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SEVILLANAS DE BROOKLYN (COMEDIA - 2021)

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Año: 2021

Nacionalidad: España

Director: Vicente Villanueva

Reparto: Carolina Yuste, Sergio Momo, Estefanía de los Santos, Manolo Solo, Canco Rodríguez, María Alfonsa Rosso, Adelfa Calvo, Andrea Haro, Asier Gago, José Ramón Rodríguez, Neizan Fernández, Clare Durant

Género: Comedia

Sinopsis: Ana es una joven sevillana harta de su familia y del conflictivo barrio en el que viven. Todo irá a peor cuando su madre, para evitar el desahucio, decide engañar a una agencia para acoger en su casa a Ariel Brooklyn, un estudiante afroamericano de familia adinerada, a cambio de 700 euros. A pesar de sus diferencias y de las situaciones esperpénticas que provoca el fraude, Ana y Ariel se verán obligados a convivir bajo el mismo techo. Y ya se sabe que el roce hace cariño.

[Fuente: Filmaffinity]


Vamos a echarle un poquito de sal al día, que ya estamos a mitad de semana. De un tiempo a esta parte, mi entorno no ha dejado de repetirme: «Tienes que verla, tienes que verla». Y por fin la he visto. Hoy vengo a hablaros de Sevillanas de Brooklyn, del cineasta Vicente Villanueva, director de otra comedia que pasó por este espacio hace muy poco tiempo, Toc Toc, y cuya reseña puedes leeraquí.

Pero, antes de empezar a comentaros mis impresiones sobre esta película, os cuento que yo tenía una amiga que cantaba sevillanas en inglés. No es que dominara el idioma de la reina madre pero tenía mucha gracia cuando, con un par de rebujitos en el cuerpo, entonaba el Dreams the daisy flower with be rosemary, es decir, Sueña la margarita con ser romero. A los guiris que conocíamos en feria les encantaba escucharla. Y así, chispa más o menos, comienza Sevillanas de Brooklyn, con la joven Ana dando clases de sevillanas a los niños del barrio, mientras le enseña algunas palabras y expresiones en la lengua de Shakespeare.

Ana es una joven de familia humilde, humildísima, de esas que viven en barrios periféricos, en edificios de protección oficial, de escasos metros cuadrados, en los que casi se amontonan unos sobre otros, el padre, la madre, el hijo pequeño, la hija mayor, la abuela, y algún que otro vecino o vecina que siempre termina siendo uno más a la mesa. Lo de Ana no es vocacional. No es que sienta pasión por la enseñanza de este baile andaluz sino que se trata de pura necesidad. Sus clases son un intento de arrimar el hombro y contribuir a la precaria economía familiar, aunque solo sea por 2€ por alumno y hora. Lo malo es que la familia de los niños es tan pobre como ella y no siempre pueden pagar las clases. No importa, Ana es comprensiva y se resigna. Pero lo que ella necesita es un trabajo de verdad, de esos de ocho horas diarias y mileurista, o incluso menos, un empleo que permita tapar algunos agujeros, aunque eso implique tener que abandonar sus estudios de Filología Inglesa. Pero Carmen, su madre, no está dispuesta a eso. Ya inventará ella lo que tenga que inventar para traer más dinero a casa. Y sí que inventa, sí. Como dice la sinopsis, Carmen decide inscribirse en una agencia de acogida para americanos. Lo que, a simple vista, puede resultar un negocio redondo, -700 €/mes a cambio de dar cobijo y comida a una risueña y rubia americana-, se convertirá en un auténtico caos. A casa de esta familia sevillana llegará Ariel Brooklyn, un joven afroamericano, algo «tiznao», de la mano de Jesús Martínez, empleado de la agencia de acogida. Lo que ocurre una vez que el muchacho cruza el umbral de la puerta dejo que lo descubras por ti mismo, pero te garantizo que a este pobre le va a pasar de todo. 

¿Qué me ha gustado? ¿Qué no me ha gustado?

Admito que, al principio, no entendía muy bien qué se traía Carmen entre manos para sacar a la familia del atolladero, pero basta con darle unos minutos de margen a la trama para entender cuál es el plan.

La película tiene golpes buenísimos que no solo afectan a la trama principal sino también a los hilos más colaterales. Hay una escena divertidísima que tiene lugar en una peletería, en la que se desarrolla un diálogo no falto de razón. ¿Os imagináis una peletería en Sevilla cuando hoy, 20 de octubre, hemos alcanzado los 31 grados? Pero también habrá escenas memorables, como las que tienen lugar en la recepción de los americanos, organizada por la agencia de acogida, o cuando reciben la visita de la directora de dicha agencia en casa de la familia. Diálogos y situaciones tronchantes

Y aunque este largometraje juega un poco a los clichés, lo cierto es que tiene su sentido para exponer sobre la mesa una crítica social. Ariel, ese tipo alto, fuerte y de piel oscura, venido de uno de las grandes potencias del mundo, patria de la cultura y la modernidad, cree que ha retrocedido en el tiempo cuando entra en casa de Carmen.  El joven no sabe dónde se ha metido y se cree rodeado de paletos. La vida le dará una gran lección.

Pero, por otro lado, la familia también caerá en prejuicios.¡Un negro! Les ha tocado un negro e inmediatamente saldrán a la luz los tiempos de la esclavitud. Esto dará pie a un debate que no tiene desperdicio.

