Nacionalidad: EE.UU.
Director: Peter Winther
Reparto: Ashley Greene, Shawn Ashmore, Sharif Atkins, Britt Baron, Diana Hopper, Jamie Kaler, Travis Coles, Susan Walters, Ross McCall, Jason Liles, Alexander Bedria, Soraya Kelley, Sandra Prosper,
Género: Terror
Sinopsis: Una joven pareja acepta un trato y se muda a una casa de ensueño para salvar su matrimonio. Pronto, eventos inquietantes revelan el turbulento pasado del lugar.
Aprovechando que se acerca Halloween (si lleváis un tiempo por aquí, ya conoceréis mi opinión al respecto) vengo con una película de miedo.¿De qué película os podía hablar? Me metí en Netflix y miré lo que la plataforma ofrecía en el género de terror. No había gran cosa. Descarté aquellas que tenían una puntuación bajísima y otras de las que ya había leído opiniones muy negativas. Lo que quedaba era muy mediocre pero, entre lo malo, elegí lo mejor. Hoy vengo a hablaros de Aftermath, cuya traducción al castellano es «secuelas». No obstante, esta película ha sido rebautizada como Mudanza mortal en España. ¡Ea!, ya os podéis imaginar de lo que va.
Mudanza mortal se inicia con una llamada a emergencias. Con la imagen borrosa y oscura, escucharemos la voz de una mujer que pide auxilio. Se oyen jadeos, ruidos, golpes, gritos, un te quiero y luego, ¡pam! un par de disparos. Cuando la imagen se aclara, vemos dos cadáveres. Esta será la escena introductoria, previa a los créditos.
A partir de ahí, conoceremos a Kevin, miembro de un equipo de limpieza que se encarga, precisamente, de limpiar las casas en las que ha ocurrido alguna sangrienta tragedia. Está casado con Natalie, una joven diseñadora de moda, que trata de montar su propio negocio. La relación entre ambos no va bien porque la pareja está en crisis. Kevin ha pasado por un hecho familiar trágico que lo alejó de todo y de todos. La relación con Natalie se enfrió tanto que ella tuvo un desliz amoroso, del que Kevin se enteró. Para enderezar la situación, el matrimonio acude a terapia de pareja, y la terapeuta les aconseja mudarse de casa y empezar una nueva vida. A Kevin se le ocurre una idea. ¿Y si compran esa casa espectacular que él ha limpiado recientemente, y donde se ha cometido un crimen? Seguro que los herederos de los difuntos están deseando quitársela de en medio. Y efectivamente, compran la casa y la pareja, junto con su perro, se mudan.
La casa es espectacular. Es muy moderna y está diseñada por la antigua propietaria, la muerta. Además, cuenta con todos los avances tecnológicos. Pero la casa también tiene un armario, en cuyo interior, una de las paredes luce unos misteriosos arañazos. ¡Bah! ¡Minucias! La pareja traslada todos su enseres al nuevo hogar y, nada más instalarse, empiezan a ocurrir cosas raras. El primero que se da cuenta de que algo no va bien es el perro. El pobre será el primero que caiga. La cosa se va poniendo cada vez más calentita y la tensión entre la pareja aumenta. Saltan chispas. ¿Qué pasa en la casa? Pues, si quieres averiguarlo, entra en Netflix.
¿Qué es lo que no me ha gustado de la película?
Pues que cuenta con todos los clichés habidos y por haber. Es decir, puertas que se abren solas, termostato de temperatura con vida propia, sombras que cruzan paredes, ruidos, golpes, carreras, equipos de música que se encienden solos y objetos que cambian de lugar. El pack completo, vaya. Pero bueno, los que vemos películas de terror estamos más que acostumbrados a esto. Lo interesante es que tiene otros elementos positivos, que os detallo a continuación. A medida que avanzaba la trama, me decía: «Oye, pues no está tal mal. Tiene muchos tópicos pero también aporta cosas algo más originales». Y sí, es así. Hasta el desenlace. Madre mía, madre mía, madre mía. ¿Pero qué han intentado vendernos?
Por otra parte, hay un personaje que pierde la vida y a nadie le importa. Es el personaje más triste de la historia del cine.
