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PERRO QUE NO LADRA de Blanca Cabañas

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Editorial: Suma de Letras
Fecha publicación: mayo, 2022
Precio: 19,90 
Género: novela negra
Nº Páginas: 336
Encuadernación: Tapa blanda con solapas
ISBN: 9788491296546
[Disponible en eBook;
puedes empezar a leer aquí]


Autora

Blanca Cabañas (Chiclana, Cádiz, 1991) es maestra de educación especial y pedagoga, completó su formación con un máster en Necesidades Educativas Especiales y Atención Temprana. Sueña con ser escritora desde que tiene memoria. En 2018, su obra Katchi es premiada como Mejor Relato Corto en el III Certamen Literario Dos Hermanas Divertida. En 2019 consigue el accésit a Mejor Novela Corta en el XXIX Certamen Calamonte Joven con Un buen vecino. En 2020 su relato Vivir se convierte en ganador del VIII Concurso Relato Breve Projecte LOC de Cornellà de Llobregat. En 2021 su relato La línea se hace con el primer premio en prosa en el Certamen Literario Ciudad de Chiclana. Perro que no ladra es su primera novela con Suma.

Sinopsis

Lara Ortiz vive en Sevilla desde hace catorce años sin tener noticias de su familia. La llamada repentina de su hermana trastoca su mundo y la obliga a volver al lugar del que ha huido toda su vida: Chiclana de la Frontera. Su regreso hará que retome el contacto con aquellos que marcaron su infancia y desentierre los recuerdos sobre el suceso que precipitó su marcha: la desaparición de una niña en extrañas circunstancias.

Alertada por los sospechosos comportamientos de quienes la rodean, investigará por su cuenta el caso. Lo que no imagina es que la verdad es siempre más afilada y esconde razones más oscuras que la dejarán sin habla.

[Información tomada directamente del ejemplar]


Blanca Cabañas es un joven gaditana, de Chiclana de la Frontera. Actualmente ejerce en la esfera de la educación especial pero siempre se ha sentido tentada por la literatura. Perro que no ladra es su primera novela, un libro que llegó a manos de la editorial Suma de Letras, tras su paso por la plataforma Amazon. La primera vez que supe de la existencia de esta novela fue a través de redes sociales. Me llegó la noticia de que la autora visitaba Sevilla en promoción y me interesé por la historia. Al leer la sinopsis, con una trama que se mueve entre localizaciones que conozco, me sentí intrigada por «la desaparición de una niña en extrañas circunstancias». Poco después, Blanca Cabañas contactó conmigo, leí su novela, la entrevisté (puedes leer la entrevista aquí) y ahora vengo a hablaros de su libro.

Perro que no ladra está protagonizado principalmente por Lara Ortiz.  Se trata de una joven gaditana, nacida en Chiclana de la Frontera, que reside actualmente en Sevilla. Comparte piso con su prima Carolina y con Chaqui, un perro vagabundo, al que la joven recogió de la calle. Lo más destacable de su vida es que no tiene estabilidad laboral. De hecho, acaban de despedirla de la cafetería en la que trabajaba. Y, por encima de eso, hay que señalar que está en tratamiento psiquiátrico.Desde que tenía catorce años, pasa regularmente por la consulta del doctor Francisco Mora, un especialista en neurociencia. Fue a esa edad cuando ella dejó el domicilio familiar en Chiclana, en el que vivía con su madre y su hermana Olga. De un día para otro, y sin despedirse de sus amigas, hizo la maleta y se marchó con sus tíos a Sevilla. Aquel gesto distanció a Lara de su madre Herminia, quien se desentendió totalmente de su hija. 

«Digamos que tengo una familia
controvertida...
O igual la controvertida soy yo.
La cosa es que llevo años, muchos
años, sin aparecer por allí».
[chat; pág. 18]

Lo que motivó aquella huida precipitada será uno de los grandes enigmas de la historia, algo que tiene que ver con la desaparición de una joven de la localidad, ocurrida cuando Lara era una adolescente. Isabel, la hermana menor de su amiga Emma se esfumó de la faz de la tierra un buen día. Aquello fue un duro golpe para el pueblo y nunca se ha sabido qué ocurrió ni quién está detrás de tal suceso.


«Tenía dos años menos que el resto de las integrantes del club de la bici y, quizá por ello o a pesar de ello, era la más prudente y miedica». [pág. 24]

Pero Lara tendrá que volver al pasado y reencontrarse con su familia, con sus amigas, y con el pueblo después de muchísimos años. Una madrugada recibirá la llamada de su hermana Olga, advirtiéndole de que su madre ha sufrido un accidente. En mitad de la noche, Lara pone rumbo a su lugar de nacimiento. El regreso de Lara a Chiclana despertará a sus fantasmas del pasado y obligará a la joven a enfrentarse a los suyos. Será entonces cuando se adentre en una investigación personal para averiguar qué le ocurrió a Isabel. Será entonces cuando destape todos los secretos del pueblo, lo que esconden algunos habitantes del municipio. Será entonces cuando sepa quién es quién. 

