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ENCENDER UNA HOGUERA de Jack London

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Editorial: Rey Lear.
Fecha publicación: 2011.
Precio: -- 
Género: Narrativa breve.
Nº Páginas: 69
Encuadernación: Tapa dura con sobrecubiertas.
ISBN: 9789492403868



Autores

Jack London (San Francisco, 1876 - Glen Ellen, California 1916) fue el escritor norteamericano de mayor éxito en su época, autor de novelas como La llamada de la selva (1903) y Colmillo Blanco (1906). Muy joven se enroló en una goleta con rumbo a Japón y, posteriormente, viajó a Alaska en busca de oro, experiencias que se reflejan en muchos de sus libros. Aventurero y vagabundo, lo que le hizo conocer la cárcel, también se alistó como policía de la Patrulla Pesquera de California. Pese a que sus aspiraciones universitarias acabaron frustradas por motivos económicos, al final de su vida su biblioteca personal almacenaba 15.000 volúmenes. La literatura y las revistas le proporcionaron gran popularidad, lo que no logró tranquilizar su espíritu inquieto y rebelde. Su certificado de defunción asegura que murió de una dolencia renal, aunque durante años se creyó que London se había suicidado.

Raúl Arias (Madrid, 1969) comenzó como animador en el mundo audiovisual, actividad que compaginó con trabajos editoriales y agencias de publicidad. Tras un periodo como profesor de animación, en 1991 comienza a ilustrar en prensa la tira Bernardo y Plonk para el diario El País, donde después publicaría Memorias de Gus. Al tiempo ilustra en El Mundo, labor por la que ha obtenido varios premios internacionales de la Society of Newspaper Design (SND) y de la Society of Publish Desing (SPD). Fue responsable de la dirección artística de la primera serie nacional de animación para Internet: Hotel de animales, en elmundo.es. Ha publicado en Reader's Digest, The New York Times, Times y The Washington Post. Actualmente compagina su trabajo de ilustrador con el creativo para soporte audiovisual y multimedia. Fue uno de los ilustradores seleccionados para participar en el libro Dibujando el Transcantábrico (REY LEAR, nº28) que en 2010 obtuvo el Segundo Premio Nacional de Edición.

Sinopsis

Pocos relatos resumen con tanta perfección el mundo aventurero y salvaje de Jack London como Encender una hoguera. Escrito originalmente en 1902 para una revista dirigida al público juvenil, su autor lo pulió y lo modificó hasta ofrecer su versión definitiva en 1910. Esta historia de un hombre y un perro que avanzan al atardecer por un bosque nevado, a sesenta grados bajo cero, guarda muchos paralelismos con Colmillo Blanco y La llamada de la selva, las dos novelas más populares de London, en las que también hay paisajes invernales, fidelidad del perro hacia el hombre, soledad y muerte. Pero aquí, además, incorpora un matiz inquietante que en ocasiones se acerca al terror. Traducido espléndidamente por Catalina Martínez Muñoz, para ofrecer toda la tensión y el ritmo del original, Raúl Arias transmite con sus ilustraciones la angustia y la soledad de los protagonistas, la ominosa presencia de lo salvaje, el egoísmo humano ante el peligro de muerte y la bondad de un perro que sobresale entre la blancura de este libro invernal, que apetece leer al calor de la lumbre durante los días más fríos del año y al refugio del sol para refrescar los calores veraniegos.

[Información tomada directamente del ejemplar]


Jack London nunca había visitado este espacio. Una de sus obras más conocidas es Colmillo blanco, llevada al cine varias veces. En 1991, Randal Kleiser dirige a Ethan Hawke en una de las primeras adaptaciones, pero también se ha llevado al cine de animación e incluso a la televisión en formato de serie. Así que ya era hora de que me estrenara con el autor norteamericano y para ello, he elegido un cuento, Encender una hoguera, del que también se han hecho diversas ediciones. En este caso, vengo con la versión ilustrada que la editorial Rey Lear publicó en 2011.

Encender una hoguera cuenta la historia de un hombre y un perro, durante una jornada de travesía en los desapacibles bosques de Alaska. Desconocemos la información más básica del protagonista, como su nombre, su procedencia, su profesión o el motivo por el que se encuentra en estos parajes. Lo único que sabemos es que se trata de un "chechaquo", es decir, un recién llegado a estos territorios salvajes y montañosos en los que, difícilmente, te encuentras con otro ser humano. Es probable que este hombre sea uno de aquellos buscadores de oro del río Yukón, que se dirige a reunirse con sus compañeros en un campamento, aunque es simplemente una suposición mía, pues nada se dice al respecto en el texto. 