Por último, hay una cosa curiosísima que ocurre en el cine americano. ¿No os habéis fijado que en las películas americanas, las luces de las casas están constantemente encendidas? La luz les debe salir baratísima. Es que llegan de la calle, entran y todas las lámparas, focos, bombillas,... están prendidas. Esto es así, salvo en las películas de terror, en las que la lógica brilla por su ausencia. Permitidme un pequeño spoiler. Voy a simular un breve diálogo entre Kevin y Natalie.
(Escena nocturna. Kevin entra en el dormitorio, donde ya está acostada Natalie, y se acuesta)
Natalie: (En la cama, se gira hacia su marido) ¿Pero tú no estabas en el baño?
Kevin: ¿Yo? ¿Pero qué dices? Si vengo de abajo, de sacar al perro, de hacer sus cositas.
Natalie: Killo, Kevin, no me digas eso que yo he sentido cómo alguien entraba en el baño.
Kevin: ¡Anda ya! ¡Tú flipas!
Natalie: Que sí, tío, que sí. Ve a ver.
(Kevin sale de la cama y se dirige al baño. Con precaución asoma la cabeza por la puerta. Parece que todo está tranquilo, se confía, y se adentra aún más. ¿Enciende la luz? No, hombre, no. ¿Para qué? Es mucho mejor entrar en el baño con la luz apagada para no ver nada y que el que esté dentro te dé un buen trancazo. El muchacho se lleva un minuto dentro del baño con la luz apagada, mientras la acojonada Natalie, sentada en el filo de la cama, mira hacia el oscuro vano de la puerta, con los ojos desencajados. Sale. No había nadie en el baño)
Jesús, qué paciencia hay que tener con este tipo de escenas. Atentan contra la inteligencia del espectador. Pero, en fin, sigamos.
¿Qué es lo que me ha gustado de la película?
Mudanza mortal es la típica película-sierra, es decir, de esos largometrajes cuyo interés sube y baja como si estuviéramos en una noria.
Pero lo primero que gustó de esta película es que está basada en hechos reales y eso mola. Si quieres saber la historia en la que se inspira puedes leer un artículo aquí, aunque no te lo aconsejo si tienes intención de ver la película. Juraría que lo que les sucedió a Jerry y Janice, cuando se mudaron a su nueva casa en San Diego, lo he visto en otra película, en una de esas que emite Antena 3 en la sobremesa de los sábados y los domingos, tan soporíferas que resultan idóneas para la siesta. He tratado de averiguar cómo se llama esa otra película, pero no he sido capaz de dar con ella.
Otra cosa que me gustó es que, en esta ocasión, los nuevos inquilinos saben que en la casa se ha cometido un crimen. En otros largometrajes, tal información se les oculta por parte del vendedor. Con posterioridad, los nuevos propietarios, junto con el espectador, se enteran de la verdadera historia de la casa, a la vez. Es decir, se recurre a un burdo engaño para dar pie a una trama de terror. En esta, no.
Y si digo que la película es del tipo sierra es porque tiene un par de buenos jumpscares que suben las pulsaciones. Hay alguna escena en la que el espectador seguro que se medio tapa los ojos con la mano, en el típico quiero-pero-no-quiero-mirar. Admito que en algún momento pensé que la tensión de la película estaba muy lograda, desplegando lo mejor del terror psicológico, que es el que realmente me gusta. No quiero ver. Quiero imaginar. Pero llegó el desenlace fatídico. El final de la película tiene bastante que ver con la historia real en la que se inspira. Pero se ve que a los guionistas y al director les pareció poca cosa y pensaron en echar más leña al fuego. El resultado es un desastre que no cuela, lo mires por donde lo mires. Se da una levísima explicación que no se la cree nadie y punto y final. A mí me parece una tomadura de pelo
Personajes e interpretaciones
No comment.
En definitiva, Mudanza mortal es de esas películas de terror que muy pronto emitirá Antena 3 en la sobremesa. Si bien, la trama sube y baja, aumentando o disminuyendo nuestro interés, manteniendo un equilibrio, precario pero digno, lo cierto es que con el desenlace la pifian bien. Si queréis verla, dejadla para después del almuerzo. Qué buena siesta os vais a dar.
Tráiler [en inglés con subtítulos]: