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ALEGRIA de Manuel Vilas

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Editorial: Planeta
Finalista Premio Planeta 2019
Fecha publicación: Noviembre, 2019
Precio: 21,50 €
Género: Narrativa
Nº Páginas: 350
Encuadernación: Tapa dura con sobrecubierta
ISBN: 9788408217855
[Disponible en eBook, bolsillo
y Audiolibro; puedes empezar a leer aquí]


Autor

Manuel Vilas (Barbastro, 1962) es licenciado en Filología Hispánica por la Universidad de Zaragoza. Es autor de una reconocida obra poética: El cielo (2000), Resurrección (2005), Calor (2008), Gran Vilas (2012) y El hundimiento (2015). Su obra lírica, además, se ha compilado en Amor, que reúne lo publicado hasta 2010, y en Poesía completa, de 2016.

Su obra narrativa la inicia España (2008), a la que le siguen Aire nuestro (2009), Los inmortales (2012), El luminoso regalo (2013) y los libros de relatos Zeta (2014) y Setecientos millones de rinocerontes (2015). Es autor asimismo de Lou Reed era español y de Listen to me, un conjunto de sus estados de Facebook. Su última y más exitosa obra es Ordesa (2018), traducida a catorce lenguas. Además ha colaborado con distintos medios, como el Heraldo de Aragón y El Mundo, y diversos suplementos culturales, como «Magazine» (La Vanguardia), «Babelia» (El País) y «ABC Cultural» (ABC). A lo largo de su carrera, ha sido merecedor de múltiples premios y reconocimientos.

Sinopsis

Desde el corazón de su memoria, un hombre que arrastra tantos años de pasado como ilusiones de futuro, ilumina, a través de sus recuerdos, su historia, la de su generación y la de un país. Una historia que a veces duele, pero que siempre acompaña.

El éxito desbordante de su última novela embarca al protagonista en una gira por todo el mundo. Un viaje con dos caras, la pública, en la que el personaje se acerca a sus lectores, y la íntima, en la que aprovecha cada espacio de soledad para rebuscar su verdad. Una verdad que ve la luz después de la muerte de sus padres, su divorcio y su vida junto a una nueva mujer, una vida en la que sus hijos se convierten en la piedra angular sobre la que pivota la necesidad inaplazable de encontrar la felicidad.

A medio camino entre la confesión y la autoficción, el autor escribe una historia que toma impulso en el pasado y se lanza hacia lo aún no sucedido. Una búsqueda esperanzada de la alegría.

[Información tomada directamente del ejemplar]



La semana próxima, Manuel Vilas visita de nuevo Sevilla. Lo hace dentro de las conferencias y debates sobre literatura que organizan CaixaForum Sevilla, así que me ha parecido interesante aprovechar tal circunstancia para hablaros de su última novela, Alegría, Finalista del Premio Planeta 2019.

[Para acceder a la información, clic aquí]

Tomas este libro en tus manos y te topas de frente con una cubierta refrescante y tranquilizadora. Ves a ese hombre de espaldas, sentado en una silla de playa, con los pies acariciados por el mar, y un cielo que se confunde con el océano, e inmediatamente sientes la imperiosa necesidad de ser él. Luego, lo abres y te das de bruces con las palabras de José Hierro, unos versos que hablan de llegar a la alegría, a través del dolor. Justo ahí, en esas líneas es donde radica la esencia de esta novela, donde queda resuelta la ecuación de este libro. Pero para llegar a esa conclusión, antes debes emprender el viaje que Manuel Vilas te propone, un recorrido a través de sus recuerdos que se van alternando de infinitas reflexiones. Y terminas de leer el libro y regresas a la cubierta, y le dices al tipo que te da la espalda: «Ahora sé que alcanzaste la alegría».

Alegría es mi primer acercamiento a la prosa de Manuel Vilas. Esta novela se considera una secuela o consecuencia de la anterior, Ordesa, con la que obtuvo un enorme éxito. Por eso, cuando me dispuse a leer Alegría, me planteé si no sería más conveniente adentrarme primero en aquella. Al final, desistí de la idea. Probablemente, el resultado de mi lectura hubiera sido diferente de haber seguido un orden. Ya me lo comentó el propio autor cuando se lo pregunté durante la entrevista (puedes leerla aquí). 

¿De qué trata Alegría? Cuatro letras bastan para definir su contenido: V-I-D-A. Por Alegría transitan todas las emociones que componen al ser humano, y por eso, entre las páginas de este libro, el lector puede encontrar amor, dolor, muerte, decepción, angustia, tristeza,... Leer esta novela autobiográfica de Vilas es como lanzarse de cabeza a su piscina familiar, en la que nadan sus padres, sus hijos, su segunda mujer, sus amigos y él mismo. A mí me parece un gesto de generosidad tremendo lo que el autor hace en este libro. Ya ocurrió así con Ordesa, de la que en esta novela dice: «A primeros del año 2018 publiqué una novela, una novela que era el relato de mi vida, ese libro se convirtió en un abismo». Y continúa: «Metí a mi familia en un libro que tenía música y es la cosa más hermosa que he hecho en la vida». En Alegría continúa con ese enfoque, aunque durante nuestro encuentro puntualizó que, en su anterior libro, trataba el universo del hijo, mientras que en esta se adentra en el universo del padre.  No obstante, si se titula Alegría es por algo. Lo resumiría muy bien el primer verso de la cita de José Hierro - «Llegué por el dolor a la alegría»-, como el peaje que tenemos que pagar para entender el placer de las pequeñas cosas, para comprender que la alegría está a nuestro alrededor y basta con poner de nuestra parte para encontrarla. Por eso, la palabra alegría se repite constantemente. Es rara la página en la que no encontremos ese término, que se reitera como un mantra, como si el narrador tratara de atraerla para sí, en una invocación constante.




