorial: Planeta.
Encuadernación: Tapa dura con sobrecubiertas.
Nº Páginas: 576
Publicación: Junio, 2019
Precio: 19,90 €
ISBN: 978-84-08-20691-0
Disponible en e-Book
Puedes empezar a leer aquí.
Ficha completa aquí.