Llegó septiembre y ayer mismo cayó aquí un buen chaparrón. Espero que siga lloviendo porque por el sur hace mucho tiempo que el cielo no llora. Pero mientras eso ocurre, os cuento cómo fue agosto, un mes que implica la vuelta a la rutina. Al igual que el año anterior, estas vacaciones han sido playeras pero esta vez he preferido apartar un poco los libros para centrarme en los amigos y la familia. Los días en la playa los he dedicado a conversar y a pasear porque, cada vez que me sumerjo en un libro, me aíslo tanto que me pierdo muchas de las cosas que ocurren a mi alrededor y tampoco es plan. Así que, muy pocas lecturas pero muchas vivencias de otro tipo.
[Para conocer la sinopsis de los libros expuestos
solo tienes que clicar en cada título o en los enlaces a las reseñas]
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Cero. Es un mes en el que las editoriales suelen estar de vacaciones, así que no ha llegado nada a casa. Eso sí, nada más iniciarse septiembre, el tráfico literario se restableció.
Los ganados
Cero también.
Como dije al principio, poquísimas lecturas pero no me ha pesado. Solo dos libros he leído este mes de agosto. La isla de las últimas voces de Mikel Santiago, con la que tengo mis más y mis menos, pero de ello ya os hablaré en la reseña y Llamarás un domingo por la tarde Javier Cid, cuya reseña ya podéis ver en el blog.
Os podéis imaginar que no se produjo ni una sola entrevista. Todo el mundo estaba de descanso.
Os podéis imaginar que no se produjo ni una sola entrevista. Todo el mundo estaba de descanso.
En cuanto al cine, tampoco es que me haya prodigado mucho. La única película que reseñé fue madre! que me desquició un poco.
Y a mediados de agosto cerré el blog y... hasta estos primeros días de septiembre.
¿Y qué tal está siendo septiembre?
Y a mediados de agosto cerré el blog y... hasta estos primeros días de septiembre.
¿Y qué tal está siendo septiembre?
Pues empieza la actividad frenética y ya son varios los libros que han llegado a casa y los encuentros cerrados. Pero de todo ello os hablaré el mes que viene.
¡¡Nos leemos!!
