Nacionalidad: EE.UU
Director: Alfred Hitchcock
Reparto: Teresa Wright, Joseph Cotten, Macdonald Carey, Henry Travers, Patricia Collinge, Hume Cronyn, Wallace Ford, Edna May Wonacott, Charles Bates, Irving Bacon, Clarence Muse, Janet Shaw, Estelle Jewell, Eily Malyon, Ethel Griffies
Género: Intriga
Sinopsis: A casa de sus familiares, en el tranquilo pueblo de Santa Rosa, llega un día el encantador tío Charlie (Joseph Cotten), un seductor criminal que viaja de Filadelfia a California y al que la justicia va pisando los talones. Su sobrina Charlie, a pesar de que no sabe nada de sus actividades, no tardará en sospechar que su tío es el misterioso asesino de viudas al que la policía anda buscando.
Zapeando estas semanas atrás me topé con esta película en TCM. Desconocía que fuera obra de Alfred Hitchcok, ese al que venero tanto por títulos como Los pájaros, La ventana indiscreta, Vértigo, Con la muerte en los talones, o la serie Alfred Hitchcock presenta con historias breves pero muy curiosas como El secreto del señor Blanchard. El título, La sombra de una duda, animaba, así que me dispuse a verla. Y me dormí. Bueno, será que descanso mal estos días, pensé. Volví a ponerla, y me dormí de nuevo. ¿Qué me pasaba? A la tercera va la vencida y, por fin, la he visto de principio a fin sin que Morfeo me secuestre. Y creo que me dormía porque, en esta ocasión, Hitchcock no me ha convencido. Mira que me lo ha hecho pasar bien, mira que no me canso de ver, una y otra vez, Psicosis, porque este cineasta tenía un don para colocar al espectador justo donde quería, en ese punto del que ya no se puede huir, gracias a una puesta en escena con la que ha marcado sello, porque siempre supo llevar a sus actores, y especialmente a las actrices, al límite, y eso es algo que se percibe en sus obras. Pero, en mi caso, La sombra de la duda no ha funcionado como esperaba. Y eso que tiene una puntuación altísima. Sin embargo, no puedo decir que a mí me haya dejado huella.
Charlie es una joven apática y taciturna, que no pasa por su mejor momento. Vive en Santa Rosa (California) con sus padres, Joe y Emma, y sus hermanos pequeños Ann y Roger. La familia es feliz. El padre trabaja en un banco y está contento con su puesto. La madre se dedica a la casa y ocupa sus ratos de ocio con su club de damas. Mientras que Ann se pasa el día leyendo y Roger jugando con sus amigos. Pero Charlie cree que la unidad familiar se está desintegrando y la vida se ha vuelto monótona y aburrida. Para cambiar las cosas, se le ocurre acudir a su querido tío Charlie, el hermano menor de la madre, un hombre de negocios extraordinario, junto al cual todos han sido siempre muy felices. Así que se dispone a ponerle un telegrama pero descubre que su tío ha anunciado ya su visita a la familia. Y el tío llega, y todos lo reciben con júbilo y alegría, abriendo con inmensa felicidad los regalos que ha traído. De entre ellos, destaca un precioso anillo de esmeralda para la sobrina. Hasta aquí todo parece idílico y de color de rosa. Sin embargo, la visita del tío Charlie no es casual, no se trata de una visita de cortesía. Y es que él no es lo que parece. Atrás dejó la ciudad de Nueva York de forma precipitada. Aunque la familia no lo sabe, en realidad ha viajado a Santa Rosa huyendo de gente que lo acecha. Poco a poco, se irán sucediendo hechos sospechosos en la casa familiar, detalles que dejan ver a un hombre muy distinto del que creían que era. Todo se acelera cuando unos supuestos periodistas llegan a la casa con la intención de hacer un reportaje sobre las familias americanas tradicionales, asunto del que el tío Charlie no quiere saber nada. La sobrina empieza a sospechar. Hay cosas que no le cuadran. ¿Por qué no quiere hacerse nunca una foto? ¿Qué esconde? Bueno, como siempre, no os cuento más.