En cuanto a lo que menos me ha gustado, os diría que es la historia de amor y no desvelo nada nuevo porque, primero ya se deja caer en la sinopsis, y segundo, porque es tan evidente que el espectador la intuye desde el mismo momento en el que Ana y Ariel cruzan la mirada. Esto de las historias de amor es un problema para mí, tanto en cine como en literatura. Salvo que esté inmersa en un relato romántico per se, cualquier historia amorosa me sobra, algunas más que otras, pero bueno, entiendo que es un aderezo válido en cualquier narración. Sin embargo, hay otra trama amorosa, más secundaria, que me ha parecido maravillosa. Precisamente, la menos principal es la que, a mi juicio, funciona mejor como complemento de la historia.

Personajes

Ana una joven sencilla y de gran corazón. Está cansada de la vida que lleva, precaria, sin trabajo, en un barrio como el suyo. No tiene grandes sueños. Ni siquiera siente interés por terminar sus estudios. Lo único que busca es salir de la situación asfixiante por la que pasa la familia. Tanto es su hastío que incluso no tiene ni interés por los hombres. 

Ana no soporta los tejemanejes que se trae su madre. Critica todo lo que hace porque cree que solo mete a la familia en problemas, pero es que Ana está ciega, en todos los sentidos. Le falta perspectiva y no comprende lo que supone ser madre. Interpretada por Carolina Yuste, extremeña de nacimiento, la actriz lo hace bien, sin candilejas.

Carmen es esa madre todoterreno que se busca la vida y consigue pan hasta debajo de las piedras. Trabaja limpiando en un hospital y hace la compra siguiendo un plan de economía que ni el ministro de Hacienda. Sabe que tiene que mirar por cada peseta pero no le importa gastar en lo que haga falta para que sus hijos tengan estudios. Su gran orgullo es su hija universitaria, de la que presume cada vez que puede. Carmen es una auténtica madre andaluza, esa madre de «almóndigas» y «almorroides», que no se amilana frente a nadie por mucha alcurnia que se gaste el que sea. Es espontánea, natural y defiende lo suyo. Es una madre guerrera, de raza, con carácter, capaz de hacer cualquier cosa por su prole, pero también por el prójimo, al que le tiende su mano aunque ella esté en peor situación que el contrario. Carmen es bondadosa y noble. Decente, porque la decencia no tiene nada que ver con el deseo de dar de comer a su gente, aunque se utilice malas artes. Es una buena esposa, una buena madre, y sobre todo una buena hija que cuida de su anciana madre con todo el cariño del mundo. Esa es Carmen. Nuestra Carmen.

Interpretada por Estefanía de los Santos, hay que reconocer que la actriz borda su papel. Para mí, su personaje es el que más relumbra y el mejor interpretado. Ella es para mí, la auténtica protagonista principal de esta película. De los Santos encaja perfectamente en la piel de Carmen, como la propia Carmen encaja en ese vestido de fiesta rojo que se coloca cuando tiene que hacer «sus negocios»

En cuanto a Antonio, el patriarca, está en paro. No se le conoce profesión y se pasa el día sentado en casa, viendo la vida pasar, mientras las mujeres de su casa se afanan en sus quehaceres diarios. Él no se mete en nada. Hace lo que le dice su mujer, que es la que lleva las riendas de la casa, y punto. Eso sí, con ella hasta el fin del mundo si hace falta. Será Manuel Sollo el que dé vida al personaje. No tiene mucho terreno para moverse porque su papel queda un tanto eclipsado por el de Carmen pero es un gran actor, al que me encanta ver en diferentes roles. Divierte muchísimo su particular filosofía, no exenta de profundidad, sobre la libertad y la esclavitud. 

Otro personaje fabuloso es Jesús Martínez, el empleado de la agencia de acogimiento. Su trayectoria laboral es tan precaria que, a su edad, este es su primer trabajo. ¡Cómo para fastidiarla!  Pero Jesusito, sin quererlo ni beberlo, se va a ver metido en un lío de los gordos. Interpretado por Canco Rodríguez que, para mí, será siempre el Barajas de Aída, hay que reconocer que el actor tiene una vis cómica prodigiosa. Su lenguaje gestual es casi tan divertido como esos diálogos que interpreta.

Del resto de personajes me quedo también con Andrea Haro y su papel como Auxi, la amiga hortera de Ana. Ella es la que va a encarrilar esa segunda historia de amor de la que os hablaba antes. Con un look que no pasaría el filtro de las influencers menos remilgadas y oliendo a una peculiar versión del perfume de Shakira, Auxi y Andrea, Andrea y Auxi, suponen un soplo de aire fresco muy agradecido. 

Y nuevamente, a María Alfonsa Rosso (la abuela) la veo muy poco aprovechada. Ya me pasó con otra película que pasó por este blog no hace mucho. Y también poco aprovechada veo a Adelfa Calvo (la directora de la agencia), una actriz con gran potencial.


En definitiva, Sevillanas de Brooklyn es una comedia entretenida y con buenos gags, que trata de poner a cada cual en su sitio. Con valores por la parte española y un revés en la parte americana, esta película nos acerca a la idiosincrasia de una familia sevillana, -muy al estilo de otros largometrajes en los que norte y sur se enamoran-, que se mueve entre la comprensión y la picaresca para salvar el cuello, pero es generosa a manos llenas. Salvo la historia de amor, que me ha aportado poco, la película me ha gustado. Me he reído y lo he pasado bien. ¿Es para verla en el cine? Bueno, es para verla en el cine si sabes que lo puedes esperar de ella. 

La tenéis en cartelera.

Tráiler:





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