Autor
Santiago Díaz Cortés (Madrid, 1971) es guionista de cine y de televisión con veinticinco años de carrera y cerca de seiscientos guiones escritos. Su primera novela, Talión, ganó el Premio Morella Negra 2019 y el Premio Benjamín de Tudela 2019, ha sido traducida a varios idiomas y está siendo adaptada como serie de televisión. Su segunda novela, El buen padre, inicia la serie protagonizada por la inspectora Indira Ramos, y sus derechos de traducción se han vendido al extranjero antes de su publicación.
Sinopsis
Después de recibir una llamada de alarma, la policía encuentra en un chalé de una urbanización madrileña a un hombre manchado de sangre y un cuchillo con sus huellas junto al cadáver de su mujer.
Un año más tarde, un anciano se entrega a la policía afirmando ser el secuestrador de tres personas desaparecidas: el abogado defensor de su hijo, la jueza que le condenó y una joven estudiante que testificó en su contra en el juicio. Convencido de que los tres fueron sobornados, el hombre asegura que morirán uno cada semana hasta que detengan al verdadero asesino de su nuera y su hijo sea liberado.
La inspectora Indira Ramos, de una ética tan inquebrantable como su fobia a los microbios, solo tiene tres semanas para resolver el caso antes de que "el buen padre" lleve a cabo su macabro plan.
[Información tomada directamente del ejemplar]
Hasta la fecha, conocía a Santiago Díaz por su papel como guionista, por ser el hermano menor de Jorge Díaz, del que he leído un par de novelas, y por haber publicado en 2019 Talión, que fue su debut como novelista. Sin embargo, es ahora cuando me lanzo de pleno en su prosa, a través de lo que es su segundo trabajo, un thriller que me he bebido en dos tardes. El buen padre es una novela negra de la que he disfrutado mucho, por su agilidad, su urdimbre, sus personajes, y alguna que otra sorpresa que nos depara el final. Quizá algún detalle me ha chirriado un tanto, pero no puedo decir que no haya disfrutado de su lectura.
Y con El buen padre, publicada bajo el sello de Reservoir Books, nace también lo que seguramente será un personaje de saga. Se trata de Indira Ramos, una inspectora de homicidios con la que me he divertido mucho.Ella será la protagonista de este thriller, una mujer peculiar, llena de obsesiones y manías que para mí ha sido, junto a la trama, el punto fuerte de esta novela.
El buen padre se inicia con el asesinato de una mujer. Andrea Montero es la víctima de violencia de género número 37, asesinada por manos de su pareja en lo que va de año. Alertada por los vecinos, que oyen gritos de auxilio, la policía se persona en el domicilio de Andrea. La escena del crimen es dantesca. La víctima presenta diversas cuchilladas por todo su cuerpo, pero es el corte en la yugular lo que probablemente le ha causado la muerte. En el interior de la vivienda, hay un hombre. La policía lo detiene como el presunto asesino.
Desde este punto de partida, una elipsis temporal nos hace viajar en el tiempo a lo largo de todo un año. La acción se sitúa 365 días después de los hechos narrados en ese primer capítulo. Y es entonces cuando conoceremos a Indira Ramos. Inicialmente, tendrá que hacerse cargo del asesinato de otra mujer, cuyo cuerpo desnudo ha sido desmembrado e introducido en una maleta, que flota sobre las aguas del estanque grande del Parque del Retiro. La víctima es una mujer de 43 años, de nombre Alicia. Su marido es Miguel Ángel Ricardos, un empresario que se dedica a la especulación. Compra empresas en situación precaria, las desmantela y las vende por partes. Sin embargo, la cosa no queda ahí. De forma paralela, el lector tendrá conocimiento de tres secuestros. La primera persona secuestrada es Juan Carlos Solozábal, abogado de 40 años. Lleva dos días recluido en un búnker. La segunda, Almudena García, jueza de 59 años. A pesar de su profesión, tan asociada a la rectitud y al orden, la jueza oculta un secreto. La tercera, Noelia Sampedro, estudiante de 22 años. Es una joven que bien podría pasar por ser uno de los ángeles de Victoria's Secret, y cuenta con una herida personal. Cada uno de ellos se encuentra en un lugar diferente, pero ¿dónde? Bueno, esta no sería la única pregunta que el lector se va a plantear. Una vez que conozcamos los hechos, los interrogantes comenzarán a bailar en nuestra mente. ¿Por qué los han secuestrado? ¿Qué relación tienen unos con otros? ¿Se trata de tres secuestros perpetrados por la misma persona? Precisamente, esta última pregunta tendrá una pronta respuesta. Efectivamente, tanto al abogado, como a la jueza, como a la estudiante los ha secuestrado la misma persona, el octogenario Ramón Fonseca. El hombre, natural de Málaga, reside actualmente en Madrid, pues su hijo Gonzalo está en prisión, acusado de acuchillar a su mujer. ¿Y quién era su mujer? Pues Andrea Montero, la que fue asesinada un año antes del presente de la novela, la victima del capítulo introductorio. Gonzalo está condenado a 20 años de prisión, pero Ramón jura y perjura que su hijo es inocente, que todo ha sido un montaje. Y para obligar a la policía a encontrar al verdadero asesino de su nuera, el anciano ha orquestado toda esta red de secuestros, y exige que sea Indira Ramos la que lleve el caso. Fonseca plantea a la inspectora sus exigencias.
Las cartas están sobre la mesa. Indira tendrá que reabrir el caso de Gonzalo e indagar en la muerte de Alicia, si no quiere que recaiga sobre su espalda la muerte de tres personas. Todo ello, en una carrera contra el reloj pues, a cada minuto que pasa, los secuestrados están más cerca de la muerte.
El buen padre cuenta con una trama que se sustenta sobre temas de tanta enjundia como la corrupción empresarial, la mafia italiana, la prostitución de lujo, el adulterio, los chantajes, la vida carcelaria, o los ajustes de cuenta. Santiago teje una red en la que los personajes están conectados unos con otros, y lo interesante es ver de qué manera el autor establece esas conexiones. Y es que, en esta historia, todos los personajes tienen en común que, por un motivo u otro, hay gente que los odia y son objetivo de venganza. En el caso de Ricardo, porque ha podido destrozar la vida, o dejar en evidencia, a más de uno a través de sus negocios. Solozábal porque, como abogado, no haya hecho bien su trabajo. Almudena García porque, al ser jueza, seguro que ha metido en prisión a más de uno. Incluso a la misma Indira Ramos hay gente que no la mira con buenos ojos. Ni siquiera a Alicia, que también guarda su secreto. Son personajes con dobles vidas, con un lado público y otro privado, siendo este último un tanto negro.
Pero si nos centramos en los personajes, hay que hacer hincapié en Indira Ramos. ¿Quién es esta mujer? ¿Qué la hace tan particular? Lo más llamativo de este personaje es el TOC que padece, un trastorno obsesivo compulsivo que la hace ser especialmente puntillosa y meticulosa con la limpieza. Esta obsesión le viene a raíz de un caso al que tuvo que hacer frente, y que la sumergió en lo más inmundo de la ciudad de Madrid. Pero no será el único rasgo distintivo. Indira es una mujer de treinta y siete años. Físicamente la identifica su sobrepeso y la ausencia total de maquillaje en su rostro, pues además sufre de alergias. No es que su físico importe demasiado para desempeñar su labor como policía, pero son rasgos que también nos ayudan a imaginárnosla. Sin embargo, lo que más sobresale de Indira, a parte de su trastorno, es su rectitud e integridad. En el ámbito laboral, no goza de buena prensa. Sus compañeros la consideran una traidora, pues delató a otro policía que se saltó las reglas. Y es que esta mujer siempre ha señalado con el dedo a los culpables, incluso de pequeña, cuando jugaba con sus compañeros en el patio del colegio. Por eso, Ramón Fonseca exige que sea ella la que se haga cargo del caso de su hijo, porque sabe que, si hay algún tipo de chanchullo, Indira lo sacará a la luz y hará justicia.
A mí es un personaje que me ha gustado muchísimo. Me gustan aquellos que son distintos, rara avis, con sus manías, con sus extravagancias, y así es Indira Ramos, creíble, humana y alejada de cualquier planicie. Todo lo relativo a su TOC me ha hecho mucha gracia. Me reía al verla en situaciones incómodas y trataba de imaginármela en estos tiempos de pandemia, usando triple guantes de látex y doble mascarilla, mirando con recelo a uno y a otro, temiendo que el que pasara por su lado, pudiera contagiarle el coronavirus. ¡Ah! Y hablando de coronavirus. El buen padre es la primera novela en cuyo desenlace se vislumbra la llegada de la pandemia. Me ha parecido un detalle curioso. Pero, volviendo a Indira, y como suele ser habitual en las novelas policíacas, no solo la vamos a ver en el terreno profesional, sino que también conoceremos un poco de su ámbito más íntimo. Sin desvelar mucho por mi parte, y sin que el autor haya profundizado excesivamente en este tema, también veremos una incipiente relación sentimental de la inspectora.
El otro gran personaje es Ramón Fonseca, un auténtico padre-coraje. El hombre lucha por la libertad de su hijo, por demostrar que Gonzalo es inocente, que únicamente lo cogieron como cabeza de turco, y no le importa sacrificarse por él. Había que cerrar el caso y él era el presunto culpable que más a mano tenía la policía. Para conseguir que se haga justicia, Ramón articula toda esta trama de secuestros, pues no quiere morir sin ver a su hijo recuperar la libertad. Ahora bien, comentaba al principio de la reseña que hay algún detalle en la novela que me ha chirriado un poco. Ese detalle no es más que la edad de Fonseca. Estamos ante un hombre octogenario y creo que construir un personaje que hace todo lo que Ramón hace en esta novela, con 84 años, es arriesgarse un poco. Está claro que cada naturaleza es distinta, y hay personas muy longevas con mucha agilidad y jovialidad, pero no sé, a mí me parece que un hombre a esa edad no está para tantos trotes. Además, la trama no profundiza en el desarrollo de los secuestros, cómo Fonseca accede a los secuestrados, cómo los captura, cómo los traslada al lugar donde los encierra. En ese sentido, me ha faltado algo más de información. Aun así, insisto en que la novela la he disfrutado y en que Ramón Fonseca es un personaje con el que el lector empatiza fácilmente.
Como dije antes, la lectura de El buen padre me duró un par de tardes. Es una novela que se lee con mucha rapidez. Estructurada en cinco partes, cuenta con un total de ochenta y nueve capítulos muy cortos, y eso aumenta el ritmo de lectura. Por otra parte, Santiago Díaz no se centra únicamente en el desarrollo de la investigación, sino que también dedicará algunos capítulos a cada uno de los secuestrados. De este modo, sabremos quiénes son, qué esconden, cómo ha sido su vida antes del secuestro, o qué vinculación tienen con Ramón y su hijo. Poco a poco, y capítulo a capítulo, el propio lector ira desmadejando esta historia en la que, como digo, todos están conectados de un modo u otro.
Poco más os puedo contar. Me ha gustado esta novela, me ha parecido entretenida, dinámica, con una urdimbre compacta, con buena conexión entre las distintas subtramas, y un personaje principal con la que me gustará volver a encontrarme.
[Fuente: Imagen de la cubierta tomada de la web de la editorial]
Puedes adquirirlo aquí: