Nacionalidad: España
Director: Oriol Paulo
Reparto: Bárbara Lennie, Eduard Fernández, Loreto Mauleón, Pablo Derqui, Javier Beltrán, Samuel Soler, Federico Aguado, Lluís Soler, Adelfa Calvo, Dafnis Balduz
Género: Thriller
Sinopsis: Alice, investigadora privada, ingresa en un hospital psiquiátrico simulando una paranoia. Su objetivo es recabar pruebas del caso en el que trabaja: la muerte de un interno en circunstancias poco claras. Sin embargo, la realidad a la que se enfrentará en su encierro superará sus expectativas y pondrá en duda su propia cordura. Un mundo desconocido y apasionante se mostrará ante sus ojos. Adaptación de la novela homónima de Torcuato Luca de Tena.
No recuerdo cuando leí Los renglones torcidos de Dios de Torcuato Luca de Tena. Debió de ser hace mucho tiempo porque solo recuerdo el argumento a grandes rasgos. Un sanatorio mental, una mujer infiltrada, y un secreto por descubrir. Todo ello, mientras se hace un retrato de lo que supone tener una enfermedad mental y vivir recluido en un sanatorio. Esta ha sido una novela que ha caminado en paralelo a mí desde siempre. Aunque parezca increíble, Dios y sus renglones han venido a mí con cierta frecuencia. Ya fuera porque algo me recordara la novela, porque la viera en alguna librería, porque alguien me dijera que la estaba leyendo. Sin duda, para los que quedamos impresionados por aquella historia, la noticia de su adaptación al cine supuso una gran alegría.¡Qué manera de poner el broche de oro a la cinematografía española del 2022! Una gran novela de la que se esperaba también una gran adaptación. Pero, para gustos, los colores. Si te paseas por algunas páginas encuentras opiniones de todos los gustos. A mí sinceramente me ha sorprendido la cantidad de opiniones negativas que he encontrado. Títulos como «No apta para los amantes de la novela», «Entretenido thriller psiquiátrico, mala adaptación de la novela», «Thriller, pero no Torcuato», todas ellas seguidas, una detrás de otra, en la web Filmaffinity, más un suma y sigue, dejan ver la decepción de muchos espectadores a los que, Oriol Paulo no ha convencido, sintiendo que el director y guionista ha traicionado la esencia de la novela. Yo no voy a llegar a tal extremo. Tampoco me posiciono en el lugar de los más entusiastas. En mi caso, voy a colocarme en un discreto punto intermedio, aunque confieso que me esperaba mucho más de esta película. Como siempre, todo se reduce a las expectativas. Si vuelves a pasarte por esas páginas de opinión, descubres que aquellos que no leyeron la novela, salieron más satisfechos del cine que ese otro grupo que, conociendo la fuente original, decidieron darle una oportunidad a la película.
Pero, por si no tienes idea de qué va esta historia, te la cuento someramente. Alice (Bárbara Lennie) es una investigadora privada a la que el doctor Raimundo García del Olmo, por intermediación del marido de esta, contrata para investigar la muerte de su hijo Damián. Según parece, el joven, que estaba internado en el Sanatorio de Nuestra Señora de Fuentecilla, se suicidó. Padecía esquizofrenia pero su padre cree que, en realidad, fue asesinado. Atrapada por la historia de Damián, Alice acepta investigar el caso. El mejor modo de averiguar la verdad es infiltrarse en el propio sanatorio. Así que, entre ella, el doctor García del Olmo, y su médico de cabecera, el doctor Donadío, preparan la documentación necesaria para que Alice ingrese en el sanatorio, fingiendo sufrir paranoia, diagnostica así tras un grave percance que ocurre en el domicilio familiar. Y para terminar de componer el engaño, contarán también con la ayuda de Samuel Alvar, el director del centro, y amigo personal de García del Olmo, único miembro del equipo de médicos que conoce el auténtico motivo de la presencia de Alice en el sanatorio, y quien le ha facilitado a la misma documentos e instrucciones, vía correo postal, para el acceso al centro.
