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EL LATIDO DE LA TIERRA de Luz Gabás

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Editorial: Planeta.
Fecha publicación: septiembre, 2017.
Precio: 21,00 €
Género: Narrativa.
Nº Páginas: 448 
Encuadernación: Tapa dura con sobrecubierta.
ISBN: 9788408214281
[Disponible en eBook y Audiolibro;
puedes empezar a leer aquí]


Autora

Luz Gabá Ariño nació en 1968 en Monzón (Huesca). Después de vivir un año en San Luis Obispo (California), estudió en Zaragoza, donde se licenció en Filología Inglesa y obtuvo más tarde la plaza de profesora titular de la escuela universitaria. En 2007 decidió escribir su primera novela, Palmeras en la nieve. Publicada en 2012, se convirtió en el debut español de más éxito de ese año y fue traducida a distintos idiomas. La adaptación de la novela al cine supuso un rotundo éxito y la película consiguió dos premios Goya.

En 2014 publicó Regreso a tu piel y, en 2017, Como fuego en el hielo. Con ambas novelas Luz Gabás se consolidó como una de las grandes autoras de nuestros días, por lo que ha recibido el reconocimiento de lectores y asociaciones culturales y de libreros de toda la geografía española. Su obra está siendo publicada en varios países.

Actualmente reside en Benasque, en las montañas del Pirineo aragonés, donde encuentra la inspiración para su trabajo, que consiste también en la redacción de relatos y artículos y la preparación de charlas para encuentros literarios.

El latido de la tierra (2019) es su nueva novela. 

Sinopsis

Alira, heredera de la mansión y las tierras que su familia conserva desde hace generaciones, se debate entre mantenerse fiel a sus orígenes o adaptarse a los nuevos tiempos. Cuando cree encontrar la respuesta a sus dudas, una misteriosa desaparición perturba la aparente calma que reinaba en la casa, la única habitada en un pequeño pueblo abandonado. Un guiño del destino la obligará a enfrentarse a su pasado y a cuestionarse cuanto para ella había sido inmutable. A partir de ese momento comenzará a sentir algo para lo que nunca pensó estar preparada: el amor.

Luz Gabás construye de manera magistral una bella historia de pasión, lealtad, intriga y sentimientos encontrados.

[Información tomada directamente del ejemplar]


Hasta la fecha, no había leído nada de Luz Gabás. En su día, vi la adaptación al cine de Palmeras en la nieve, cuya trama me gustó bastante. Me pareció un gran producción, muy cuidada y con una ambientación fabulosa, pero estaba protagonizada por Mario Casas, un actor con el que no comulgo, y eso supuso un pequeño escollo. Tiempo después, pude asistir en Sevilla a la presentación de Como fuego en el hielo. De allí salí con un ejemplar bajo el brazo porque me encantó todo lo que la autora contó sobre la novela. Aquel día pensé que a Gabás se le notaba su formación docente, por la manera que tenía de transmitir, conectando hábilmente con su auditorio. La intención era leerme aquel libro, pero el tiempo ha ido pasando y sigue esperando turno. Así que, me he estrenado con la narrativa de esta autora a través de El latido de la tierra, y el resultado no ha podido ser más satisfactorio. Me he encontrado una novela con una atmósfera envolvente y unos personajes llenos de matices. 

La novela arranca con un capítulo introductorio, adelantando unos hechos que serán cruciales en el desarrollo de la novela. Una mujer de nombre Alira, está siendo interrogada en las dependencias de la Guardia Civil. En su casa, la mansión Elegía, se ha hallado un cadáver del que se desconoce su identidad. Todos los habitantes de la casa son sospechosos y deben ser interrogados. La subteniente Vargas es la encargada de llegar a cabo la investigación y esclarecer los hechos. En la sala de interrogatorios también está presente César, otro guardia civil, amigo de la detenida y marido de Irene, amiga íntima de Alira. ¿Quién es la víctima? ¿Quién es el asesino?

