Me consta que las novelas de Marian Izaguirre gustan mucho. Me consta también que los lectores celebran la publicación de cada una de sus historias con gran alegría. Y es que la autora bilbaína maneja los interiores personales con gran habilidad, construyendo relatos en los que, las emociones y los sentimientos son un pilar fundamental en el sustento de sus narraciones.
Cuando aparecen los hombres (2017) fue una novela que me gustó mucho, así que no he dudado ni un ápice en leer Después de muchos inviernos, una novela construida a dos voces, que narrará la vida de sus protagonistas, Henar y Martín, treinta años contados sin un orden lineal, sino dando saltos en el tiempo, sin patrón definido. Durante esos años, los personajes se moverán por diversos escenarios y ocurrirán muchísimos sucesos, incluido un asesinato, pero ¡ojo! no estamos ante una novela negra, sino ante una historia que profundiza en el ser humano, como Marian nos tiene acostumbrados.
Hace unos días, la autora visitó Sevilla y pudimos conversar con ella sobre su último trabajo.
Marisa G.- Marian, para saciar mi curiosidad, ¿cómo surge la idea de escribir la historia de esta pareja que pasa por tantas vicisitudes?
Marian I.- Parte de la propia estructura de la novela. Quería contar una historia que mostrara dos versiones distintas de unos mismos hechos, y que ambas parecieran verdad. Que el lector tuviera dudas y no supiera a quién creer.
M.G.- Es decir, indagar en ese dicho que viene a decir que, no hay una única verdad sino que cada uno tiene la suya propia.
M.I.- Exacto.
M.G.- En 'Después de muchos inviernos', hay escenas muy visuales, pasajes muy concretos que parecen descritos como si fueran secuencias de películas. ¿Hay una intencionalidad o es algo que ya forma parte de tu estilo?
M.I.- No, yo ya escribo así. Hoy todos somos hijos de la narrativa audiovisual. En cualquier caso, yo disfruto escribiendo de este modo y creo que el lector, también.
M.G.- Sin duda, nos activas la imaginación.
M.I.- Para eso los detalles son muy importantes, se encargan de construir una puesta en escena. Las palabras son muy fundamentales, pero si además sugieren imágenes, el resultado es mucho más potente.
M.G.- La novela narra treinta años contados por dos protagonistas, Martín y Henar. El de clase de baja y ella viste vestido de Balenciaga, cuando se pone de largo. Esas dos visiones nos van a permitir también asomarnos a un retrato social. Hay mucho contraste.
M.I.- Hay retrato social porque hay hitos reconocibles, como la aprobación del divorcio o la etapa hippie. Con dos pinceladas te haces una idea del momento. Iremos viendo la evolución de la sociedad española a través de la evolución de los propios personajes. Cómo Henar, que de ser una niña que solo pensaba en los vestidos o los zapatos a juego, pasa a ser alguien que se pone el mundo por montera, que trabaja en Hollywood, que tiene que hacer frente a situaciones muy machistas.
M.G.- ¿Pero Henar es una adelantada a su tiempo?
M.I.- Sí, y además siempre fue una persona que se salió con la suya. Desde el principio apuntaba maneras. Era una niña más libre que sus amigas. Su libertad venía de serie.
M.G.- ¿Tú dirías que, entre Martín y Henar, hay un equilibrio o sobresale un personaje más que el otro en la historia?
M.I.- Esto era algo que me preocupaba mucho. Yo empecé contando la historia por voz de Martín y llegó un momento en que, me empecé a preocupar porque, ¿cómo hacía para contar lo mismo sin repetirme, y a través de la voz de Henar? Tenía que hacerlo de tal forma que sonara diferente, que el lector sintiera que le estaban contando otra cosa. Al final, fue saliendo y creo que ambas voces están equilibradas.
M.G.- Creo que lo haces muy bien. Aunque narran los mismos hechos, cada uno aporta detalles distintos, que enriquecen la historia, de tal manera que el propio lector tiene información suficiente como para sacar sus propias conclusiones.
M.G.- Creo que lo haces muy bien. Aunque narran los mismos hechos, cada uno aporta detalles distintos, que enriquecen la historia, de tal manera que el propio lector tiene información suficiente como para sacar sus propias conclusiones.
M.I.- Eso he intentado. Es la misma historia pero desde dos puntos de vista distintos, y por lo tanto hay datos que uno ha escatimado y el otro los pone sobre la mesa. Hay datos que uno ha contado de una manera y el otro los cuenta de otra. Tanto yo, como autora, y vosotros, como lectores, vamos dando bandazos de un lado a otro, intentando averiguar quién de los dos tiene más razón o saber cuál de las dos versiones es la más verdadera.