Así, y mientras su marido cree que Alice viaja a Buenos Aires por motivos de trabajo, la joven entrará en el centro de salud mental, se hará pasar por enferma, mientras averigua qué le ocurrió realmente a Damián. Durante su estancia trabará amistad con algunos trabajadores pero también con algunos internos. Conocerá a Ignacio Urquieta, el loco más peculiar, los gemelos Rómulo y Remo, nacidos en el mismo sanatorio e hijos de dos oligofrénicos, o a Luis Ojeda, al que apodan el gnomo. Alice hará preguntas, aparentemente inocentes, y conseguirá información sobre la estancia de Damián en el sanatorio. Todo parece perfecto hasta que ocurre un accidente, hecho que coincide con el regreso del doctor Samuel Alvar (Eduard Fernández) procedente de un viaje, quien asegura no conocer de nada a Alice y desconocer por completo la labor de investigación que ella está llevando en el sanatorio. Para él, Alice es una enferma que se ha inventado una trama absurda y ridícula, fruto de la paranoia que padece. Y a partir de aquí, comienzan a rodar una pregunta tras otra. ¿Es verdad que Alice está enferma? ¿Dice la verdad pero están conspirando a sus espaldas? ¿Está mintiendo el doctor Alvar? Estas preguntas son las que se formula el equipo médico del sanatorio, como Montse, la subdirectora del centro, que no tiene claro nada de lo que está ocurriendo, o el resto de médicos, a los que también asaltan un buen puñado de dudas. Serán las mismas preguntas que se formule Ignacio Urquieta, el loco que parece más cuerdo de todos. Exactamente las mismas preguntas que también se formulará el espectador. De este modo, la bola se irá haciendo cada vez más grande hasta llegar a un desenlace que, si bien algunos espectadores consideran que es un burdo truco que ni aclara ni explica, a mí no me ha disgustado. Al menos, intuyo por dónde van los tiros.
¿Qué me ha gustado de la película?
Lo que más me ha gustado ha sido, sin lugar a dudas, la ambientación. Nada más traspasar los muros del sanatorio, uno se siente rodeado por una atmósfera incómoda y opresiva. Los exteriores del sanatorio nos dejan ver un edificio imponente, aislado del mundo. Movida por la curiosidad, he buscado información sobre el inmueble. Resulta que se eligieron dos localizaciones. Por un lado, la antigua tabacalera de Tarragona. Por otro, la antigua fábrica de la firma Mercedes - Benz, ubicada en Barcelona. Siempre hablamos de directores, guionistas y actores / actrices, pero los equipos técnicos de una película hacen verdadera magia y son capaces de enmascarar la realidad, vistiendo edificios y configurando espacios que nos hacen viajar al pasado. En ese apartado técnico también habría que destacar algunos efectos especiales interesantes.
Las escenas que se desarrollan dentro del sanatorio provocan una sensación grotesca, que se incrementa con el trabajo que hacen los actores y actrices que interpretan a los internos. Algunos están muy bien caracterizados y resultan creíbles en ese mundo propio en el que viven.
Como thriller, la película funciona. Tiene los elementos necesarios para intrigar al espectador. Hay un crimen, una investigación, una supuesta venganza, y un misterio por resolver. Es lo mínimo que se despacha.
¿Qué no me ha gustado de la película?
Aquí viene la madre del cordero. Principalmente, lo que no me ha gustado es su duración. Hay un bloque de secuencias que se repite. Bajo mi punto de vista, la elección de ese recurso corresponde únicamente a la intención de desorientar al espectador, con el objetivo de generarle más intriga. Sin embargo, una vez que las piezas del puzle empiezan a colocarse en su sitio, me pregunté si realmente era necesaria tal reiteración. Al menos, a mí me pareció innecesaria la prolepsis. Así que, si tomamos una sección de la película y la duplicamos, obviamente la película se alarga, y tal cantidad de minutaje -nada menos que ciento cincuenta y cuatro minutos- me ha parecido excesivo.
Por otra parte, los renglones torcidos de Dios no es el equipo médico, no es Alice, no es Heliodoro Almera, marido de esta última, no es el doctor García del Olmo,... No. Los renglones torcidos de Dios son Ignacio, Rómulo, Remo, el hombre elefante, el gnomo, la niña oscilante, o el hombre de cera. Ellos son los que están ingresados en este sanatorio con un trastorno mental severo. Ellos son los que dan título a la obra, los que importan por su esquizofrenia, su paranoia, su fobia, su depresión,... Pero a ellos se les presta poca atención. La película pasa sutilmente por sus trastornos sin que se ahonde mucho en lo que les ocurre. Se potencia más la parte del thriller que aquella otra que Torcuato quiso mostrar en su novela. No se ahonda en el origen del problema de Urquieta. Apenas se habla de los padres de Rómulo y Remo. ¿Qué le ocurre a la niña oscilante? No lo sabemos. Pero Torcuato sí dio mucha importancia a esos personajes. Para ello, optó por pasar unas cuantas semanas ingresado en un sanatorio mental para mimetizarse con los personajes que luego veríamos en la historia. Es decir, el mismo autor de la novela fue una especie de Alice, solo que él no quería investigar un asesinato sino impregnarse de la atmósfera que se respiraba dentro de un manicomio, convivir con los internos, conocer cuáles eran sus padecimientos y cómo era su día a día. Todo ese conocimiento lo volcó en la novela, pero en la película se pasa muy de puntillas por todas estas cuestiones.
