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BUENA SUERTE, LEO GRANDE (COMEDIA - 2022)

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Año: 2022 

Nacionalidad: Reino Unido

Director: Sophie Hyde

Reparto: Emma Thompson, Daryl McCormack, Isabella Laughland, Charlotte Ware, Carina Lopes, Les Mabaleka, Lennie Beare

Género: Comedia

Sinopsis: Nancy Stokes, una maestra de escuela jubilada, anhela algo de aventura y sexo. Buen sexo. Su difunto marido Robert le proporcionaba un hogar, una familia y algo parecido a una vida, pero nunca tuvo buen sexo de él. Ahora que hace tiempo que Robert falleció, Nancy pone en marcha su plan y contrata a un joven gigoló que responde al exótico nombre de “Leo Grande”. En una habitación de hotel anónima, Nancy recibe a Leo. Su aspecto es tan bueno como el de su foto, pero lo que ella no esperaba era una gran conversación. Nancy descubre que le gusta. Y a él le gusta ella. Con una gran confianza sexual, Nancy empieza a relajarse. En el transcurso de su encuentro, la dinámica de poder cambia y las máscaras de los personajes empezarán a desmoronarse.

[Fuente: Filmaffinity]


Un aplauso por esas actrices maduras que no tienen pudor alguno al desnudarse totalmente ante la cámara. Pero un aplauso aún mayor por esos directores (una directora, en este caso) que cuentan con ellas para mostrarse tal y como vinieron al mundo ante millones de espectadores, sin importar la edad que tengan. Y digo esto porque Emma Thompson hace un desnudo integral en Buena suerte, Leo Grande. No hace mucho ya vimos en No mires arriba a Meryl Streep corriendo por lo que parecía un edén, mostrando su cuerpo al natural, aunque parece que a su compañero de reparto, Leonardo DiCaprio, no le hizo mucha gracia esta escena. Bueno, en realidad no fue así la cosa. La mujer que vemos en esa escena no es Meryl Streep sino una doble de cuerpo. Y a DiCaprio, lo que no le pareció bien fue que una actriz de su talla, una grande del cine, tuviera que hacer una escena de ese tipo. Manifestó que, aunque se haya utilizado una doble, el espectador no podrá desvincular ese cuerpo desnudo con el de la Streep. Y digo yo, ¿y qué pasa?, ¿qué malo hay en que nos imaginemos que ese cuerpo es el de la reina del cine, como el actor la llama? Me parece una argumentación lastimosa. ¿Qué pensáis al respecto? A mí sinceramente no me produjo ningún rechazo la escena, no por ello ha dejado de gustarme Mery Streep, ni he dejado de considerarla una gran actriz. Más bien es al revés, porque lo que hacen actrices como Emma Thompson (y es su auténtico cuerpo el que vemos en pantalla) me parece una maravilla. Pero os cuento más sobre Buena suerte, Leo Grande, no sin antes recomendaros que no leáis la sinopsis. ¿Lo has hecho ya? ¡Cachis! Bueno, sigamos.

Nancy (Emma Thompson) es una mujer de unos sesenta años, viuda y madre de dos hijos. Profesora de ética jubilada, es una mujer muy conservadora. Se nota inmediatamente en el vestir, en la forma de peinarse, en su discreto maquillaje. Nancy acude a la habitación de un hotel donde se ha citado con Leo, un gigoló al que ha contratado. Acercándose al crepúsculo de sus días, Nancy quiere hacer todo aquello que nunca ha hecho. Concretamente, quiere vivir la sexualidad en todo su apogeo, experimentar con su cuerpo y con el cuerpo de un compañero. A los sesenta años su experiencia sexual es minúscula y monótona. No ha conocido otro hombre más que a su marido y con él, los escarceos sexuales eran de sota, caballo y rey. Lo que Nancy quiere realmente es tener un orgasmo porque siempre los ha fingido. No parece que su marido se percatara de su pantomima y si se dio cuenta, no parece que le importara. Así que, dispuesta a poner en marcha su plan, toma la decisión de acostarse con otro hombre, previo pago por los servicios, una decisión que le lleva años y que ejecutará con bastante esfuerzo y dudas.

Buena suerte, Leo Grande narra cuatro encuentros amorosos, en los que Nancy irá aprendiendo a liberarse de los grilletes transparentes que la han atenazado durante toda su vida. Por su parte, Leo conocerá a una mujer extraordinaria, ilusionada y turbada a partes iguales ante el mundo que se abre ante ella. Leo sentirá una gran ternura por Nancy, a la que guiará en el complicado camino que ella ha decidido emprender. Paulatinamente, y una vez que la confianza empieza a instalarse entre ellos, ambos se irán abriendo poco a poco, sacarán lo más profundo de su ser, profundizarán en sus sentimientos, se desnudarán emocionalmente y, tras un momento de tensión en el que aflora la verdadera naturaleza de cada uno, llegará un final sanador y liberador.

A grandes rasgos, este es el argumento de Buena suerte, Leo Grande pero...

...qué me ha gustado de esta película.

La película arranca in media res, sin que sepamos muy bien qué está pasando. Las escenas iniciales nos muestran a una mujer llegando a una habitación de hotel. ¿Está de viaje? No lo sabemos pero parece algo nerviosa. Por otra parte, veremos también a un hombre tomar una taza de café en una cafetería. Hasta aquí todo normal pero, ¿quiénes son?, ¿qué conexión tienen? Tendremos que averiguarlo por nosotros mismos porque no hay una introducción previa y eso me gusta. El espectador tiene que ir atando cabos, ir descubriendo por sí mismo qué une a estas dos personas tan dispares.

Buena suerte, Leo Grande es una película sencilla pero ahonda en cuestiones personales, muy íntimas, que nos harán reflexionar, a la vez que reflexionan los propios personajes. En este largometraje se abordan las ganas de expansión de una mujer madura que lleva toda su vida volcada en los demás, sin pensar en sí misma, en lo que ella quiere, en lo que desea, en lo que le pide su cuerpo. Nancy quiere experimentar, sentir placer por una vez en su vida, antes de que sea demasiado tarde. En esa línea, la cinta nos propone profundizar en los anhelos de una mujer encaminada hacia la vejez. Se hará un retrato sobre la represión de la mujer frente a lo que sería la naturalidad del sexo. ¿Qué piensa Nancy sobre la vida que ha tenido? ¿Acaso la ha desperdiciado? A cierta edad, ¿el sexo ya está vetado? 

En cuanto a Leo, es interesante señalar que Buena suerte, Leo Grande va a indagar en las relaciones materno-filiales a través de este personaje. La película quiere analizar otra gran cuestión: la decepción. Si bien Nancy mantiene una relación más o menos buena con sus hijos, -aunque la opinión que tenga de ellos deja mucho que desear en según qué momento-, el drama de Leo tiene mucho que ver con lo que una madre espera de sus hijos. Para Nancy, el punto de vista de Leo supone una gran ayuda a la hora de comprender a sus vástagos y la forma en la que se han relacionado hasta ahora. Y a su vez, el hecho de que Nancy sea madre también permitirá que Leo vea su situación desde otro ángulo, le ayudará a quitarse la máscara que se puso un día, cuando creyó que el error lo había cometido él. Ser madre no te exime de equivocarte.

No obstante, la película plantea también otro tema de interés, que se ha venido debatiendo a lo largo de décadas. ¿Se deberían de legalizar los servicios sexuales? Nancy tiene claro que la labor de Leo es casi un servicio social. Más aún, es como si uno fuera al médico para curarse interiormente. 

En este largometraje, Nancy y Leo son personajes que se complementan. La película no funcionaria igual si uno tuviera más protagonismo que el otro, si uno eclipsara al otro. Los cuatro encuentros que se narran sirven también como diván de un psicoanalista en el que cada uno de ellos expone sus miserias. Pero ojo, no estamos ante una película triste. Más bien todo lo contrario. De hecho, hay pasajes cómicos, con un humor elegante, que no te arrancará una carcajada pero sí dibujará una sonrisa en tus labios. Aun así no falta el drama porque, de otro modo no habría película, no habría tensión.

Personajes e interpretación

Nancy ha vivido toda su vida encajonada entre las cuatro paredes de la moralidad. Se casó con Robert y tuvo dos hijos con él. Su esposo era un buen hombre pero tremendamente aburrido. Y encima se ha llevado toda su vida dando clases de ética, diciéndole a sus alumnas qué era lo correcto y qué no. «La falda dos centímetros más baja, por favor». Es decir, Nancy ha tratado de inculcar a los demás toda esa moralina de la que ahora ella quiere huir.

El matrimonio entre Nancy y Robert es un retrato de aquellos en los que todo es mecánico. Dormir, levantarse, ir a trabajar, comer, cuidar de los hijos y si toca sexo que sea sólo los sábados por la noche, de diez a diez y media. Hay una escena maravillosa en la que Nancy describe cómo era el sexo con su marido, un pasaje que no solo se da en las parejas maduras que llevan muchas décadas juntas, sino que también se puede producir entre aquellas más jóvenes, sometidas a la tiranía de la productividad, del escaso tiempo libre, del látigo de la sociedad. La llama titila levemente y amenaza con extinguirse y ¿qué vas a hacer a estas alturas de tu vida? Nancy tira pa'lante y calla. Martirizada por las convicciones sociales, por lo que los demás le han dicho que está bien visto y lo que no, por los principios de una generación que han enmudecido a las mujeres y las ha arrinconado, que no les han permitido vivir, Nancy quiere romper ahora con todo eso. 

Metódica y organizada, los encuentros con Leo están tan encajonados como lo ha estado ella toda en su vida. Ciertas conversaciones la incomodan, se espeluzna al imaginarse cosas porque no le gustan las modernidades, ni las sorpresas, y mucho menos las perversidades. Es muy tradicional y le gustan las cosas como siempre han sido. Para ella es muy difícil dejar de escuchar en su cabeza: Esto no se dice. Esto no se toca. Esto no te lo toques. Para Nancy, su cuerpo es un auténtico desconocido, con  rincones que hay que ocultar porque mostrarlos, tocarlos, exponerlos a la plena luz del día es una inmoralidad. Así que, tendrá que aprender a dejarse llevar, a fluir, a conectar con su cuerpo y a quererse porque ahora, si se mira, solo ve un cuerpo ajado y mancillado por el paso de los años. ¿Cómo una mujer como ella, con esos pechos caídos y esos muslos fofos, va a despertar el deseo en un hombre?

A mí me ha resultado conmovedor ver a esta mujer invadida por los miedos y la incertidumbre, luchando contra esa moral impuesta y auto-impuesta, que ha sido como su sombra a lo largo de toda su existencia. Me ha encantado verla cohibida, ilusionada, esperanzada. Y especialmente me ha fascinado ver la transformación del personaje en una mujer totalmente distinta. El final de esta película supone una nuevo renacer para ella.

Y qué madurez más bonita la de Emma Thompson. Una mujer como ella, una actriz de éxito, que ha viajado tanto, que ha conocido a tantas personas, que se ha casado dos veces, que habrá tenido una vida mucho más plena que la de su personaje, y sin embargo se pone el traje de mujer apabullada por su deseo y realiza un grandísimo trabajo. Qué bien interpreta Thompson a Nancy, esta mujer en cuya mirada se refleja la incredulidad, la consternación, la curiosidad y las ganas de vivir. Todo es natural en la interpretación de esta actriz, incluso en esas escenas que podrían ser más complicadas. Pero ella sí que está segura de sí misma, ella sí que se quiere, y sí que se permite simplemente ser, con toda su naturalidad.

Por su parte, Leo es un joven guapísimo (muy muy guapo), de exótica piel, ojos verdes y cuerpo musculado. Es un joven educado, tierno, comprensivo. Para él, dedicarse a dar placer a las mujeres es uno de los mejores trabajos que se puede tener. Tiene muchísima experiencia, tanta que sabe exactamente lo que cada mujer necesita de él, y se mueve como pez en el agua ante cualquier situación. Leo es un regalo para las mujeres. Con tacto y delicadeza tratará de romper la coraza de Nancy, procurará inspirarle confianza, ponérselo fácil para que ella se vaya abriendo como una flor. Pero ya adelanté antes que Leo no es tan transparente como parece. Es otro ser humano más y, por tanto, guarda en su interior aquello que desea ocultar, su dolor, su tristeza. Los encuentros con Nancy, las conversaciones con ella, lo interpelan. Él que creía tenerlo todo controlado, que pensaba que sus heridas ya habían cicatrizado, descubrirá que siguen estando ahí, sangrando, solo que él las escondió en el lugar más recóndito de su ser. Los encuentros con Nancy desvelarán la especial sensibilidad de Leo, algo que ya muestra en su trato con las mujeres.

El personaje de Leo también irá cambiando a lo largo del metraje y eso me ha gustado porque en ningún momento el foco de atención se pone sobre uno de ellos, dejando a la sombra al otro.  Digamos que el guion se mueve de un lado a otro, dejando que las emociones de él y de ella vayan floreciendo de forma paralela. A pesar de su juventud, Leo parece un hombre seguro y sin embargo es tan débil y vulnerable como lo es la propia Nancy. En realidad, son dos almas gemelas.

Daryl McCormack también hace un trabajo extraordinario. Hasta ahora no lo había visto trabajar y me ha encantado. Este actor consigue darle a su personaje el empaque necesario para crecer, para dominar la situación frente a la dubitativa y madura Nancy. Y tampoco se amilana en las escenas más potentes, junto a una actriz del calibre de Thompson. Palabra que esas escenas están totalmente desprovistas de artificio y gozan de una gran naturalidad.

Sin Leo, no podría existir Nancy. Y Nancy tampoco, sin Leo. Son dos almas heridas. Y de ese mismo modo, nada sería igual si no existiera tanta química entre Emma Thompson y Daryl McCormackNo importa la diferencia de edad, no importa el color de la piel, porque la magia se instaura en esa habitación de hotel donde la vida cobra otra dimensión. Todo lo que vemos en pantalla, las miradas, las caricias tímidas, los titubeos, los silencios y el baile de los cuerpos es bello, es armonioso. Es sincero y puro.


Buena Suerte, Leo Grande me ha parecido una película brillante con diálogos magníficos. Quizá no llegue al culmen porque, en algún momento, alguna conversación le resta interés o cierta escena me parece que sobra pero, sin duda, es una buena película. Está estructurada en bloques, en los cuatro encuentros entre Nancy y Leo, como si fueran los capítulos de una novela o los actos de una obra de teatro, y cada uno de ellos terminará con un deseo cumplido. Y ahora que lo pienso, el argumento encajaría muy bien en una representación, más que nada porque, además todo se desarrolla prácticamente en la misma habitación de hotel. Con alguna referencia a la película El Graduado, Buena suerte, Leo Grande arroja un hilo de esperanza y abre un nuevo horizonte a las mujeres de cualquier edad.

Creo que sigue en cartelera. Yo la vi en alquiler.




Tráiler:





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