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LA MADRINA DE GUERRA de José Antonio Lucero

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Editorial: Ediciones B
Fecha publicación: junio, 2022
Precio: 20,90 €
Género: narrativa
Nº Páginas: 584
Encuadernación: Tapa dura con sobrecubiertas
ISBN: 9788466672078
[Disponible en eBook;
puedes empezar a leer aquí]

Autor

José Antonio Lucero (Rota, 1988) es profesor de Ciencias Sociales y Lengua y Literatura en Educación Secundaria. Licenciado en Historia y Máster en Escritura por la Universidad de Sevilla, colabora con varios medios digitales como blogger y youtuber desde su canal La cuna de Halicarnaso, uno de los canales sobre historia y docencia de habla hispana más seguidos en todo el mundo. En 2018 fue finalista del XXIII Premio de Novela Ateneo Joven de Sevilla. La vida en un minuto supone su debut literario.

Sinopsis

¿Puede una carta de amor cambiar una vida o detener una guerra?

¿Esperarías esas palabras hasta el final de tus días?

Madrid, 1936. Aurora acaba de cumplir la mayoría de edad y ejerce como enfermera en una ciudad convulsa que resiste al fuego y a las bombas de la guerra. En este clima de violencia, decide contribuir a la esperanza en el frente republicano y comienza a escribirse con un joven soldado, Teófilo, convirtiéndose así -como otras muchas mujeres de la época- en madrina de guerra.

En cada carta, los jóvenes encontrarán un refugio donde expresar los miedos y secretos que no pueden decir en voz alta al tiempo que descubren un amor que nunca imaginaron. Sin embargo, en una guerra repleta de intrigas y espionaje, en la que todo el mundo es sospechoso, la palabra escrita puede ser el arma más peligrosa...

Cuando años después, aislado en el silencio de la posguerra, Teófilo averigua que Aurora sigue con vida, no duda en intentar recuperar a la persona que, entre el fuego y la pólvora, hizo florecer en él el amor, la calma y la paz.

Este relato supone un homenaje a todas aquellas mujeres que tomaron la palabra como fusil y consiguieron hacer crecer en la línea de fuego la fortaleza y la esperanza de los soldados.

[Información tomada directamente de la web de la editorial]



Justo al entrar el verano, el escritor roteño, José Antonio Lucero, me propuso acompañarlo en lo que sería la primera presentación de su segunda novela, La madrina de guerra (Ediciones B), en Sevilla. Me hizo especial ilusión porque ya había tenido la oportunidad de leer a este joven autor gaditano, cuando en 2021 publicó lo que sería su primera novela, La vida en un minuto. Recuerdo que aquella novela me gustó mucho (puedes leer mi reseña aquí). En aquella historia, y en paralelo a un accidente de tren que ocurrió realmente en la zona del Bierzo durante los años de posguerra, el autor desarrollaba una preciosa historia de amor entre Daniel y Julita, dos jóvenes muy distintos, de estratos sociales muy alejados pero, ya se sabe que, contra lo que dicta el corazón poco se puede hacer. 




En esta ocasión, La madrina de guerra nos conduce a los años de contienda. Pero, si una parte de la trama se desarrolla entre los años 1936 y 1939, el autor nos propone un salto en el tiempo, que nos trasladará a finales de los 70, época en la que volveremos a encontrarnos con los personajes del hilo temporal previo, para ver cómo han cambiado sus vidas, en un reencuentro que alterará totalmente la rutina de sus días. 

Los años de la guerra

Teófilo García es un joven soldado que defiende la ciudad de Madrid de las tropas nacionales. Su vida se reduce a ver muerte y destrucción a su alrededor, mientras trata de mantenerse a salvo y comparte los pocos momentos de distracción con sus compañeros de trinchera. Entre ellos figura Gervasio, del que se hace amigo. Todos los soldados acostumbran a recibir correspondencia de sus seres queridos. El momento en el que llega el correo es como ese haz de luz que se cuela a través de un cielo encapotado. Pero a Teófilo, a Teo, no le escribe nadie.Él ni siquiera tiene el consuelo de unas palabras de aliento, el bálsamo de saber que alguien piensa en él y le dedica unas líneas. A Gervasio, la situación de su amigo le produce pesar. En una carta a sus tíos comentará tal circunstancia y, alentada por sus padres, su prima Aurora comenzará a escribir a Teo, convirtiéndose así en su madrina de guerra. ¿Qué contarle a un joven del que no sabe nada y no ha visto jamás? ¿Qué le puede decir a un hombre que se está jugando la vida en una guerra que, probablemente, a él no le interese lo más mínimo? Esas serán las dudas iniciales de esta joven. Al principio, a ella le parecerá extraño tener que cartearse con Teófilo, pero pronto entenderá lo mucho que sus palabras pueden ayudar al joven.

