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MARÍA ORUÑA: 'Existen lugares bonitos y llenos de historia, pero si no siento el pálpito, no hay novela'

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Hace algo más de un mes os hablé de El bosque de los cuatro vientos, la nueva novela de la gallega María Oruña, editada por Destino. Como ya os comenté en aquella reseña (que puedes leer aquí), por casa andan Puerto Escondido y Donde fuimos invencibles, esperando que encuentre el momento para sentarme a leerlas pero, no ha sido hasta ahora que he podido estrenarme con la prosa de la autora. Admití entonces y admito ahora que El bosque de los cuatro vientos «me ha gustado mucho, no solo por la trama, llena de magia y leyenda, sino también por el estilo narrativo de la autora, con el que he conectado inmediatamente». Estamos ante una novela que transcurre en Galicia, con dos hilos temporales. El uno, datado sobre 1830, con un padre y una hija que llegan al monasterio de Santo Estevo para encargarse de su botica. El otro, mucho más contemporáneo, en el que conoceremos a un detective de arte que anda tras la pista de nueve anillos milagrosos.

Pues bien, hace una semana tuve la oportunidad de conversar telefónicamente con María. Muchas eran las preguntas que tenía anotadas. Algunas de ellas, con sus respuestas, quedan transcritas a continuación. 

[@Javi Collazo]
M.G.- El bosque de los cuatro vientos es una novela independiente de la saga Valentina. ¿Hay que entenderla como una manera de no sobrecargar al lector con el personaje de Valentina?

María O.- En realidad, no lo pensé así. Como funciono mucho por pálpitos, se me apeteció escribir esta historia ubicada en Galicia. Lo mismo no era lo más conveniente porque los lectores me seguían pidiendo con urgencia la siguiente historia de Valentina. Incluso, hasta la editorial me sugirió que me lo pensara bien. Pero creo que si no escribes con ganas o con ilusión, después se nota mucho en el resultado. Así que, me dejé llevar por mi intuición. Sentí que era el momento de adentrarme en el bosque de los cuatro vientos y es lo que tocó. Ahora bien, también te digo que, tal y como terminé de escribir esta novela, me puse inmediatamente con Valentina. Esa nueva entrega de la saga ya está escrita y saldrá el año que viene. 

M.G.- ¿Y cómo llegas a Galicia y al monasterio de Santo Estevo?

M.O.- Quería contar la Galicia que yo conozco, la que yo he vivido desde niña. Literariamente, me resulta imposible encontrar mi tierra en algún libro, tal y como yo la siento. 

A Santo Estevo llego en el año 1996. Pasé un fin de semana por la zona, en compañía de unas amigas. Hicimos excursiones y vimos muchas aldeas abandonadas y algunos monasterios. El de Santa Cristina es una maravilla. Pero el último enclave del recorrido era el monasterio de Santo Estevo. Si el de Santa Cristina me gustó, el de Santo Estevo me dejó muy impresionada. No me esperaba aquel mastodonte en ruinas porque, por entonces, no era parador todavía. Fue una visita que me dejó huella. Por eso, cada vez que pasaba por los alrededores, siempre buscaba una excusa para acercarme a verlo de nuevo. Luego me enteré de la leyenda de los nueve anillos y, con el tiempo, lo hicieron parador. En cuanto tuve tiempo, me puse a investigar su historia.

M.G.- Entonces, ¿la leyenda de los nueve anillos que se cuenta en el libro es real? ¿Y el monasterio, ahora parador, es tal y como lo describes en la novela? 

M.O.- Todo es cierto, aunque en el apartado de curiosidades, menciono que, de toda la documentación a la que hago referencia, solo hay dos documentos que me saco de la manga, para poder hilar bien la trama. Por supuesto, hablamos de los datos históricos porque el resto de la historia es ficción. 

M.G.- Galicia es una tierra tan rica en cultura, en tradiciones. Creo que es una de las comunidades más literaria o que más se presta a las novelas de misterio. No sé si tú piensas igual.

M.O.-  Pues no lo sé. Creo que una buena historia la puedes encontrar en cualquier lugar, pero sí es cierto que Galicia llama la curiosidad. Influye que cuente con bosques de espesuras inmensas, con un montón de recovecos, que sea una tierra húmeda, que su gente tenga un carácter algo desconfiado, que sea gris y que esa semi-oscuridad que la caracteriza invite al recogimiento. Pero la historia tiene que surgir. A veces, me han propuesto ir a algún lugar en concreto para ambientarme y escribir una novela enclavada en ese sitio, pero la cosa no funciona así. No, al menos, en mi cerebro. Existen lugares bonitos y llenos de historia, pero si no siento el pálpito, no hay novela.