Con un inicio como este, el lector puede pensar fácilmente que estamos ante una novela negra y, sin embargo, nada más lejos de la realidad. El crimen y la investigación es la base sobre que la se sustenta una historia de personajes, que va a permitir a la autora profundizar en ciertas cuestiones que se alejan de los intereses del género negro. Pero es un primer capítulo necesario para asentar ciertas cuestiones de la trama, como por ejemplo, la relación que Alira mantiene con César, a quien conoce desde la adolescencia. En esas primeras páginas, también tendremos conocimientos de algunos amores de juventud, de esos que regresan del pasado para trastocarlo todo. Igualmente sabremos que, tiempo atrás, hubo una desaparición. Alguien del círculo íntimo de Alira se esfumó sin dejar rastro. El caso iba a ser cerrado y archivado, pero con la aparición del cadáver la investigación se ha reanudado. Y por último, conoceremos que Alira guarda un secreto que no quiere desvelar. 

Sin embargo, la historia que narra El latido de la tierra se remonta a meses atrás. El pueblo de Aquilare, donde se ubica la mansión Elegia, ya no es lo que era.Donde antes había vida ahora solo quedan ruinas. Es uno de esos pueblos que fueron expropiados, ya sea con motivo de la construcción de un embalse o por una ley de repoblación forestal, como es el caso. En los años 70, sus habitantes tuvieron que abandonarlo todo. Cogieron sus cosas, recibieron la indemnización pertinente y comenzaron una vida en otro lugar. Solo resistió la mansión Elegía, en la que todavía vive Alira con su madre y su hermano Tomás. Pero la vida se ha complicado para los habitantes de la casa. Alira ya no puede con todo el trabajo, con el cuidado de los animales ni con el cultivo de las tierras. La casa también necesita ciertos arreglos de los que no puede hacerse cargo. No le queda más remedio que vender la mansión  y marcharse a otro lugar, como ya hicieron los habitantes del pueblo, como hicieron los padres de sus grandes amigas, Amanda e Irene. Con ellas, Alira se reúne en el cercano pueblo de Mongraín. Será concretamente Amanda la que le sugiera una solución a su problema, alquilar las habitaciones de la casa. Aunque inicialmente la idea no parece seducir a Alira, al final accede sin consultar con su madre y su hermano. El primer huésped de la casa será la propia Amanda, pero habrá dos más.  Adrián, el antiguo amor de Alira, ha regresado al pueblo con su esposa Dunia. 

A todo esto hay que añadir que un grupo de repobladores rurales se ha asentado en las ruinas de Aquilare y quiere devolver la vida a las casas. Esto provocará una gran confrontación con los habitantes de la mansión Elegía, pues creen que esos hippies están mancillando la tierra que fue de otros, aprovechándose de un lugar que no les pertenece. Alira mostrará muchos prejuicios iniciales, los ve como unos intrusos, usurpadores de la identidad de los antepasados. Pero este conflicto irá evolucionando paulatinamente, corriendo senderos que posicionan a unos a favor, y a otros en contra. 

Y por último, aparecerá otro personaje más del que mejor no desvelo nada, pero que ocasionará un huracán en la mansión Elegía.

A partir de aquí, la historia que contiene El latido de la tierra se vertebra en dos direcciones. Por un lado, la investigación criminal cuyo objetivo no es simplemente descubrir al asesino, sino perfilar a los personajes y darlos a conocer en profundidad. De todos ellos sabremos quiénes eran y en qué se han convertido, cuáles son sus razones para vivir en o regresar a Aquilare, y cuál de ellos tiene motivos más que suficientes para cometer un asesinato. En definitiva, Gabás los desnuda, los muestra impunemente, dejando al descubierto sus luces y sus sombras; y lo hace con tal habilidad que el lector no sabrá quién es la víctima hasta bien avanzada la trama ni, por supuesto, quién es el asesino hasta el final. Por otra parte, el argumento de El latido de la tierra permite ahondar en una cuestión social de la que, ocasionalmente, tenemos noticias en los periódicos e informativos. Sergio del Molino, al que la autora hace referencia en el apéndice final, escribió en 2016, La España vacía, un ensayo sobre la despoblación del mundo rural. Si haces una búsqueda en Internet, descubres que hay miles de pueblos abandonados en España. Algunos han quedado vacíos cuando su gente joven decidió marcharse a las ciudades, otros sucumbieron ante la construcción de presas y embalses, y en algún que otro caso, fueron expropiados por cuestiones de reforestación. Es lo que le ocurrió al municipio de Fraguas, pueblo que ha servido de inspiración para dar vida a la soledad de Aquilare, así como a sus repobladores. 

