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ENTREVISTA a JOSÉ CALVO POYATO (Mariana, los hilos de la libertad)

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Autor


José Calvo Poyato (Cabra, Córdoba, 1951) es catedrático de Historia, especialista en el tránsito del siglo XVII al XVIII, periodo que, centrado en el reinado del último Austria, Carlos II, y el primero de los Borbones, Felipe V, constituye la mayor parcela de su labor investigadora: La guerra de Sucesión (1988), Así vivían en el Siglo de Oro (1989), De los Austrias a los Borbones (1990), Carlos II el Hechizado y su época (1992), Felipe V, el primer Borbón (1993) y Don Juan José de Austria (2002). Ha escrito también varias novelas de base história: El hechizo del rey (1996), Conjura en Madrid (1999), La Biblia negra (2000), El manuscrito de Calderón (2005), El ritual de las doncellas (2006), La Dama del Dragón (2007), Vientos de intriga (2008), El sueño de Hipatia (2009) y Sangre en la calle del Turco (2011), todas ellas publicadas en Plaza & Janés. Su obra La Orden Negra fue finalista del Premio de Novela Ciudad de Torrevieja 2005.

www.josecalvopoyato.com




Sinopsis


Unos crímenes rituales mantienen en vilo a la Granada del siglo XIX, mientras los liberales intentan, con Mariana de Pineda a la cabeza, desestabilizar el corrupto reinado absolutista de Fernando VII.

En una época de absolutismo encarnizado, una mujer se erigió en símbolo de la libertad.

Granada, 1828. En la España que vive los últimos años del reinado de Fernando VII se endurece la persecución contra los liberales. Mariana de Pineda, mujer poco convencional para su época, se encuentra en el punto de mira de quien simboliza la represión política en Granada: Ramón Pedrosa.

El desarrollo de los acontecimientos -reuniones clandestinas, persecuciones nocturnas-, en una Granada que fascina a sus visitantes, llevará a Mariana a arriesgar su vida por defender sus principios. Sus ansias de libertad la enfrentarán a todo lo que representa un monarca caprichoso y cruel. 

Al tiempo que Mariana conspira para que se proclame la abolida Constitución de 1812, en Granada cunde la inquietud. Unos asesinatos sacuden la vida de la ciudad. El agente Antonio Diéguez, a las órdenes de don Matías Marculeta, es el encargado de esclarecer unos crímenes en que las víctimas parecen penitenciados del Santo Oficio. La gente llama al asesino "el verdugo de la Inquisición".

José Calvo Poyato realiza una magnífica recreación de esos años de nuestra historia y centra su mirada en una mujer apasionante. En Mariana, los hilos de la libertad crea una trama de intriga al tiempo que construye una novela sobre el valor, la lealtad y lo que significa defender hasta el final los ideales propios.



Ficha del libro: www.megustaleer.com



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El otro día comentaba en facebook que estaba a punto de terminar de leer un libro que me tenía encantada. Se trata de la nueva novela del historiador José Calvo Poyato. Un homenaje a la figura de Mariana de Pineda con el título Mariana, los hilos de la libertad. 

Este egabrense, hermano de la que fue ministra de cultura por el PSOE, Carmen Calvo, recoge en su nuevo libro los últimos años de la vida de esta singular mujer que ha pasado a la historia pero a la que, en palabras del autor, se le ha hecho poca justicia literaria. Si el libro me gustó y lo recomiendo desde ya, incluso antes de redactar mi reseña, también os invito a leer la entrevista que el autor nos concedió porque desvela muchos detalles curiosos sobre la propia novela y sobre la vida de aquella mujer que hizo frente a la sociedad y a la época que le tocó vivir sin miedo a la muerte. 

¿Queréis saber lo que nos contó? 



Marisa G.- Buenas tardes, le agradezco que comparta con nosotros este momento para hablarnos de su libro.

José C.- Nada.

M.G.- Antes de comenzar con las preguntas tengo que decirle que su novela me ha encantado. Me parece una historia preciosa, muy bien narrada y muy asequible a cualquier lector. Además trata sobre una figura, Mariana de Pineda, de la que todo el mundo ha oído hablar pero que quizás desconocemos muchos detalles de su vida. 

J.C.- Yo creo que ha sido injustamente tratada desde el punto de vista literario.

M.G.- Sí, en ese sentido tenía alguna pregunta pero antes me gustaría preguntar por sus obras anteriores. He estado viendo su biografía, es usted historiador.

J.C.- Sí y soy catedrático de Historia.

M.G.- Y si no me equivoco tiene usted casi una veintena de libros publicados.

J.C.- Bueno, tengo cuarenta y ocho.

M.G.- ¡Pues entonces me documenté mal!

J.C.- Bueno es que treinta y cinco libros aproximadamente son de historia y el resto, es novela.

M.G.- Ah, entiendo. Entonces cuando dije lo de la veintena me refería a las novelas, sí. Pero, ¿todas ellas tienen base histórica?

J.C.- Sí, las novelas que yo he escrito siempre tienen una base histórica, aunque una novela como Mariana, los hilos de la libertad diría que es en parte novela histórica y en parte novela negra. Hay una especie de combinación de elementos que no son estrictamente históricos. Por eso yo siempre suelo colocar una Nota de Autor al final de la novela para aclararle al lector qué hay de elementos históricos y qué hay de ficción literaria, para que no se sobreentienda como elemento histórico todo lo que pueda aparecer en una novela. Al fin y al cabo, una novela es una obra de ficción sea histórica o no. En el sintagma «novela histórica», el sustantivo es «novela» y el adjetivo es «histórica» y una novela es una obra de ficción, sin duda alguna.

M.G.- Los lectores cuando tenemos una obra en las manos escrita por un historiador siempre tememos encontrarnos páginas y páginas llenas de datos y cifras. En este caso concreto no ocurre así y es algo que yo particularmente le agradezco.

J.C.- Bueno pero eso no sólo ocurre con los historiadores. Esto también le ocurre a otros novelistas. Cuando me preguntan cuánto tiempo tardo en escribir una novela mi respuesta suele ser casi siempre la misma en el siguiente sentido: ¿Qué se entiende por escribir una novela? Para mí, escribir una novela se entiende desde que empiezo a concebir la idea, a perfilar personajes y situaciones. Es decir, escribir una novela es algo más que redactar. Antes de ponerme delante del ordenador y escribir «Capítulo 1. Las puertas de la Catedral se abrieron...» me he pasado meses pensando en los personajes, construyendo situaciones, viendo los pequeños detalles que son los que le dan valor a la novela. Es decir, antes de nada ha habido un trabajo enorme que permite luego redactar con cierta agilidad. Bueno pues, ocurre con bastante frecuencia y no sólo a los historiadores sino a quienes escriben novela histórica y no son historiadores, que nos hemos tenido previamente que documentar tanto que tenemos que demostrarle al lector todo lo que nosotros sabemos, digamos por ejemplo, sobre la indumentaria de un soldado romano y ahora me llevo seis páginas contando todo lo que llevaban puesto y describiendo cada prenda desde el pie a la cabeza. Claro, eso aburre a las ovejas. No puedo hacerlo. Por lo tanto, uno tiene que coger del material previo solamente aquellos elementos que verdaderamente le puedan interesar a un lector de novela. Otra cosa es cuando yo escribo un libro de historia...

M.G.- Es otra historia, nunca mejor dicho...

J.C.- Eso es, estoy escribiendo otra cosa totalmente distinta pero la novela tiene que fluir y como decía Hemingway, la novela tiene que pegarle al lector un puñetazo en el estómago en las primeras páginas y que ese dolor ya no se le quite hasta la última.

M.G.- ¿Cómo convencería usted a los lectores para que lean su libro?¿Cómo les explicaría lo que van a encontrar?

J.C.- Pues se van a encontrar un híbrido de dos novelas. Por un lado intento acercar al lector a una figura que a mí me parece que literariamente no ha sido bien tratada. Yo sostengo que si Mariana de Pineda fuera francesa, inglesa o alemana tendría docenas de novelas dedicada a ella. A mí me sorprendió mucho darme cuenta que no había ninguna novela con Mariana de Pineda como protagonista.


M.G.- Hay teatro, ¿no?