Y por último, hay algunos hechos que no me resultan del todo creíbles. A ver cómo lo explico sin entrar en spoilers. Alice, cuando pasa por el control de acceso a la zona de internamiento es despojada absolutamente de todo, salvo de un único libro, elemento importantísimo en la trama. A pesar de las estrictas reglas, la subdirectora del centro hace la vista gorda con respecto a ese libro. A eso se une que Alice consigue cierto material que le ayuda en su investigación con cierta facilidad. ¡Ay, no sé! No recuerdo esos detalles en la novela, pero a mí me parece que esa parte resulta demasiado facilona.
Alice
El personaje es interesante. Alice Gould es una mujer adinerada, elegante, intuitiva. Se comporta de un modo desafiante, exhibiendo su superioridad, incluso frente a los reputados psiquiatras del centro con los que mantiene conversaciones en los que muestra que es una mujer leída. Licenciada en Ciencias químicas, su verdadera vocación es la investigación, a la que se dedica desde hace tiempo, construyendo a su alrededor cierta reputación. Alice tiene magnetismo, sabe vencer y convencer, algo que consigue en las primeras entrevistas con los médicos del centro. Hasta que aparece Samuel Alvar, un titán frente a otro titán, y entonces comienza una batalla campal entre dos mentes privilegiadas. Una tratando de hacerse entender. El otro desbaratando las teorías conspiratorias de Alice. Dos buenos personajes interpretados por dos muy buenos actores.
Reparto e interpretación
Y si antes de ver la película me hubieran dado a elegir entre Eduard Fernández y Bárbara Lennie, sin pensármelo dos veces hubiera elegido al primero. Sin embargo, y tras ver esta cinta en la que ambos actores componen un buen tándem, debo admitir que Lennie me ha gustado tanto como Fernández. Ella es la que ostenta el mayor protagonismo, sin dejar de asomar en pantalla prácticamente toda la totalidad del metraje. Las escenas que comparte con Eduard Fernández adquieren mucha tensión, tanta que se podría cortar. Lennie lo hace muy bien. Su rostro va de la serenidad y la confianza a un mar de dudas, cuando todo se desmorona a su alrededor. Interpreta muy bien los momentos en los que su mente se rompe o aquellas otras escenas en las que la vemos sufriendo los efectos secundarios de los tratamientos a los que la someten.
En cuanto a Eduard Fernández, ¿qué decir? Todo lo que se dice sobre su gran trabajo interpretativo se queda corto. Me gusta la interpretación de este actor en todo lo que le llevo visto. Siempre me convence, con esa seguridad que destila en cada uno de sus personajes. En este caso, metiéndose en el papel del director del centro, me ha encantado esa "chulería" que se marca hacia el final. Ya lo entenderéis cuando la veáis.
La que considero que está muy desaprovechada es Adelfa Calvo, en el papel de la doctora Bernardos. Tiene poco texto y apenas se puede lucir. A mí es una actriz que cada vez me gusta más, versátil y valiente.
Con buena banda sonora, y una composición en los créditos iniciales que me han recordado un tanto al inicio de El resplandor, Los renglones torcidos de Dios sería una película estupenda si no tuviera una magnífica novela como reflejo. Ahora bien, teniendo en cuenta la obra original, este largometraje no ha sido para mí lo que esperaba. Insisto en que es excesivamente larga, que se emplean ciertos recursos que son del todo innecesarios, y que no ahonda en la problemática de los enfermos, temática muy trabajada en la novela. Por lo tanto, Los renglones torcidos de Dios se convierte en un thriller largo que entretiene, pero deja un regusto amargo a los que quedamos fascinados con la novela. En cualquier caso, seguiré viendo las propuestas de Oriol.
La puedes ver en Netflix.
Tráiler: