Editorial: Espasa
Fecha publicación: octubre, 2019
Precio: 19,20 €
Género: Narrativa
Nº Páginas: 440
Encuadernación: Tapa dura con sobrecubiertas
ISBN: 9788467056372
[Disponible en eBook y Audiolibro;
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Autora
Mari Pau Domínguez (Sabadell, 1963), tras licenciarse en Ciencias de la Información, comenzó su carrera en El Periódico de Cataluña y Diario 16. Posteriormente ha participado como periodista en el inicio de la televisión matinal en España, en TVE (Por la mañana), los telediarios así como en diversos programas de entrevistas de TVE, Telemadrid (Telenoticias y La Hora de Mari Pau), la cadena SER, la radio y la televisión pública de Cataluña, así como en Castilla La Mancha TV y en La Sexta y 13TV.
Ha sido presidenta del Consejo de Administración de la Radio Televisión Madrid. Desde que en 1993 publicara su primer libro, han aparecido novelas como La tumba del irlandés (2000), Dime que no eres tú (2006), El diamante de la reina (2008), La casa de los siete pecados (2009) –distinguida con el I Premio CajaGranada de Novela Histórica– y Una diosa para el rey (2011), Las dos vidas del capitán -recreación histórica del caso Odyssey- (2014), y la última La corona maldita (2016), así como el ensayo sobre maternidad Ahora o nunca. Además, es autora del poemario El universo en ciernes, que se ha convertido en un discolibro en el que han colaborado entre otros Miguel Ríos, Ana Belén, Víctor Manuel y Luis Eduardo Aute.
Sinopsis
En las páginas de esta novela al lector le parecerá que se reencuentra con viejos conocidos, casi parientes muy cercanos cuya historia no sólo merece sino que conviene recordar: sus protagonistas son Concha, andaluza emigrada a Cataluña en los años 60, y su hija Paz.
Tras un traumático divorcio que la deja prácticamente en la ruina, económica y también emocional al comprobar que su matrimonio había sido una farsa, Paz regresa a la antigua casa familiar, un lugar del que se fue para no volver. Estaba harta de ser «la catalana» durante los veranos en el pueblo de Sevilla de donde proceden y «la andaluza», el resto del año en su barrio de Barcelona. Vuelve con muchas cuentas pendientes y una amarga sensación de fracaso que cuadra muy bien con la crisis social y política del país.
Paz nunca ha conocido los detalles de la historia de su madre, Concha, una mujer llena de energía y pasión, que va plantando cara a los reveses que se le van presentando: la decepción de su matrimonio, las terribles riadas del 1962, la dureza de los primeros años en Cataluña, la imposibilidad de realizarse a través de una historia de amor en la madurez, y la distancia cada vez mayor con su única hija, en la que proyecta todas sus ilusiones.
[Información tomada directamente del ejemplar]
La palabra "emigración" figura como un vocablo en negrita dentro del diccionario español.¿Quién no tiene un abuelo, un tío, un amigo que, un buen día, decidió hacer la maleta, dejar atrás su tierra y buscar un futuro mejor? Alemania y Suiza fueron dos de los destinos elegidos. El cine español está lleno de largometrajes que narran el periplo de esos emigrantes y las penurias que tuvieron que pasar fuera de su tierra. De hecho, Francia sigue siendo un país que acoge a muchos hombres y mujeres durante la época de la vendimia. Pero para emigrar, no hacía falta traspasar fronteras. Cataluña era una tierra con ganas de prosperar en este país que languidecía bajo la dictadura. Necesitaba mano de obra, y hasta allí se fueron muchos extremeños, murcianos y andaluces. Cataluña fue conocida como "la novela provincia de Andalucía". ¿Les esperaba el paraíso? Obviamente no, pero allí sí encontraron el trabajo que escaseaba en sus lugares de origen, allí formaron una familia y allí hicieron su vida. Algunos consiguieron adaptarse a los cambios. Otros nunca dejaron de padecer la enfermedad de la nostalgia.