M.G.- Entre los personajes está Cecilia, una tía de Henar y actriz famosa. Conociendo al personaje, me preguntaba si en algún momento te has inspirado en alguien para construirlo.
M.I.- No, es un prototipo, pero cuando pensaba en ella físicamente veía a Ava Gadner todo el tiempo. Bella y voluptuosa
M.G.- Y Stefano es un personaje que queda más en segundo plano pero que resulta muy inquietante para el lector.
M.I.- Es inquietante, sí. Es un napolitano rico, acostumbrado a juegos sucios y tiene su papel en la novela, pero claro no vamos a contar nada para no destriparla. Es una novela en la que la sombra de la duda flota sobre ellos.
M.G.- Por otra parte, me parece muy brillante el baile de narradores. Es un recurso que ayuda a introducir al lector en la novela.
M.I.- Si, cualquier tema estructural en una novela, si está bien manejado, aporta riqueza, implicación. El cambio de narrador y los saltos temporales son mucho más enriquecedores que la narración lineal, que a mí me parece más tediosa y previsible. Suele ocurrir que, en ese tipo de narración, llega un momento en el que sabes lo que va a pasar. Sin embargo, en esta novela se juega todo el tiempo a la sospecha y nunca terminas de estar seguro del todo.
M.G.- Pero, al margen de las voces de Henar y Martín, he advertido que se cuela un tercer narrador omnisciente. O a mí me lo parece.
M.I.- Lo que se cuela son recuerdos del pasado en el que hay voces en tercera persona, pero en el fondo son interpretaciones de la propia voz de Henar. Si recuerdas algo con mucho interés, lo recuerdas como algo muy tuyo. Sin embargo, si recuerdas algo de lo que te quieres distanciar, lo ves como si tú fueras observada por ti misma. Ese tipo de voz la suelo usar con mucha frecuencia. Es algo que choca a los lectores y a mis editores también les chocaba al principio. Ya se han acostumbrado.
M.G.- Aunque se comete un crimen, porque la novela parte de una escena en la que se ha cometido un asesinato, no es una novela negra, sino una novela de personajes. Indagas en las diferentes facetas del ser humano. Hablas del amor, del odio, de la venganza,... y de cómo reaccionamos
M.I.- Y de la sospecha, de la culpa, de un montón de cosas que forman parte de lo más luminoso y lo más sombrío del ser humano.
M.G.- En lo sombrío está lo más interesante, o lo más novelesco.
M.I.- Es lo más oculto y lo que menos enseñamos. Es la parte que da credibilidad a un personaje, cuando muestras su interior que es poco atractivo. Mientras escribía la historia, le comenté a una buena amiga, que sabe mucho del mundo literario, que mis personajes estaban dejando de gustarme porque se estaban envileciendo mucho. Ella me respondió que el proceso de envilecimiento es algo muy literario, que debía dejar que se envilecieran lo que quisieran. Pero yo, inicialmente, tuve mucha resistencia a que se volvieran mezquinos y ruines.
M.G.- Bueno es una parte del ser humano. Y otra cuestión que me ha gustado mucho, los guiños a la literatura, a la censura literaria de la época, ese homenaje a las autoras femeninas, al mundo editorial. Todo ese mundillo que tú conoces bien.
M.I.- Sí, aunque está situado en una época en la que yo todavía no escribía. Era un mundo en el que, un editor podía permitirse el lujo de dejar de lado la literatura sudamericana o la literatura escrita por mujeres, porque decía que esa literatura no vendía y era de segunda clase. He querido mostrar esa forma de pensar de entonces.
M.G.- ¿Y qué me dices del mundo de la costura? Has manejado un montón de información, técnicas, términos,... Has tenido que estudiar.
M.I.- Mucho porque yo no tenía ninguna formación en ese sentido, pero me lo he pasado muy bien. Brindar algún tipo de homenaje al vestuario del cine me parecía maravilloso. Disfruto muchísimo con las películas, y especialmente con las de época. Cuando una película de época está bien ambientada, el vestuario es fundamental.
M.G.- ¿Pero cómo ha sido meterse en ese mundo?
M.I.- He buscado mucha información y luego, muchas hemos tenido madres que cosían. Hay palabras que forman parte de nuestros recuerdos. Mi madre sigue diciendo: "Esto lo cortamos al bies". Hay palabras que las he escuchado toda la vida.
M.G.- Y en cuanto al cine, haces muchas referencias a las modistas que vistieron a las actrices de grandes producciones de Hollywood. Esa búsqueda también ha tenido que ser interesante.
