Elísabet Benavent (Gandía, Valencia, 1984) es licenciada en Comunicación Audiovisual por la Universidad Cardenal Herrera CEU de Valencia y máster en Comunicación y Arte por la Universidad Complutense de Madrid. En la actualidad trabaja en el Departamento de Comunicación de una multinacional. Su pasión es la escritura. Hace unos meses autopublicó En los zapatos de Valeria en Internet y reunió a un ejército de nuevos lectores que empezaron a interesarse y a hablar en redes sociales de las peripecias de Valeria y de sus amigas. El sueño de Elísabet era ver su novela en papel y por fin se ha hecho realidad.
Valeria es escritora de historias de amor.
Valeria vive el amor de forma sublime.
Valeria tiene tres amigas: Nerea, Carmen y Lola.
Valeria ama a Adrián hasta que conoce a Víctor.
Valeria necesita sincerarse consigo misma.
Valeria llora, Valeria ríe, Valeria camina...
Pero el sexo, el amor y los hombres no son objetivos fáciles.
Valeria es especial.
Como tú.
En los zapatos de Valeria se autopublicó en Amazón y en poco tiempo conquistó a cientos de lectores y se situó en los primeros puestos de la lista de más vendidos de ficción. Altamente divertida, emotiva y sensual, Valeria llega para conquistar a aquellos lectores que se enamoraron con Federico Moccia o Blue Jeans y que ahora quieren algo más...
Recuerdo que hace años quedaba de vez en cuando con amigas (sin parejas) para cenar y tomar algo. Eran reuniones divertidas en las que nos poníamos al día sobre nuestras vidas y aprovechábamos para despotricar de los novios y maridos. ¡Qué a gusto se quedaba una! El problema surgió cuando empezaron a llegar los hijos. Entonces, los temas de conversación derivaron estrepitosamente hacia biberones, pañales, pediatras, papillas y mil cosas más y claro, ahí perdía siempre porque yo, lo más cercano a un prole que tenía era un acuario lleno de peces que también me hacían sufrir, ¡no creáis! Todavía recuerdo el día en que se murió mi primer pez.¡Pobre Molly! Panza arriba que estaba. Pero los hijos eran un ejército mucho más poderoso que mis peces y al final terminaba callada y arrinconada, asintiendo de vez en cuando y mostrando un interés que no tenía. Por eso, cuando la semana pasada me reuní con Elísabet Benavent para hablar de su libro, fue como volver a aquellas reuniones y me sentí diez años más joven.
Marisa G.- Antes de empezar a comentar el libro, cuéntanos toda la movida que has tenido en tu vida en los últimos meses después de que Suma de Letras decidiera publicar tu libro.
Elísabet B.- Ha sido todo increíble. Publiqué en Amazon para callar a un amigo mío que no paraba de insistirme en probar y mover el libro. Por demostrarle que no iba a pasar nada lo autopubliqué y ¡fíjate lo que ha pasado!
M.G.- Este libro estuvo en Amazon dos meses hasta que te llamó la editorial, ¿no?
E.B.- Sí, sí, sólo dos meses. Fue todo rapidísimo, a un ritmo vertiginoso que incluso a veces da vértigo pensarlo porque es lo que más he querido en mi vida y de repente lo consigo.
M.G.- De las cuatro novelas que componen la saga, ¿sólo tenías publicada una en Amazon?
E.B.- Dos, pero la segunda estuvo nada de tiempo, un par de semanas creo.
M.G.- Resulta llamativo que tengas esta carrera tan meteórica sin habértelo propuesto. Solamente con probar y al final te ha salido todo de carambola.
E.B.- Sí, da miedo. Ha salido todo tan bien que andas siempre pensando que lo malo va a venir ahora, estás en tensión, pero también estoy disfrutando un montón. Además en la editorial me lo han puesto todo muy fácil, me han tratado con mucho cariño, mucho mimo, me han ayudado en todo lo que necesitaba, me han dejado participar en el proyecto, así que ha sido todo fenomenal.
M.G.- Esta novela la publicas en septiembre, y a partir de entonces cada mes ha ido saliendo una, ¿por qué tanta prisa? ¿No hubiera sido mejor dilatar más en el tiempo las publicaciones?
E.B.- Es una cuestión que la editorial se planteó porque la lectora de este género se ha cansado de la espera entre libro y libro.
M.G.- Sí, las sagas...
E.B.- Eso es. Como lectora, a mí esa espera me cansa, entonces han querido hacerlo fácil. La lectora que se lee el primer libro no tendrá que esperar meses hasta poder leer el segundo.
M.G.- Pues pensándolo así creo que es un acierto. Últimamente se están publicando muchas sagas y la gente empieza a quejarse porque hay que estar esperando para ver cómo se desarrolla la historia y cómo termina.
E.B.- Mira, yo ando muy pendiente de lo que se publica en redes sociales, en blogs, y tal... y he visto muchos comentarios de gente que rehuye de las sagas.
M.G.- Sí, yo soy de esas.
E.B.- Entonces, es entendible que, aunque sea una saga, se ponga a tu disposición todos los libros para ir acabando de leer uno y empezar con otro. En mi caso no son cuatro libros por alargar la historia o vender más, es que esta historia para ser verosímil necesitaba que fuera más larga.
M.G.- Bueno, la suerte es que tenías los cuatro libros escritos.
E.B.- Bueno, el cuarto lo terminé hace poco y se publicó ayer. Ya están los cuatro en la calle. Estoy muy contenta e ilusionada pero también un poco melancólica.
M.G.- Pero ¿tienes más material en la recámara?
E.B.- Tengo algunas cositas que me gustaría que vieran la luz.
M.G.- Centrándonos en tu novela, comienza con un alto contenido sexual que me hizo pensar en un principio que tenía entre manos una novela erótica pero me fui dando cuenta a medida que avanzaba que profundizabas en temas menos frívolos. Imagino que tú catalogas tu novela como chick-lit.
E.B.- Para mí es un chick-lit picantón. No es novela erótica porque no es el tema principal de la historia, sino más bien es accesorio.
M.G.- Yo soy un poco reacia a usar el término de chick-lit porque me da rabia que en este país tendamos siempre a usar términos anglosajones.
E.B.- Estoy de acuerdo.
M.G.- Yo creo que este género es lo que de toda la vida hemos llamado novela romántica. ¿No podríamos encontrar un término en castellano para definir este tipo de novelas?
E.B.- El término en castellano podría ser novela romántica contemporánea pero es un pelín largo. Chick-lit es mucho más rápido. Este tipo de novelas bebe de la novela romántica de toda la vida solo que ha evolucionado al mismo tiempo que lo ha hecho los lectores. Además hoy en día también tenemos la novela romántica histórica, las highlanders,... A la novela romántica de siempre se le han ido añadiendo otros elementos. Pero sí, yo estoy de acuerdo contigo en que debería existir un término en castellano.
M.G.- Yo es que siempre uso un término larguísimo que en cuestión de marketing no encajaría pero para mí este tipo de libros es una novela-romántica-para-treintañeras-pseudoerótica-festiva.
E.B.- Me parece estupendo (risas).
M.G.- Sé que sería muy largo pero al fin y al cabo reúne todos los componentes de este tipo de novelas.
E.B.- Sí, porque además el perfil es de los 20 a los 40 más o menos, un tipo de mujer independiente, que está cansada de «pasteleo», busca algo más real. Yo creo que ese es el público de este género.
M.G.- ¿Las mujeres de 50 años leerán estas novelas?
E.B.- Yo creo que sí, muchas más de las que pensamos. Por ejemplo, mi madre tiene más edad pero ella cuando se lo lee me dice que se salta los trozos picantes, pero yo creo que no lo hace sino que lo dice para quedar bien. De todas formas no entiendo muy bien el tener que acotar la edad. Todo es cuestión de que se te apetezca independientemente de la edad. Si lo importante es echarse unas risas y olvidarse un poco de la rutina.
M.G.- Hace unos meses leí que incluso se comenzaba a hablar de chick-lit masculino por ejemplo con las novelas que escribe Nicolas Barreau. ¿Tú crees que esto es así?
