El pasado 6 de enero, Ana Merino se alzó con el Premio Nadal, por su novela El mapa de los afectos, que recientemente ha publicado la editorial Destino. Siendo la dieciseisava mujer que gana este galardón, y considerada como "la autora que hace literatura de la bondad", Merino construye una historia ambientada en el Medio Oeste americano, en un entorno rural, desgranando una pequeña sociedad formada por personajes dispares que otorgan a la obra un toque coral.
Poeta, experta en cómics y rodeada de buena literatura, -es pareja de Manuel Vilas e hija de José María Merino-, la autora estuvo recientemente de paso por Sevilla, en una ruta de promoción con la que está repartiendo afectos por toda España. Bajo el cielo azul de un día cálido, tuve la oportunidad de conversar con ella.
Poeta, experta en cómics y rodeada de buena literatura, -es pareja de Manuel Vilas e hija de José María Merino-, la autora estuvo recientemente de paso por Sevilla, en una ruta de promoción con la que está repartiendo afectos por toda España. Bajo el cielo azul de un día cálido, tuve la oportunidad de conversar con ella.
Marisa G.- Ana, eres pionera en la formación académica del cómic, un género que me encanta, así que no estaría mal abrir esta entrevista contándome algo sobre esa pasión tuya.
Ana M.- Yo te cuento. Mi afición por el cómic me viene de pequeña. Mi padre, aparte de ser un hombre encantador y un gran escritor, es un gran lector de cómic y tuve la suerte de crecer leyendo mucha historieta. Mi ídolo era la Pequeña Lulú de Ediciones Novaro. Con los años, me marché a Estados Unidos a estudiar una maestría que luego se alargó, hasta hoy. Cuando llegué a Pittsburgh, Pennsylvania, decidí meterme en el campo de lo que se llama los Estudios Culturales. Allí, a finales de los 90, me di cuenta que había un campo de estudio importantísimo en el mundo hispánico, había que recuperar la historia de nuestros cómics e investigar estos espacios. Así que, empecé a tirar del hilo y a construir un ámbito teórico. Incluso decidí hacer la tesis sobre cómic, porque había que traerlo al espacio académico, había que preservarlo.
Soy muy defensora de las bibliotecas y precisamente en la de Michigan State, encontré mucho material, gracias a un bibliotecario que es amante de los cómics. Estados Unidos lo ha hecho muy bien, y ha salvado mucha memoria no solo de su propio país, sino de otros. Y aquí, en España, tuvimos la suerte te contar con Luis Alberto de Cuenca como director de la Biblioteca Nacional en los años 90. Él es un gran coleccionista de cómics y consiguió revitalizar la historieta. Con Luis Alberto de Cuenca tengo un gran deuda y creo que le debemos de reconocer, no solo su poesía, sino también esa labor que ha tenido como promotor intelectual.
Me he involucrado mucho en organizaciones sin ánimo de lucro como el International Journal of Comic Art, en el International Comic Art Forum, y alguna otra. Todo ello por puro amor al arte, por ayudar a empresas de la comunidad intelectual a generar sinergias. Luego di el salto a la Universidad de Iowa con el MFA de Escritura Creativa. En definitiva, sigo escribiendo mucho sobre cómic, reflexionando, debatiendo, difundiendo y ayudando a preservarlo.
M.G.- Pero eres un poco de llegar y besar el santo. Fíjate que, con tu primer poemario, ganas el Premio Adonáis. Y ahora, con tu primera novela para adultos, te llevas el Nadal.
Soy muy defensora de las bibliotecas y precisamente en la de Michigan State, encontré mucho material, gracias a un bibliotecario que es amante de los cómics. Estados Unidos lo ha hecho muy bien, y ha salvado mucha memoria no solo de su propio país, sino de otros. Y aquí, en España, tuvimos la suerte te contar con Luis Alberto de Cuenca como director de la Biblioteca Nacional en los años 90. Él es un gran coleccionista de cómics y consiguió revitalizar la historieta. Con Luis Alberto de Cuenca tengo un gran deuda y creo que le debemos de reconocer, no solo su poesía, sino también esa labor que ha tenido como promotor intelectual.