J.C.- Sí, sí, hay teatro, ópera, poemas, ensayos y en alguna novela aparece como de refilón pero como protagonista de una novela no había nada. Por lo tanto, me parecía una injusticia histórica que había que resolver porque Mariana no es una heroína local, no es un personaje de la Granada del reinado de Fernando VII, sino que es una figura de la que se habla en los Cafés de Europa. Los liberales europeos en Viena, en Berlín,... hablan de ella. Además, hay dos datos que a mí me parecen significativos. Uno, en el Congreso de los Diputados, la sala donde se reúnen los portavoces se llama Mariana de Pineda y hay un cuadro espléndido sobre ella. Pero es que resulta que una de las dos grandes salas que tiene el Parlamento Europeo también se llama Mariana de Pineda. Los españoles no sabemos esto.



M.G.- Pues no, la verdad es que yo concretamente no lo sabía.  

J.C.- Bueno, pues es el reconocimiento a una heroína, a una mujer que dio su vida por la libertad. Pero no sólo en España sino también en Europa. Se trata de un reconocimiento a una figura que desbordó las fronteras españolas. Por eso, que no existiera una novela sobre Mariana de Pineda me parecía una injusticia literaria y había que coger al personaje y convertirlo en protagonista de una novela.

M.G.- Un ejemplo más de que en este país no valoramos lo que tenemos. Las figuras importantes de nuestra historia son más reconocidas al otro lado de la frontera.

J.C.- Totalmente de acuerdo. Esto forma parte de nuestra idiosincrasia y habría que corregirlo. Siempre hemos valorado de manera extraordinaria lo que nos llega de fuera y eso es un mal que nos ha acompañado.

M.G.- Sí, sí, lo de fuera siempre es mejor...

J.C.- Sí,... Halloween es mejor que don Juan, que los cuentos y leyendas de Bécquer,... Tenemos toda una cultura entorno a ese momento del año que me parece espléndida y Sevilla es un lugar fundamental de esa cultura pero nada...

M.G.- Ya, pero aquí preferimos disfrazarnos...

J.C.- Sí, sí,... mucho Halloween. Esto es por poner un ejemplo cercano de hace unos días. Es muy triste pero bueno, yo he tratado de hacer en la medida de lo posible un poco de justicia literaria con Mariana.

M.G.- Pues a Mariana de Pineda, y recalco el «de» era de familia noble pero siempre la hemos conocido como Mariana Pineda.

J.C.- Pero porque se quiso crear un icono popular. De Mariana se quiso hacer una figura del pueblo y el «de» en el apellido era aristocrático, entonces para convertirla en una especie de icono popular hay que quitárselo. Pero Mariana pertenecía a la aristocracia, por eso su figura llega a ser controvertida en Granada. ¿Qué se espera de Mariana en aquella sociedad de la que ella forma parte? Pues que tenga unos determinados comportamientos. Una de las cosas que a mí me atrae del personaje es que ella rompe los comportamientos que la sociedad de su época espera de ella. Nada más que el hecho de que ella participe en reuniones donde se conspira políticamente cuando la política era un terreno reservado exclusivamente a los hombres en la España de 1830 supone una ruptura de los esquemas. Cuando se casa embarazada, cuando se queda viuda y vuelve a quedar embarazada de una relación sentimental,... está rompiendo todos los esquemas que hay para una mujer de su condición. Todo esto la convierte en un personaje mucho más atractivo desde un punto de vista literario. 

M.G.- Y hablando sobre las distintas clases sociales hay un detalle en la novela que me ha resultado muy curiosa. Me refiero a las pequeñas distinciones que se hacían si el encarcelado era de la nobleza o no. Es decir, adornar el cadalso y el traslado en mulo y no en borrico por el hecho de ser de la aristocracia...

J.C.- Claro, es que en aquella época seguíamos en una sociedad donde los estamentos marcan una diferencias muy importantes. Era normal que las personas no fueran igual ante la ley. Hoy nadie discute el axioma de que todos somos iguales ante la ley, bueno unos más que otros, pero por lo menos en el plano teórico, todos somos iguales ante la ley. Sin embargo, en la época de Mariana ni siquiera teóricamente eran todos iguales ante la ley. Eso era así y no deja de llamar la atención que un sector muy amplio de la sociedad gritara ¡Vivan las cadenas!