M.I.- Mucho. He buscado lo que había hecho Edith Head o Van Runkle. Como soy tan aficionada al cine, buscar y tirar del hilo, leer entrevistas y declaraciones, ha sido muy divertido. Me he encontrado con muchas anécdotas. Por ejemplo, cuando estaban preparando la película 'Bonnie and Clyde', Van Runkle se encontró con Edith en una tienda y le contó que la película iba de gánster de los años 30. Edith le respondió que hiciera todo el vestuario en gasa. Por supuesto, Runkle no le hizo caso y vistió a Bonnie con sueters, que era una cosa muy poco glamurosa, con faldas lápiz y boinas. Un estilismo que al final se convirtió en moda.
M.G.- Antes has mencionado la escritura lineal. Hay una frase de la novela que me ha gustado mucho: 'En nuestra memoria, los acontecimientos se mezclan y se confunden'. ¿Es por eso que el hilo discursivo de la novela está un tanto desorganizado? ¿Que somos los lectores los que tenemos que recomponer el puzle?
M.I.- Sí, pero el lector no tiene dificultad en saber qué pasó en cada momento y se sitúa rápidamente. Pero esta novela sí exige una actitud de implicación por parte del lector. Efectivamente, él tiene que recomponer el puzle.
M.G.- Me gustan los escenarios porque son muy dispares. Te llevas a los personajes a Finlandia, a Los Ángeles, a Creta. ¿Cómo se manejan estos lugares tan separados unos de otros?
M.I.- Son sitios a los que ellos podían haber ido por sus características. Y como trampa te diré que son sitios a los que me apetecía ir. Así que, voy con la excusa de documentarme.
M.G.- ¿Y también has estado en Matala Beach? Aquello era como una comuna hippie.
M.I.- Sí, es como la Ibiza de Creta. Hay una canción de Joni Mitchell que compuso sobre Matala, y se menciona en la novela. Allí está el Café Sirena donde se encuentran los viajeros que vienen de todas partes, aquellos que, desde Europa, quieren llegar a Nepal o la India. Es un punto de encuentro, donde conoces gente como tú, donde puede encontrar un medio de transporte a compartir,... Es un sitio curioso.
M.G.- Y Creta te da la oportunidad de relacionar los personajes con la mitología.
M.I.- Me gusta el mundo griego y me gusta el peso simbólico que puede tener toda la mitología en las relaciones personales, y en la forma de entender el mundo. Henar cambia como lo hizo Zeus, al transformarse en cisne, en toro,... Si los dioses pueden mutar, ¿por qué ella no? Pero la mitología funciona muy bien con el tema de las Moiras, con esa idea de que alguien puede cortar el hilo de la vida de otra persona.
M.G.- Al hilo de lo que hablábamos antes, que el lector tiene que poner de su parte, en el desenlace también tenemos que hacer nuestro propio ejercicio de interpretación.
M.I.- Sí, sí,... A ver es un final falsamente abierto porque creo que dejo bastante claro qué pasó realmente, pero también vas dando bandazos. El lecto se va a encontrar con tres versiones, pero una de ellas es la verdadera, y creo que queda suficientemente esclarecido.
M.G.- De acuerdo, Marian. Pues solo me queda agradecerte este rato de conversación y decirte que he disfrutado mucho de 'Después de muchos inviernos'.
M.I.- Me alegro mucho y gracias a ti.
M.G.- De acuerdo, Marian. Pues solo me queda agradecerte este rato de conversación y decirte que he disfrutado mucho de 'Después de muchos inviernos'.
M.I.- Me alegro mucho y gracias a ti.
Sinopsis: Un misterioso asesinato sacude Madrid a mediados de los años sesenta: una mujer aparece muerta en un lujoso domicilio del barrio de Salamanca. Los orígenes del crimen se remontan a un encuentro anterior, cuando en 1959, en una playa cercana a Bilbao, la joven Henar Aranguren, que viste de Balenciaga y prepara su puesta de largo, se enamora perdidamente de Martín, hijo único de una familia de clase obrera y aspirante a escritor, que todas las tardes se acerca al muelle para pescar.
Arrastrados por un amor imposible al que no son capaces de renunciar, Henar y Martín huyen a Madrid para juntos cumplir sus sueños: él, ser un escritor de éxito, y ella, convertirse en la modista más importante de una nueva época. Pero la pobreza, la ambición y el duro juicio de una sociedad conservadora empezarán a abrir grietas insalvables en la pareja.
Tres décadas de la historia de España y un permanente suspense recorren esta novela que también explora las corrientes subterráneas del amor, el arte de la costura en el vestuario de cine y la emancipación femenina.