Me he involucrado mucho en organizaciones sin ánimo de lucro como el International Journal of Comic Art, en el International Comic Art Forum, y alguna otra. Todo ello por puro amor al arte, por ayudar a empresas de la comunidad intelectual a generar sinergias. Luego di el salto a la Universidad de Iowa con el MFA de Escritura Creativa. En definitiva, sigo escribiendo mucho sobre cómic, reflexionando, debatiendo, difundiendo y ayudando a preservarlo.
M.G.- Pero eres un poco de llegar y besar el santo. Fíjate que, con tu primer poemario, ganas el Premio Adonáis. Y ahora, con tu primera novela para adultos, te llevas el Nadal.
A.M.- Estoy muy emocionada. Quizá sea porque tengo una voz muy peculiar. Muchas personas se presentan a premios con unas propuestas estupendísimas, pero es el azar el que permite que una determinada voz llegue más al jurado. En este caso, ha habido una serendipia maravillosa, en la que ambos primeros libros contaron algo a ese jurado y consiguieron ser la apuesta elegida.
M.G.- ¿Y cómo se te ocurre escribir esta novela para adultos?
A.M.- El mapa de los afectos surge desde la madurez. Al igual que la poesía me vino con la efervescencia juvenil, con la intensidad de la palabra, con la necesidad de ordenar mi mundo interior y proyectarlo, con esta novela me doy cuenta que he interiorizado el exterior, la aventura americana, que son veinte años de gestualidades, donde el mundo que me rodeaba solo se podía ordenar desde la pulsión narrativa. Ya había tenido una primera gestualidad con El hombre de los dos corazones, con esa novela juvenil de una madre y su hija, que además contaba con unas ilustraciones formidables. ¿Y qué pasó? Pues que me fui a Iowa y todo lo que ocurrió para poner en pie el MFA de Escritura Creativa da casi para otra novela.
Como dicen los americanos, por entonces yo estaba en Work in progress, es decir, arrancaba la idea de una novela y la tenía que parar porque no podía dedicarle tiempo. Una novela necesita muchas horas y por entonces no podía dedicarle ninguna. No fue hasta que me invitaron a la Universidad de Zurich, cuando el MFA funcionaba y estaba en marcha, cuando lo aparqué un poco todo y me senté a escribir esta novela. En Zurich encontré el espacio para respirar y esta novela se construyó prácticamente entera allí.
M.G.- Decía esta mañana en redes, comentando que íbamos a conversar, que una novela que abre con un poema de Idea Vilariño siempre es un buen presagio. Pero justo debajo de este poema, hay un fragmento de Stan Lee. Me parece un contraste muy llamativo pero que, en realidad, tiene sentido.
Como dicen los americanos, por entonces yo estaba en Work in progress, es decir, arrancaba la idea de una novela y la tenía que parar porque no podía dedicarle tiempo. Una novela necesita muchas horas y por entonces no podía dedicarle ninguna. No fue hasta que me invitaron a la Universidad de Zurich, cuando el MFA funcionaba y estaba en marcha, cuando lo aparqué un poco todo y me senté a escribir esta novela. En Zurich encontré el espacio para respirar y esta novela se construyó prácticamente entera allí.
M.G.- Decía esta mañana en redes, comentando que íbamos a conversar, que una novela que abre con un poema de Idea Vilariño siempre es un buen presagio. Pero justo debajo de este poema, hay un fragmento de Stan Lee. Me parece un contraste muy llamativo pero que, en realidad, tiene sentido.
A.M.- Efectivamente. En la novela mezclo muchos mundos que conviven. Idea Vilariño, en su poema Una vez, nos conecta con el instante, con la plenitud del instante que se va. Es un poema maravilloso. Pero, Stan Lee nos ofrece la mirada americana de un adolescente que lee tebeos, que cree en el bien y en el mal, y que construye un imaginario desde esa adolescencia. Tenía que situar al lector en esa multiplicidad de mundos.
M.G.- Es una novela coral que comienza efectivamente con un niño, con un chico que lee cómics pero, a partir de ahí, el hilo conductor nos va llevando a un montón de personajes distintos.
A.M.- Así es. En primer lugar, me interesaba mucho la idea de comunidad de personajes, y de todo lo que cada uno de ellos puede aportar a una misma historia, a una misma trama. Hasta que no llegas a la última página y cierras el libro, no te das cuenta de todo, no tienes esa visión completa.
Me gustaba el arranque de un niño que se sube a un árbol, y desde allí mira al mundo. Luego, en esos primeros capítulos, aparecen Tom, David, Greg, Valeria,.. Todos ellos desentrañan una complejidad vital e importante que, además podemos asociar con nuestras propias vidas porque el amor, la búsqueda del amor, la confusión en el amor, la ingenuidad del amor, están muy presente. Puedes no saber lo que quieres, hacer daño pero, con el tiempo, descubres que existen otras formas de amor.
Me gustaba el arranque de un niño que se sube a un árbol, y desde allí mira al mundo. Luego, en esos primeros capítulos, aparecen Tom, David, Greg, Valeria,.. Todos ellos desentrañan una complejidad vital e importante que, además podemos asociar con nuestras propias vidas porque el amor, la búsqueda del amor, la confusión en el amor, la ingenuidad del amor, están muy presente. Puedes no saber lo que quieres, hacer daño pero, con el tiempo, descubres que existen otras formas de amor.
M.G.- ¿Existe algún puente entre esta novela y el cómic? Te lo comento porque, al ir leyéndola, me venían imágenes. Si pienso en esta novela veo un caleidoscopio. La siento muy visual.
A.M.- Exacto. Es una novela muy plástica. En poesía y en cómic hay una cosa que me encanta. Si lees un poema y te emocionas, vuelves al inicio y lo lees de nuevo. En el cómic pasa lo mismo. Si te encantan las viñetas, vuelves a releerlo. Yo quería que mi novela se pudiera releer constantemente y que te diera otros momentos de satisfacción. He cuidado muchísimo el estilo y la sonoridad. Casi parece que está escrita en endecasílabos, para que uno vaya respirando con ritmo. He cuidado mucho los instantes en planos, -hay plano general, primer plano, plano detalle-, y esa mirada la he aprendido del cómic, por eso hay mucho color, mucha luz, muchos cambios de textura o mucha profundidad de personaje en esta novela. Y todo eso, nos lo da el cómic.
M.G.- En El mapa de los afectos hay crimen, hay pasión, amor, bondad, dolor, pero también hay mucha enfermedad: muerte súbita, demencia senil, infartos.
A.M.- ¡Qué buena observación! Yo soy epiléptica y crecí con ausencias. Con tu pregunta me estás haciendo reflexionar sobre algo que no había pensado. Cuando convives con una enfermedad que te acompaña, te cambia el carácter. Me encanta el teatro y hacía mucho teatro en el colegio pero claro, cuando empiezas a tener ataques, te cambia el mundo. Hace veintitantos años la medicina no era la misma y la realidad tampoco. Durante toda mi vida he vivido con las limitaciones que tiene un epiléptico porque, aunque me he cuidado mucho, tenemos limitaciones.
Sobre la enfermedad también reflexiono en algunos poemarios como Curación o Compañera de celda. Las limitaciones de una enfermedad crónica como una epilepsia te hacen reflexionar mucho sobre tu lugar en el mundo, tus instantes, el deterioro, la vida, lo súbito y lo doloroso. Lo mismo, todo eso también asoma en la novela.