M.G.- Es fuerte eso ¿eh?

J.C.- Claro, pero lo que no podemos es hacer lo que se llama presentismo histórico, es decir, yo no puedo analizar con mis criterios de hoy cómo era una sociedad de hace doscientos años. Aquella gente no pensaba lo mismo que nosotros. Ellos eran producto de la sociedad de su tiempo y por eso Mariana es excepcional porque no...

M.G.- No encaja en su época.

J.C.- Efectivamente. Y cuando a ella la llevan al cadalso no la llevan en un burro porque es noble, tiene que ir en una mula, el cadalso está adornado con unas telas negras cubriendo los laterales... Digamos que al pertenecer a la nobleza tiene una serie de, vamos a llamar, privilegios o elementos diferenciales con respecto a un ajusticiado que no perteneciera a la nobleza.

M.G.- En su novela usted mezcla personajes reales con ficticios algo que explica convenientemente en la Nota de Autor al final de la novela...


György Lukàcs
J.C.- Bueno yo es que soy un gran discípulo de György Lukàcs, un  intelectual húngaro de hace muchos años que escribió una magnífica teoría de la novela histórica donde decía que en una buena novela histórica puede haber personajes de ficción y personajes históricos sin problema alguno. 

M.G.- Pues de todos esos personajes de su novela, hay uno, Ramón Pedrosa, el Alcalde del Crimen de la Real Chancillería y subdelegado de la polícia,  que me produce auténtico pavor, ¿tan terrible era este individuo?

J.C.- Bueno, ha quedado como un icono de maldad probablemente porque Federico García Lorca, cuando escribe su drama sobre Mariana, que por cierto la denomina Mariana Pineda,  crea una ficción literaria espléndida pero totalmente falsa desde el punto de vista histórico. Él dice que Pedrosa concibe un odio feroz sobre Mariana porque se ha enamorado de ella, la ha requerido de amores y Mariana le ha dado calabazas. Por lo tanto, es un amante despechado. No hay peor cosa que un hombre despechado, bueno probablemente una mujer despechada sea peor todavía (risas), pero el individuo concibe un odio enorme como consecuencia de eso. Esto es lo que nos dice Federico para dar cuerpo al odio de Pedrosa sobre Mariana. Pero realmente no hubo enamoramiento. Él es el subdelegado de policía del reino de Granada y lo que quiere es hacer carrera política y ¿qué es lo que pretende? Pues el elemento histórico es no sólo cobrar la pieza de Mariana sino de todos sus compañeros pero claro le sale mal porque Mariana sostiene su posición y no delata a sus compañeros. 

Como a los héroes los consideramos por encima del bien y del mal, que no son de carne y hueso,... yo he querido además representar a la mujer de carne y hueso que está atormentada porque no sabe qué es lo que va a pasar con sus niños. Esa es su gran preocupación en los últimos momentos de su vida. Yo he querido presentar a la mujer que está haciendo el enorme sacrificio de ofrecer su vida siendo una madre que está preocupada por unos niños. Ahí radica la grandeza del personaje. 

M.G.- Y se enfrenta a Pedrosa que no todo el mundo lo hacía.

J.C.- Claro. Yo he querido mostrar a Pedrosa como un personaje siniestro porque todas las referencias históricas que tenemos de él señalan eso, que era un agente de policía de un sistema absolutista y ya sabemos lo que eso significa. 

M.G.- Consiguió que incluso el rey le adjudicara el papel de juez en el proceso contra Mariana.

J.C.- Sí, en una maniobra que lo convierte en juez y parte nunca mejor dicho. Es un personaje que además de policía va a dictar la sentencia de muerte que recae sobre Mariana.

M.G.- En su caso, al ser historiador, ¿la labor de documentación ha sido más liviana? ¿Tenía usted parte del recorrido hecho?

J.C.- Hay una parte de camino recorrido pero sólo una parte. Los historiadores nos hemos preocupado por las grandes cosas, por llamarlo de alguna manera. La historia de la vida cotidiana no nos ha interesado hasta hace veinticinco o treinta años. Desde entonces sí nos llegado a interesar también esa vida cotidiana, algo que es fundamental en una novela. 

Mire, en mi anterior novela, Sangre en la Calle del Turco, me encontré con un problema tremendo. El protagonista de esa novela es un periodista que se llama Fernando Besora a quién, por una serie de circunstancias, necesita que le toque la lotería, necesita una cantidad de dinero importante para resolver una situación. No puede imaginarse lo que a mí me costó saber cuánto costaba un décimo de lotería en el año 1870 y cuánto era el premio gordo. Fíjese qué detalle. Ahí no sirve el conocimiento de la historia porque no nos hemos acercado a esa realidad cotidiana. Yo tuve que indagar ese tipo de detalles y al final pude averiguar que un décimo de lotería costaba en aquella época diez pesetas y que el premio gordo eran cuarenta mil pesetas. Tuve que remover Roma con Santiago, como se suele decir, hasta que un coleccionista de billetes de lotería de Málaga me pudo facilitar la información, en incluso me mandó un décimo de lotería escaneado. Claro, conocer ese detalle me llevó mucho más que conocer el ambiente político de la época del General Prim.

M.G.- Pues al hilo de lo que usted está contando, le quería preguntar si efectivamente el 5 de junio de 1828, fecha en la que se inicia la novela, era Corpus Christi tal y como se indica en la narración.

J.C.- Y era el día del Corpus Christi, sí. Hay que mirar atrás en los calendarios...

M.G.- Eso no le costó mucho averiguarlo, ¿no?

J.C.- No, eso fue relativamente fácil pero son los detalles que le dan crédito a una historia.

M.G.- En su novela asistimos a una época de tirantez entre los liberales y los absolutistas. Incluso había una sección que apoyaba a la monarquía pero se decanta más por el infante Carlos, hermano de Fernando VII. Actualmente en España sigue existiendo tirantez política y la monarquía, tras los últimos acontecimientos, ha bajado muchos enteros. ¿La historia se repite? ¿Avanzamos? Parece que no sepamos encontrar una estructura política que funcione.

J.C.- Nosotros hemos sido muy inestables políticamente. No tenemos instituciones largamente asentadas y eso que somos el Estado más antiguo de Europa. No hemos sido capaces de encontrar un modelo que se asiente en el tiempo. Ahora bien, aquel debate que hay en la España de finales del reinado de Fernando VII sí se puede comparar a la no línea de continuidad de tener claro por dónde va a ir nuestro futuro con ciertos aspectos que hay en este momento. 


De todos modos, yo creo que han cambiado mucho las cosas aunque sigamos jugando a la incertidumbre y quizás en las grandes ocasiones rompemos la baraja, que es lo que nos ha ocurrido muchas veces, pero somos capaces de alumbrar soluciones muy importantes. Los que ya tenemos cierta edad sabemos cuál era la gran inquietud de los españoles en el año 75 del siglo pasado. ¿Qué va a pasar? ¿Qué va a ocurrir tras la muerte de Franco? Claro, había mucha gente que tenía fresca la guerra de 1936 - 1939 y lo que no quería era repetir la experiencia. En mi opinión, hubo un ejercicio de cordura colectiva. Es decir, que Santiago Carrillo, Secretario General del Partido Comunista aparezca con una bandera de España reconociendo la monarquía como forma de organización del Estado me pareció un ejercicio de cordura total, como me pareció  un ejercicio de cordura que las Cortes franquistas se hicieran el harakiri, se disolvieran para dar paso a un tipo que había sido Secretario General del Movimiento, me estoy refiriendo a Adolfo Suárez, y se convirtiera en Presidente del Gobierno. Hay un ejercicio de cordura colectiva en aquello que llamamos Transición, de la que hoy hay gente que dice que lo hicimos mal. Yo creo que lo hicimos fenomenalmente bien. Y hoy, como ya la guerra civil indistintamente de otras cuestiones, comienza a quedarnos más distante en el tiempo, somos capaces de romper la baraja en cualquier momento.


M.G.- Mañana se presenta su novela en el Aula de Cultura de ABC. El acto lo presenta Francisco Robles. Imagino que usted espera que su novela tenga muy buena acogida...