E.B.- No he leído nada de él pero ahora que lo dices puede ser. Últimamente he leído dos libros de unas autoras americanas que escriben a dúo [se refiere a Christina Hobbs y Lauren Billings], concretamente una novela titulada Beautiful Bastard (Un tipo odioso). En este libro se alterna un capítulo de un chico y un capítulo de una chica y da la sensación que se intenta hacer también chick-lit desde la perspectiva del chico.
También me ha propuesto mucha gente que escriba una novela en la que los chicos tengan voz pero me parece complicadísimo.
M.G.- ¡Y eso que los hombres dicen que las complicadas somos nosotras!
E.B.- Ah, ah,... pero que no te engañen. Ellos son mucho más complicados.
M.G.- Imagino que esto te lo habrán preguntado muchas veces pero es inevitable. ¿No te parece que es imposible no pensar en la serie Sexo en Nueva York cuando una lee tu novela? De hecho, Valeria hace una referencia explícita a Carrie Bradshaw. ¿Te molesta que se hagan estas comparaciones?
E.B.- No, no, no me molesta. Creo que si me molestara sería absurdo. Yo soy una gran fan tanto de la serie como de la novela. Fue una de las primeras novelas chick-lit que leí. Me encanta. Me parece buenísima y por supuesto me inspira pero lo que pasa es que los cuatro personajes de Sexo en Nueva York son muy completos, enmarcan a cuatro tipos de mujer que se pueden encontrar en todas partes. No lo hice tan intencionadamente como tan claro me ha salido. Si lo piensas Nerea podría ser Charlotte, Carmen podría ser Miranda, Lola podría ser Samantha. Yo creo que lo tenía dentro y me salió así pero creo que también hacía falta algo así a la española. Menos glamour, eso sí, con las pantuflas de estar en casa, pero...
M.G.- No, no pero hay mucho glamour en tu novela ¿eh? Que hay que saber mucho de moda para leerse el libro.
E.B.- Bueno mis amigos dicen que si no hay una traducción para esas partes. Pero no, no me molesta en absoluto. Es más me honra que alguien que lo lea le recuerde a Sexo en Nueva York porque es un producto con mucho éxito.
M.G.- Sí, pues recuerda mucho. De hecho, hice mis paralelismos entre los personajes de tu novela y la serie y me salió el mismo resultado que has apuntado tú antes.
E.B.- Aunque yo no veo mucho a Valeria como Carrie. Es la protagonista, la voz que lleva la narración, es escritora,... pero son antagónicas en cuanto a la forma de ser. Creo que Carrie es la eterna soltera, se resiste un poco a acabar emparejada y Valeria es la romántica enamorada del amor, incluso es un poco dependiente.
M.G.- En una novela me gusta fijarme en los personajes secundarios y hay uno de ellos, Lola, una mujer totalmente desinhibida y ¡vaya boca que tiene!
E.B.- Es una amiga mía, es tal cual (risas). Realmente mis amigas son un poco malhabladas, somos todas así. Nos quitamos el filtro, lo dejamos en casa y nos vamos a cenar solas. Yo creo que hay algún momento en el que todas las mujeres somos un poco así. Si estás en confianza, ¿por qué ser siempre tan políticamente correcto? Si lo que nos hace gracia es eso, es lo que nos arranca la carcajada. A mí me gusta mucho el papel de Lola que destensa las situaciones, le da ese punto ácido y casi siempre calenturiento. Le tengo mucho cariño al personaje.
M.G.- A mí me parece uno de los personajes más carismáticos de la novela. Me parece una mujer que vive la vida, que llama a las cosas por su nombre y que no hay que escandalizarse.
E.B.- Ella por lo menos piensa así.
M.G.- He estado leyendo que esta novela tuya no es para nada autobiográfica pero sin embargo, sí hay detalles muy tuyos. Por ejemplo, el hecho de que Valeria ahorre durante todo el año para irse de viaje con Adrián, es algo que tú haces en tu vida personal, ¿no?
