Año: 1974
Nacionalidad: EE.UU
Director: George Seaton
Reparto: Maureen O'Hara, John Payne, Edmund Gwenn, Gene Lockhart, Natalie Wood, Porter Hall, William Frawley, Jerome Cowan, Philip Tonge, Mae Marsh, Thelma Ritter
Género: Comedia
Sinopsis: Durante un desfile navideño organizado por los grandes almacenes Macy de Nueva York, el hombre que encarna a Santa Claus es sustituido porque se encuentra indispuesto. Un anciano llamado Kris Kringle es contratado para el trabajo, pero todo se complica cuando asegura que es el auténtico Santa Claus.
¿Qué? ¿Os tocó la lotería? Por aquí, medio salvamos la inversión. No sé vosotros pero este año ni me parece Navidad. Mañana es Nochebuena y no tengo la sensación de que sea así. Es más, yo que jamás me he perdido el sorteo de la lotería, ayer ni puse la radio, y me daba igual los números agraciados. Confío en que, por lo menos, la suerte haya tocado con su varita mágica a todas esas personas que han perdido su trabajo por culpa de la pandemia. Pero hablemos de cine, que es lo que toca hoy.
Si el año pasado me centré en el cine navideño infantil, este año he optado por revisionar algunas películas clásicas, de esas en blanco y negro, que tienen que ver con estas fechas. La semana pasada le tocó turno a Cena de Navidad. Pero buscando títulos que encajaran en mis propósitos, encontré un listado de largometrajes entre los que figuraban películas tan conocidas como ¡Qué bello es vivir! o El bazar de las sorpresas. En dicha relación también aparecía el título del que os hablo hoy, De ilusión también se vive, una película de 1947, dirigida por George Stanton, de la que tampoco guardaba un recuerdo demasiado entrañable. Como la había visto hace muchísimos años, pensé en darle una segunda oportunidad, a ver si mis impresiones variaban. El resultado ha sido similar. A pesar de que este largometraje se llevó tres Oscar (Mejor Actor de Reparto, Mejor Guión y Mejor Historia) y dos Globos de Oro (Mejor Guión y Mejor Actor de Reparto), la cuestión es que esta película no termina de emocionarme.
De ilusión también se vive narra principalmente la relación entre un anciano y una niña, sobre lo que os hablaré más adelante. El día de Acción de Gracias, Doris Walker está muy atareada. Trabaja como ejecutiva de los grandes almacenes Macy's, de Nueva York, encargados de organizar el desfile de ese año para darle la bienvenida a Santa Claus. El problema está en que, al anciano que han contratado para hacer de Papá Noel le gusta mucho el alcohol y no parece estar en circunstancias de encarnar al viejo barbudo. Casi de la nada, aparece un abuelito de larga barba blanca que dice saber mucho sobre la Navidad, el espíritu navideño y el propio Santa. Doris ve el cielo abierto cuando se encuentra con el anciano, e inmediatamente lo contrata para el desfile. Todo es un éxito. Los dueños de Macy's quedan encantados con este Santa Claus, que atiende con tanto cariño a los niños. Pero el problema surge cuando el anciano asegura ser el auténtico Santa Claus e ir haciendo recomendaciones comerciales poco beneficiosas para Macy's. Al final, la verdadera identidad del anciano tendrá que ser debatida en los tribunales. ¿Qué tiene que decir el juez Harper al respecto? ¿Se demostrará que el anciano es realmente Santa Claus?
Pero más allá de esta diatriba, De ilusión también se vive ahonda en otras cuestiones. Doris es una mujer práctica que nunca ha creído en la magia ni en la fantasía. Separada de su marido, ha criado a su pequeña hija Susan bajo esos mismos criterios. Es decir, la niña no cree en nada que no vean sus ojos, ni en Santa Claus, ni en las leyendas, ni en los cuentos. Entre el señor Galey, vecino de Doris, y el propio anciano, tratarán de hacer cambiar de parecer tanto a la madre como a la hija.
Por otra parte, la película hace entrar en conflicto dos cuestiones que siempre salen a relucir en estas fechas. Por un lado, la fe, el amor y el espíritu navideño que no siempre prevalecen sobre la otra parte de la Navidad, el consumismo, los intereses comerciales y el dinero. El viejo barbudo, el que dice ser Santa Claus, trata de enseñar a todos unas cuentas lecciones: la importancia de la imaginación, los verdaderos valores de la vida, y la de la necesidad de tener fe. ¿Quién es este viejo que escucha con atención a todo el que le cuenta sus problemas? ¿De dónde viene, regalando tan buenos consejos? ¿Está loco? Bueno, todo eso lo sabréis al ver la película.
De ilusión también se vive es una película amable que no ha terminado de convencerme. Es verdad que lanza unos mensajes preciosos y muy valiosos pero no sé, creo que le falta algo, o que va perdiendo fuerza a medida que avanza el metraje.
En cuanto al reparto, Maureen O'Hara como Doris Walker me ha gustado bastante, pero si tengo que destacar a alguien es a Edmund Gwenn como el viejo barbudo. Me parece un abuelito muy dulce, y es mirarlo y decir, si Santa Claus existe, sin duda es este hombre. Eso sí, el personaje de la niña me ha provocado cierto rechazo y ojito que es ni más ni menos que Natalie Wood, cuando tenía nueve añitos.
Independientemente de la trama, desde el inicio el espectador entiende que se trata de una película navideña. La melodía de arranque es alegre y cascabelera, pero tengo que confesar que he aborrecido la banda sonora de esta película. Todo es una sucesión de jingles con poca estructura musical. Ahora que lo pienso, me ha recordado mucho al hilo musical navideño de los grandes almacenes y, lo mismo, es lo que se pretende. Aun así, me ha parecido horrorosa.
Originalmente titulada como Milagro en la calle 34 (donde se ubican los almacenes Macy's), De ilusión también se vive me parece un película con bonito mensaje que cumplía su misión en aquellos años. A día de hoy, y bajo mi punto de vista, se me queda en poca cosa. La parte cómica es casi nula, pero tampoco apela excesivamente a la parte más sensible del espectador para metérselo en el bolsillo. He leído alguna crítica en la que se habla de final lagrimógeno. Yo soy muy llorona y no se me ha escapado ninguna lágrima.
Bonita, dulce, amable, agradable de ver y navideña. Eso es De ilusión también se vive. Y recordad:
«La Navidad es una actitud»
[Nota: En 1994, se hizo un remake protagonizado por Elizabeth Perkins y titulado Milagro en la ciudad]