Mari Pau Domínguez escarba en la historia de su familia para construir la trama de La nostalgia del limonero. La novela está inspirada en hechos y personajes reales y, aunque no deja de ser una historia de ficción, sí recoge bastantes episodios reales de su familia, según pudimos saber durante la ruta literaria que realizamos junto a la autora por Osuna, uno de los escenarios de la novela. Con Diego y Concha, protagonistas de esta historia, la autora quiere rendir homenaje no solo a sus padres, sino a todos esos hombres y mujeres que, como decía antes, dejaron su casa y se encaminaron hacia "un futuro incierto".
La nostalgia del limonero se articula a través de dos líneas argumentales. La primera recrea el pasado, que se inicia en 1955.Diego y Concha viven en Osuna, un pueblo de la campiña sevillana. Ella es la más pequeña de cuatro hermanos, hija de un guardia civil, la joven "más bella y deseada del pueblo", que tiene muchos pretendientes. No le interesan los hombres hasta que aparece Luis Méndez, hijo del terrateniente, un seductor nato que sabe que ostenta el poder para conseguir todo lo que se propone, incluso conquistar el corazón de la joven Concha. Pero las diferencias sociales son tan insalvables que ese amor solo puede tambalearse. No importa, el destino ya ha elegido otro pretendiente. Diego es un joven que conocía mundo, "de complexión atlética, muy bien parecido, moreno de piel aceitunada y con expresión insolente en el rostro". Destinado en Tánger, se muestra desafiante, altanero y desarrolla con la joven un juego de seducción. Ambos se enamoran pero la relación entre ambos no será fácil. De entrada, la familia de ella se opone. Diego es de clase muy baja, no tiene estudios y encima lleva años en Marruecos, rodeado de moros. No serán pocas las objeciones que presenta la familia de la joven y no pocas las veces que intentan romper la relación. Aún así, ellos cogen por la calle de en medio, como se suele decir, y se mudan a Cataluña, en busca de una vida mejor. Allí tendrán que adaptarse a las costumbres de Barcelona, entablarán nuevas amistades, construirán entre todos una familia postiza en la que apoyarse en los momentos más complicados. Sin embargo, una tragedia sacude Barcelona y, más concretamente, los barrios más humildes, donde malvivían los emigrantes. Las riadas de 1962 se llevan muchas vidas por delante y dejan un reguero de destrucción. Aquel trágico suceso supuso un antes y un después en la vida de Concha y Diego. Mientras ella intenta recomponer su vida, olvidar y seguir adelante, a Diego le mudará el carácter, y le invadirá una oleada de nostalgia y tristeza que nunca más lo abandonará. Aún así, y con idas y venidas a Osuna, la pareja seguirá afincada en Barcelona, donde nacerá su hija Paz. Habrá desencuentros en el matrimonio, mudanzas a barrios más prósperos y también amores truncados. La vida de Diego y Concha se convierte en una noria.
Otra de las líneas argumentales ancla la trama en el año 2012. Para entonces, Concha se ha quedado viuda, tras la muerte de Diego varios meses atrás, debido al Alzhéimer. Paz, la hija de ambos, tiene 50 años y está en pleno proceso de divorcio de su marido Mario. Periodista y escritora, se siente destruida y busca el refugio de la casa familiar. Para ello dejará atrás Madrid y se muda de nuevo a Barcelona, donde retomará amistades y se reencontrará con su pasado. Un hallazgo entre las viejas pertenencias de un altillo sacan a la luz una realidad que golpea a Paz duramente. Un hatillo de cartas remitidas por Pedro, aquel niño que ella conoció en Altea en 1973, durante las vacaciones de Semana Santa, revolverá aún más su vida y provocará importantes fisuras entre su madre y ella. Traicionada, así se siente Paz.
La nostalgia del limonero es una novela que no solo habla de emigrantes y dificultades para superar obstáculos y construir una vida digna, también habla de secretos, de viejos amores, de nuevas ilusiones, de oportunidades perdidas y otras que surgen de repente. Para ello, la autora permite al lector recorrer la vida de los personajes desde el año 1955 hasta el 2012, casi sesenta años para lo que emplearán importantes saltos en el tiempo. Ambas líneas transcurren de forma paralela, hasta llegar a un punto en el que ambas convergen. Ninguna de las dos líneas predomina sobre la otra, y ambas resultan igual de interesantes. Sin embargo, el pasado ocupa mayor parte de la narración y para mí, es la parte de la trama que más me ha gustado.