E.B.- Mi marido y yo estamos todo el año ahorrando para un viaje anual. Nos propusimos cuando nos casamos hacer un gran viaje al año antes de tener niños, así que vamos ahorrando para viajar lejos ahora que podemos y dejar los viajes más cercanos para cuando tengamos hijos. Hay cosas del personaje que no puedes evitar y que son tuyas. Valeria tiene muchas cosas mías pero también las tiene Carmen, Nerea y Lola. Es más fácil en Valeria porque es la que tiene más voz durante toda la novela.
M.G.- En cuanto al personaje masculino, me refiero a Víctor, es un hombre que hace saltar todas las alarmas. Yo he estado con la mosca tras la oreja todo el tiempo porque no estoy segura de que este tipo de hombre exista, tan perfecto, maravilloso, romántico,... No sé si refleja la realidad o bien es una proyección de lo que la mujer busca en un hombre.
E.B.- Tiene un poco de las dos cosas. Tiene algo de aspiracional, de lo que nosotras queremos, y tiene un poco de real. Hay muchos tíos por ahí que deberían ir con una señal de alarma danger-danger,...
M.G.- Pero estos hombres existen solo en los anuncios....
E.B.- Bueno es que no quiero hablar mucho pero es que Víctor vende muchas cosas que luego no son. Él es un camelador, tiene planta y nació con labia. Es un arma de destrucción masiva y él se aprovecha. Para mí, Víctor es el típico chico malo del que todas nos hemos encaprichado alguna vez en la vida, que hemos intentado cambiar y no lo hemos conseguido porque es emocionalmente inaccesible pero para saber si Valeria cambia a Víctor o no hay que leer las novelas.
M.G.- No sé, los chicos guapos siempre salen ranas.
E.B.- Creo que es en la tercera novela donde se dice que los chicos guapos siempre son malos, por lo menos para la salud.
M.G.- ¡Eso es cierto! En cuanto a tu estilo hay dos cosas que me han gustado mucho. Por un lado la gran capacidad que tienes para describir las escenas tórridas.
E.B.- ¡Ay! (risas)
M.G.- Muy buenas. Todo era muy ilustrativo, muy descriptivo,... Me han gustado mucho. Y por otro lado, los diálogos, especialmente entre Valeria y Adrián cuando tienen broncas, me han parecido muy creíbles.
E.B.- Muchas gracias.
M.G.- Realmente yo me veía en medio de aquella discusión.
E.B.- Los he vivido mucho, para bien o para mal. Soy como muy empática, entonces empatizo con ellos y lo pasó fatal a veces. Me metía tanto en la historia que en esos momentos intensos hasta lloraba porque podían conmigo, pero también disfruté mucho escribiéndolos. Cuando había que reírse, me he reído a carcajadas y cuando había que llorar, he llorado como una loca. Pero muchas gracias por lo de los diálogos porque yo creo que todo el mundo quiere que sus diálogos resulten creíbles.
M.G.- Me ha hecho mucha gracia encontrar palabras como «moscorrofio», «chuscar»,... ¿Estos términos pertenecen al Real Diccionario de la Lengua Benavent?
E.B.- Sí, sí,... Sí es el diccionario de la lengua coqueta. Cuando hablo con mis amigas, le damos muchas patadas al diccionario y porque sabemos lo que estamos hablando que si no... Pero yo creo que, a veces, es super divertido y que sirven como destensadores, te ayudan a relajarte, te ríes,... Todos lo hacemos. En el libro hay muchas cosas que son muy mías como moscorrofio. Bueno ¡y chuscar también!(risas).
M.G.- Me hicieron mucha gracia pero por curarme en salud lo busqué en el diccionario pero no, no,... no existen. Son cosas tuyas.
E.B.- Pero moscorrofio sí existe ¿no?
M.G.- No, no, palabra... Lo busqué esta mañana. Sin embargo otra palabra como «chorra» sí, aunque yo tuve mis dudas. Lo que pasa es que aquí en Andalucía cambiamos la «o» por la «u» pero tiene el mismo significado.
E.B..- Yo he querido que quien lo leyera se sintiera integrada como si fuera la quinta chica en la mesa y dejar de ser tan políticamente correcto siempre. Si nos reímos con estas cosas, ¿por qué no hacerlo? Hay que ser naturales.
M.G.- Si, a veces somos muy aburridos. Pues nada, yo me he reído con tu libro, he pasado un buen rato. Te doy las gracias por habernos atendidos y te deseo muchísima suerte.
E.B.- Gracias a vosotros por cederme este huequito.
Y hasta aquí la entrevista de hoy. Me reí muchísimo conversando con Elísabet sobre los temas de su novela, un libro que me ha hecho pasar un rato muy agradable y del que os hablaré a lo largo de la semana.
Espero que os haya gustado.
Recuerdo que hace años quedaba de vez en cuando con amigas (sin parejas) para cenar y tomar algo. Eran reuniones divertidas en las que nos poníamos al día sobre nuestras vidas y aprovechábamos para despotricar de los novios y maridos. ¡Qué a gusto se quedaba una! El problema surgió cuando empezaron a llegar los hijos. Entonces, los temas de conversación derivaron estrepitosamente hacia biberones, pañales, pediatras, papillas y mil cosas más y claro, ahí perdía siempre porque yo, lo más cercano a un prole que tenía era un acuario lleno de peces que también me hacían sufrir, ¡no creáis! Todavía recuerdo el día en que se murió mi primer pez.¡Pobre Molly! Panza arriba que estaba. Pero los hijos eran un ejército mucho más poderoso que mis peces y al final terminaba callada y arrinconada, asintiendo de vez en cuando y mostrando un interés que no tenía. Por eso, cuando la semana pasada me reuní con Elísabet Benavent para hablar de su libro, fue como volver a aquellas reuniones y me sentí diez años más joven.
Marisa G.- Antes de empezar a comentar el libro, cuéntanos toda la movida que has tenido en tu vida en los últimos meses después de que Suma de Letras decidiera publicar tu libro.
Elísabet B.- Ha sido todo increíble. Publiqué en Amazon para callar a un amigo mío que no paraba de insistirme en probar y mover el libro. Por demostrarle que no iba a pasar nada lo autopubliqué y ¡fíjate lo que ha pasado!
M.G.- Este libro estuvo en Amazon dos meses hasta que te llamó la editorial, ¿no?
E.B.- Sí, sí, sólo dos meses. Fue todo rapidísimo, a un ritmo vertiginoso que incluso a veces da vértigo pensarlo porque es lo que más he querido en mi vida y de repente lo consigo.
M.G.- De las cuatro novelas que componen la saga, ¿sólo tenías publicada una en Amazon?
E.B.- Dos, pero la segunda estuvo nada de tiempo, un par de semanas creo.
M.G.- Resulta llamativo que tengas esta carrera tan meteórica sin habértelo propuesto. Solamente con probar y al final te ha salido todo de carambola.
E.B.- Sí, da miedo. Ha salido todo tan bien que andas siempre pensando que lo malo va a venir ahora, estás en tensión, pero también estoy disfrutando un montón. Además en la editorial me lo han puesto todo muy fácil, me han tratado con mucho cariño, mucho mimo, me han ayudado en todo lo que necesitaba, me han dejado participar en el proyecto, así que ha sido todo fenomenal.
M.G.- Esta novela la publicas en septiembre, y a partir de entonces cada mes ha ido saliendo una, ¿por qué tanta prisa? ¿No hubiera sido mejor dilatar más en el tiempo las publicaciones?
E.B.- Es una cuestión que la editorial se planteó porque la lectora de este género se ha cansado de la espera entre libro y libro.
M.G.- Sí, las sagas...
E.B.- Eso es. Como lectora, a mí esa espera me cansa, entonces han querido hacerlo fácil. La lectora que se lee el primer libro no tendrá que esperar meses hasta poder leer el segundo.
M.G.- Pues pensándolo así creo que es un acierto. Últimamente se están publicando muchas sagas y la gente empieza a quejarse porque hay que estar esperando para ver cómo se desarrolla la historia y cómo termina.
