LA CLARIDAD de Marcelo Luján

Autor

Marcelo Luján (Buenos Aires, 1973) se radicó a principios de 2001 en Madrid, donde en la actualidad trabaja como coordinador de actividades culturales y talleres de creación literaria. Ha publicado los libros de cuentos Flores para Irene (Premio Santa Cruz de Tenerife 2003), En algún cielo (Premio Ciudad de Alcalá de Narrativa 2006) y El desvío (Premio Kutxa Ciudad de San Sebastián 2007). Ha publicado también libros de prosa poética Arder en el invierno y Pequeños pies ingleses, y las novelas La mala espera (Premio Ciudad de Getafe de Novela Negra 2009 y segunda Mención del Premio Clarín 2005), Moravia y Subsuelo (Premio Dashiell Hammett 2016, entre otros). Parte de su obra fue seleccionada en campañas de fomento a la lectura y traducida al francés, italiano, checo y búlgaro. 

Sinopsis

Los seis cuentos que constituyen La claridad –título que mereció el VI Premio Ribera del Duero–  anuncian todo lo que deseamos y no alcanzamos, los miedos y los arrebatos, el amor y la traición y los pequeñísimos instantes de dicha. El brillo de la claridad es más brillo cuando se contempla desde la oscuridad. Y es, precisamente, desde ese amplio parámetro de la negrura, donde un particular y resuelto manejo del lenguaje, de la voz narrativa y de los registros, logra crear personajes libres o condenados, siempre eternos, en unas historias inesperadas, extraordinarias, violentas y terrenales que se combinan para mostrarnos el lado más afilado de la belleza.

Que me gustan los cuentos no es ninguna novedad. Para mí es un género tan interesante y necesario como la novela. Siempre digo que, un buen volumen de cuentos y relatos, no tiene nada que envidiar a una novela pues, a pesar de la breve longitud de las piezas narrativas, si están bien configuradas, pueden suponer una buena historia divertida, intrigante, intimista, reflexiva, y dejar tan buen sabor de boca en el lector como el género mayor.  A las pruebas me remito. En este espacio han aparecido muchas reseñas de cuentos y relatos de los que generalmente os he hablado muy bien. Pero es verdad que, ante un género como este, por lo general, compuesto de textos individuales, suele ser habitual que el lector tenga predilección por algunos y desdeñe otros. Lo raro es que te ocurra como me ha ocurrido a mí con La claridad de Marcelo Luján, un compendio del que me han gustado todos y cada uno de sus cuentos.  Magníficos.

Ganadora del VI Premio Internacional Ribera del Duero, con un jurado formado por los escritores Óscar Esquivias, Clara Obligado y presidido por Fernando Aramburu, La claridad consta de seis cuentos, aunque el manuscrito original que Luján presentó sólo contaba con cinco piezas. El último,«Más oscuro que tu luz», se incluyó durante el proceso de edición del libro. En su día, este cuento obtuvo el XXXV Premio Villa de Mazarrón - Antonio Segado del Olmo.  

Como dije antes, todos y cada uno de los textos me ha gustado mucho. Ya sea por la temática, por la peculiaridad de algún personaje, por la atmósfera. Por comentaros un poco qué podéis encontrar en este libro, os hablaré brevemente de los tres primeros cuentos.

Treinta monedas de carne

Marta y Astrid pedalean por un camino que atraviesa un bosque. «No son amigas y nunca van a serlo». Ambas pasan unos días en un camping, junto a sus parejas. Mientras las chicas salen a dar un paseo, ellos, -Fran y Thomas- deciden quedarse a ver un partido de fútbol que ponen en televisión. Las chicas se han extraviado cuando empieza a caer la tarde. Llegan a una casa abandonada. Algo ocurre, algo terrible, algo que podía no haber ocurrido, pero ocurre.

Este cuento me ha gustado muchísimo. Con una cadencia y ritmo constante, como si el lector también acompañara a las chicas, montado en su  propia bicicleta, Luján nos va adentrando en la historia, sobre la que planea la fatalidad. Desde las primeras líneas sabremos que algo no marcha bien. La atmósfera es pegajosa. Marta es una joven resentida, malhumorada, que nos trasmite su incomodidad. No soporta a Astrid, a la que ve como una competidora. Más esbelta y más guapa que ella, Marta cree que Fran, su pareja, está enamorado de su compañera de pedaleo.

El cuento, que va ganando fuerza por momentos, se sustenta sobre un acto deleznable, sobre la venganza y la traición, mostrando la cobardía de uno de sus protagonistas. 

Una mala luna

Lu es la hermana del narrador. «La pobre nació con algo malo dentro del cuerpo». Dicho así, podemos pensar cualquier cosa. Lu siempre fue una joven problemática, que dio muchos disgustos a sus padres. Agresiva y violenta, adopta una actitud desafiante pero, ¿por qué? ¿Qué le ocurre a esta joven?

Poco más os voy a decir del argumento de este cuento, lleno de pasajes inquietantes y con un personaje que, sin duda, es sumamente atractivo. Lo que más me ha gustado de esta pieza es la forma en la que el autor nos permite acercarnos a Lu, y poder examinar de cerca la relación que el narrador mantiene con su hermana. Narrado en primera persona, el lector se coloca en un ángulo subjetivo, para ver a través de los ojos del narrador, la visión que este tiene de su hermana y su interpretación de los hechos. El desenlace será abierto pero deja un estupendo sabor de boca.

Espléndida noche

Víctor es un transportista que acepta un porte ocasional. Su mujer está embarazada de treinta y nueve semanas. No resulta muy conveniente separarse de ella pero si la necesidad aprieta, no queda más opción que aceptar el encargo. Incluso si esto supone circular de noche por complicadas carreteras de montaña. Cuando ya se halla en camino, comienza a sentir un hormigueo en las piernas. Realmente parecen hormigas que suben por sus extremidades sin que se sepa de dónde han podido salir. Decidirá parar en un área de servicio donde le espera un deportivo rojo. ¿Un coche de lujo? ¿En aquel lugar? ¿En mitad de la noche y de la nada?

En Espléndida noche se juega con los contrastes. El camión frente al deportivo. Una noche hermosa frente a una luctuosa circunstancia. Las penurias frente a la abundancia. Con un narrador omnisciente que nos va adelantando ciertos acontecimientos, el texto me ha lanzado diversas preguntas a la cara. ¿Qué mensaje nos quiere transmitir el autor? ¿Nos habla del destino, de la debilidad del hombre, del valor de nuestras decisiones?

Con una intriga que va en aumento, me ha gustado muchísimo la forma de narrar de Luján. Hay pasajes que he anotado al margen, como ejemplos de técnicas narrativas, que me ha resultado muy llamativas. 

Y en relación a los tres cuentos restantes, me han parecido igual de buenos. Cuentan con una temática que atraerá a cualquier lector. Tendremos gatos infectados de terroríficos virus, brujas y aparecidos. 

Habría que añadir la singularidad de las citas que acompañan los textos, prácticamente son todas extraídas de la Biblia y luego, resulta muy curioso el arranque de algunas de las piezas. Treinta monedas de carne, Espléndida noche y La chica de la banda de folk se inician de modo similar, con un fraseo corto que supone un buen empujón al lector, para adentrarse en la historia.

Pocas veces me he topado con un volumen de cuentos en el que todos me hayan gustado por igual. Es por ello que, si te gusta el género o te quieres estrenar con este formato narrativo, La claridad supone una de las mejores opciones que conozco.