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PALOMA BRAVO: 'Me parece muy importante definir a las mujeres por su profesión'

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A Paloma Bravo la conocí cuando en 2013 publicó La piel de Mica. Aquella novela me resultó actual por lo temas que abordaba y que todavía hoy siguen siendo noticia. Me gustó Mica, el personaje principal lleno de aristas y con el que, a priori, uno podía pensar que no tenía mucho en común. Pues bien, después de aquella historia dura y triste, Bravo ha seguido publicando pero no ha sido ahora, con Las incorrectas, cuando ha vuelto a visitar nuestra ciudad. En esta nueva novela, la autora retrata un universo femenino, de mujeres muy distintas pero que se tienen las unas a las otras para protegerse y cuidarse.

La imagen puede contener: 2 personas, incluido Marisa González, personas sonriendo, personas de pieMarisa G.- Paloma, sé que, desde 'La piel de Mica' en 2013, has publicado algo más.

Paloma B.- Publiqué 'Solos' en una editorial independiente muy pequeña y se distribuyó regular, aunque la novela era muy buena. 

M.G.- La última vez que nos vimos también había un proyecto de teatro para 'La piel de Mica'¿Se llevó a efecto?

P.B.- Sí, se estrenó en teatro en Nueva York. Te podrá sonar algo muy grande pero el estreno fue en off-off Broadway, en un teatro muy pequeño. Se hizo un monólogo en inglés. Fue muy bonito escribir una historia y comprobar que llega tan lejos, que se vuelve universal.

M.G.- ¿Por qué no se hizo aquí?

P.B.- No he querido. 'La piel de Mica' es una historia muy triste y dura y preferí dejarlo así.

M.G.- Revisando tus publicaciones y textos, advierto que la mujer juega un papel predominante. Hay como un afán de destacar la figura de la mujer, ¿es así?

P.B.- No, exactamente. Solos es una novela muy equitativa. 'En la novia de papá' y 'La piel de Mica' las mujeres son protagonistas porque están escritas en primera persona y yo soy mujer. En 'Las incorrectas' sí que hay un intento deliberado de hacer un homenaje a la amistad entre mujeres, a que las protagonistas sean mujeres y que los hombres estén más en segundo plano. 

Las protagonistas son cuatro mujeres que se hacen amigas, una historia en la que se cuenta cómo se hacen amigas, qué les está pasando y qué de todo lo que les está pasando, le pasa también a mujeres reales.

M.G.- Es una novela muy pegada a la tierra.

P.B.- A la realidad, a la calle.

M.G.- Bien. Pero sé que esta novela surge a raíz de una experiencia personal, que te unió fuertemente a mujeres de tu entorno.

P.B.- Sí y no. Mi hija juega al fútbol y la convencí para que entrenara en un equipo de fútbol en el que ella era la única chica. Aquel hecho fue un detonante de esta historia. Luego, sí que es verdad que pasé una depresión de la que me ayudaron a salir tres mujeres. A raíz de eso, estuve pensando mucho en cómo es de diferente la entrega, el sentido de la amistad, o cómo es de tangible el sentido de la amistad de las mujeres. Cuando una mujer es tu amiga, es tu amiga de verdad y está, en lo bueno, en lo malo y en el día a día.

M.G.- De la amistad ya hablamos en la entrevista anterior. En aquel encuentro defendías que es posible la amistad verdadera entre un hombre y una mujer pero que a las mujeres nos costaba más ser amigas entre sí, nos exigíamos más. ¿Ha cambiado tu pensamiento al respecto?

P.B.- Si te digo la verdad no recuerdo aquellas palabras. Sigo pensando que la amistad entre hombre y mujer es posible. También creo que, al tener muy buenos amigos hombres, me ha costado más tener muy buenas amigas. Mis mejores amigos me los he hecho en el trabajo y en el trabajo hay más hombres que mujeres. Porque lo de la igualdad y la paridad, es muy relativo. De todos modos, creo que sí ha habido un redescubrimiento por mi parte, te diría que casi retroactivo, porque he mirado atrás y me he dado cuenta de la cantidad de mujeres extraordinarias que he conocido con las que no he mantenido una relación de amistad. En su momento no se dio ese tipo de relación. 

No te lo sé explicar bien pero las mujeres, de alguna manera, podemos con muchas cosas y a un nivel muy profundo. Ese darte cuenta de todo lo que son capaces de dar las mujeres en el trabajo, en sus vidas personales, en la forma en la que educan y gestionan su vida, que se tienen que ocupar de sus padres porque ya son mayores, pero también de sus hijos que todavía son muy pequeños y encima encuentran tiempo para estar con las amigas cuando las necesitan, todo eso ha sido un aprendizaje muy importante para mí. 