Pero si hay un tema central que planea sobre todo el argumento es la herencia. Decía Luz Gabás en la entrevista que pudimos hacerle hace unos días (puedes leerla aquí) que 'un exceso de nostalgia es contraproducente'. Alira, la protagonista principal de esta historia, sufre de ese exceso y también padece las consecuencias que supone asumir un compromiso con los antepasados y con la tierra que les ha dado de comer durante generaciones. Ella es la mayor de la última familia que aún queda en pie en Aquilare, es la representante de un legado, de un linaje, así que considera que su lugar está entre aquellas piedras que se caen a pedazos. Pensar en abandonar aquel lugar y empezar una nueva vida en otro lugar es traicionar a los suyos. En este sentido, creo que Alira es una mujer que vive con amargura. César la describe como 'una mujer de paz', entrañable, empática pero algo huraña. Y es que el lector percibe un cierto amargor en su existencia, como si la resignación a la que se ve condenada despertara en ella recelos y envidias. La vida que ha llevado hasta ahora la sumergirá en una constante reflexión, y los acontecimientos que vivirá, la ayudarán a coger las riendas de su vida, a tomar decisiones, en las que influirá otros personajes de la novela.

Podría pararme a hablaros un poco del resto de los personajes, pero creo que es mucho mejor que los descubráis vosotros mismos. Solo os diré que, el personaje que más me ha impactado es el de Elegía, la madre. Me parece muy potente en su papel de matriarca. No es un personaje que deje indiferente. En algún momento puede provocar cierto rechazo y en otras situaciones, llegarás a entenderla. En cualquier caso, su actitud sorprenderá mucho al lector. Además, es la que mejor conoce a los personajes. Siendo una mujer intuitiva y sagaz, de solo un vistazo, puede llegar a determinar cómo es Alira, o Irene, César o Amanda. Un solo adjetivo será necesario para definir a cada uno de ellos, un dato que ayudará mucho al lector a aproximarse a los protagonistas. 

La ambientación de la novela me ha gustado mucho. Especialmente he disfrutado con la descripción de la mansión, tan precisa y rica en detalles que el lector tiene la sensación de pasear por sus estancias. En todo momento, es fácil imaginarse cómo es la casa por fuera, cómo sus habitaciones, esa cocina en la que se desatan escenas de pasión, o la bodega oscura y fría, donde se haya el cadáver. La autora también es muy precisa en la descripción de las ruinas de Aquilare. Uno tiene la sensación de estar paseando por viejos empedrados cargos de historias, con el viento silbando en nuestros oídos a la vez que un silencio lo invade todo. Luz Gabás transporta al lector con suma facilidad, a ese punto exacto del norte de España, donde los hechos de la novela tienen lugar.  

Por otra parte, me ha parecido un acierto lo dosificada que está la información en relación al asesinato y a la investigación criminal. Como dije antes, hasta que la novela no está muy avanzada no conoceremos la identidad de la víctima. Esto genera mucho suspense e inicia un juego de adivinanzas y sospechas, en los que yo iba errando capítulo a capítulo. Poco a poco, y con los datos que se nos van facilitando, iremos atando cabos hasta que la evidencia salga a la luz. Para ello, es fundamental el empleo de los diversos flashbacks que salpican la trama. El pasado juega un papel tan importante que será necesario conocer ciertos detalles de la infancia y de la adolescencia de Alira. De ahí que, en todo momento, la narración salte de una época a otra, avance y retroceda, desordenando las piezas de un puzle que el lector tiene que recomponer.

Escrita en tercera persona y con un estilo pulcro y cercano, la novela se articula en treinta y tres capítulos, encabezados por el nombre de una canción. Esto es algo que resulta muy llamativo porque los temas son muy dispares unos de otros y, como nos explicó Gabás en la entrevista, están muy relaciones con los sucesos que encierran cada capítulo. Yo no he leído la novela escuchando los temas, pero tú sí puedes hacerlo porque existe una lista en Spotify. La elección de todas esas canciones, que encabezan no solo los títulos sino también los Agradecimientos y la Nota de la Autora, me ha parecido una labor complicadísima.

En definitiva, El latido de la tierra es una novela tan completa que cuesta trabajo abarcarla en su totalidad, donde se mezclan pasado, presente, rencillas, envidias, codicias, amores rotos, sueños, ilusiones, tierra, antepasados, futuro,... Me ha parecido una lectura muy entretenida, con una historia profunda y emotiva que engancha al lector desde los primeros compases. Me ha gustado bastante, así que, no me queda más que recomendarla. 










 

[Fuente: Imagen de la cubierta tomada de la web de la editorial]

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