Autor
Manuel Jabois nació en Sanxenxo (Pontevedra) en 1978 y empezó su carrera como periodista en Diario de Pontevedra. Tras pasar por El Mundo, desde 2015 escribe reportajes, crónicas y columnas en el diario El País. También tiene un espacio diario en el programa Hora 25 de la cadena SER. Como escritor, ha publicado la recopilación de artículos Irse a Madrid (2011), las breves memorias Grupo Salvaje (2012) y Manu (2013) y un largo trabajo sobre el 11-M titulado Nos vemos en esta vida o en la otra (2016). Malaherba (Alfaguara, 2019) lo consagró como uno de los escritores en español más populares de su generación. Miss Marte es su última novela.
Sinopsis
1993. Mai, una chica muy joven con una niña de dos años, llega a un pueblo de costa poniéndolo todo patas arriba. Enseguida hace amigos, conoce a Santi, se enamoran al instante y al cabo de un año celebran una boda que acaba en tragedia, cuando la noche de la fiesta la hija de Mai desaparece misteriosamente.
2019. La periodista Berta Soneira se dispone a rodar un documental sobre el suceso ocurrido veinticinco años atrás. Para ello, entrevista a todos los que aún lo recuerdan, reescribiendo el relato de un día que cambió la vida de todos.
[Información tomada directamente del ejemplar]
Me adentro en la lectura y me encuentro de frente con una celebración. El 3 de junio de 1994, en el pequeño pueblo gallego de Xaxebe, cerca de Costa da Morte, se celebró una boda. El novio, Santiago Galvache. La novia, Mai Lavinia. Ambos tenían dieciocho años. Él era un buen chico, tranquilo y sosegado. Ella se casó con un traje prestado por un desconocido. A la ceremonia, que tuvo lugar en Punta Faxilda, la casa familiar del novio, asistió el pueblo. Todos vinculados con Santiago porque, por parte de ella, nadie sabía de ese enlace matrimonial.
«El mundo ideal sería aquel en el que no existiesen los núcleos familiares, para lo cual no se deberían conocer nunca los vínculos paterno-filiales: cada niño al nacer es llevado a otra parte del mundo (...)». [pág. 83]
Santiago era hijo de Pepe Galvache, un hombre inteligente, que supo labrarse un futuro. Era un hombre duro que a veces se pasaba de la raya, pero al que se le perdonaba todo. Se quedó viudo pronto y tuvo que sacar a sus tres hijos adelante. El abuelo de Santi era el dueño de la pensión del pueblo, Pensión Amalia. Fue en ese hospedaje donde Mai se alojó con su hija cuando llegó a Xaxebe, y donde una noche ocurrió un suceso inclasificable, que ya denotaba que la vida de Mai arrastraba algo oscuro.
Mai era una joven «alta, morena y tenía una cara vagamente guapa, vagamente atractiva y vagamente interesante; la cara de una mujer que siempre está a punto de conseguir algo». De fuerte personalidad, hipnótica y seductora, era madre de una niña de tres años, llamada Yulia, con la que llegó al pueblo y allí se instaló. Decían que acostumbraba a regar tanto las plantas, que terminaba por ahogarlas. Fue la última boda que se celebró en el pueblo. Nada más dar el sí quiero, lo que debía ser un día feliz se volvió en un cuento de terror. Se oyó un grito: «¡A nena non está!» La niña no está. La pequeña Yulia había desaparecido de su habitación. Nunca más se volvió a saber de ella. Jamás encontraron su cadáver. ¿Qué consecuencias acarreó todo aquello en el pueblo y sus habitantes?
Este es el punto de partida de Miss Marte, una novela que se articula a dos tiempos. Dos son los hilos temporales que sustentan la estructura de la nueva novela de Jabois. Por un lado, se narrará la llegada de Mai y su hija Yulia a Xaxebe en 1993 y la boda posterior. Por otro, veinticinco años más tarde, una periodista y escritora, de nombre Berta Soneira, pretende rodar un documental sobre la desaparición de Yulia, porque «cuando un caso así no tiene ninguna pista y ningún culpable, y la atención pública se cierra tan rápido, se queda viviendo dentro de las personas como una tenia, devorándolo todo». Para ello, contará con la ayuda de un antiguo vecino del enclave, amigo íntimo de Santiago y Mai, y que ocupará el papel del narrador de esta historia. Es decir, Nico.
Lo que hizo fue reconstruir la ceremonia y la fiesta minuto a minuto hasta donde pudo, desmintiendo las falsedades hasta donde pudo y separándolas de los hechos ciertos, y al hacer bien su trabajo consiguió acercarse a la desaparición de Yulia Lavinia hasta donde pudo, que fue más de hasta donde pudieron los investigadores. [pág. 28-29]
Los personajes se definen por su forma de expresarse, por el empleo de muletillas. Sobre ellos, sabremos cómo eran a través de la opinión y los recuerdos que tienen los demás. No es únicamente el narrador el que aporta información al respecto sino que, tratándose de un documental, sustentado en conversaciones con los implicados, serán varios los testigos, vecinos y amigos quienes den su punto de vista.
