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JOSEFINA (DRAMA - 2021)

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Año: 2021

Nacionalidad: España

Director: Javier Marco

Reparto: Roberto Álamo, Emma Suárez, Miguel Bernardeau, Manolo Solo, Pedro Casablanc, Simón Andreu, Olivia Delcán, Belén Ponce de León, Maria Algora, Alfonso Desentre

Género: Drama

Sinopsis: Juan, funcionario de prisiones, observa en silencio cada domingo la visita de Berta, la madre de uno de los presos. El día que por fin logra acercarse a ella, se sorprende a sí mismo haciéndose pasar por otro padre e inventándose a una hija dentro de la cárcel: Josefina. La necesidad de llenar el vacío en el que viven Juan y Berta les llevará a seguir encontrándose más allá de la realidad que les rodea.

[Fuente: Filmaffinity]


Recalo de nuevo en el cine español, después de hablaros la semana pasada sobre Belfast.Tenía ganas de ver Josefina, simplemente por reencontrarme con Roberto Álamo y Emma Suárez en esa parada de autobús, que nos muestra la cartelera de esta película. Sin embargo, el viaje me ha llevado a un destino bastante insulso. Prometía mucho Josefina y a mi juicio se ha quedado en un mero intento. No tanto por la historia en sí sino, más bien, por la forma de contarla. Os doy detalles.

Juan (Roberto Álamo) es un funcionario de prisiones. Berta (Emma Suárez) una madre asidua en las visitas a la penitenciaria. La vida de él es tan anodina como la de ella. Juan se levanta, desayuna, pone lavadoras, tiende la ropa, trabaja, regresa a casa, cena y se acuesta. Lo más divertido que hace es sacar al perro de su vecino Pascual. Por su parte, Berta cuida de su marido encamado. Le dio una parálisis hace año y medio y desde entonces está conectado a un respirador. Trabaja como costurera haciendo casullas para la iglesia. Los domingos acude a la cárcel a visitar a su hijo Sergio, mientras una amiga se queda cuidando al marido. Ni él ni ella parecen tener amigos, ni vida social, ni nada que se le parezca. 

Un día, a Juan no le arranca el coche y toma el autobús, donde coincide con Berta.Él se fija en ella, aunque no cruzan palabra. Ambos se bajan en la misma parada, la de la cárcel. A partir de ese momento, él querrá saber más de ella. Desde la garita de vigilancia donde trabaja, rodeado de decenas de pantallas que muestran las grabaciones de las cámaras de seguridad, Juan se pasará los días oteando las imágenes en busca de Berta. La verá cada domingo en la sala de comunicaciones, conversando con su hijo. Él intuye que hay tristeza en esos encuentros, que el rostro de Berta solo refleja desánimo. La reconoce como una igual.

La reparación del coche de Juan llevará su tiempo, así que él pasa una temporada tomando el autobús para ir a trabajar. La primera conversación entre ellos ocurrirá otro día, en el interior del medio de transporte. Por puro azar, intercambian números de teléfono y eso da pie a que se conozcan mejor. ¿Qué le cuenta ella de su vida? ¿Qué le cuenta él? En un lado o en otro -no te lo desvelo- no habrá sinceridad. Escondidos tras la mentira irán acercándose, conectando. Sin embargo, como se suele decir, las mentiras tienen las patitas muy cortas. ¿Qué ocurrirá entre ellos? Bueno, eso dejo que lo descubras por ti mismo si te animas a ver este largometraje.

¿Qué no me ha gustado de esta película?

Empiezo por lo negativo. Imaginaos que esta película es un mosaico que, en su conjunto, cuenta una historia. Cada tesela sería una pequeña escena de corte doméstico. Juan desayunando. (Salto). Juan tendiendo la ropa. (Salto). Juan tratando de arrancar el coche. (Salto). Juan cambiándose de ropa en los vestuarios de la cárcel. (Salto). Pla. Pla. Pla. Pla. Pla. Y con la vida de Berta, más de lo mismo. La narración de Josefina está muy fragmentada, compuesta por minúsculas escenas de la rutina diaria. No es un estilo narrativo que me guste. El salto de una escena breve a otra supone para mí una interrupción que me escupe constantemente de la historia, me impide amoldarme, encontrar mi hueco dentro del relato.

Por otra parte, hay algunas situaciones a las que, bajo mi punto de vista, les falta credibilidad. Juan, con tal de coincidir con Berta, hace cosas que no son convincentes. No quiero dar más detalles pero un trabajo, por muy funcionario que seas, es un trabajo con un jefe, unas normas y unos horarios. Y luego está el asunto de la tortilla. ¿Que Berta quiere llevar una tortilla a su hijo pero no se lo permiten? No hay problema, (perdonad por el pequeño spoiler) la tortilla llega a destino pero le falta un trozo. Por no hablar de unas cartas con destinatario desconocido. Bueno, lo mismo, no tan desconocido. 

No sé, la verdad. Yo creo que a Josefina hay que echarle mucha imaginación. Hay cosas que no quedan debidamente explicadas. Por ejemplo, una conversación en el despacho del jefe de Juan sobre un personaje misterioso; la relación que Berta tenía con su marido; p mejor aún, la que tenía Sergio con su padre. Pero lo más definitivo es que no se explica por qué el chaval está en la cárcel.¿Qué ha hecho para acabar con sus huesos en semejante lugar? Por un comentario que le hace a la madre podemos intuirlo, peeeero... Y sí, me podrán decir que Josefina es como algunas novelas, en las que el lector tiene que poner de su parte y leer entre líneas. Y diré que sí, que efectivamente a veces es así. Pero también me resulta algo tramposo dejar asuntos de grosor en manos del espectador-lector, sin que se dé una somera explicación de los hechos. En cualquier caso, yo diría que esta película tiene un cierto toque mágico y que el guion se sustenta en una de esas frases que encontramos en los azucarillos, con cierta relevancia en la película y que dice algo así como que todo lo que puedes imaginar es real.

¿Qué me ha gustado?

Algo hay. Josefina es pobre en diálogo. No es ningún inconveniente. El silencio, aquel que lo dice todo, es el que sustenta todo el desarrollo de la historia. Estamos ante una película donde los sentidos juegan un papel predominante frente a la expresión oral. Las miradas, a veces huidizas, están cargadas de significado. Una mano, que acaricia el tejido suave de un traje, transmite deseo. Incluso el final, abierto pero enfocado hacia una dirección concreta y clara, se resuelve con un cruce de miradas y una leve sonrisa

No cabe duda que la historia está escrita y rodada con ternura. Josefina tiene el propósito de mostrarnos el nacimiento de una relación entre dos personas que buscan a un igual. La soledad es muy triste y hay que encontrar aquello con lo que volvamos a recuperar la ilusión. Para transmitir este mensaje tenemos a los dos personajes principales, de los que os hablo a continuación.

Personajes e interpretaciones

Juan y Berta son dos almas solitarias que se necesitan y se encuentran. Son personas que han perdido la ilusión. No se incide mucho en el tema pero, al parecer, Juan vivía con su madre, la cual falleció no hace mucho. Ahora queda solo. Y a Berta, entre el marido enfermo y el hijo en la cárcel, la vida se le hace cuesta arriba. Los días de ambos están tan teñidos de gris como lo están las imágenes en blanco y negro que Juan contempla cada día en su trabajo. Vidas anodinas, mustias, simples y solitarias, llenas de resignación y amargura. Poner a Juan frente a Berta, y a Berta frente a Juan, hacer que se conozcan y se hagan compañía, es la recreación de una batalla ganada a la soledad.

Roberto Álamo y Emma Suárez están correctos.  Son buenos actores y sus interpretaciones están en la justa línea de lo satisfactorio. Quizá el guion no les dejó más margen.

Por otra parte, entre el reparto también contamos con Manuel Sollo, tan magnífico siempre. En esta ocasión tiene un papel minúsculo, tan secundario que me parece mentira que lo interprete él. Sollo encarna a Rafael, el compañero de turno de Juan, que simplemente se limita a contar anécdotas familiares, tomar café y leer los mensajes de los azucarillos. 


En definitiva, esperaba más de Josefina. Para mí, tiene un guion muy desmadejado, con enormes lagunas que el espectador debe rellenar no sin gran esfuerzo. Y ojo, porque es un largometraje con notazas, pero a mí no me ha enganchado. Partía de un buen inicio, pero en esta tierna historia de dos almas solitarias me ha faltado la chicha y la limoná. Es decir, me ha faltado chispa y más profundidad en la narración para poder empatizar con los personajes. 

La podéis ver en Movistar+ el próximo 20 de marzo.


Tráiler:






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