Nacionalidad: Argentina
Director: Sebastián Schindel
Reparto: Cecilia Roth, Miguel Ángel Solá, Yanina Ávila, Benjamín Amadeo, Sofía Gala Castiglione, Paola Barrientos, Diego Cremonesi, Marcelo Subiotto, Claudio Martínez Bel, Santiago Ávila, Marcelo D'Andrea
Género: Drama
Sinopsis: Cuenta la historia de Alicia e Ignacio, un matrimonio de uno de los barrios más lujosos de Buenos Aires, que viven junto a Gladys, su empleada doméstica, y su hijo de tres años, Santiago. Sus vidas comienzan a alterarse cuando su propio hijo, Daniel, con quien tienen una relación conflictiva, es acusado de violación e intento de homicidio de su ex esposa.
El cine argentino tiene auténticas joyas, y grandes actores y actrices a los que hay que prestar la debida atención. Me vienen ahora a la mente títulos como Nueve reinas, El hijo de la novia, Relatos Salvajes, El hombre de al lado, Wakolda y otras tantas, o nombres como Diego Peretti, Dario Grandinetti, por no hablar de Federico Luppi, Héctor Alterio, Ricardo Darín, Soledad Villamil, o los mismos Cecilia Roth y Miguel Ángel Solá, protagonistas de Crímenes de familia, un largometraje que puedes encontrar en Netflix.
Crímenes de familia está inspirado en hechos reales, en la historia de Marie Farrar, de la que Bertolt Bretch ya habló en una de sus novelas, y de la que se puede encontrar un cortometraje en Youtube. [No te recomiendo verlo antes de ver la película]
Esta película narra el crimen cometido dentro de una familia de bien, un hecho luctuoso que cambia radicalmente, no solo la vida del asesino o asesina, sino también la de toda la familia, y de las personas más cercanas.
Gladys es una joven mucama que trabaja para Ignacio y Alicia. Es una familia bien posicionada. Él es ingeniero jubilado, aunque aún sigue vinculado con la empresa. Ella es una mujer ociosa. Dedica su tiempo a hacer yoga con las amigas, a ir a comer juntas y a conversar de unas y de otras. El matrimonio tiene un hijo, Daniel, un joven de unos treinta años que, a su vez, también es padre de un niño de tres, Martín. Sin embargo, el matrimonio de Daniel y su esposa Marcela va a la deriva. La pareja acabó mal y están en proceso de divorcio. Ni el padre ni los abuelos ven al pequeño Martín desde hace mucho tiempo. Alicia cubre la ausencia de su nieto y sus necesidades como abuela ocupándose de Santi, otro niño de tres años, hijo de Gladys, con el que convive en la casa de los patronos.
Para Alicia e Ignacio, la vida sigue su curso aunque siempre andan preocupados por los altibajos en el proceso de divorcio de Daniel y Marcela. Sin embargo, todo se precipita cuando una noche encuentran a Gladys en el baño auxiliar de la casa. Algo grave debe haber ocurrido porque hay rastro de sangre por todos lados.
La historia de Crímenes de familia se narra a lo largo de dos hilos narrativos. Por un lado, todo lo relativo al divorcio de Daniel y Marcela. Ella lo ha denunciado muchas veces y, definitivamente, el juez dicta prisión provisional hasta la celebración del juicio. Alicia e Ignacio harán lo posible por sacar a su hijo de la cárcel, por ayudarlo como ayudan los padres, sin plantearse nada, y haciendo lo imposible. Por otro lado, tenemos a Gladys. Veremos cómo es la vida de esta joven mucama dentro de la casa. Es una chica analfabeta, simple, con retraso madurativo y que no sabe moverse por el mundo. Prácticamente no sabe ni cuidar a su hijo, del que se encarga Alicia. Es esta última la que está pendiente del pequeño, la que juega con él, la que lo lleva y lo recoge de la guardería. El vínculo entre ambos es muy cercano, hasta el punto de que el pequeño la llama tía. Pero, de repente, Gladys se ve envuelta en un asunto turbio del que ni siquiera sabe defenderse.
Y como suele ocurrir con las historias tejidas a dos aguas, llega un momento en el que ambos hilos se unen. Lo hará a través de una confesión pronunciada con timidez, pero que ocasionará un gran desgarro. El mundo se vuelve del revés y habrá quien se quite vendas de los ojos.
Crímenes de familia habla del amor, del desmesurado amor, pero también de la mentira y el engaño, de la decepción, del daño que nos hace quien menos esperamos. Es una película bien urdida. Admito que llegué a intuir levemente por donde iban los tiros, aunque no acerté de lleno. Aún así, es una película con una historia interesante, y un elenco que lo hace realmente bien.
Aunque es un tanto coral, el peso de la trama recae principalmente en Alicia (Cecilia Roth). Esta mujer tiene una espinita clavada en su corazón. El divorcio de su hijo la ha alejado de su nieto, un tema espinoso que evita sacar en sus reuniones con sus amigas, aunque siempre termina por salir en la conversación. La carencia que siente la compensa volcándose en Santi. A él le da todo el amor que no le puede dar a su nieto Martín, y ejerce como abuela para el pequeño de Gladys. Alicia es una madre que hace todo por los suyos. Se alza como defensora a ultranza de su hijo Daniel, vilipendiado por Marcela, que siempre lo trató con desprecio. Ella, como madre, se posiciona al lado de su hijo, y culpa a su ex nuera de todos sus males. Roth se meterá en la piel de esta mujer atormentada. Y, aunque no es una actriz por la que sienta predilección, en esta ocasión la veo muy sólida.
Ignacio es todo lo contrario a su mujer. Es verdad que su hijo es lo mejor que tiene, pero es un hombre con los pies en la tierra, objetivo, capaz de ver con claridad dónde está lo oscuro y dónde lo luminoso."Estoy harto de tener la billetera siempre abierta y la boca cerrada", le dice a su mujer. Y ante esta frase, se abre un cisma en el matrimonio. Es un personaje bien modulado que queda más en segundo plano, con el avance del metraje, y que, tal vez, hubiera debido retomar algo de más protagonismo en las escenas finales. Será Miguel Ángel Solá quien dé aliento a Ignacio, un actor que adoro por su aplomo, su dominio de la escena. Desde la primera vez que lo vi, ejerciendo de inspector en Plenilunio, no he dejado de seguirlo.
No puedo dejar atrás a Gladys, la mucama. Silenciosa, apocada y con muy pocas luces, es un personaje que tuvo una vida complicada hasta que llegó a Buenos Aires. Brillante es la interpretación de Yanina Ávila. Al menos, a mí me lo ha parecido, capaz de transmitir la angustia y la desesperación por verse en una situación delicada, que la lleva a la confusión y la aturde, dejándose arrastrar sin mostrar un ápice de voluntad.
Y convincente también está el actor Benjamín Amadeo, como Daniel. Muy creíble en su papel de víctima, maltratado y vejado. Aunque sale poco, tiene un papel muy bien aprovechado.
Bien dirigida, a mi juicio, a la vez que se están desarrollando los dos hilos, se intercalan ocasionalmente escenas que muestran un pasillo estrello, largo y oscuro, el que conduce al baño donde se produce el incidente. En cada secuencia, la cámara se acerca o se distancia de un suelo manchado de sangre, con objeto de ir desvelando poco a poco, y con más detalle, lo que ocurrió en esa estancia. Esas escenas del pasillo son las que sirven como arranque de la película, confiriéndole un cierto toque de largometraje de terror, que luego se queda en un suspense sostenido pero bien argumentado.