Ayudar, esa será la máxima de Aurora a lo largo de la novela. Ayudar y cuidar de los suyos. La joven se entregará en su trabajo como enfermera, tratando de sanar a todo el que llega al hospital con heridas de guerra. Hombres, mujeres y niños pasarán por sus manos, intentando curarlos más con cariño que con medicamentos. Aurora es la hija de Roque, un conductor de metro que en el pasado jugueteó con ideologías falangistas y eso le acarreará más de un infortunio.  A Roque, y por ende a toda la familia, la vida le dará una bofetada. Algo oculta este hombre, algo que le atormenta, pero prefiere mantenerlo en secreto. Sin embargo, inevitablemente todo lo oculto termina por salir a la luz.

Teófilo y Aurora comenzarán a cartearse. Una primera carta de la joven despertará la curiosidad del soldado. A partir de ahí, uno esperará con deseo creciente la respuesta del otro. De las primeras palabras casi vacías, poco a poco los jóvenes irán adentrándose en sus emociones y compartiendo con el contrario sus sueños y miedos. Serán cartas que crucen España porque Teo no estará siempre entre trincheras. Es un joven espabilado y por eso será reclutado para formar parte del servicio de inteligencia republicano. En su nuevo puesto, adiestrado para pasar desapercibido, para ver sin ser visto,él descubrirá algo que afectará a su relación con Aurora. Pero no os cuento más. Solo os diré que la guerra irá modelando la vida de estos personajes. Lo que Teo viva como espía para la república afectará en cierto modo al futuro de Aurora porque, en esta vida, el azar también es una pieza del ajedrez.

He disfrutado mucho con la lectura de La madrina de guerra. Muchos sabéis la pasión que siento por todas esas historias que retratan la época más negra de este país. Con cada novela descubro una nueva perspectiva, y, en ese sentido, La madrina de guerra ha cubierto todas mis expectativas. No solo he vivido una bonita historia de amor, truncada por la guerra, pero que deja a sus protagonistas colgados de un limbo amoroso del que nunca se recuperarán, sino que esta novela también me ha permitido aprender más sobre esos años, cómo eran sus vidas, qué miedos acechaban a aquella gente que veía como los suyos desaparecían de un día para otro, siempre que el hambre y el frío pegado a la piel. 

¿Qué eran las madrinas de guerra?

Esta es una de las cuestiones que nos desvela esta novela. Las madrinas de guerra no eran más que mujeres, ya fueran jóvenes o más mayores, solteras o también casadas, que escribían a los soldados del frente, fuera el que fuera, para alentarlos y darles ánimo. Lo explica muy bien el escritor Arturo Pérez Reverte en el artículo que publicó para El País Semanal, y que tituló precisamente La madrina de guerra (puedes leerlo aquí), texto que también sirvió de inspiración para José Antonio Lucero, a la hora de escribir esta novela. En ese artículo, Pérez-Reverte habla de su madre Lolita, la joven que estuvo carteándose con un soldado republicano.

¿Cuántas madrinas de guerra hubo? Ni idea pero, pensando en ellas, me pregunto cuántas terminaron enamorándose del soldado al que escribían; cuántas acabaron por casarse con el que se carteaban; a cuántas les tocó llorar la ausencia de respuesta, temiéndose lo peor. No lo sé, pero estoy convencida de que cada una de ellas vivió la llegada de aquellas cartas con una ilusión que les servía para tener algo por lo que suspirar en aquellos años. 

Las cartas que Teo y Aurora intercambian dan a esta historia un bonito toque de novela epistolar. El autor opta por insertar, entre narración y diálogos, esas cartas que los jóvenes se enviaron, pudiendo el lector asomarse de primera mano a la intimidad de los protagonistas.