M.G.- ¿Sientes que has dejado atrás amistades femeninas precisamente por no ser capaz de ver la valía de esas personas?

P.B.- No, amistades no, porque la amistad es cosa de dos. Pero sí reconozco que me he cruzado con mujeres que podían haber sido unas grandísimas amigas, y no es que las haya perdido, es que no las he llegado a tener. He dejado pasar la oportunidad.

M.G.- 'Las incorrectas' es una novela coral, protagonizada por varias mujeres. ¿Qué nos puedes contar de ellas? ¿En qué se diferencian? ¿Cómo llegan a entablar amistad?

P.B.- Me parece muy importante definir a las mujeres por su profesión. En este mundo en el que llevamos siglos de ficción, las mujeres siempre se han definido por la pareja que tienen, o por la pareja que quieren tener. No debe ser así por más tiempo. Las mujeres tienen una ambición profesional muy potente. Eva es actriz, no le va bien y le cuesta llegar a final de mes, aunque a lo largo de la novela eso cambiará. Candela es abogada de oficio y su vocación es ayudar a los más débiles. Cristina era publicitaria y lo dejó por un tema de acoso. A partir de entonces se dedicó a vivir del dinero de su marido hasta que todo eso se derrumba y tiene que volver a ganarse la vida. Inma es taxista por una serie de circunstancias personales. Y luego también hay una catedrática y una científica. 

Pues bien, lo primero que las diferencia es la profesión y la situación económica. Creo que es muy importante contar la situación económica de los personajes porque eso nos marca mucho. Nos marca si podemos llegar o no a final de mes, si podemos ser libres con lo que hacemos. 

Por otra parte, está la situación sentimental de cada una. Hay mujeres separadas, otras se están separando, a otra la dejó el marido y a otra es súper feliz en su matrimonio. Así que, la situación sentimental las separa como  también lo hacen los hijos que tienen que son todos distintos.

M.G.- Y se reúne todos a través de una actividad extraescolar que hacen los hijos, ¿cierto?

P.B.- Sí, en el club de fútbol de barrio.

M.G.- Un equipo de fútbol de barrio en el que hay niños y niñas. Haces un alegato es favor de la mujer deportista, la mujer apta para cualquier tipo de actividad física.

P.B.- Es que no puede haber barreras. Una niña puede hacer cualquier cosa, y debe hacerla. Me gusta mucho una frase que dice que hasta ahora educábamos a las mujeres para ser perfectas pero lo que hay que hacer es educar a las niñas para sean valientes y se atrevan a todo.

M.G.- Aunque el entrenador de fútbol creo que no lleva muy bien tener a una niña en el equipo. 

P.B.- Lo lleva regular pero poco a poco se acaba reconciliando con esa dificultad.

M.G.- ¿Estas mujeres protagonistas se parecen un poco a aquellas otras que te ayudaron en tu momento personal?

P.B.- No, exactamente. Ha habido mucha observación de mujeres reales, pero no hay biografías. Son mujeres como las reales porque están llenas de contradicciones, de errores, de cosas que asumimos. A partir de los 40 tenemos muchos condicionantes en la vida, de cosas que hemos hecho o que nos han pasado. Con todas esas contradicciones  estamos intentando querer la vida que tenemos. Son mujeres absolutamente de ficción pero muy tangibles.

M.G.- Últimamente estoy leyendo muchas novelas de amistades entre mujeres. Eso me ha hecho pensar que quizá hay como una corriente derivada del feminismo en alza.

P.B.- Creo que lo que ha pasado en los últimos años es que, aparte de la reactivación del feminismo, las redes sociales nos han venido muy bien a las mujeres para mostrar que lo que le estaba pasando a una, le estaba pasando a otras. Nos han servido para reencontrarnos y para reconocernos en otras. Creo que a partir de ahí, ha habido también una especie de reconocimiento general, de constatar que no estamos solas y que lo que le está pasando a una mujer le está pasando a otras. Vamos a intentar afrontarlo y entenderlo juntas.



M.G.- Hay un personaje Eva, que no le gusta la palabra empoderamiento y a mí, si he de ser sincera, me ocurra igual.

P.B.- La palabra empoderamiento me suena artificial, a postureo, a estas cosas que te dicen que se van a encargar de tal y cual cosa, y luego nada de eso llega. Lo venden como si existiera una hada madrina que, tras tocarte con su varita mágica, ya estás empoderada. 


El otro día me regañaba una periodista y quizá tenga razón. Ella me decía que yo no lo estaba viendo bien, que el empoderamiento viene de empoderar, un verbo reflexivo, un verbo que incita a que las mujeres tengan confianza en sí mismas. Vale, puede ser. Creo que las mujeres necesitamos subir nuestro nivel de autoestima en lo personal, y vuelvo a la valentía, no a la perfección. Aun así, creo que el empoderamiento es la típica palabra...