Aunque es una novela muy coral, en el que muchos tienen algo importante que contar, bajo mi punto de vista, los dos personajes principales son:
Mai Lavinia, icono underground, no era oriunda de Xaxebe y ya se sabe el efecto que causan los forasteros en un entorno minúsculo y cerrado. «No conocíamos a sus padres, ni de dónde venía, esas cosas molestan», se llegará a decir. Si alguien intentaba averiguar algo de ella, acostumbraba a mentir entre risas. Se recubría con el silencio y el secreto, pero era difícil que alguien se enfadara con ella por su forma de ser. La desaparición de su hija la hundió en una «decadencia mental hipnótica».¿Cómo vive una madre sin su hija, sin saber qué le ocurrió? ¿Acaso su pasado se la arrebató? Lo que espera a Mai después de su boda no fue fácil.
Mai ha sido para mí un puñetazo de intriga. Esa manera de esquivar las preguntas insidiosas, de eludir lo que no le interesa contar, esa amiga con la que llega al pueblo y que vivía en un reformatorio, el DNI falso y, sobre todo, aquella noche extraña en la Pensión Amalia y las tres marcas de su espalda que, para un experto cazador, eran indudablemente de perdigonazos.¿De dónde salió Mai? ¿Quién es el padre de Yulia? Lo único que la joven quería era pasar un verano de sol y cuidar a su hija. Todo se le torció.
Berta Soneira es una mujer muy friolera, que viste de «forma desgarbada y se comporta de una manera peculiar». Le encantan los calippos de fresa, no soporta Whatsapp y utiliza Facebook únicamente para ver cómo envejecen sus compañeros de colegio. De mirada distraída y miope, Berta es un personaje al que también ha marcado el pasado. Le dan pena los grandullones humillados y tiene «además de una diversión cósmica, algo que atrapaba, una fragilidad, un desconcierto, un miedo terrible a las cosas».
Berta también tiene lo suyo. Me ha parecido un personaje singular, con reacciones muy desconcertantes. Celosa de su intimidad, no siempre es sutil en sus respuestas, sino que, en algún momento, nos puede parecer borde y desagradable. Propensa a la filosofía y la reflexión, alterna instantes de extremada locuacidad con otros en los que se suma en un profundo silencio. Admito que, más allá de su singularidad, no ha sido un personaje «gustoso» para mí. Seguramente por esa actitud de sobrada, por esas respuestas desabridas. Sin embargo, será en las últimas páginas cuando lleguemos a entenderla, cuando la entendí, al descubrir lo que me tenía reservado.
Historia coral, sí. Por estas páginas, además de Santiago, Mai y Berta, también pasarán con capítulo propio los Galvache, Novás, Nico -el narrador-, Sardinas, Girón, Yulia y Lola. Además, tendremos dos nombres más de excepción: Dios y el Diablo. Pero, de todos estos personajes, ¿había algún sospechoso? Todas las miradas recayeron en Martín Novás, un tipo pacífico, una futura promesa del fútbol que vio su sueño truncado, de inmensidad poética que «lo hacía atractivo para las mujeres, que terminaban enamorándose de él sin darse cuenta», la última persona que vio con vida a Yulia.¿Tiene algo que ver Novás en aquella desaparición? ¿Se descubrirá ahora, veinticinco años después, quién estuvo detrás de aquellos hechos?
Son muchas las preguntas que he ido dejando en esta reseña y muchas más las que irán surgiendo en la mente del lector, a raíz de la desaparición de Yulia. ¿Estamos ante un thriller? Si os digo la verdad, yo diría que no. El suspense está ahí, por supuesto, y habrá misterio alrededor de lo ocurrido ese 3 de junio de 1993. Incluso se podría decir que, la recopilación de la información para componer el documental posterior funciona como investigación criminal. Se añade, además, que la editorial, en su web, emplea las siguientes etiquetas: novela negra, misterio y thriller; y novela policíaca. Y sin embargo, Miss Marte es para mí algo que, agrupa algunos elementos del género, pero que no se puede catalogar como tal. No sé si me explico. Jabois hace algo distinto, le da una vuelta a la historia colmada de incógnitas, sin amoldarse a lo típico. De esta novela y la anterior, me gustan esos reductos íntimos en los que desarrolla las historias. En Malaherba conocíamos una familia. En Miss Marte, un pueblo. Dos caras de la misma moneda.