En cuanto a la banda sonora, dramática e intensa en los momentos claves. El ritmo se vuelve más lento hacia el final, pero es que hace falta conceder un tiempo, se hace necesario un impass para que algún personaje vaya asimilando la realidad de los hechos. Y todo ello, para llegar a un desenlace maravilloso.
Me ha gustado mucho Crímenes de familia. La trama es buena, el reparto también, las interpretaciones convencen, y la dirección y la banda sonora son el complemento perfecto. Por lo tanto, ahí queda mi recomendación de hoy.
El cine argentino tiene auténticas joyas, y grandes actores y actrices a los que hay que prestar la debida atención. Me vienen ahora a la mente títulos como Nueve reinas, El hijo de la novia, Relatos Salvajes, El hombre de al lado, Wakolda y otras tantas, o nombres como Diego Peretti, Dario Grandinetti, por no hablar de Federico Luppi, Héctor Alterio, Ricardo Darín, Soledad Villamil, o los mismos Cecilia Roth y Miguel Ángel Solá, protagonistas de Crímenes de familia, un largometraje que puedes encontrar en Netflix.
Crímenes de familia está inspirado en hechos reales, en la historia de Marie Farrar, de la que Bertolt Bretch ya habló en una de sus novelas, y de la que se puede encontrar un cortometraje en Youtube. [No te recomiendo verlo antes de ver la película]
Esta película narra el crimen cometido dentro de una familia de bien, un hecho luctuoso que cambia radicalmente, no solo la vida del asesino o asesina, sino también la de toda la familia, y de las personas más cercanas.
Gladys es una joven mucama que trabaja para Ignacio y Alicia. Es una familia bien posicionada. Él es ingeniero jubilado, aunque aún sigue vinculado con la empresa. Ella es una mujer ociosa. Dedica su tiempo a hacer yoga con las amigas, a ir a comer juntas y a conversar de unas y de otras. El matrimonio tiene un hijo, Daniel, un joven de unos treinta años que, a su vez, también es padre de un niño de tres, Martín. Sin embargo, el matrimonio de Daniel y su esposa Marcela va a la deriva. La pareja acabó mal y están en proceso de divorcio. Ni el padre ni los abuelos ven al pequeño Martín desde hace mucho tiempo. Alicia cubre la ausencia de su nieto y sus necesidades como abuela ocupándose de Santi, otro niño de tres años, hijo de Gladys, con el que convive en la casa de los patronos.
Para Alicia e Ignacio, la vida sigue su curso aunque siempre andan preocupados por los altibajos en el proceso de divorcio de Daniel y Marcela. Sin embargo, todo se precipita cuando una noche encuentran a Gladys en el baño auxiliar de la casa. Algo grave debe haber ocurrido porque hay rastro de sangre por todos lados.
La historia de Crímenes de familia se narra a lo largo de dos hilos narrativos. Por un lado, todo lo relativo al divorcio de Daniel y Marcela. Ella lo ha denunciado muchas veces y, definitivamente, el juez dicta prisión provisional hasta la celebración del juicio. Alicia e Ignacio harán lo posible por sacar a su hijo de la cárcel, por ayudarlo como ayudan los padres, sin plantearse nada, y haciendo lo imposible. Por otro lado, tenemos a Gladys. Veremos cómo es la vida de esta joven mucama dentro de la casa. Es una chica analfabeta, simple, con retraso madurativo y que no sabe moverse por el mundo. Prácticamente no sabe ni cuidar a su hijo, del que se encarga Alicia. Es esta última la que está pendiente del pequeño, la que juega con él, la que lo lleva y lo recoge de la guardería. El vínculo entre ambos es muy cercano, hasta el punto de que el pequeño la llama tía. Pero, de repente, Gladys se ve envuelta en un asunto turbio del que ni siquiera sabe defenderse.
Y como suele ocurrir con las historias tejidas a dos aguas, llega un momento en el que ambos hilos se unen. Lo hará a través de una confesión pronunciada con timidez, pero que ocasionará un gran desgarro. El mundo se vuelve del revés y habrá quien se quite vendas de los ojos.