M.G.- ¿De moda?


P.B.- No solo de moda, sino que se usa para tranquilizar conciencias pero no tiene una aplicación práctica. Hay que conseguir la igualdad real, la tangible, la práctica, la que se note. El empoderamiento me parece muy lejano de la realidad.


M.G.- Somos muy dados a poner etiquetas y nos quedamos ahí.


P.B.- Sí. En realidad, a mí me gustan más los verbos, la acción, que los sustantivos. Hemos estudiado, estamos preparadas, lo que necesitamos es que haya huecos donde ejercer. No quiero que el empoderamiento me caiga encima, quiero ejercer y quiero que mi hija pueda ejercer, y todas tengamos espacios donde hacer cosas y no solo espacios teóricos.


M.G.- Pues entonces el verbo reflexivo se queda corto. Lo que necesitamos es un verbo activo.


P.B.- Activo y constructivo, sí. Lo que me interesa del feminismo es la capacidad que tiene de construcción y del cambio a mejor.


M.G.- Has hablado antes de perfección y el título, 'Las incorrectas', suena a lucha por dejar de ser la madre perfecta, la esposa perfecta, la amiga perfecta,... Nosotras mismas somos las que más nos exigimos. Tenemos el listón muy alto y cuando no llegamos estamos en un constante ahogo.


P.B.- El título me gusta en primer lugar por el plural, porque las mujeres somos mejores juntas. Por otra parte, me gusta porque, ahora mismo que nos dicen cómo tenemos que hacerlo todo, cómo tenemos que ir vestidas a una reunión de trabajo, cómo tenemos que hacer las tartas para el colegio, los disfraces que hay que hacerlos también cosiendo,.. pues no. Cada uno tiene que hacer las cosas a su manera, como mejor sepa y pueda, siempre y cuando no haga daño a nadie. Parece que la libertad, los matices y las diferencias no están bien vistas porque vivimos en un mundo binario, donde en las redes sociales tienes que estar a favor o en contra de todo. Creo que no, tenemos que ser muy libres.


M.G.- Y de los hombres de la novela, que hay unos cuantos, ¿qué me puedes contar?


P.B.- Los hombres en general, son hombres buenos, buenos compañeros que apoyan a sus mujeres. Las mujeres no tenemos una guerra contra los hombres. La guerra es por querer ocupar un espacio que no hemos podido ocupar hasta ahora. Sin los hombres no llegamos a ninguna parte y en esta novela estarán más en segundo plano porque las protagonistas son ellas.


M.G.- Y sí que existe crítica social. 


P.B.- La novela tiene muchas capas de lectura. Como está escrita con mucho humor parece que es una comedia y entra fácil pero cuando sales de la novela, sales aprendiendo muchas cosas. Hay un crítica social que empieza en la auto-crítica y siempre es constructiva. 


M.G.- El humor funciona como vehículo para hacer reflexionar al lector.


P.B.- Sí, el humor es un facilitador. Si tú quieres contar algo o si quieres sobrevivir a una situación, siempre es mejor desde el humor.


M.G.- Como dije antes, en aquella entrevista anterior hablamos de la mujer ante la sociedad, de la maternidad, de las madres sin hijos, distintos temas que también tocas en esta novela.


P.B.- Creo que hoy hay más respeto por las mujeres que no quieren tener hijos. Por lo menos, en mi alrededor se acepta como una opción tan válida como otra cualquiera. En la novela, la hermana de Eva es la típica mujer que no quiere tener hijos y acaba inseminándose porque cree que tiene que probarlo todo. Pero ella no está hecha para ser madre. Pero al igual que han cambiado unas cosas, otras no tanto. Sigo pensando que la maternidad no nos define, y no nos cambia. A mí la maternidad me ha quitado tiempo y libertad, y a cambio me ha dado un montón de obligaciones. Dicho así suena a que no quiero a mi hija pero no es verdad.


M.G.- Cuando tu hija sea adulta, ¿crees que lo tendrá todo mucho más fácil?


P.B.- Creo que no, esa es la respuesta realista. Pero nuestra obligación es hacer y exigir, no sé cuándo vamos a conseguir lo que queremos pero hay que hacerlo. 


M.G.- Paloma, un placer volver a verte. Gracias por este momento y mucha suerte con 'Las incorrectas'.

P.B.- Muchas gracias.

Habrá que conocer a estas mujeres que, no por no ser perfectas, son menos mujeres. Una buena lectura para el verano.



Ficha novela

Editorial: Espasa.
Encuadernación: Rústica con solapas.
Nº Páginas: 352
Publicación: Junio, 2019
Precio: 19,90 €
ISBN: 978-84-670-5597-9
Disponible en e-Book
Puedes empezar a leer aquí.
Ficha completa aquí.








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