"El frío azotaba sin piedad esa esquina desprotegida del planeta, y el hombre, por encontrarse allí, recibía el castigo en todo su rigor" [Pág. 39]

El hombre y el perro caminan dificultosamente por una zona en la que la nieve lo cubre absolutamente todo. Tienen por delante un trayecto de varios kilómetros, quizá no muchos, pero es que el manto blanco lo rodea absolutamente todo y dificulta la caminata. Máxime cuando la temperatura alcanza los cincuenta grados bajo cero. Se trata de un camino que no está exento de peligros. Bajo la nieve pueden existir placas de hielo que, al quebrarse, dejan al descubierto pozas de agua helada. Hay que andar con cuidado, valerse del instinto del perro y caminar con precaución. Sin embargo, todo se irá complicando paulatinamente. 

Los únicos protagonistas de este relato son el hombre anónimo y el perro, un perro esquimal que no se apartará del hombre, ni siquiera cuando el mismo animal intuya que corre peligro. El autor establece una comparativa entre ambos. El hombre se mueve guiado por su raciocinio. El perro lo hará siguiendo su instinto. ¿Cuál de los dos muestra más inteligencia? Sobre esta cuestión, el lector podrá sacar sus propias conclusiones durante la lectura, pero ya os adelanto que al humano le puede la vanidad y el orgullo.

En Encender una hoguera, las descripciones son tan vívidas que el lector sentirá la misma desolación y el mismo cansancio que el protagonista, que se mueve con dificultad sobre un camino de treinta centímetros de nieve, y siente todo su cuerpo entumecido. Me ha parecido un relato narrado con una maestría brillante, en el que, las circunstancias adversas y el desarrollo de los hechos generan angustia y agobio en el lector, preocupado por el devenir del protagonista, al que las cosas se le ponen cada vez más complicadas. La descripción del proceso de congelación, la sensación de un corazón que cada vez bombea con menos fuerza, la pérdida de sensibilidad en pies y manos,... son pasajes desasosegantes.

Por otra parte, el cuento tiene una ambientación fantástica. La descripción de las condiciones climatológicas, las múltiples referencias a las bajas temperaturas, los efectos que el frío causa en el protagonista consiguen que el lector sienta la urgente necesidad de abrigarse, arrimarse a un buen fuego o a una buena estufa. He leído todo el relato encogida de frío.


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Estructuralmente, Encender una hoguera es un cuento de breve extensión que se lee en apenas hora y media, pero se disfruta durante mucho más tiempo, a través de las sensaciones que provoca la lectura. Unas setenta páginas son necesarias para contar esta historia que viene precedida por una presentación, firmada por el editor del libro, y que aporta una información valiosísima, funcionando, prácticamente, como una reseña en sí misma. En ella se habla de las distintas versiones publicadas. La primera, en 1902, vio la luz "en la revista Youth's Companion, dirigida preferentemente al público juvenil". Sin embargo, el cuento sufrió algunas variaciones. La primera en 1908, cuando lo dotó de "mayor carga dramática", para publicarlo en Century Magazine. La segunda en 1910, y publicada en Lost Face.

Esta presentación aporta también unas breves pinceladas sobre la vida del autor. Jack London nació en la bahía de San Francisco, pero cambió el sol de California por el frío y la nieve de Alaska. Con 21 años viaja a aquellos territorios inhóspitos en busca de oro, experiencias que enriquecieron sus obras. El éxito literario contrasta con el fracaso personal, pues era alcohólico, dilapidó toda su fortuna, tuvo dos matrimonios frustrados y, como guinda del pastel, falleció a los 40 años de edad. Sobre este último hecho, hay cierta controversia pues, aunque su muerte se achacó a un problema renal, también corre la teoría de que se suicidó.

Apunta también el editor de este libro que, entre Encender una hoguera y Colmillo blanco o La llamada de la selva, existen ciertos paralelismos. Estas novelas transcurren en escenarios comunes, como los bosques nevados, además de ahondar en cuestiones como la soledad, la muerte o la fidelidad de un perro. Hace también alusión a las ilustraciones de Raúl Arias, y no puedo estar más de acuerdo con sus palabras pues señala que "transmiten perfectamente la angustia y soledad del protagonista del cuento". Estos dibujos me han parecido oscuros, inquietantes, siniestros, dejando espacio a la imaginación del lector pues están trazados de forma poco definida.

Con una prosa sencilla, ha sido una manera agradable de acercarme al trabajo de Jack London. Encender una hoguera se puede encontrar fácilmente en diversas fuentes de Internet. Incluso hay un vídeo en el canal de Paco: Literatura de Youtube, que dejo aquí, para tu disfrute.





Para finalizar, desconocía la editorial Rey LearEste ejemplar lo he tomado prestado de la biblioteca, pero he buscado en la red y la web que figura en las páginas interiores del volumen, ya no existe. Imagino que tuvo unos años de vida y sucumbió. En cualquier caso, la misma obra y con las mismas ilustraciones pero traducida por otra persona, la encuentras en la editorial Reina de Cordelia.  






 

[Fuente: Imagen de la cubierta tomada de la web de la editorial]

Puedes adquirirlo aquí:



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