Con respecto a los personajes, aunque Diego y Concha ostentan el protagonismo principal, estamos ante una novela coral, por lo que serán muchos los nombres que anden entre estas páginas. La construcción de sus personalidades es sólida y mutable, lo que otorga a los personajes mucha verosimilitud. Diego es uno de los personajes que más va a evolucionar a lo largo de las casi cuatrocientas cincuenta páginas. Como dije antes, las riadas del año 1962 lo marcarán para siempre. Si bien, de joven era un muchacho alegre e impetuoso, con ganas de vivir y de luchar, aquel acontecimiento lo sumerge en una profunda pesadumbre. Osuna vuelve a él cada vez con más fuerza, aumentando su deseo de regresar a la tierra en la que fue feliz, abortando su aventura de emigrante. Diego es un personaje que causa mucha ternura en el lector, pues lo veremos naufragar en muchas ocasiones, y sentiremos el deseo de tenderle una mano.
Sin embargo, el efecto que la tragedia ocasiona en Concha es diametralmente opuesto. De niña fue siempre valiente y obcecada. Se resistía a desempeñar el papel que la sociedad le tenía asignada. El adoctrinamiento a través de la Sección Femenina, que se empeñaba en convertir a las mujeres en buenas cocineras, costureras y fieles esposas, no estaba hecho para ella. Concha tenía sueños y luchó siempre por conseguirlos, aunque solo encontraba una dificultad tras otra. Sin embargo, la novela nos enseñará que, dentro de sus posibilidades, y sabiendo que "lo que uno desea y lo que la vida le ofrece no siempre coinciden", ella se labrará un camino y se adaptará a los tiempos que le ha tocado vivir.
En cuanto al resto de personajes, por supuesto habría que hablar de Paz, hija única de un padre que vive con la amargura pegada a la piel, una madre a la que nunca dejaron ser lo que deseaba, que se ve en una tierra extraña, con un marido que se hunde por momentos y que, si ella no tira del carro, la familia no sigue adelante. Paz y Concha no son tan distintas. En realidad, si analizamos su esfera amorosa, observaremos que en ambas se repiten ciertos patrones como la oposición de unos padres a una relación sentimental que, quizás sí o quizás no, es contraproducente para la hija. En cualquier caso, el personaje de Paz viene a representar esa búsqueda del amor, esa recuperación de un amor de juventud que, tal vez, hoy ya no es lo que era.
Pero, hablando de personajes, hay dos -Carmen y Manuel, hermanos de Concha-, que no quiero dejar atrás, y cada uno de ellos se alza en un extremo. Si Manuel es ese hermano con el que Concha establece una bonita relación de confianza, ese hermano que protege a su hermana y le tiende una mano en los momentos más difíciles, Carmen es todo lo contrario. Este último personaje, maquiavélico, sibilino, egoísta y envidioso, otorga jugo a una familia en la que, como en todas, hay buenos y malos. Pero mejor no desvelar nada al respecto.
En cuanto a los escenarios, los personajes se mueven entre Barcelona y Osuna. El pueblo será ese lugar en el que veremos la juventud de Diego y Concha. Sin excesiva profundidad, se hará referencia al casino, al cine, a las calles y lugares que, de un modo u otro, marcaron los primeros años de la pareja. Y muchos de esos lugares pudimos verlos in situ, durante la ruta literaria que la editorial organizó como antesala de la presentación de este libro en Sevilla. Solo puedo decir que fue mágico recorrer la misma calle Carrera por la que Concha se dejaba ver en compañía de sus amigas Dolores y Anita, siempre pendiente de los mozos que, a su vez, no le quitaban ojo. De ello os hablé un poco en la entrevista a la autora (que puedes leer aquí) y en este vídeo os muestro el recorrido.
