Nacionalidad: Reino Unido
Director: Ben Wheatley
Reparto: Lily James, Armie Hammer, Kristin Scott Thomas, Keeley Hawes, Ben Crompton, Ann Dowd, Sam Riley, Tom Goodman-Hill, Jane Lapotaire, Bryony Miller, Mark Lewis Jones, Bill Paterson, John Hollingworth, Lucy Russell, Julian Ferro, Toby Sauerback, Mark Schneider, Kevin Nolan, Chris Bearne, Keith Lomas, David Appleton, Tony Bligh, Poppy Allen-Quarmby, Ashleigh Reynolds, Jeff Rawle, Stuart Davidson
Género: Intriga
Sinopsis: Una joven (Lily James) contrae matrimonio con un aristócrata (Armie Hammer) y se traslada a vivir a su mansión, de nombre Manderley, situada en Cornualles. Sin embargo, ahí continúa presente la sombra de Rebeca, la anterior mujer del millonario, fallecida en extrañas circunstancias.
Atreverse a hacer un remake de una obra que Alfred Hitchcock ya llevó al cine me parece un tanto arriesgado. Sin embargo, no son pocos los que lo han hecho. Si echas una ojeada a San Google, te das cuenta de que son una decena o más, los títulos que han pasado de las manos de Hitch a las de un director más contemporáneo. Habría que ver en cada caso, si el resultado ha sido satisfactorio. En lo que se refiere aRebecca, estrenada en Netflix a finales de octubre, la decepción ha sido mayúscula.
Sabemos que las comparaciones son odiosas pero es del todo inevitable enfrentarse a esta película sin tener en mente, aquel magnífico largometraje de 1940. No hace falta que os cuente el argumento, ¿verdad?
Partamos de la siguiente premisa: Ben Wheatley se aleja de la obra de Hitchcock para centrarse en el manuscrito original, en la novela de Daphne du Maurier. Bajo ese prisma es normal que nos encontremos con escenas diferentes, la eliminación de algunas y la añadidura de otras. En definitiva, un guion sutilmente distinto. Bueno, es algo lógico, son dos miradas diferentes, dos formas distintas de interpretar una obra, de adaptarla al cine y, por tanto, dos maneras de contar una misma historia. En cualquier caso, el grueso del relato es el mismo. El espectador se encontrará nuevamente con el acoso de la señora Van Hopper, con el taciturno a ratos Max de Winter, con la inocencia de la joven esposa, con la maldad de la señora Danvers y, por supuesto, con Manderley. La misma historia de amor, celos, deshonra, odio,.... pero vista a través de los ojos del siglo XXI. Hagamos una película de época pero con la mirada de 2020. Y no, el resultado no es igual. La Rebecca de Hitchcock contaría con menos recursos tecnológicos, pero tenía el ingenio del cineasta que supo darle a su película la pátina de suspense y misterio que no tiene la versión de Wheatley. La de Hitchcock era romántica y elegante, mientras que la de Wheatley resulta más vulgar, más frívola, mostrando a un matrimonio que comparte dormitorio, con escenas de cama (aunque sin sexo explícito). A la Rebecca de Hitchcock no le hacía falta mostrar los asuntos de alcoba.
Frente a un remake, cabe preguntarse: ¿Qué aporta esta nueva versión de la historia? Para mí, la respuesta es fácil. Nada. Como adaptación de la obra literaria no seduce. Si además la comparamos con la obra de Hitchcock, ni siquiera se aproxima. Más allá de que el guion sea más o menos fiel al texto original, hay circunstancias que chirrían. Es como si avanzara a trompicones y alguna que otra dificultad se resuelve por el camino más fácil.
En cuanto al reparto y a las interpretaciones, poca cosa. El atribulado Max de Winter está interpretado por Armie Hammer y su trabajo resulta débil y apagado. En cuanto a la esposa, Lili James sí sabe dar a su personaje ese aire de jovencita inocente, sencilla, cándida e inexperta pero no conquista al espectador. Si acaso, Kristin Scott Thomas se acerca a lo que se esperaría de la señora Danvers. Y aunque se mantiene hierática y todo se vuelve oscuro a su paso, le falta la mirada gélida de Judith Anderson.