En cualquier caso, la novela despliega cierto aire enrarecido que enmarca Xaxebe. Es ese ambiente que a veces cubre esos pueblos pequeños, donde ocurren hechos insólitos y extraños. Xaxebe es un municipio húmedo y nebuloso. «Hacía frío y había bajado esa niebla que convierte por unas horas un pueblo en un presagio». Un pueblo en el que los poderes siempre recaen en los mismos, las mismas familias, generación tras generación, que se van pasando el bastón de mando de unos a otros. Un pueblo donde todo el mundo se conoce y como dice Soneira «tiene la capacidad de crear una atmósfera en la que nadie, sólo quien vive dentro, puede respirar». Pero también es un pueblo enclavado en una zona llena de magia, cargada de historia y curiosidades que, sin duda, alentarán la curiosidad del lector. Se dice:
«Costa da Morte es el último lugar de Europa en el que se pone el sol, el último sitio del continente en el que hay luz. Ocurre en cabo Touriñan y sólo dos meses, entre el 14 de marzo y el 24 de abril y entre el 18 de agosto y el 19 de septiembre, y se debe al cambio del eje de rotación de la Tierra respecto al sol. Décimo Junio Bruto, tras recorrer toda la costa del océano; vieron desde el monde del cabo Finisterre, horrorizados, cómo el sol se caía al mar poco a poco hasta ser tragado por él, y dedujeron que no había más mundo que el lugar en el que estaban; que más allá, donde el sol había desaparecido, se precipitarían desde el mar al abismo». [pág. 46]
Me gusta escarbar en las novelas, rascar en la superficie para ver qué se esconde debajo, o escudriñar nombres o sucesos que se mencionan de pasada. En Miss Marte, la realidad traspasa la ficción. Desconozco si el caso de Yulia está inspirado en algún hecho real o no, pero en estas páginas, sí se hace referencia a otros sucesos luctuosos reales ocurridos en tierras gallegas. Por ejemplo, se menciona la desaparición de Martín Albert Verfondern, un holandés que terminó recalando en Santoalla do Monte (Petín, Ourense), ajeno a lo que aquel lugar le deparaba. De todo ello se hizo eco la periodista Silvia R. Pontevedra en diversos artículos publicados en El País, (puedes leerlo aquí, aquí y aquí). También se menciona el suceso ocurrido en Valdoviño cuando, en 2014, toda una familia fue tragada, literalmente, por una ola (puedes leerlo aquí). Pero más allá de eso, la novela está contextualizada por medio de las referencias a ciertas noticias de actualidad. A Jabois le vale cualquier dato periodístico de la prensa rosa o del mundo futbolístico para centrar la historia en el tiempo. Todo esto concede muchísima verosimilitud a la narración. Es fácil imaginarse que Xaxebe, ese pueblo inventando -creo que no es real, al menos como tal-, pero que seguramente tiene su reflejo en el mundo real, existe. Que a aquel lugar llegó un día Mai con su hija Yulia, que conoció a Santiago y, enamorados como estaban, se casaron enseguida. Pero que, lamentablemente, el mismo día de la boda fue el más triste de sus vidas. Que todo esto ocurrió cerca de Costa da Morte.
«Es aquí donde las olas furiosas, creciendo como levadura, rompen sobre rocas medio escondidas y, alcanzando una fabulosa altura, caen sobre ellas con el ruido del trueno incluso con el tiempo más tranquilo. Es aquí donde los cadáveres de desafortunados pescadores son tan frecuentemente arrastrados a la orilla que los periódicos locales anuncian el suceso casi sin ningún comentario (...)». [pág. 112]
Sí debo decir que, al principio, sentí que el lector iba un tanto a ciegas, cazando palabras. El narrador es libre, y cuenta la historia a su manera, pero hay que darse tiempo para ir encajando las piezas, porque la novela también tiene un cierto carácter de documental. Se van intercalando los testimonios de unos y otros -ochenta y dos entrevistas, en total-, a modo de piezas de un puzle, que van conformando el todo y que terminará por dar forma a la historia. Es el propio narrador quien hace algunos apuntes sobre el estilo narrativo de la novela:
Las utilizo, las notas y las grabaciones, cuando la historia lo requiere, de tal manera que hay momentos en los que se exige el punto de vista de alguien antes de relatar su entrevista, y al contrario, retrasar algunos datos para cuando tengan sentido. [pág. 51]
Estructurada en trece capítulos, cada uno dedicado a un único personaje, Miss Marte ha sido una lectura gratificante, un nuevo acercamiento a la prosa de Jabois que vuelve a estar llena de elegancia y mesura. Sigo interesada en la forma de escribir del autor gallego. Ahora solo me queda esperar su próximo libro.
[Fuente: Imagen de la cubierta tomada de la web de la editorial]
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