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100 DIAS CON LA TATA (DOCUMENTAL - 2021)

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Año: 2021

Nacionalidad: España

Director: Miguel Ángel Muñoz

Género: Documental

Reparto: Miguel Ángel Muñoz, Luisa Cantero

Sinopsis: Los padres del actor Miguel Ángel Muñoz tuvieron que recurrir a la “Tata” (Luisa Cantero) para que cuidara a su hijo mientras ellos trabajaban. Desde entonces, la Tata (97) y Miguel Ángel (38) nunca se han separado. Pero tras varias complicaciones de salud de la Tata, Miguel Ángel se da cuenta de que su historia de amor se puede acabar y decide llevar a cabo todas las cosas que tiene pendientes de hacer junto a ella: un road trip, conocer los orígenes de Luisa y hasta rodar una película juntos. Una aventura que se ve interrumpida por la llegada de la pandemia. Un giro que, lejos de entristecerlos, hará que ambos estén más unidos y disfruten más que nunca durante 100 días juntos en un piso de 35m2. Pero que también forzará a Miguel Ángel a encarar su mayor miedo: la separación de la persona más importante de su vida.

[Fuente: Filmaffinity]

Hoy, la cosa no va de películas. Hoy me decanto por un documental.¿No os pasa a veces que la oferta cinematográfica os resulta tan poco interesante que os parece más apetecible un documental? Me está pasando con Netflix. Ya no encuentro nada que llame mi atención. Ni películas, ni series. Así que, mirando el catálogo de esta plataforma, me encontré con 100 días con la Tata, un documental dirigido por el actor Miguel Ángel Muñoz en el que relata la relación tan especial que tiene con la mujer que lo cuidó de pequeño. Paré en seco. ¿Por qué no? Conocía parte de la historia y quería saber más.

100 días con la Tata nos permite conocer a una mujer extraordinaria. Luisa Cantero es una señora nonagenaria, hermana de la bisabuela de Miguel Ángel Muñoz, la mujer que se encargó de cuidar del actor cuando era pequeño, mientras sus padres trabajaban. Desde pequeño, entre ambos se fue forjando un vínculo extremadamente sólido y especial. 

«¿Cómo es tu relación con la tata?», le preguntan a Miguel Ángel en este documental. Y él responde: «Es muy difícil de explicar. Es como esa relación de amor perfecta en el momento más perfecto». Pero sabe que esa relación idílica acabará algún día. La tata es tan longeva que el futuro que le queda por delante, irremediablemente, no puede ser mucho. Algún que otro achuchón ya asustó al actor, unos más graves que otros. Sufrió un ictus del que, milagrosamente, se recuperó. A partir de ese momento, Muñoz entendió que aquella mujer no estaría a su lado para siempre. Pensó que era hora de devolverle todo lo que la tata había hecho por él, así que, hicieron planes, emprendieron viajes, compartieron momentos y experiencias juntos y, para inmortalizar ese amor que había entre ellos, decidió rodar una película. Entiendo que más para él que para el público. 

Con una mujer que cada vez se podía valer menos por sí misma, que necesitaba cada día más ayuda, Miguel Ángel Muñoz despliega toda una logística para tener atendida a esa abuela a la que tanto le debe. Y cuando estaban en pleno rodaje, cuando lo tenía todo más o menos controlado, llegó la pandemia.

La pandemia

El documental cuenta cómo, de un día para otro, todas las personas que atendían a la tata dejaron de acudir al domicilio. ¿Qué hacer entonces? Con el mundo paralizado, el actor decidió irse a vivir con ella. De tener una casa propia, un trabajo como actor, amigos, viajes, vida en general,... Miguel Ángel Muñoz se fue a vivir a un piso de 35 metros cuadrados con una anciana. ¿Qué hacer con una mujer de 97 años para cuidarla, atenderla, evitar que se preocupara por la situación que se vivía en el exterior, impedir que se contagiara de coronavirus, distraerla...? Todo esto se cuenta en el documental. Incluido esa faceta de instagrammer, en la que Luisa Cantero se convirtió en todo un fenómeno viral a través de la cuenta @soylatatareal. Por medio de este perfil, el actor y la anciana conectaban todas las tardes con el mundo exterior y hacían un programa, al que pusieron de nombre Cuarentata, donde hablaban de lo divino y de lo humano. Aquel espacio subió en popularidad como la espuma. Cada vez había más seguidores y cada vez la tata enamoraba a más personas con su forma de ser. Sus intervenciones llegaron incluso a los medios de comunicación, nacionales e internacionales. 