Sobre la enfermedad también reflexiono en algunos poemarios como Curación o Compañera de celda. Las limitaciones de una enfermedad crónica como una epilepsia te hacen reflexionar mucho sobre tu lugar en el mundo, tus instantes, el deterioro, la vida, lo súbito y lo doloroso. Lo mismo, todo eso también asoma en la novela.
M.G.- Debe ser que lo tienes interiorizado y te sale naturalmente.
A.M.- Sí, es posible. Y convivir con ello me haga observar a los demás, empatizar con los demás, y conectar enseguida con las enfermedades de otro.
M.G.- A lo largo de las entrevistas que has ido concediendo con motivo del Nadal, se ha hecho mucho hincapié en la bondad, en la bondad de la novela, de los personajes, pero también hay personajes tremendos y a los que les ocurren cosas terribles por acudir a lugares que no deberían.
A.M.- Se habla de la bondad como sustrato, como materia prima literaria. Me interesa hacer una introspección en el ser humano y descubrir que, cuando nos metemos de lleno en el ser humano, nuestro fondo es bondadoso y es el que permite la supervivencia.
Una persona malvada, por muy inteligente que sea, si se aísla del mundo, hará mucho daño. No va a avanzar, no va a pensar nunca en buscar la cura de una enfermedad, ni a adelantar en tecnología. Me interesa la mente de la gente buena y cómo actúa.
Una persona malvada, por muy inteligente que sea, si se aísla del mundo, hará mucho daño. No va a avanzar, no va a pensar nunca en buscar la cura de una enfermedad, ni a adelantar en tecnología. Me interesa la mente de la gente buena y cómo actúa.
Pero sí, en esta novela aparece el mal, y además aparece de dos formas. Por un lado, una mujer se obsesiona de repente y comete un crimen terrible. Saca conclusiones muy absurdas, vive aislada y no verbaliza su rabia. Encima, en la casa hay armas, lo cual es una crítica porque el aislamiento unido a las armas, puede llegar a generar un criminal.
Luego vemos el caso de un depredador, que se enzarsa con los más débiles, con una mujer inmigrante, que sabe que no va a denunciarlo porque no se va a atrever. Me interesaba mucho reflexionar sobre eso pero desde el lugar de las víctimas que lo sufren y son parte de ese drama.
Luego vemos el caso de un depredador, que se enzarsa con los más débiles, con una mujer inmigrante, que sabe que no va a denunciarlo porque no se va a atrever. Me interesaba mucho reflexionar sobre eso pero desde el lugar de las víctimas que lo sufren y son parte de ese drama.
M.G.- El retrato psicológico que se hace de los personajes es muy profundo. Me gustaría saber cómo te has enfrentado a la construcción de los personajes.
A.M.- Con un fondo de empatía, de reflexión psicológica que viene de la literatura, con mucha observación,... Por eso digo que he llegado a esta novela desde la madurez, porque he aprendido a escuchar.
M.G.- Quizá conocemos muy bien a los personajes porque los dejas pensar. El narrador, más que describir actos, describe pensamientos. Los personajes están constantemente pensando.
A.M.- Sí, igual que nosotros. Siempre estamos pensando, aunque no seamos consciente de ello. No nos damos cuenta de lo mucho que pensamos. Por eso, hay una parte en la novela en la que hago un homenaje a ese antes de dormir, a través de dos personajes: Rita y Samuel. En esta novela hay mucha condensación de pensamiento porque la vida son nuestros pensamientos y somos lo que pensamos.
M.G.- Las coordenadas temporales fluctúan en la novela.
A.M.- Arrancamos en un 2004 y acabamos en un 2019, pero no en sentido lineal.
M.G.- Y en cuanto a los escenarios, el Medio Oeste americano frente a España. ¿Somos tan distintos unos de otros?
A.M.- Creo que no, pero la novela muestra la mirada de alguien que está en Estados Unidos, que se mete en la psicología emocional y se apropia del pasaje americano del Medio Oeste, porque es el que está a mi lado y el que me ha hecho evocar esta novela.
M.G.- Pero los espacios rurales dan tanto juego. Son microcosmos en el que parece que todo el mundo se conoce pero, en realidad, no es así.
A.M.- El espacio rural nos permite acotar muy bien a los personajes, mientras que las metrópolis generan muchos conflictos con las distancias. Me resultaba muy natural contar esta historia desde un lugar tan parecido a los que he conocido y en los que he vivido.
M.G.- Dices en la nota de prensa que Cumbres borrascosas te dio la serenidad necesaria para terminar la novela. ¿Cómo es esto?
A.M.- Es una simple anécdota. Pasé un mes de agosto en San José, Almería, en la casa de mis padres. Allí intenté avanzar con la novela pero me pasó una cosa. Los epilépticos, con la edad, dejamos de tener ataques pero los cambios hormonales y la pre-menopausia nos afecta mucho. Empecé a tener unos vértigos terribles, pero vértigos de caer redonda. Aquello me provocó mucha ansiedad. Por la noche me despertaba, me sentía mareada. Fue algo que me obsesionó pero yo procuraba tranquilizarme, decirme que no me iba a pasar nada. Son los límites de mi organismo. Entonces, vi que mis padres tenían un ejemplar de Cumbres borrascosas. Lo cogí para releerlo y procuré concentrarme en la lectura. Conseguí meterme de lleno en la novela y esta me devolvió la serenidad que necesitaba. Leía un par de capítulos, respiraba y lograba alcanzar el sueño. A la mañana siguiente me levantaba normal porque los mareos y el malestar me venían al caer la tarde y durante la noche. Cumbres borrascosas tuvo un efecto terapéutico y a la vez, me ayudó a resolver mis dudas sobre mi novela.
M.G.- La literatura sirve para todo. En el discurso que diste cuando ganaste el Nadal, dijiste que crees en la literatura con el mismo fervor con el que de niña creías en los Reyes Magos.
A.M.- Creo mucho en la literatura porque la literatura siempre me ha salvado.
M.G.- Ana, ¿vas a volver a escribir para adultos?
A.M.- Sí, estoy escribiendo otra. Ya tengo apuntes, y he decidido situarla entre España y la Nueva Inglaterra, que también me la conozco muy bien.
M.G.- Estupendo, pues lo dejamos aquí. Muchas felicidades por el premio.
A.M.- Muchísimas gracias.
Sinopsis: Valeria, una joven maestra de escuela que tiene una relación secreta con Tom, que le lleva treinta años, se enfrenta al dilema de los sentimientos y quiere entender el significado del amor. En el pueblo donde enseña, Lilian desaparece sin motivo aparente mientras su marido está en la otra punta del mundo. Greg, un hombre a quien le pierden las mujeres, frecuenta un club de alterne de los alrededores para ahuyentar su descontento, hasta que un día se ve descubierto de la peor manera posible.
A partir de momentos como estos en el transcurrir de una pequeña comunidad rural, nos adentramos en los misterios cotidianos de sus habitantes. Las vidas de todos ellos no solamente se irán cruzando a lo largo de más de dos décadas, sino que estarán condicionadas por la fuerza magnética de los afectos, la aleatoriedad del azar o por la justicia poética que a veces nos traen los acontecimientos más inesperados.
El mapa de los afectos persigue el rastro de las personas que construyen las historias escondidas de los lugares; sitios donde se evocan ausencias, sucesos extraños, donde ocurren crímenes inexplicables, se convive con las tensiones personales y familiares y donde solo la pulsión del bien sedimenta el poso necesario para seguir viviendo.
El mapa de los afectos persigue el rastro de las personas que construyen las historias escondidas de los lugares; sitios donde se evocan ausencias, sucesos extraños, donde ocurren crímenes inexplicables, se convive con las tensiones personales y familiares y donde solo la pulsión del bien sedimenta el poso necesario para seguir viviendo.