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SOLEÁ, DAME LA MANO de Alberto Álvarez Campos

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Editorial: Ediciones Alfar
Fecha publicación: marzo, 2021
Precio: 19,90 €
Género: thriller
Nº Páginas: 274
Encuadernación: Tapa blanda
ISBN: 9788478988907 

Autor

Alberto Álvarez Campos (Sevilla, 1993). Abogado y socio del Bufete Sanalve. Experto en Violencia de Género y derecho de familia, comenzó su carrera en despachos de abogados mucho antes de terminar sus estudios. Titulado en Mediación y Gestión de Conflictos, realiza un taller como docente en centros de secundaria para combatir el acoso escolar. Creó en redes sociales el perfil @chirinbanda, en el que realiza una parodia del programa “El Chiringuito de Jugones”, haciendo crítica y humor sobre la ciudad de Sevilla y sus fiestas más conocidas, alcanzando los 20.000 seguidores en redes sociales. Además, en su blog personal, en el que realiza escritos de diversa índole, acumula más 90.000 visitas. Publicó su primera novela, Músicos de Sevilla (Ediciones Alfar, derechos de autor donados al Centro de Estimulación Precoz, Centro del Buen Fin) en diciembre de 2018, siendo un éxito de ventas a nivel local y teniendo que realizarse una segunda edición apenas dos meses después.

Con su segunda novela, Soleá, dame la mano (Ediciones Alfar), un thriller vertiginoso con la justicia como protagonista, realiza un cambio de registro mucho más ambicioso en la narrativa.

Sinopsis

Un disparo a los pies de un gran árbol y una foto antigua como testigo.

En realidad, los caminos de quienes habían llegado allí se habían iniciado muchos años atrás. Un relato narrado en tres momentos temporales previos a apretar el gatillo: Treinta años, una semana y doce horas antes.

Un puzle dramático, y sus piezas esparcidas en el tiempo.

El recién ascendido a inspector, Diego Aguilar, se enfrentará en su primera semana a un caso poco usual: el secuestro de una pequeña de cuatro años. Sin embargo, algo parece no encajar cuando no hay petición económica por el rescate y la única pista es una extraña carta escrita a pincel. Una segunda carta de idénticas características aparecerá un día después en el pecho de un hombre asesinado, sin ninguna relación aparente con el secuestro o la pequeña. Con cada hallazgo la solución parecerá más lejana y, cada veinticuatro horas, la vida de alguien estará en juego.

Mucho tiempo atrás, una mirada azul era capaz de cautivar allí donde mirase.

La angustia y el suspense se apoderan de cada línea en este thriller con la ciudad de Sevilla como escenario de fondo, en el que la justicia, o su ausencia, es la auténtica protagonista.

En Soleá, dame la mano realidad y ficción se unen para revelar un misterio encubierto que acabaría con el régimen establecido, el cual muchos aspiran a conocer, y del que los implicados huyen horrorizados.

Silencio. Quiero que sepas por qué.

[Información tomada directamente del ejemplar]



Empiezo esta reseña con un fragmento de la nota inicial que encontramos al abrir la novela.

«Aunque documentada e inspirada en hechos reales, Soleá, dame la mano, es una novela cuya trama y personajes son imaginarios. El autor, tras una labor de investigación acometida mediante entrevistas a implicados en los hechos y acceso a documentos privados, ha alterado una serie de detalles necesarios para la ficción.

Todo ello, en memoria de los incidentes ocurridos en la Madrugá del año 2000, los cuales cambiaron la ciudad de Sevilla tal y como la conocemos, dando vida al miedo entre sus calles, así como de los misterios de aquella noche que, hoy día, siguen sin encontrar respuesta»

Cuando leí esta nota introductoria mi curiosidad se disparó por las nubes. Para un sevillano, sea cofrade o no, la referencia a la Madrugá del año 2000 no deja indiferente. Lo que se vivió aquella noche de hace más de veinte años sigue siendo un misterio. Mucho se ha teorizado sobre aquel incidente, sobre lo que ocurrió realmente, y sobre quién estuvo detrás de unos hechos que hundieron a la ciudad en un ataque de pánico generalizado. Se han manejado conjeturas, se han ofrecido iniciales de los presuntos autores pero no hay una versión real y certera de lo acontecido. Por eso, encontrarse una novela con un trasfondo como este despierta inevitablemente mi interés. Pero vayamos a la novela.