La trama de la película es interesante. Todo gira alrededor la verdad y la mentira, la confianza y la sospecha, el bien y el mal, el amor y el odio.¿Qué puedes hacer cuando esa persona a la que idolatras, a la que siempre has considerado íntegra y buena, no es lo que parecía ser? ¿Cómo actuar cuando tus recelos se confirman? ¿Qué hacer cuando estás en poder de la verdad y puedes cambiar el curso de la vida de una persona a la que adorabas? Todas estas preguntas se irán respondiendo a lo largo de la película, en una atmósfera que se va tornando cada vez más negra, más opresiva, más peligrosa. Todo ello, como el revés de una moneda que, en su cara muestra una vida familiar feliz y sin preocupaciones, simplemente adornada por conversaciones llenas de humor entre Joe y su amigo Herbie, un crítico literario, que buscan la mejor forma de pergeñar un crimen perfecto.
Pero yo me he dormido dos veces viendo esta película porque, si bien el suspense es aceptable a lo largo de todo el metraje y crece en los últimos quince o veinte minutos, no llega a atraparme como en otras producciones de este cineasta. Algunos personajes como el de Ann me ha parecido repelente, algunos diálogos chirrían, y por último, el desenlace es poco creíble, con un forcejeo muy artificial que pone fin a una trama de suspense de manera abrupta, sin dejar una sensación de satisfacción. Ni siquiera la justicia poética, tan alabada por el espectador, ha sido suficiente.
Por otra parte, se desarrolla una subtrama amorosa que, bajo mi punto de vista, aporta poco y sobra. Que él (quien sea) se enamore de ella (quien sea) no me convence, ni siquiera como vehículo de la conmiseración. Los hechos se podían haber desarrollado siguiendo otro curso en el que el amor se podría haber convertido en enfrentamiento. Además, se da el caso de que el flechazo surge de un fotograma al otro, en un plis plas, ya estamos hablando de boda, con lo que todo parece un parche
En cuanto a los personajes, ya he comentado que Ann me parece algo repelente. Es una niña cursi, con la nariz metida siempre en sus libros, y con líneas de texto más propias de un adulto que de un niño. Pero no es el único personaje que no me convence. La propia Charlie (Teresa Wright) sufre repentinamente un ataque de entusiasmo que ataca los nervios, y anda revoloteando alrededor de su tío, hablando de la estrecha relación que tienen ambos, que va mucho más allá de la normal entre un tío y una sobrina. Solícita y atenta, siempre dispuesta a meter las narices en los turbios asuntos de su tío, me saca algo de quicio, salvo en el momento en el que descubre la verdad. A partir de ese punto, su personaje y por ende, la interpretación de Wright se torna más interesante. Me gusta la actitud esquiva que adopta, tratando de librarse del yugo que quiere imponerle su tío y el horror que refleja su rostro cuando entiende que el tío Charlie tiene a todo el mundo engañado.
En cuanto a Joseph Cotten, encarnando al tío Charles, es el que mantiene mejor el tipo, aunque ocasionalmente el guion lo obliga a una interpretación sobreactuada. La personalidad del tío tiene muchas dobleces. Es un tipo con doble cara, amable, cariñoso y atento pero al que se le escapa algún discurso con tintes agresivos durante una cena familiar, y que deja a todos bastante sorprendidos. En este sentido, sufre abruptos cambios de humor que no siempre parecen justificados y descolocan un tanto. Poco a poco veremos su verdadera personalidad, la clase de persona que es, alejándose mucho de lo que todos pensaban de él. Sin duda, es el personaje más atractivo el que da más juego.
La dirección lleva el sello inconfundible de Hitchcock, con esa tendencia a emplear la cámara como un personaje más, colocada en ángulos imposibles, con picados de gran altura, en esta ocasión, y un desplazamiento milimétrico de cámara a un primer plano que obliga al espectador a mirar en el interior de los ojos del personaje más relevante en la trama.
En definitiva, la película es entretenida y tiene una dosis de suspense justa, pero para mí no es la mejor película de Hitchcock. Dicen que el cineasta estaba muy orgulloso de esta cinta pero, hasta donde yo llego como simple espectadora, no está a la altura de sus películas más conocidas.
Fragmento:
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