Editorial: Autoeditado
Fecha publicación: diciembre, 2020
Precio: 6,92 €
Género: novela
Nº Páginas: 113
Encuadernación: Tapa blanda
ISBN: 979-8580552453
[Disponible en eBook]
Autora
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Sinopsis
Un nombre de guerrero nace del apremio de poner palabras a una historia mil veces repetida, pero inexplicablemente silenciada. Nos relata la batalla sin tregua de una mujer cuyo anhelado embarazo de pronto se complica. Una mujer obligada a emprender un viaje contrarreloj donde las dudas, la culpa y el miedo a la pérdida irreparable la empujan hacia adelante en busca de soluciones. Pero la huida tiene una fecha límite que se llama semana 22, esa última frontera en la que una madre deberá afrontar la decisión más difícil de su vida. Un nombre de guerrero nos revela una realidad profundamente triste, pero lo hace mostrando una ternura infinita, una energía visceral y unas ganas de vida que te envuelven, impidiéndote mantenerte al margen.
[Información tomada directamente del ejemplar]
Hace algunas semanas pude hablar con Laura Muñoz, a través de Zoom. Ella estaba en Sudáfrica. Yo, en Sevilla. A pesar de la distancia y la frialdad de los medios telemáticos, la conversación fluyó como si una estuviera junto a la otra (puedes ver y leer nuestra conversación aquí). No hace falta ser demasiado sensible y tener un exceso de empatía para entender lo que ha supuesto para Laura y su familia vivir una experiencia llena de dolor, miedo e incertidumbre. A veces, la vida nos pone en situaciones insoportables, de esas de las que pensamos que jamás vamos a salir, que no vamos a recuperarnos jamás. Bueno, también dicen que el tiempo lo cura todo. Será así, aunque ciertos reveses de la vida nos dejan una cicatriz que ni el mejor cirujano estético podrá borrar jamás. No obstante, hablar de lo que nos duele, compartir experiencias, intercambiar pareceres tiene un efecto balsámico. A Laura Muñoz, escribir sobre lo que le ha ocurrido le ha venido bien. Escribir Un nombre de guerrero ha tenido un efecto terapéutico para ella y, si además consigue que su experiencia ayude a otras mujeres, a otras familias, como así está siendo, la importancia de este libro se incrementa. Os cuento.
Laura y su pareja Javier son padres de un niño de año y medio (Ferrán) cuando deciden ir a por un segundo hijo. A pesar de vivir lejos de sus respectivas familias, -trabajan en Sudáfrica-, y de lo que supuso los primeros meses en la vida de Ferrán, -noches en vela, cólicos del lactante, dificultad para compaginar familia y trabajo-, quieren darle un hermano a su hijo. Así llegan los intentos, los primeros meses de búsqueda, las sospechas,... Por fin, Laura vuelve a quedar embarazada. Todo marcha correctamente. La pareja está feliz e ilusionada. Sueñan con poder ver la cara a su nuevo hijo cuanto antes. Sin embargo, el médico detecta algo en la ecografía de la semana dieciséis. «Es grave», dirá la doctora. Laura se enfrenta sola a esa frase y el mundo se desploma. El bebé presenta un derrame pleural o hidrotórax. Es decir, tiene líquido en un pulmón. A partir de ahí, Laura y su futuro bebé se someten a diversas pruebas que determinen la gravedad de la afección. Por otro lado, ella quiere saber, conocer con exactitud qué es lo que tiene su hijo. Por eso se lanza a una búsqueda imparable de información, de segundas opiniones, de alguna posible esperanza que consiga devolverle el aliento. Lamentablemente, el camino estará lleno de obstáculos. Los augurios no predicen nada bueno y el desenlace se tiñe de dolor, el más profundo que una madre puede sentir. Así es la vida.
Poco se habla del aborto voluntario por causas médicas. Muy poco sobre el duelo perinatal. Si lo piensas, es casi contra natura. Cuando una mujer queda embarazada, lo único que piensa es en ese día del parto y en tener a su hijo en los brazos cuanto antes. Pero en ocasiones, todo se trunca. Si te dicen que tu hijo trae una enfermedad, si no sabes si tendrá buena calidad de vida, ¿qué harías? Dudo mucho que nos podamos hacer una idea de lo que eso supone si no hemos vivido una situación así. Es que no me entra en la cabeza cómo se pude tomar una decisión en estas circunstancias. Pues Laura tuvo que hacerlo. Por eso a mí me parece de las mujeres más valientes que he conocido en mi vida. Después de tener toda la información a su alcance, después de estudiar sobre la patología de su hijo, como si ella misma fuera a examinarse ante un tribunal, después de meditarlo mucho, Laura y su pareja deciden interrumpir el embarazo. Bueno, Laura tuvo que parir a su bebé, lo que me parece más terrible aún si cabe, sabiendo a lo que se enfrentaba.
Apuesto siempre por los testimonios. De todo tipo. De toda índole. Creo que las experiencias personales ayudan a otras personas que estén pasando por la misma situación. No basta con que un profesional te diga, te cuente, te aconseje. Siento que resulta mucho más cercano el relato de una persona, de otra igual a ti, que haya pasado antes por lo mismo que estamos viviendo. Para mí, Un nombre de guerrero tiene más valor que una novela al uso, aunque su autora admite que también la escribió con una intención literaria.
La narración, que avanza y retrocede en el tiempo, está impregnada con el peso y la gravedad de la verdad. Laura habla desde su experiencia a corazón abierto. Nos cuenta el mazazo que supuso hacer frente a aquella noticia, el dilema moral que se le presentó por delante, el aluvión de emociones a las que tuvo que hacer frente y lo sola que se sentía porque, a pesar de contar con el apoyo de su pareja, de su familia, de sus amigos, la que estaba viendo todo aquello en primera persona era ella. Era ella la que tenía a su bebé dentro, era ella la que sentía cómo se movía en su interior. Luchó todo lo que puedo por sacar a su hijo adelante, por encontrar alguna solución, algún tratamiento que revirtiera la situación de su hijo. Por eso leyó toda la información que pudo encontrar en la red, devoró estudios e informes médicos sobre la patología de su hijo, contactó con otros médicos, con otros centros hospitalarios,... En definitiva, llamó a todas las puertas posibles. Hizo todo lo que pudo, hasta ponerle un nombre a su hijo.
Escrito en primera persona y con los diálogos insertos en la narración, Un nombre de guerrero conmueve. La lectura, independientemente de tu situación personal, al margen de que seas madre/padre o no, como es mi caso, es muy emotiva. En alguna ocasión me han caído unas lágrimas como melones, tal cual, pero es que es inevitable. Laura lo cuenta como lo vivió, conecta con el lector, te hace partícipe de lo que pasaba por su mente y su corazón. Todo eso para dejar constancia de su vivencia, para que otras mujeres tengan acceso a su experiencia y no se sientan solas. Ninguna mujer en edad fértil está libre de que le ocurra algo así. Ninguna quiere que esto le suceda, pero hay circunstancias que escapan de nuestras manos. Por eso, libros como este son necesarios. Sé que su lectura puede resultar dura, pero en estas páginas hay mucho amor, hay mucha ternura y mucha esperanza. Recorrer junto a Laura ese camino que le tocó en suerte es recorrerlo con una amiga o con una hermana. Casos como el suyo están ahí y merecen ser escuchados.
Un nombre de guerrero es una historia dolorosa pero muy hermosa, así que, desde aquí os invito a descubrirla. Esta historia vale oro.