J.C.- Al menos que tenga la misma acogida que la anterior. Con eso me daría por satisfecho. Yo creo que Mariana de Pineda es un personaje con atractivo suficiente desde el punto de vista histórico y desde el punto de vista personal como para haberle dedicado una novela que pueda resultar de interés y como decía antes, yo creo que la trama negra que tiene la novela ayuda a sostenerla porque a mí me interesaba reflejar de manera novelesca uno de los grandes debates de la época, si se instauraba de nuevo o no el Tribunal de la Inquisición, todo ese núcleo que se articula entorno al rey y a su hermano el infante Carlos, los problemas de la ley Sálica en vigor que va a desencadenar en las guerras carlistas,... Me interesaba meter al lector en toda esa trama a través de una ficción.


M.G.- Pues para mi gusto, lo hace usted muy bien. La combinación de novela histórica con novela policíaca es bastante atractiva. 


J.C.- Los historiadores españoles hemos cometido muchos errores pero uno de ellos ha sido no escribir para la gente. Nosotros hemos escrito para la tribu con páginas llenas de datos donde hay más notas de pie de página que texto. Eso no le interesa a la gente. 


Hace años, The Guardian publicó una lista de los veinte británicos que mayor influencia ejercían en la sociedad británica. En aquella lista había políticos, actores de cine, deportistas,... y había dos historiadores, sir George Elliot y Anthony Beevor. Aquel detalle me llamó mucho la atención y la pregunta que yo me hice fue: ¿No hay ningún historiador que ejerza influencia en la sociedad española? La respuesta es simple. No hemos llegado a la gente. Hemos escrito textos magníficos de gran volumen sobre el impuesto de las alcabalas en Sevilla en el reinado de Alfonso X el Sabio. Eso le interesa al que lo ha escrito y a veinte más que están trabajando sobre el tema. Y a la gente le interesa de verdad la Historia pero claro, hay que hacerle la Historia asequible. Por eso yo creo que con una buena novela histórica se aprende Historia, sin duda ninguna. 


M.G.- ¿Y le gustaría escribir sobre algún otro personaje histórico?


J.C.- Cuando uno termina de escribir una novela se queda como agotado, así que se necesita un cierto tiempo para recuperar el resuello. Cuando una novela tiene una trama negra, todos sus elementos tienen que constituir un ensamblado perfecto, no puede haber flecos sueltos y eso supone un esfuerzo enorme. De todos modos, aún quedan personajes o momentos históricos de interés. En Córdoba suelen echarme en cara que he escrito algunas novelas pero ninguna dedicada a esa ciudad o a algún cordobés importante. A lo mejor tengo que ponerle remedio a eso. En Andalucía hay tres ciudades que son muy literarias, Sevilla, Granada y Córdoba (que me perdone el resto de las provincias), y yo he ambientado un par de novelas en Sevilla (Los galeones del Rey o El ritual de las doncellas), así que he cumplido con Sevilla y con esta nueva novela cumplo con Granada pero no he cumplido con Córdoba. 


M.G.- Pues ya le toca a su tierra. 


Gonzalo Fdez de Córdoba
J.C.- Sí, puede que algo hagamos. En Córdoba hay grandes personajes como Abderramán III o Gonzalo Fernández de Córdoba pero luego hay también algunos desconocidos a los que merecería la pena dedicarles algún recuerdo.

M.G.- Todo es ponerse. Yo le agradezco muchísimo el ratito que ha compartido con nosotros. Insisto en que he disfrutado mucho leyendo esta novela, con una cubierta tan preciosa además.

J.C.- Con el tema de la cubierta tuvimos que elegir a una mujer mirando de espaldas. Mariana era una mujer muy bella, rubia, con los ojos azules, el pelo castaño, la piel muy blanca,... Claro, los cánones de la época no correspondían con los que tenemos ahora y si poníamos a una mujer de frente no iba a resultar tan atractiva porque no iba a corresponder con los grabados que hay de Mariana. Entonces decidimos usar una mujer de espaldas, que se supone que está en un balcón del Albaicín mirando las torres de la Alhambra.

M.G.- Me gusta mucho sinceramente. Le doy las gracias por todo y le deseo mucha suerte.

J.C.- Gracias a vosotros.




Y hasta aquí llegó la entrevista. Espero que os haya parecido interesante todo lo que nos cuenta José Calvo sobre su novela y la figura de Mariana de Pineda. La reseña os la traeré en unos días. 






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