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IRENE MÁRQUEZ: ❝Aunque trabaje en 'El Jueves' sigo aprendido a hacer cómics❞

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Irene Márquez es dibujante. Estudió Bellas Artes y posteriormente realizó un máster en dibujo. Un día se le ocurrió presentar una selección de su trabajo a la mítica revista El Jueves con la que lleva colaborando varios años. Ella dice que tuvo la suerte de ser elegida, pero la suerte no surte efecto si no se tiene talento. El humor de Irene Márquez es para un selectivo público. Ella le da la vuelta a ciertas situaciones delicadas y les da un baño de humor, muy negro, pero humor al fin y al cabo. No puedo negar que, en alguna ocasión, me ha dejado atónita, pero también me ha sorprendido porque a mi mente, mucho más simple que la de ella, jamás se le hubiera ocurrido semejantes ¿delirios?

Y del humor, de la ilustración, de sus ideas, estuvimos hablando hace unas semanas vía Zoom, porque Márquez ha recopilado en Esto no está bien (Editorial Autsaider Cómics) parte del trabajo publicado en El Jueves, al que le ha añadido otros cómics, viñetas e ilustraciones, realizadas a lo largo de los años.

[Fuente: web editorial]

M.G.- Buenas tardes, Irene. Saludos desde Sevilla. He estado leyendo tu libro estos días. Soy una fan del cómic, de las novelas gráficas. Siempre estoy reivindicando que es un género al que los lectores deben de prestar más atención. Así que, encantada de leer tu libro. 

Irene M.- Gracias.

M.G.- Para empezar me gustaría que me contaras brevemente quién eres, cómo llegas a El Jueves, cómo empiezas a dibujar. 

I.M.- He dibujado desde siempre, desde pequeña. La carrera de Bellas Artes la estudié en Cuenca, donde estuve cinco años. Luego hice un máster en dibujo, en Granada. A partir de ahí, empecé a pensar de qué forma podía profesionalizarme para convertir el dibujo en mi fuente principal de ingresos. Probé varias cosas y me presenté a diversos concursos de cómics. Luego empecé a subir humor gráfico a redes sociales. Vi que tenía éxito, con lo que preparé un dossier con lo mejor que había hecho y lo presenté a El Jueves. Tuve mucha suerte porque les gustó y, desde 2017, colaboro con ellos. 

M.G.- Lo bueno de trabajar para un medio y hacerlo en el género en el que tú te mueves es que puedes hacerlo desde cualquier parte del mundo. De hecho, tú estás en Granada ahora mismo.

I.M.- Sí, ahora vivo en Granada pero otras veces me voy a casa de mis padres, a un pueblo de Ciudad Real. Me muevo con total libertad. Al final, con llevar el ordenador encima es como si llevara la oficina puesta.

M.G.- Esto no está bien es el libro que acabas de publicar. No sé si hay algún otro volumen anterior o este es el primero...

I.M.- Sí, es el primero. Es un recopilatorio de un montón de cosas.

M.G.- Pero según he estado mirando, en una presentación virtual que hiciste con una librería, este libro se publicó realmente  en 2020 pero con otro formato, ¿no?

I.M.- Sí. Originalmente, el libro estaba pensado en formato caja. Al recopilar trabajos de distinta naturaleza, la editorial acordó que era mucho mejor sacar cada parte en mini fanzines, desplegables, libretos,... y meterlo todo en una caja. Pero luego, con las distintas reediciones se ha apostado por publicarlo en formato libro, más tradicional.

M.G.- Con este título, creo que ya le vas lanzando al lector un mensaje. ¿Qué es lo que encontramos dentro de este libro?

I.M.- Como te he dicho es una recopilación. El humor que hago es negro, satírico. Es un humor contundente. Hay un poco de todo, pero sobre todo es un libro para gente que le gusta las cosas intensas y un humor fuerte. Está bien que la portada avise porque siempre hay gente que puede quedar horrorizada aunque, desde mi punto de vista, tampoco es para tanto. 

M.G.- Hay que reconocer que hay algunas viñetas que pueden dejar en estado de shock. Todo depende de la sensibilidad del lector. Y eso me lleva a preguntarte si crees que debe haber un límite en el humor, o bien es el lector el que no debe tener límites a la hora de leer un libro como el tuyo.