Soleá, dame la mano se inicia con un capitulo introductorio que adelanta someramente parte de los hechos que componen el desenlace de la obra. Estamos en la Madrugá del año 2021. Todos sabemos que, ni en 2020 ni en 2021, hemos tenido Semana Santa, tal y como la conocemos, con sus procesiones y nazarenos, pero permitámonos un sueño, en favor de unos hechos, acaecidos durante las horas de esa noche mágica, que supondrán el colofón de esta trama. 

No obstante, la verdadera acción comienza el Viernes de Dolores del año 2021. En la comisaria de Blas Infante de Sevilla se está organizando el dispositivo de seguridad para la Semana Santa de este año. Tras los incidentes producidos durante el año 2000, a los que se unen los actos terroristas que se han perpetrado en Europa en los últimos tiempos, hay que trazar un plan minucioso que garantice la seguridad ciudadana. Es vital adelantarse a cualquier posible incidente que se pueda producir durante la Semana Mayor de la ciudad. 

Destinado a tal comisaria, conoceremos a Diego Aguilar, de 27 años. Diego es un jovencísimo inspector de policía al que, a pesar de haber nacido en Sevilla, apodan como «el del norte». De «cabello oscuro, y con un corte de pelo más propio de otra época», se considera «ateo y apolítico en una ciudad de extremos». Apenas tiene vida social pero, cuando no está de servicio, le gusta evadirse, marcharse de Sevilla porque cree que las celebraciones locales no son más que «una excusa para que algunos de sus vecinos dejasen de trabajar y otros tantos tratasen de hacer caja con los turistas como víctimas». Sin embargo, en esta ocasión el destino le obligará a empaparse de la Semana Santa sevillana. Le esperan siete días cargados de tensión y prisas, tratando de atrapar al causante de una serie de hechos que pondrá en jaque al Cuerpo Nacional de Policía. Para ello, Diego cuenta con la ayuda de su compañera Leire Márquez y Marcos Lobo. Con la primera, Diego tiene algo más que una relación laboral. El segundo es un hombre divorciado, padre de un niño autista que lleva mucho tiempo sin apenas dormir.

El engranaje criminal se inicia cuando a la comisaria llega un nombre gritando, con muy mal aspecto, alegando que su hija ha sido secuestrada. La pequeña, de nombre Ana, tiene cuatro años de edad. Cuando, cuarenta minutos más tarde DE la hora de salida escolar, el padre se acerca al colegio para recogerla, descubre que la niña no está. Alguien se la ha llevado. Y no será este el único hecho trágico que suceda en la ciudad durante los días de Semana Santa. En diferentes puntos de la ciudad de Sevilla irán apareciendo cadáveres, todos ellos de personas importantes e influyentes de la sociedad hispalense. Y en cada uno de estos escenarios criminales aparecerá un mensaje, unas líneas que tendrán mucha vinculación con la Semana Santa sevillana y que esconderán información muy valiosa para detener la ola de crímenes que se ha desatado. Pero mejor, no ahondar en esta cuestión. 

De forma paralela, el lector sabrá que Diego Aguilar ha sido elegido por el asesino para emprender la investigación. Desde un móvil no localizable, el criminal, que se considera un hombre que ha perdido la fe, comenzará a enviar mensajes al inspector, alentándolo a seguir participando en este juego macabro que ha desarrollado. Seis serán los crímenes que se ejecuten. Seis los mensajes que el asesinó irá dejando en los lugares manchados de sangre.

A lo largo de una semana especialmente complicada para las fuerzas del orden, Aguilar tendrá que averiguar quién está detrás de estos crímenes, por qué el asesino ha puesto su punto de mira en estas personas concretas o qué tiene que ver la niña secuestrada en los inicios de la trama. Un sinfín de preguntas en cuyas respuestas, el lector acompañará al inspector por unas calles que nos permitirán hacer un recorrido interesante por Sevilla.

En resumen, Soleá, dame la mano esconde una trama de venganza y sus páginas gritan la palabra ¡justicia! Al margen de los dos hechos que transcurren en 2021, habrá otro hilo temporal, anclado en el pasado lejano, pero de este último os hablo más adelante.

¿Qué me ha gustado de esta novela?

