¡Hola a todos! Dios mío, hace tanto tiempo que no escribo una entrada que ya ni me acuerdo de cómo se hace. Bueno, para empezar, tengo que deciros que os he echado muchísimo de menos a todos. Durante estos meses me he desvinculado totalmente del mundo literario. Tan solo por redes sociales he estado viendo los libros que leíais, los autores que iban y venían, los actos a los que acudíais, mientras a mí se me caían dos lagrimones. A casa han seguido llegando libros pero hace meses que no leo una novela. Ahora toca cambiar el chip y volver a lo que tanto me gusta, a lo que realmente me hace feliz, a lo que llevo tantos años dedicada, únicamente por gusto. Toca volver a los libros.
En cuanto al examen, conseguí sobrevivir a él, que no es poca cosa. Siempre recomendaré a todo el mundo que se encuentre en una situación laboral precaria, a todo aquel que busque estabilidad, que prepare oposiciones. Sin embargo, también he de advertir que el camino es durísimo, y que necesitará hacer acopio de una gran fuerza de voluntad, de un gran tesón y de una fortaleza psicológica enorme. De otro modo, la preparación de la oposición le ganará la batalla. Estos meses han sido realmente duros. Renuncié a la Semana Santa, renuncié a la Feria de Abril, renuncié a los fines de semana. En definitiva, renuncié a la vida. Me he pasado los días, las semanas y los meses del trabajo a casa, y de casa al trabajo, pasando largas jornadas delante de una montaña de leyes cuya lectura y memorización no ha sido nada gratificante. Me he sentido como si estuviera montada en una noria emocional. De reír pasaba a llorar, de puro agotamiento, sin entender muy bien por qué me sentía tan derrotada. Estas han sido mis terceras oposiciones y en las dos anteriores nunca me sentí así. No sé. Imagino que, a medida que voy subiendo escalones, como el temario aumenta y la dificultad también, el desgaste es cada vez mayor.
Y llegó el 28 de mayo. Diez de la mañana. Y me senté delante de un examen de 120 preguntas, de las que pude contestar a un buen puñado que me ha valido el aprobado con holgura. Sin embargo, tengo una nota "tonta", de esas que si, tanto si saco plaza como si no, será por los pelos. Es lo que hay. Lo peor que me puede pasar a nivel laboral es que me quede como estoy y, por suerte, tengo un trabajo estupendo, nada estresante, con buenos compañeros y buenos jefes. Si el resultado no es el esperado, seguiré en la brecha y lo volveré a intentar. No queda otra.
[Aquí, una muestra de la criatura] |
En fin, que vuelvo a la carga. Volveré a pasar por vuestros espacios y, poco a poco, regresaré a las lecturas y a la rutina habitual del blog. No os miento si os digo que incluso me está costando ponerme a leer de nuevo. Creo que mi cerebro necesita un pequeño periodo de readaptación y en ello estoy.
Nos leemos.