E.B.- Mira, yo ando muy pendiente de lo que se publica en redes sociales, en blogs, y tal... y he visto muchos comentarios de gente que rehuye de las sagas.
M.G.- Sí, yo soy de esas.
E.B.- Entonces, es entendible que, aunque sea una saga, se ponga a tu disposición todos los libros para ir acabando de leer uno y empezar con otro. En mi caso no son cuatro libros por alargar la historia o vender más, es que esta historia para ser verosímil necesitaba que fuera más larga.
M.G.- Bueno, la suerte es que tenías los cuatro libros escritos.
E.B.- Bueno, el cuarto lo terminé hace poco y se publicó ayer. Ya están los cuatro en la calle. Estoy muy contenta e ilusionada pero también un poco melancólica.
M.G.- Pero ¿tienes más material en la recámara?
E.B.- Tengo algunas cositas que me gustaría que vieran la luz.
M.G.- Centrándonos en tu novela, comienza con un alto contenido sexual que me hizo pensar en un principio que tenía entre manos una novela erótica pero me fui dando cuenta a medida que avanzaba que profundizabas en temas menos frívolos. Imagino que tú catalogas tu novela como chick-lit.
E.B.- Para mí es un chick-lit picantón. No es novela erótica porque no es el tema principal de la historia, sino más bien es accesorio.
M.G.- Yo soy un poco reacia a usar el término de chick-lit porque me da rabia que en este país tendamos siempre a usar términos anglosajones.
E.B.- Estoy de acuerdo.
M.G.- Yo creo que este género es lo que de toda la vida hemos llamado novela romántica. ¿No podríamos encontrar un término en castellano para definir este tipo de novelas?
E.B.- El término en castellano podría ser novela romántica contemporánea pero es un pelín largo. Chick-lit es mucho más rápido. Este tipo de novelas bebe de la novela romántica de toda la vida solo que ha evolucionado al mismo tiempo que lo ha hecho los lectores. Además hoy en día también tenemos la novela romántica histórica, las highlanders,... A la novela romántica de siempre se le han ido añadiendo otros elementos. Pero sí, yo estoy de acuerdo contigo en que debería existir un término en castellano.
M.G.- Yo es que siempre uso un término larguísimo que en cuestión de marketing no encajaría pero para mí este tipo de libros es una novela-romántica-para-treintañeras-pseudoerótica-festiva.
E.B.- Me parece estupendo (risas).
M.G.- Sé que sería muy largo pero al fin y al cabo reúne todos los componentes de este tipo de novelas.
E.B.- Sí, porque además el perfil es de los 20 a los 40 más o menos, un tipo de mujer independiente, que está cansada de «pasteleo», busca algo más real. Yo creo que ese es el público de este género.
M.G.- ¿Las mujeres de 50 años leerán estas novelas?
E.B.- Yo creo que sí, muchas más de las que pensamos. Por ejemplo, mi madre tiene más edad pero ella cuando se lo lee me dice que se salta los trozos picantes, pero yo creo que no lo hace sino que lo dice para quedar bien. De todas formas no entiendo muy bien el tener que acotar la edad. Todo es cuestión de que se te apetezca independientemente de la edad. Si lo importante es echarse unas risas y olvidarse un poco de la rutina.
M.G.- Hace unos meses leí que incluso se comenzaba a hablar de chick-lit masculino por ejemplo con las novelas que escribe Nicolas Barreau. ¿Tú crees que esto es así?
E.B.- No he leído nada de él pero ahora que lo dices puede ser. Últimamente he leído dos libros de unas autoras americanas que escriben a dúo [se refiere a Christina Hobbs y Lauren Billings], concretamente una novela titulada Beautiful Bastard (Un tipo odioso). En este libro se alterna un capítulo de un chico y un capítulo de una chica y da la sensación que se intenta hacer también chick-lit desde la perspectiva del chico.
También me ha propuesto mucha gente que escriba una novela en la que los chicos tengan voz pero me parece complicadísimo.
M.G.- ¡Y eso que los hombres dicen que las complicadas somos nosotras!
E.B.- Ah, ah,... pero que no te engañen. Ellos son mucho más complicados.
M.G.- Imagino que esto te lo habrán preguntado muchas veces pero es inevitable. ¿No te parece que es imposible no pensar en la serie Sexo en Nueva York cuando una lee tu novela? De hecho, Valeria hace una referencia explícita a Carrie Bradshaw. ¿Te molesta que se hagan estas comparaciones?
E.B.- No, no, no me molesta. Creo que si me molestara sería absurdo. Yo soy una gran fan tanto de la serie como de la novela. Fue una de las primeras novelas chick-lit que leí. Me encanta. Me parece buenísima y por supuesto me inspira pero lo que pasa es que los cuatro personajes de Sexo en Nueva York son muy completos, enmarcan a cuatro tipos de mujer que se pueden encontrar en todas partes. No lo hice tan intencionadamente como tan claro me ha salido. Si lo piensas Nerea podría ser Charlotte, Carmen podría ser Miranda, Lola podría ser Samantha. Yo creo que lo tenía dentro y me salió así pero creo que también hacía falta algo así a la española. Menos glamour, eso sí, con las pantuflas de estar en casa, pero...
M.G.- No, no pero hay mucho glamour en tu novela ¿eh? Que hay que saber mucho de moda para leerse el libro.
E.B.- Bueno mis amigos dicen que si no hay una traducción para esas partes. Pero no, no me molesta en absoluto. Es más me honra que alguien que lo lea le recuerde a Sexo en Nueva York porque es un producto con mucho éxito.
M.G.- Sí, pues recuerda mucho. De hecho, hice mis paralelismos entre los personajes de tu novela y la serie y me salió el mismo resultado que has apuntado tú antes.
E.B.- Aunque yo no veo mucho a Valeria como Carrie. Es la protagonista, la voz que lleva la narración, es escritora,... pero son antagónicas en cuanto a la forma de ser. Creo que Carrie es la eterna soltera, se resiste un poco a acabar emparejada y Valeria es la romántica enamorada del amor, incluso es un poco dependiente.
M.G.- En una novela me gusta fijarme en los personajes secundarios y hay uno de ellos, Lola, una mujer totalmente desinhibida y ¡vaya boca que tiene!
E.B.- Es una amiga mía, es tal cual (risas). Realmente mis amigas son un poco malhabladas, somos todas así. Nos quitamos el filtro, lo dejamos en casa y nos vamos a cenar solas. Yo creo que hay algún momento en el que todas las mujeres somos un poco así. Si estás en confianza, ¿por qué ser siempre tan políticamente correcto? Si lo que nos hace gracia es eso, es lo que nos arranca la carcajada. A mí me gusta mucho el papel de Lola que destensa las situaciones, le da ese punto ácido y casi siempre calenturiento. Le tengo mucho cariño al personaje.
M.G.- A mí me parece uno de los personajes más carismáticos de la novela. Me parece una mujer que vive la vida, que llama a las cosas por su nombre y que no hay que escandalizarse.
E.B.- Ella por lo menos piensa así.
M.G.- He estado leyendo que esta novela tuya no es para nada autobiográfica pero sin embargo, sí hay detalles muy tuyos. Por ejemplo, el hecho de que Valeria ahorre durante todo el año para irse de viaje con Adrián, es algo que tú haces en tu vida personal, ¿no?
E.B.- Mi marido y yo estamos todo el año ahorrando para un viaje anual. Nos propusimos cuando nos casamos hacer un gran viaje al año antes de tener niños, así que vamos ahorrando para viajar lejos ahora que podemos y dejar los viajes más cercanos para cuando tengamos hijos. Hay cosas del personaje que no puedes evitar y que son tuyas. Valeria tiene muchas cosas mías pero también las tiene Carmen, Nerea y Lola. Es más fácil en Valeria porque es la que tiene más voz durante toda la novela.
M.G.- En cuanto al personaje masculino, me refiero a Víctor, es un hombre que hace saltar todas las alarmas. Yo he estado con la mosca tras la oreja todo el tiempo porque no estoy segura de que este tipo de hombre exista, tan perfecto, maravilloso, romántico,... No sé si refleja la realidad o bien es una proyección de lo que la mujer busca en un hombre.
E.B.- Tiene un poco de las dos cosas. Tiene algo de aspiracional, de lo que nosotras queremos, y tiene un poco de real. Hay muchos tíos por ahí que deberían ir con una señal de alarma danger-danger,...
M.G.- Pero estos hombres existen solo en los anuncios....
E.B.- Bueno es que no quiero hablar mucho pero es que Víctor vende muchas cosas que luego no son. Él es un camelador, tiene planta y nació con labia. Es un arma de destrucción masiva y él se aprovecha. Para mí, Víctor es el típico chico malo del que todas nos hemos encaprichado alguna vez en la vida, que hemos intentado cambiar y no lo hemos conseguido porque es emocionalmente inaccesible pero para saber si Valeria cambia a Víctor o no hay que leer las novelas.
M.G.- No sé, los chicos guapos siempre salen ranas.
E.B.- Creo que es en la tercera novela donde se dice que los chicos guapos siempre son malos, por lo menos para la salud.
M.G.- ¡Eso es cierto! En cuanto a tu estilo hay dos cosas que me han gustado mucho. Por un lado la gran capacidad que tienes para describir las escenas tórridas.
E.B.- ¡Ay! (risas)
M.G.- Muy buenas. Todo era muy ilustrativo, muy descriptivo,... Me han gustado mucho. Y por otro lado, los diálogos, especialmente entre Valeria y Adrián cuando tienen broncas, me han parecido muy creíbles.
E.B.- Muchas gracias.
M.G.- Realmente yo me veía en medio de aquella discusión.
E.B.- Los he vivido mucho, para bien o para mal. Soy como muy empática, entonces empatizo con ellos y lo pasó fatal a veces. Me metía tanto en la historia que en esos momentos intensos hasta lloraba porque podían conmigo, pero también disfruté mucho escribiéndolos. Cuando había que reírse, me he reído a carcajadas y cuando había que llorar, he llorado como una loca. Pero muchas gracias por lo de los diálogos porque yo creo que todo el mundo quiere que sus diálogos resulten creíbles.
M.G.- Me ha hecho mucha gracia encontrar palabras como «moscorrofio», «chuscar»,... ¿Estos términos pertenecen al Real Diccionario de la Lengua Benavent?
E.B.- Sí, sí,... Sí es el diccionario de la lengua coqueta. Cuando hablo con mis amigas, le damos muchas patadas al diccionario y porque sabemos lo que estamos hablando que si no... Pero yo creo que, a veces, es super divertido y que sirven como destensadores, te ayudan a relajarte, te ríes,... Todos lo hacemos. En el libro hay muchas cosas que son muy mías como moscorrofio. Bueno ¡y chuscar también!(risas).
M.G.- Me hicieron mucha gracia pero por curarme en salud lo busqué en el diccionario pero no, no,... no existen. Son cosas tuyas.
E.B.- Pero moscorrofio sí existe ¿no?
M.G.- No, no, palabra... Lo busqué esta mañana. Sin embargo otra palabra como «chorra» sí, aunque yo tuve mis dudas. Lo que pasa es que aquí en Andalucía cambiamos la «o» por la «u» pero tiene el mismo significado.
E.B..- Yo he querido que quien lo leyera se sintiera integrada como si fuera la quinta chica en la mesa y dejar de ser tan políticamente correcto siempre. Si nos reímos con estas cosas, ¿por qué no hacerlo? Hay que ser naturales.
M.G.- Si, a veces somos muy aburridos. Pues nada, yo me he reído con tu libro, he pasado un buen rato. Te doy las gracias por habernos atendidos y te deseo muchísima suerte.
E.B.- Gracias a vosotros por cederme este huequito.
Y hasta aquí la entrevista de hoy. Me reí muchísimo conversando con Elísabet sobre los temas de su novela, un libro que me ha hecho pasar un rato muy agradable y del que os hablaré a lo largo de la semana.
Espero que os haya gustado.