De entrada, Sevilla. Es inevitable que los nacidos y residentes en esta ciudad disfrutemos de una novela que nos habla de espacios y rincones que conocemos. O que no conocemos porque, mientras más leo sobre mi propia ciudad, más me doy cuenta de que me falta mucho por descubrir de Sevilla. 

A lo largo de la novela se hará referencia a diversos lugares y calles por los que veremos a los personajes moverse. Para los que conocemos esta ciudad, resulta fácil y ameno ir leyendo con un mapa mental en la cabeza. Si en algún momento me he topado con un escenario que desconocía, inmediatamente he indagado más, y eso es algo que me hace disfrutar mucho.

Y luego están las leyendas y las anécdotas con las que el lector también se topará. Si bien algunas son muy conocidas y están al alcance de cualquier sevillano, otras sí han supuesto toda una novedad.

Por otra parte, los hechos que tienen lugar en la Madrugá del año 2021 estarán íntimamente relacionados con los acaecidos esa misma noche pero en el año 2000. Como dije antes, todo lo que ocurrió aquella noche de carreras y tumultos, gritos y caídas, es un absoluto misterio que se llegó a tapar. Mucho de lo que ocurre en una ciudad se termina tapando, porque no interesa sacar a la luz ciertos sucesos. De eso saben mucho los personajes de esta novela, una obra que también arroja su teoría sobre lo acontecido aquella fatídica noche, en la que los nervios y los ataques de ansiedad colapsaron los servicios sanitarios. 

Sobre la teoría que se maneja en la novela diré que es otra más de las muchas que se han escuchado aquí y allá. Lo más importante sería que fuera plausible y, vista en detalle, lo es perfectamente. Los acontecimientos podrían haber ocurrido tal y como se cuenta en esta historia.

Pero si hay algo que aplaudo con convencimiento son las conexiones argumentales que construye el autor con la Semana Santa sevillana, más concretamente, con las seis hermandades que hacen estación de penitencia durante la Madrugá. Para mí, como nacida en Sevilla, es un punto a favor.¿Lo será para un lector de otra ciudad? Creo que, en ese caso, tal lector se perdería matices que ayudarían a entender la historia en toda su totalidad pero tampoco impediría comprender esta trama de venganza y, mucho menos, disfrutarla. En lo que a mí respecta, ese juego cofrade que se extiende a lo largo de la obra me parece muy original y muy bien urdido. 

¿Y qué no me ha convencido de esta novela?

Que la acción transcurra durante una hipotética Semana Santa 2021 que no ha existido es algo a lo que no le doy ninguna importancia. No obstante, sí hay algunos detalles de la obra que me cuesta digerir algo más. Por ejemplo, en las primeras páginas de la obra, unos personajes muy secundarios, meramente anecdóticos, son testigos de un hecho que ocurre a muchísima distancia. Puedo hacer el esfuerzo de pensar que, desde donde están y a la distancia a la que se encuentran, los hechos podrían ocurrir tal y como se cuentan en la novela. Podría. Pero, teniendo en cuenta que los escenarios son reales, soy incapaz de acortar distancias para pasar por alto tales circunstancias. 

Me ocurre lo mismo con otra escena muy complicada. En medio de una multitud de personas que asisten al paso de un cortejo de una cofradía es imposible poder ver a una niña pequeña, que se encuentra a nuestra espalda, y oculta por dos o tres filas de personas que están situadas detrás nuestra. En Semana Santa hay tal aglomeración de personas que resulta casi imposible ver a un adulto que tienes a escasos metros. No digamos a una niña de baja estatura.

Hay, además, algún que otro detalle me no me ha terminado de convencer. No son hechos que afecten de manera fundamental al desarrollo de los sucesos más principales pero, en mi caso, me han chirriado un poco.

Personajes

Son varios los personajes que tienen especial relevancia en esta novela, pero yo me voy a centrar únicamente en Diego Aguilar, por ser aquel sobre cuyos hombros recae el peso principal de la historia.

Diego no tuvo una infancia fácil. Se quedó huérfano siendo muy niño y se crió junto a un tío alcohólico. Hecho a sí mismo, y con una cicatriz en la palma de su mano en cuya contemplación suele perderse, es una persona hermética, a la que le cuesta abrirse. Quizá por eso no se lleva bien con el resto de miembros de la comisaría, salvo con el comisario jefe, Juan Luis Torres, un hombre entrañable y llano, «sevillano de pro, padre de familia y cristiano devoto», con el que tiene una conexión especial. 