Queda mucho por hacer

Y lo que en principio podían ser 15 días se convirtió en 3 meses. En ese tiempo, sin poder salir de casa, Muñoz cuida de la anciana, con todo lo que conlleva cuidar de otra persona (alimentación, aseo, distracción, medicación,...). Aprovechó ese tiempo para hacer mil cosas, para hablar de mil temas: el pasado, la situación actual, la soledad, la muerte. La hizo reír, la escuchaba, le pintó los labios de rojo, le hizo cosquillas en los pies. Todo ello, unido a las tareas propias que requiere el cuidado de una persona mayor. «Soy tu bebé», le llega a decir la tata a Miguel Ángel en un momento dado, y ambos rompen a reír. En definitiva, el actor trata de devolverle la ilusión, las ganas de reír, conseguir que cada noche se acueste con una sonrisa. Y lo consigue.  

Luisa Cantero

La Tata no pudo estudiar. Desde muy niña tuvo que encargarse de cuidar de su madre. Dice Muñoz que ella se ha pasado la vida cuidando a los demás. Sin tener vida para ella misma, sin formar una familia, ni tener hijos. Ha sido una mujer entregada que se dio a los demás y en cuyo interior no existe ni rencor, ni arrepentimiento. La miras y no puedes evitar sonreír. Tiene una sonrisa luminosa y una mirada algo pícara. Habrá pasado mucho en su vida pero ella sabe quedarse con el lado positivo. Tendrá sus penas pero su simpatía brilla. Y aunque dice que ya no tiene ganas de nada, está claro que el amor por el actor es lo que le da vida. ¿O es al revés?

¿Por qué me ha gustado tanto este documental?

Porque, más allá de ser un producto audiovisual, me parece un gesto precioso y generoso. Lo de rodar una película me parece algo totalmente anecdótico. Lo que realmente valoro es la decisión de compartir tiempo con la tata, de cumplir algunos de sus sueños, de mostrar el inmenso amor que le tiene. Miguel Ángel habla de la tata en este documental como si fuera un enamorado, cuya mirada se entristece cuando piensa que su idilio no será eterno. Y eso le produce tanto pesar que incluso llega a necesitar ayuda psicológica para fortalecerse, para saber cómo reaccionar cuando llegue ese momento. 

100 días con la Tata está cargado de emotividad y frescura, de naturalidad y sinceridad, de corazón y amor. Por no hablar de los valores que transmite, que deberían ser asimilados por todos, especialmente por los más jóvenes. Los ancianos no son un trasto. No se les puede arrinconar, hay que tenerlos en cuenta y atenderlos, a nivel social y familiar. Lo que hoy somos, lo que hemos conseguido, es gracias a ellos pero parece que, traspasada cierta edad, ya no tienen importancia, ya no se tiene en cuenta su opinión, ya solo les queda esperar la muerte.100 días con la Tata transmite un importantísimo mensaje. Tiene momentos dramáticos y otros muy divertidos. Hay dolor pero también esperanza, y la Tata, con su forma de pensar y sus reflexiones, llega a conquistar el corazón de todos. 

Por otra parte, también me ha parecido genial mostrar la carga mental y física que supone ejercer de cuidador. Es un rol mucho más complicado de lo que la inmensa mayoría imagina, pero eso lo sabemos quienes hemos estado en esa situación. Miguel Ángel Muñoz sufre lo que se llama el síndrome del cuidador.  Se olvida de sí mismo, se desanima, siente que ha perdido su vida, y eso le genera una serie de problemas psicológicos, y también físico. No es nada fácil estar en esa situación. Os lo aseguro.

He disfrutado muchísimo de este documental, en el que el actor también hace un repaso a su vida profesional. Miguel Ángel Muñoz saca su lado más personal e íntimo. Vaya por delante que como actor, Muñoz nunca me hizo especial gracia, pero es justo reconocer que con esta historia ya soy incapaz de mirarlo con los mismos ojos de antes. En este documental no he visto al actor sino al hombre, empeñado en hacer feliz a una mujer, volcado por completo en otra persona que requería toda su atención, tratando de hacerla feliz, y de mantenerla en calma y segura. He visto a una persona que deja de pensar en sí mismo para pensar en otra persona y eso me parece maravilloso.

Tirando de fotografías, vídeos domésticos grabados a lo largo de los años y durante el propio confinamiento, me ha gustado mucho ver 100 días con la Tata, así que, desde aquí, te recomiendo que entres en Netflix y lo disfrutes.

Yo, de mayor, quiero ser Luisa Cantero.

 Qué suerte tienes, Miguelito.


Tráiler:




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