A lo largo de las trescientas cincuenta páginas, Vilas rememora momentos vividos con su padre, conversaciones mantenidas con su madre, viajes que emprendió con su segunda mujer, o sus hijos, amigos con los que habló, gente a la que conoció. Alegría es una novela que se compone de recuerdos, de remembranzas que le van asaltando como fogonazos de la memoria. Diría que es una novela poco convencional y poco exigente. No obliga al lector a comenzar a leer por la primera página y seguir un camino recto hasta el punto y final. Quizá peco de atrevida si digo que esta novela permite al lector abrir el libro por cualquier parte y leer sin orden ni concierto, pero es así como lo siento. Al fin y al cabo, lo verdaderamente importante son las reflexiones que acompañan a esos recuerdos, todas esas meditaciones del narrador, de Vilas, sobre la pérdida, la soledad, el miedo, la tristeza, el dolor y, por supuesto, la alegría. Por eso creo que es un libro para leer con un lápiz en la mano, o rodeado de esos pequeños post-it de colores que nos servirán para enmarcar frases como: «La condición de padre es la de mendigo del amor» o «Todo ser humano, cuando entra en la vejez profunda, acepta la soledad, en eso pienso mientras voy en el AVE camino de Madrid». 

En una búsqueda constante de sí mismo y con tendencia al sufrimiento, el narrador trata de encontrarse en el reflejo de sus padres, que constituyen el pasado, o en el destello de sus hijos, que representan el futuro. Como ya ocurrió en Ordesa, los personajes son melodías para Manuel Vilas. Sus padres (Bach y Wagner), su segunda esposa (Mo de Mozart), sus hijos (Valdi de Vivaldi y Bra de Brahms), a los que deja este libro en forma de legado. Las características que definen el estilo musical de todos estos compositores representan el carácter de cada uno de los personajes. Hubiera estado bien preguntarle en su día con qué compositor se identifica el narrador. En cualquier caso, me he visto reflejada en algunas de las reflexiones de Vilas, en ese recordar constante a los padres que ya no están, en «esa conversación permanente que mantiene la gente de más de cincuenta años con sus difuntos seres queridos». Eso solo lo entiende aquellos a los que nos faltan nuestros padres. 

Pero si hay un personaje especialmente interesante ese será Arnold Schönberg, la personificación de la depresión que amenaza al narrador constantemente. Es como una sombra que acompaña a la voz narrativa, de la que no puede desprenderse, y que empuja al narrador a la idea de no ser merecedor de lo bueno que le ocurre. La existencia de este personaje nos da una pista importante sobre el tono de la novela. Escrita a lo largo de todos los viajes de promoción que hizo para Ordesa, Alegría tiene un tono pesaroso. La muerte merodea por cada página. Incluso el propio narrador apunta: «Yo creo que me estoy despidiendo de este mundo y lo hago a mi manera». Estamos ante una novela que, en ocasiones se vuelve densa. Por eso no creo que sea una novela para cualquier tipo de lector, sino para aquellos que no tienen prisa, para los que gusten de una lectura pausada.Alegría se degusta a pequeños sorbos, como el buen vino, paladeando cada palabra, dejando que su elixir impregne los rincones más profundos de nuestro ser. Hay que dejarla reposar para atrapar todos los matices en su retrogusto. Pero en ningún momento se vuelve  una lectura plomiza, como esa pesadez que nos invade cuando algo nos abruma y nos obliga a caminar sin levantar apenas los pies del suelo. Es más bien todo lo contrario. Esta novela te atrapa en su espiral, te absorbe y, cuando te quieres dar cuenta, no has parado de leer durante unas cuantas horas. Ayuda mucho los pequeños toques de humor, la agilidad en la narración, el fraseo corto, la brevedad de los párrafos, la corta longitud de los capítulos. Incluso hay frases aisladas del resto, como islas diminutas en un inmenso océano.

No sé que más contaros de Alegría. Creo que esta novela solo se puede definir con su lectura, por eso esta reseña está salpicada de citas. Más allá de lo que os he contado, uno de los capítulos más conmovedores para mí, ha sido aquel en el que nos habla de su perro Brod, donde se relata el amor tan profundo que un adulto puede sentir por su perro. O mejor aún, el amor tan profundo que un perro puede tener por su humano. 

Así pues, si te gustan las novelas nostálgicas e intimistas, con tono confesional, en las que abundan las reflexiones personales, entonces Alegría puede ser una gran lectura para ti. Ahora me queda meterme de lleno en Ordesa. Ya os contaré.


Algunos libros y películas mencionados en Alegría:

- Con la muerte en los talones (Alfred Hitchcock, 1959)
- Historias de Filadelfia (George Cukor, 1940)
- Tal como éramos (Sydney Pollack, 1973)
- Cumbres borrascosas de Emily Brontë
- Campos de Castilla de Antonio Machado





[Fuente: Imagen de la cubierta tomada de la web de la editorial]

Puedes adquirirlo aquí:

 

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