Diego tiene pareja. Eva Rojas es una joven abogada, miembro de uno de los bufetes más mediáticos de la ciudad, el que se encarga de sacar las castañas del fuego judicial a todos los mafiosos sevillanos. Aunque fría y seca en el ámbito laboral, Eva es «cariñosa, detallista y alegre por naturaleza». Muy atractiva, Eva ama a Diego de manera incondicional. Uno es muy distinto al otro, la noche y el día, pero el amor tiene estas cosas. Aun así, ella cree que Diego no la corresponde como merece. Él nunca se interesa por ella, no le pregunta por su día a día y lo único que le preocupa realmente es su trabajo. Para un hombre que no tiene familia, una compañera podía ser un buen punto de anclaje a la vida pero Diego está hecho de otra casta. Las circunstancias que le han tocado en suerte lo han vuelto receloso y distante. Eso, por no hablar de los hijos. A ella le gustaría formar una familia. A él, no. El concepto familia para él no existe. Y si Diego mantiene su relación con Eva es «prácticamente por convención de la sociedad y por desfogarse físicamente de en cuando, pero poco más»

Con estos mimbres, el lector se enfrenta a un personaje principal con el que, si bien no va a tener una conexión potente, al menos creo que sí puede llegar a entender por qué este personaje se conduce como lo hace en su vida y en su trabajo. Diego es una víctima más de sí misma. No conoce el cariño familiar, el calor de hogar, la ternura y el refugio que supone unos padres. Por eso le cuesta tejer hilos sentimentales con otra persona. Ni siquiera con Eva. No obstante, la investigación le dará una buena lección y aprenderá que a las personas hay que valorarlas en todo momento, porque nunca sabes qué va a ocurrir mañana.

Alberto Álvarez se esmera en la construcción del personaje. Nos da las herramientas suficientes, tanto físicas como emocionales, para que nos hagamos una imagen del inspector. Y lo hará no solo con Diego. Otros tantos personajes, que no siempre parecen lo que realmente son, serán perfilados con el mismo nivel de detalle. Y atención porque, como todo el mundo, tendrán sus secretos.

Estructura y estilo

Soléa, dame la mano tiene una estructura muy medida y pensada. Tras ese capítulo introductorio, la novela se estructura en dos grandes bloques (Madrugá I y Madrugá II) más un epílogo. A lo largo de esas dos secciones se engloban capítulos de media extensión que, a su vez, quedan agrupados en tres hilos temporales. Bajo el epígrafe Amor, el lector viaja al año 1991 para conocer la historia de Luis y Alejandra, dos jóvenes que se conocen precisamente en Semana Santa, se enamoran y emprenden una vida juntos. No os he hablado antes de esta parte de la trama porque prefiero que seáis vosotros mismos los que descubráis qué les ocurre a estos jóvenes. Luego tendremos Audacia, que encierra los capítulos que tienen lugar los días previos a la Madrugá del 2021. Mientras que en Locura se narrarán las acciones más inmediatas, las que tienen lugar durante la madrugá, y que conducirán al lector al cierre de la historia. Tres hilos temporales, con transiciones bien ejecutadas, y  dispuestos de tal modo que suponen una cuenta atrás para Diego Aguilar, encargado de descubrir la identidad del culpable y parar la ronda de crímenes que se está perpetrando en la ciudad.

Escrito en tercera persona, cada capítulo cuenta con una ilustración en tonos grises que recrean algún escenario, en el que tendrán lugar algunos de los hechos narrados en el mismo. 

Como dije antes, el autor es detallista a la hora de construir los personajes. Pone especial interés en modelar a los protagonistas principales desde un punto de vista psicológico, exponiendo ante el lector las motivaciones de cada uno. Al mismo tiempo, cuida las conexiones que se forjan entre unos y otros, evitando dejar cabos sueltos.

En definitiva, y salvando esas pegas que le restan un poco de credibilidad a la novela, creo que Soleá, dame la mano cuenta con una trama bien tejida, en la que los lazos entre víctimas y asesino están muy logrados. Contribuye notablemente ese trasfondo de la Madrugá del 2000 que resulta tan interesante, un inspector con un pasado complicado, y unos hechos ocurridos tiempo atrás que volverán ahora para clamar venganza.

[Fuente: Imagen de la cubierta tomada de la web de la editorial]

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