I.M.- Existe un límite que pone cada uno. En este libro, no he hecho nada de lo que no me sienta capaz de responder. Creo que un chiste, de la cosa más terrible que te puedas imaginar, algo que incluso sobrepase tus propios límites como persona, puede ser bueno. Quiero decir que puede ser un buen chiste, que funcione muy bien. Todos hemos oído chistes racistas o machistas muy graciosos, pero son lo que son. Dependerá de tus valores. Yo trato de no escandalizarme con ciertos temas, ni entrar en los debates más actuales sobre grupos minoritarios. Trato de mantenerme bastante al margen, pero es cierto que tengo mi moral y procuro hacer cosas con las que esté de acuerdo. El humor no debe tener el mismo límite para todo el mundo. Cada uno sabe dónde se está metiendo con determinado tipo de chistes. Algunos gustarán más y otros menos. 

M.G.- ¿Y en la revista te han coartado alguna vez?

I.M.- No, no. Hay algunas cosas que son muy bestias pero en la revista nunca me han puesto ningún límite. En El Jueves, lo que limita es la actualidad. Estás más limitado por cuestiones de formato y de recepción del público que por una cuestión ideológica. Nunca he tenido ningún problema y me siento bastante libre cuando hago mis páginas para la revista.

M.G.- ¿Y algún lector te ha dicho algo con respecto a alguna viñeta? Cada uno tiene su sensibilidad y no sé si en algún momento alguien que se ha podido sentir ofendido.

I.M.- Sí, claro. Ha pasado. No pasa todos los días, ni tampoco recibo de mis lectores un gran volumen de reclamaciones como para preocuparme. Es algo sin más, algo que, cualquier persona que tenga cierta presencia en redes sociales, va  a recibir. Es importante decir que apenas me llegan mensajes de lectores de El Jueves que, después de leer la revista, y toparse con algo que no les gusta, se tomen la molestia de encender el portátil, buscar mi nombre, encontrarme en redes, buscar un contacto, escribirme,... Eso no pasa. Creo que me ha pasado una o dos veces en estos cuatro años que llevo colaborando con ellos. Pero sí me ha pasado en redes sociales, donde se recibe mucho más feedback. De todos modos, tengo que decir que el noventa por ciento del feedback que recibo es muy positivo. Pero a esos casos no hay que darle mucha importancia, siempre y cuando no la tenga, claro.

M.G.- ¿Y cómo gestionas ese tipo de mensaje, ese feedback que no es tan positivo?

I.M.- Es importante estar abierto a una crítica y saber leer cómo reacciona la gente a tu trabajo. También hay que ver cómo reaccionan ellos, cuando tú no reaccionas. A los mensajes negativos, los insultos y las amenazas hay que quitarle importancia porque es tan fácil hacerlo en redes sociales que cualquier persona perfectamente funcional y normal puede sentirse tentada a escribirte un insulto.

M.G.- En este libro vamos a encontrar lo mejor de cada casa. Tenemos suicidas, asesinos, médicos que eluden el deber de socorro, padres que renuncian a sus hijos desaparecidos, violadores,... Te estoy mirando y es inevitable preguntarte cómo se te ocurren estas ideas. ¿De dónde te viene la inspiración para estas viñetas?

I.M.- La inspiración viene de cualquier lado, pero de cualquier lado (recalca). De ir andando por la calle, de subirte a un autobús, o de comer con tu familia. ¿Cómo se me ocurren las ideas? Bueno, al empezar a trabajar en El Jueves era muy fácil. Creo que todos tenemos una especie de recámara llena de ideas geniales que, cuando empiezas a trabajar en esto, llega un momento en que se gasta. A partir de ahí tienes que producir más ideas y llenar libretas y libretas como esta (enseña una libreta a cámara) que la empecé a primeros de año, en la que solo hay texto. Hay poquísimos dibujos. Me hago esquemas y tengo también un grupo de Whatsapp en el que estoy yo sola, y cuando voy por la calle y veo algo, o se me ocurre algo, rápidamente me hago un audio o me lo escribo. Hay que estar muy abierto a todo lo que hay a tu alrededor. Tienes que estar muy despierto.

M.G.- Tú eres tu propia inspiración porque en algunas de las tiras, tú eres el personaje protagonista.

I.M.- Sí, me gusta dibujarme.

M.G.- Por ejemplo, hay un capítulo que se llama Cocido, que tú misma protagonizas. Creo que esa es una experiencia personal que has vivido.

I.M.- Sí, una experiencia propia, ampliada y tergiversada, para convertirla en algo digno para la atención de los lectores. Tú coges algo que te ha pasado y le das bola, y se convierte en algo más extraordinario.

M.G.- Tengo que decirte que esa historieta es un poco inquietante. Tú preparas un cocido, que dura varios días, un cocido que crece, crece, y crece, que no se acaba nunca. Yo pensaba que al final era el cocido el que te iba a engullir a ti.

I.M.- No, lo engullí yo, que es lo peor. (Risas)

M.G.- El libro se estructura en bloques. El primero se titula Te has pasado. ¿Se podría decir que es el que tiene el contenido más heavy del libro, el más gore?

I.M.- Sí. Te has pasado es el nombre de las tiras que hacía semanalmente en El Jueves. En la revista planteé esa sección como un rincón de humor negro. Son chistes de tres viñetas, auto-conclusivas y con un giro final. A mí me gusta el humor bestia y ese aire se mantiene en todo el libro, pero es verdad que esa sección es donde está más concentrado. 

M.G.- ¿Y qué me dices del resto de los bloques? 

I.M.- Mira, Cocido lo dibujé sobre 2015 o 2016. Ahora lo veo y pienso que ya dibujo mejor, o que haría las cosas de otro modo. Yo misma tengo que pasar por un proceso de aceptación de mi propio trabajo, después de unos años. Pero, en cuanto a los restantes bloques, hay uno que se llama Otros, que contiene historias auto-conclusivas también pero más largas que las de Te has pasado. Son de todo tipo de temáticas. Ahí me dejaba llevar y dibujaba cómics sobre lo que se me venía a la cabeza. Y luego hay unas cuantas páginas que contienen actualidad social y cultural que hice también para El Jueves

M.G.- En Otros abordas temas que me resultan muy interesantes como la sororidad o el feminismo. Me gusta tu punto de vista porque creo que en estos temas a veces somos demasiado extremistas.

I.M.- El feminismo es un tema que me interesa como cualquier otro. Nunca he militado, ni me parece que sea mi lugar. Llega un momento en el que se convierte en otra cosa más de cultura popular, que está bien analizar. Mi punto de vista es satírico. No me veo militando y haciendo cómics sobre feminismo, sino más bien buscando los tres pies al gato. 

Con el cómic sobre sororidad mucha gente me escribió y me dijo que estaba malinterpretando el concepto, que sororidad no significa que todas las mujeres se tengan que llevar bien, sino que era una especie de asociación contra el mismo yugo que todas las mujeres sufren y tal. Bueno, a mí me parecía que era guay ver cómo la gente interpretaba el cómic o cómo se veía en la calle. No creo que exista una sororidad y pensé que estaría bien contarlo a través de unos personajes y mostrar una escena. 


[Si prefieres ver nuestro encuentro, dale al play]


M.G.- El humor siempre ha sido buen vehículo para la crítica. Las últimas páginas del libro hablan de otras cuestiones, quizá más mundanas, pero que dan mucho juego. Por ejemplo, hablas de la gente que se tatúa sin sentido, de la vida de los influencers, de los selfies, de la forma de hablar de los millenials,... Es decir, tú utilizas el cómic para analizar la naturaleza humana desde los temas más transcendentales hasta las cosas más simplonas.

I.M.- Estos cómics que comentas fueron encargos que me hicieron en la revista. Como El Jueves trata sobre la actualidad pues, por ejemplo, en 2018 empezó a surgir una serie de términos entre los jóvenes que los de cincuenta años no entendían, lo que provocó una brecha entre padres e hijos. Me comentaron en la revista que estaría bien hacer una especie de guía de términos, que pudiera entender todo el mundo, con personajes graciosos que provocaran risa. Si no hubiera sido un encargo, lo mismo no lo hubiera hecho pero son cosas que te ponen a prueba sobre cómo hacer chistes sobre ciertos temas. Aunque son cosas que no sé cómo van a envejecer. Igual dentro de cinco años no los quiero ver ni en pintura. 

M.G.- Particularmente me he reído mucho con una viñeta en concreto porque me siento muy identificada. Me refiero a la viñeta sobre esos lectores, entre los que me encuentro, que nos resistimos a leer en digital. Y me reído mucho con el texto que acompaña al dibujo que dice: «Sus motivos para no leer en digital son una retahíla de memeces».

I.M.- (Sonríe) Pero está muy bien eso. A mí también me gusta leer en papel porque estoy todo el día trabajando con la pantalla. La mayoría de los chistes están ahí porque hay que sacar un chiste. Y menos mal que hay lectores de papel porque si no, a ver quién me compra el libro.

M.G.- Y hablando de lectores de tu libro. Al margen de que tienen que ser lectores a los que les guste mucho lo gráfico, también tienen que ser lectores que no le tengan miedo a nada, sin una sensibilidad especialmente punzante. ¿A quién crees que va dirigido tu libro?

I.M.- Para todos los públicos no es. Es un libro ligero, un tebeo, un cómic, de precio asequible. Puede ser interesante para todo ese tipo de personas que se sientan atraídas por los posicionamientos, por las cuestiones de actualidad, las modas estúpidas, la música, la droga, la fiesta,... Son cosas que generan mucho debate en redes sociales. Y para gente que tenga manga ancha con este tono de humor más oscuro.

M.G.- Irene, para ser un libro ilustrado por una única persona, los dibujos son muy diferentes unos de otros.

I.M.- Me gusta cambiar de estilo de dibujo, explorar y probar cosas nuevas. Parece un libro dibujado por siete personas pero es porque se trata de una recopilación de cosas que he ido haciendo a lo largo de un periodo de tiempo amplio. Soy una persona que dibuja mucho y, al final, cada acabado es de su padre y de su madre. Hay un montón de dibujos que están hechos muy rápidos porque se me ocurrió una idea y lo quería subir a redes. Todo depende de muchos factores. Hoy mismo estaba revisando unas tiras que hice el año pasado. Algunas tenían muchos detalles y la de la semana siguiente era mucho más fea. De todos modos, no soy una dibujante excepcional, y mi libro no te lo tienes que comprar porque te gusten unos dibujos bonitos. Lo importante son los chistes y me puedo permitir que mis dibujos sean más perreros.

M.G.- No sé si dibujas a mano alzada, digital,...

I.M.- Dibujo en digital. A veces hago cosas con papel y lápiz pero todo lo que viene siendo cómic lo hago en digital porque me ahorra muchos pasos.

M.G.- Para ir terminando, hablemos del prólogo del libro. Lo escriben unos compañeros de la revista, que te definen como una joven brillante, guapa, gran dibujante, presumida, ingenua, tierna,... Y vienen a decir que tus dibujos no corresponden con tu personalidad.

I.M.- La gente se debe de pensar que soy una especie de psicópata por las cosas que hago pero el humor negro no es más que otra forma de hacer humor.

M.G.- Y ahora que has sacado este primer libro, ¿te has planteado algún otro?

I.M.- Sí, siempre estoy con mis cosas. Tengo el ordenador lleno de cómics que nunca he sacado porque han dejado de gustarme y los he dejado a la mitad. Aunque trabaje en El Jueves sigo aprendido a hacer cómics, a hacer cosas más largas con ese tono que tengo. Ahora estoy empezando a hacer algunas cosillas pero no sé.

M.G.- Bueno, yo insisto en el que me gusta el género. He disfrutado de tu libro, no me he asustado. Y te agradezco que me hayas atendido. Un placer haber podido hablar contigo y espero poder ver otro libro publicado.

I.M.- ¡Yo también lo espero! (Risas)

M.G.- Un saludo desde Sevilla. Gracias por todo.

I.M.- A ti. Chao.

Sinopsis: ¿Es lícito deleitarse con el mal ajeno? ¿Regodearse en las desgracias del vecino? Pues ni puta idea, pero vamos, aquí ni se ríen del vecino ni de las calamidades de nadie, son todo elucubraciones, ¡es todo inventado, mujer! 

Así que coja la bolsa de Monchitos y vuelva a hacer sus respiritos ahí dentro para que se le pase el soponcio y no tenga usted que dar parte a legalitas direct. Gracias.




 


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