M.G.- El bosque de los cuatro vientos se estructura en dos hilos temporales. El más contemporáneo está protagonizado por un investigador de arte, Jon Bécquer, para el que te has inspirado en una persona real, que tú conoces.

M.O.- Sí, en Arthur Brand. Aunque no nos conocemos personalmente hemos intercambiado mensajes. Pero Brand no es tan torpe ni tan pedante como Bécquer. Arthur es muy conocido, tanto que ya le han hecho un cómic en Holanda e incluso han sacado una serie que reproduce sus investigaciones.

M.G.- ¿Y a qué corresponde la elección del apellido Bécquer?

M.O.- Siempre me fascinó Bécquer. En casa de mis padres había un ejemplar de sus rimas y leyendas, que yo leía y releía con ocho años. Pero existen más motivos para mi elección. Por un lado, poner ese apellido a un personaje actual me permite trasladar al lector al siglo XIX. Y, por otra parte, hay un guiño añadido ya que Bécquer tenía muy buena relación y admiraba profesionalmente a la autora gallega, Rosalía de Castro. 

M.G.- Sé, porque lo has contado, que tú has seguido los pasos de Jon Bécquer, que has recorrido todos los lugares que él visita, y que has llevado a cabo el mismo proceso de investigación.

M.O.- Sí. Esto nunca me había sucedido. Con mis anteriores novelas, he tenido que entrevistar a arqueólogos, a investigadores paranormales, a historiadores pero yo nunca era la protagonista de la investigación de campo. Sin embargo, en este caso, y al igual que Bécquer, tuve que que pedir permiso para una entrevista en el Archivo Diocesano, y tuve que hablar con el archivero, diálogo que transcribí tal cual en el libro. Es decir, que todo lo que Jon va haciendo en la novela, lo he tenido que hacer yo.  

M.G.- Un personaje que me gusta mucho es Xocas Taboadas, el sargento de la guardia civil, encargado de investigar un asesinato dentro de Santo Estevo. Me parece un personaje muy entrañable.

M.O.- A mí también me lo parece. Se nota mucho cuando el autor o la autora se lo está pasando bien, mientras escribe. Con Xocas he disfrutado mucho en los diálogos, porque quería mostrar ese típico humor gallego, la retranca, ese sí pero no, te cuento pero no todo, te creo hasta cierto punto. Bécquer llega con ese aire de madrileño, pedante, a lo que él considera un pueblo insignificante, donde la gente habla un idioma que él no entiende. Xocas se lo toma todo con cierta "pachorra", tan típica en Galicia pero, en realidad, es serio en su trabajo. Xocas representa el gallego prototípico que se mantiene a día de hoy, con esa forma de ser tan indefinible. 

M.G.- Luego está el otro hilo temporal, protagonizado por Marina. Es una joven muy distinta a las muchachas de la época. No sé si estarás de acuerdo en que Marina es el pilar más poderoso de la novela.

M.O.- Sí, de hecho sabía que iba a eclipsar con diferencia a Bécquer.  A pesar de que él estuviera investigando la leyenda de los nueve anillos, a pesar del cadáver vestido de monje que aparece en Santo Estevo, sabía que no iban a ser componentes tan atractivos como los que encontramos en el hilo de Marina. De todos modos, yo necesitaba mostrar cómo era el monasterio y en lo que se ha llegado a convertir. Aunque ahora sea un parador, aún perviven cosas de aquel tiempo lejano.

M.G.- La vida monacal la retratas muy bien. Es muy interesante todo lo que cuentas. Hay un detalle que llamó mucho mi atención. El padre de Marina, uno de los médicos más reconocidos de Valladolid, va a Santo Estevo a ocupar la plaza de médico en el monasterio. Y a pesar de ser una institución eclesiástica, que hipotéticamente debe socorrer al más desvalido, este hombre era el «médico para los curas, para los huéspedes del monasterio, sus criados, pero no para los mendicantes».

M.O.- Había clases. Aunque no quise insistir mucho en ello, no podemos olvidar que venimos de una España muy clasista. Me pareció muy interesante mostrar todo aquello tal y como ocurría. Del mismo modo que he tratado la epidemia de cólera en la novela, documentándome en los tratados de la época, y no en estudios más actuales. Era una época en la que, el nivel social del individuo, determinaba en muchas ocasiones si podía salvarse o no, ante una enfermedad.

M.G.- Hay retrato social en esta novela. Vemos a una España que está pasando por un momento convulso, con  muchos cambios.

M.O.- Sí, sí. Situar la trama entre 1830 y 1835 no fue casualidad. Era una época de tanta incertidumbre, casi como ahora, que no sabemos si la situación actual se arreglará o no. Por aquel entonces, el país se partió en cincuenta provincias, Galicia deja de ser reino, se abole la esclavitud pero aún así, siguen anunciándose las negras en el servicio doméstico, se crea la máquina de hacer hielo, las colonias se independizan, surge una nueva burguesía que se ha apropiado de todos los terrenos de la iglesia porque, por supuesto, no fueron parar a manos del pueblo. Además, los roles sociales empiezan a cambiar y nos enfrentamos al comienzo de algo nuevo. Fíjate que, a finales de ese mismo siglo, ya vamos a encontrar a la primera mujer que es admitida en la universidad. Pero, antes de todo eso, es un momento de quiero y no puedo. 

M.G.- María, la novela no tiene una estructura simple. Al margen de los hilos temporales, también juegas con las voces narrativas.

M.O.- Es una forma de darle dinamismo al texto y no perdernos detalle. A pesar de la extensa documentación que he manejado, tan solo he utilizado un porcentaje mínimo. Ahora bien, había detalles históricos y de ambientación que necesitaba incluir porque son interesantes para el lector. Para eso, me valgo de Jon Bécquer, que se encarga de describirlo todo con sumo detalle hasta el punto de convertirse en un ser cansino. Hasta el propio Xocas lo tiene que frenar en su discurso y pedirle que se centre exclusivamente en los hechos, que no divague.

Además, he querido escribir una novela literaria, que no tratara al lector de tonto. Esto no es exactamente un thriller, como son las novelas de Valentina que tienen mucho diálogo y suceden cosas todo el tiempo. Aunque en esta novela también tienen lugar muchos sucesos, no encontramos giros extraordinarios imposibles, con cliffhanger en cada capítulo. He querido emplear un ritmo más pausado, para que el lector también se amolde a esa época, en la que no había televisión, ni móviles. He querido que mis palabras tengan suficiente calidad y que la trama sea tan potente para que el lector se encuentre con una literatura visual y de impacto, que suponga un agradable paseo. Es lo que he pretendido y para ello he tenido que arriesgar. 

M.G.- Vas por la cuarta edición. Es decir, tanto éxito como la saga Valentina.

M.O.- Aunque es una novela de corte más histórico, ha sido muy bien recibida por los lectores. Se trata de una apuesta muy diferente a mi tono habitual, más cercano al de Agatha Christie. Estoy muy agradecida a los lectores por confiar en mí. Sé que gastarse 20€ en un libro es un esfuerzo hoy día, así que no podemos engañar a los lectores, prometerles algo que luego no se cumple. Por suerte, estoy recibiendo un feedback muy bueno por parte de los lectores.

M.G.- A mí me ha gustado mucho, sinceramente te lo digo. Pero también me gustaría descubrir a Valentina. Y dado que anuncias nueva novela de la saga para el año que viene, te pregunto: ¿Debo empezar por el principio?

M.O.- No, no... Es curioso porque los lectores hablan de trilogía pero en realidad no lo es. Las novelas de Valentina no hay que leerlas en orden, como tampoco es necesario hacerlo con las de Agatha Christie. Ahora bien, siempre es mejor empezar por el principio porque, de ese modo, vas descubriendo la evolución del personaje. En cualquier caso, como son misterios independientes y auto-conclusivos, puedes empezar a leer por la entrega que desees.

M.G.- Pues, como tengo la primera en casa, creo que empezaré por ahí. Muchas gracias, María.

M.O.- Gracias a ti. 


Sinopsis: A comienzos del siglo xix, el doctor Vallejo viaja de Valladolid a Galicia junto con su hija Marina para servir como médico en un poderoso monasterio de Ourense. Allí descubrirán unas costumbres muy particulares y vivirán la caída de la Iglesia. Marina, interesada en la medicina y la botánica pero sin permiso para estudiar, luchará contra las convenciones que su época le impone sobre el saber y el amor y se verá inmersa en una aventura que guardará un secreto de más de mil años.

En nuestros días, Jon Bécquer, un inusual antropólogo que trabaja localizando piezas históricas perdidas, investiga una leyenda. Nada más comenzar sus indagaciones, en la huerta del antiguo monasterio aparece el cadáver de un hombre vestido con un hábito benedictino propio del xix. Este hecho hará que Bécquer se interne en los bosques de Galicia buscando respuestas y descendiendo por los sorprendentes escalones del tiempo.


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