Curiosidades de la guerra

Al margen de las madrinas de guerra, esta novela también me ha descubierto aspectos de la guerra que, hasta la fecha, desconocía. Siempre se aprende algo nuevo leyendo este tipo de libros, por eso, y a pesar de que se escribe mucho sobre la guerra civil, nunca me canso de hacerlo. Concretamente, he sabido de la existencia del SIEP, el Servicio de Inteligencia Especial Periférico. Para mí ha sido una gran novedad descubrir que el bando republicano tenía un servicio de inteligencia. En la novela se explica perfectamente cómo nació esta organización, qué misiones llevaban a cabo o cómo formaban a los agentes. Tenían que traspasar las líneas enemigas, y adentrarse en la boca del lobo para conseguir la mayor cantidad de información posible. Y lo más importante, salir con vida de esa ratonera para poder contarlo. Teo formará parte del servicio de inteligencia y su existencia dará un giro de ciento ochenta grados. No será fácil su labor. Lo veremos en situaciones delicadas y complejas, por lo que tendrá que recurrir a sus contactos más estrechos y pedir la devolución de algún que otro favor. 

Pero también he podido saber que existía lo que hoy llamaríamos un biblio-bus, es decir, una biblioteca itinerante que visitaba el frente cada dos días. Me resulta paradójico pensar en soldados que se tumban a leer una novela, como lo haríamos tú y yo en la quietud de nuestra casa, mientras más allá de aquellas páginas, la sangre y la muerte campaban a sus anchas. 

Madrid

En relación al escenario de esta historia, Madrid tiene un protagonismo justo. Veremos una ciudad con líneas de metro, y a sus edificios más insignes transformados y al servicio de la guerra. Por ejemplo, el Hotel Palace se convertirá en un hospital de sangre. Y por las calles y plazas de la ciudad, otros establecimientos trataban de captar la atención de los viandantes, anunciando que en ellos todavía se podía comprar género.

Madrid era una ciudad, como ocurría en todas las ciudades, pueblos y aldeas de este país durante aquellos años, en los que había que andarse con pies de plomo. Todo lo que se decía, todo lo que se hacía, requería una gran cautela porque nunca sabías quién podía estar observándote, quién podía oír una u otra palabra, que te condujera posteriormente a la cárcel o a una pared de fusilamiento. De andar con mil ojos, de medir los pasos, de cuidar cada palabra que se pronunciaba saben mucho los personajes de esta novela. Tanto Aurora como Teófilo tendrán que sortear complejas situaciones, actuando a escondidas para salvar la vida propia o la de algún familiar.

Los personajes

A pesar de ser una novela muy coral, la atención recaerá principalmente en Teo y Aurora. Ambos personajes, más toda la cohorte que los rodea, están bien perfilados. El autor se encarga de crearles un recorrido que justifique sus movimientos, una personalidad acorde a sus actitudes y pensamientos. Por lo tanto, es fácil empatizar con Aurora, incluso en esos momentos en los que ella tiene que tomar una decisión difícil. También es fácil conectar con Teo, al que veremos en algún momento actuando de modo que se despierten nuestras alertas. No hay temor. Teo será fiel a sus principios.

Estructura y estilo

Escrita en tercera persona y alternado presente y pasado, La madrina de guerra está dividida en cuatro bloques más un epílogo, contando con un total de setenta y un capítulos. A pesar de que se trata de una novela de más de quinientas páginas, el hecho de que exista un suave equilibrio entre narración y diálogos, y no se ahonde excesivamente en la parte bélica, consiguen que la lectura de este libro fluya a un ritmo muy agradable. Lucero se centra en los personajes más que el conflicto armado, los coloca en el centro del escenario, y los desnuda para nosotros, construyendo una bonita historia de amor que dará pie a un desenlace emotivo y conmovedor.

Añado en este apartado dos curiosidades. En primer lugar, la conexión que existe entre esta novela y la previa del autor, La vida en un minuto. Pero si no habéis leído aquella, no os preocupéis porque no es necesario hacerlo. Lo que el autor hace no es más que un guiño a ciertos personajes que ya vimos en la primera novela, algo que divierte a los que sí la hemos leído.

Por otro lado, os adelanto que, entre estas páginas, vais a encontrar un cameo de Miguel Hernández. Lucero se mete en la piel del poeta para protagonizar un pequeño pasaje de esta historia.  


Poco más debo contaros sobre esta novela. En lugar de añadir una palabra más, os invito a leerla, pero también a escuchar cómo transcurrió la presentación que hicimos en Sevilla. En esta grabación podrás oír la conversación que mantuve con el autor, quien nos contó en primera persona anécdotas, curiosidades y detalles sobre la historia, frente a una sala repleta de público que también formuló algunas preguntas.



[Fuente: Imagen de la cubierta tomada de la web de la editorial]

Puedes adquirirlo aquí



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