Crímenes de familia habla del amor, del desmesurado amor, pero también de la mentira y el engaño, de la decepción, del daño que nos hace quien menos esperamos. Es una película bien urdida. Admito que llegué a intuir levemente por donde iban los tiros, aunque no acerté de lleno. Aún así, es una película con una historia interesante, y un elenco que lo hace realmente bien.
Aunque es un tanto coral, el peso de la trama recae principalmente en Alicia (Cecilia Roth). Esta mujer tiene una espinita clavada en su corazón. El divorcio de su hijo la ha alejado de su nieto, un tema espinoso que evita sacar en sus reuniones con sus amigas, aunque siempre termina por salir en la conversación. La carencia que siente la compensa volcándose en Santi. A él le da todo el amor que no le puede dar a su nieto Martín, y ejerce como abuela para el pequeño de Gladys. Alicia es una madre que hace todo por los suyos. Se alza como defensora a ultranza de su hijo Daniel, vilipendiado por Marcela, que siempre lo trató con desprecio. Ella, como madre, se posiciona al lado de su hijo, y culpa a su ex nuera de todos sus males. Roth se meterá en la piel de esta mujer atormentada. Y, aunque no es una actriz por la que sienta predilección, en esta ocasión la veo muy sólida.
Ignacio es todo lo contrario a su mujer. Es verdad que su hijo es lo mejor que tiene, pero es un hombre con los pies en la tierra, objetivo, capaz de ver con claridad dónde está lo oscuro y dónde lo luminoso."Estoy harto de tener la billetera siempre abierta y la boca cerrada", le dice a su mujer. Y ante esta frase, se abre un cisma en el matrimonio. Es un personaje bien modulado que queda más en segundo plano, con el avance del metraje, y que, tal vez, hubiera debido retomar algo de más protagonismo en las escenas finales. Será Miguel Ángel Solá quien dé aliento a Ignacio, un actor que adoro por su aplomo, su dominio de la escena. Desde la primera vez que lo vi, ejerciendo de inspector en Plenilunio, no he dejado de seguirlo.
No puedo dejar atrás a Gladys, la mucama. Silenciosa, apocada y con muy pocas luces, es un personaje que tuvo una vida complicada hasta que llegó a Buenos Aires. Brillante es la interpretación de Yanina Ávila. Al menos, a mí me lo ha parecido, capaz de transmitir la angustia y la desesperación por verse en una situación delicada, que la lleva a la confusión y la aturde, dejándose arrastrar sin mostrar un ápice de voluntad.
Y convincente también está el actor Benjamín Amadeo, como Daniel. Muy creíble en su papel de víctima, maltratado y vejado. Aunque sale poco, tiene un papel muy bien aprovechado.
Bien dirigida, a mi juicio, a la vez que se están desarrollando los dos hilos, se intercalan ocasionalmente escenas que muestran un pasillo estrello, largo y oscuro, el que conduce al baño donde se produce el incidente. En cada secuencia, la cámara se acerca o se distancia de un suelo manchado de sangre, con objeto de ir desvelando poco a poco, y con más detalle, lo que ocurrió en esa estancia. Esas escenas del pasillo son las que sirven como arranque de la película, confiriéndole un cierto toque de largometraje de terror, que luego se queda en un suspense sostenido pero bien argumentado.
En cuanto a la banda sonora, dramática e intensa en los momentos claves. El ritmo se vuelve más lento hacia el final, pero es que hace falta conceder un tiempo, se hace necesario un impass para que algún personaje vaya asimilando la realidad de los hechos. Y todo ello, para llegar a un desenlace maravilloso.
Me ha gustado mucho Crímenes de familia. La trama es buena, el reparto también, las interpretaciones convencen, y la dirección y la banda sonora son el complemento perfecto. Por lo tanto, ahí queda mi recomendación de hoy.
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