No se ahonda mucho en la historia de Osuna más que con pequeñas pinceladas, aunque sí se dibuja la atmósfera de un pueblo, cuya máxima diversión para los jóvenes era pasear las tardes de domingo. Sin embargo, a Barcelona sí la veremos evolucionar. Obviamente,a la llegada de Diego y Concha, la ciudad no tiene el esplendor de hoy. El centro muestra unas Ramblas muy distintas de lo que conocemos hoy, y un barrio chino en el que la decadencia campaba a sus anchas. Debo aclararte que en esta novela no vas a encontrar ningún componente político relacionado con Cataluña. La autora ha querido dejar fuera de la historia la polémica del independentismo, lo cual le agradezco profundamente porque, de otro modo, le hubiera restado belleza a la novela.
Con una prosa evocadora y emotiva, escrita en tercera persona, y con abundantes citas literarias, que recorren el mapa emocional y literario de la autora, la narración transita a un ritmo sosegado, alterado en los puntos claves, por diversos acontecimientos que imprimen más vértigo a la historia. Considero que Mari Pau Domínguez ha medido muy bien los tiempos para impedir que el lector pierda interés.
Poco más puedo añadir. La nostalgia del limonero ha sido una lectura bonita y entrañable, cercana, humilde y casi palpable, con unos personajes llenos de dudas y miedos, reales, que han conseguido acercarme a la emigración andaluza de los años 50 a través de una historia, la de Diego y Concha, que recomiendo a todos los lectores.
Pero, hablando de personajes, hay dos -Carmen y Manuel, hermanos de Concha-, que no quiero dejar atrás, y cada uno de ellos se alza en un extremo. Si Manuel es ese hermano con el que Concha establece una bonita relación de confianza, ese hermano que protege a su hermana y le tiende una mano en los momentos más difíciles, Carmen es todo lo contrario. Este último personaje, maquiavélico, sibilino, egoísta y envidioso, otorga jugo a una familia en la que, como en todas, hay buenos y malos. Pero mejor no desvelar nada al respecto.
En cuanto a los escenarios, los personajes se mueven entre Barcelona y Osuna. El pueblo será ese lugar en el que veremos la juventud de Diego y Concha. Sin excesiva profundidad, se hará referencia al casino, al cine, a las calles y lugares que, de un modo u otro, marcaron los primeros años de la pareja. Y muchos de esos lugares pudimos verlos in situ, durante la ruta literaria que la editorial organizó como antesala de la presentación de este libro en Sevilla. Solo puedo decir que fue mágico recorrer la misma calle Carrera por la que Concha se dejaba ver en compañía de sus amigas Dolores y Anita, siempre pendiente de los mozos que, a su vez, no le quitaban ojo. De ello os hablé un poco en la entrevista a la autora (que puedes leer aquí) y en este vídeo os muestro el recorrido.
No se ahonda mucho en la historia de Osuna más que con pequeñas pinceladas, aunque sí se dibuja la atmósfera de un pueblo, cuya máxima diversión para los jóvenes era pasear las tardes de domingo. Sin embargo, a Barcelona sí la veremos evolucionar. Obviamente,a la llegada de Diego y Concha, la ciudad no tiene el esplendor de hoy. El centro muestra unas Ramblas muy distintas de lo que conocemos hoy, y un barrio chino en el que la decadencia campaba a sus anchas. Debo aclararte que en esta novela no vas a encontrar ningún componente político relacionado con Cataluña. La autora ha querido dejar fuera de la historia la polémica del independentismo, lo cual le agradezco profundamente porque, de otro modo, le hubiera restado belleza a la novela.
Con una prosa evocadora y emotiva, escrita en tercera persona, y con abundantes citas literarias, que recorren el mapa emocional y literario de la autora, la narración transita a un ritmo sosegado, alterado en los puntos claves, por diversos acontecimientos que imprimen más vértigo a la historia. Considero que Mari Pau Domínguez ha medido muy bien los tiempos para impedir que el lector pierda interés.
Poco más puedo añadir. La nostalgia del limonero ha sido una lectura bonita y entrañable, cercana, humilde y casi palpable, con unos personajes llenos de dudas y miedos, reales, que han conseguido acercarme a la emigración andaluza de los años 50 a través de una historia, la de Diego y Concha, que recomiendo a todos los lectores.
Películas mencionadas en La nostalgia del limonero:
- Zarak (Terence Young,1956)
- De repente, el último verano (Joseph L. Mankiewicz, 1959)
- Perros callejeros (José A. de la Loma, 1977)