Perro que no ladra, cuyo título queda explicado en la narración, es una novela de suspense y misterio, en la que se plantea al lector el juego de adivinar cuál es la verdadera naturaleza de sus personajes, desenmascarar a todos aquellos que, a priori, parecen almas inocentes. El desarrollo de los hechos transcurre de manera calmosa hasta que, pasado el ecuador de la trama, los acontecimientos se precipitan y es ahí cuando la cosa se pone especialmente interesante.  Así hasta llegar a un desenlace donde todo queda bien atado. 

Pero el debut literario de Blanca Cabañas aporta algo más. Interesada en el funcionamiento del cerebro, despliega entre estas páginas sus conocimientos sobre neurociencia. No convierte la novela en ensayo, ni aprovecha para volcar sin medida en estas páginas el fruto de su documentación. Digamos que tan solo se fija en un curioso trastorno, el síndrome de Capgras, padecimiento de uno de los personajes, y que genera un buen puñado de escenas donde la tensión se masca. Se trata de una lesión neuronal que impide al paciente reconocer la realidad. Podrá tener a una persona conocida delante de sí pero nunca la reconocerá porque su mente le juega una mala pasada.

«El paciente reconoce la cara, el cuerpo, los movimientos e incluso la voz parece ser la misma, pero cree que ha sido invadida por otra persona: una impostora, una doble idéntica. Incluso puede pensar que se ha suplantado a varias personas. Hasta un animal o un objeto en los casos más insólitos». [Pág. 83]

 

A todo ello, se añade un toque esotérico con rituales de magia blanca, en los que se utiliza canela en rama, ajo, laurel romero, para atraer la suerte, para combatir el mal de ojos, para construir círculos de protección. ¿Qué repercusión tienen estas ceremonias en los personajes?

A grandes rasgos, os diré que me ha gustado la lectura de Perro que no ladra. Es de esas novelas en las que hay secretos por descubrir, que van llevando al lector de sorpresa en sorpresa, (lo mencionaré más abajo; llega un momento en el que se suceden varios giros de 180 grados), hasta llegar a un desenlace que se convierte en una gran bola de nieve, deslizándose por la ladera de una montaña, cada vez más y más grande, en el que, eso sí, todo queda esclarecido. Además, la novela toca temas universales como el maltrato, que lo hay de diversa índole y, a lo largo de todo el relato se respira una cierta atmósfera opresiva, como si sobre el pueblo se hubiera colocado un negro nubarrón que produce sombras siniestras.

Por mencionar algo que no me terminó de convencer diré que los primeros compases de la historia se construyen sobre un fraseo corto que me interrumpía el flujo de la lectura. Pero es algo momentáneo. Por otro lado, los primeros diálogos entre Lara y Olga me resultan algo forzados. Supuestamente las hermanas llevan mucho tiempo sin hablarse y sin verse. Olga la llama en mitad de la noche, para comunicarle el accidente de su madre, y Lara reacciona como si no hiciera tanto que han estado en contacto. Es la impresión que me dio. Obviamente, algo muy subjetivo. En cualquier caso, es una sensación que se diluye rápido.

Personajes

Por centrarnos ahora en los personajes y, aunque la protagonista principal es Lara, Perro que no ladra es una novela donde el narrador se fija y se centra también en otros nombres. No solo será la familia de Lara (Herminia, Olga y Lucas, el novio de esta) y sus amigas (Carla, Emma y ...) los que copen todo el protagonismo. También serán importantes en el desarrollo de la trama y en la resolución del misterio otros tantos personajes. Por ejemplo, Hortensia y Joaquín pertenecen al pasado. Su historia contribuirá a entender la personalidad de alguno del presente. 

Pero hablemos de los personajes más importantes:

* Lara.  Joven que trata de hacerse a sí misma. A muy temprana edad salió del regazo familiar y se ha tenido que buscar la vida. A su llegada al pueblo, intenta no parecer una fracasada, por eso miente a todo aquel que se interese por su situación laboral. Rebelde, no le gusta que le impongan nada, no se atiene a las normas, ni soporta que la controlen. 

«...pero también a todos esos vestidos de telas sintéticas que le irritaban la piel, las sienes estiradas, el rúter apagado, a esta hora en casa, péinate, adelgaza, no vistas así, no te veas con tal..., control, control, control. Ella no había estado dispuesta a pasar por ahí. No iba a permitir vivir una vida bajo la jurisdicción de su propia madre, viviendo según lo permitido, acatando normas y recibiendo cuidados que no tenían cabida en su opinión». [pág. 30]


Y sin embargo, siempre fue la preferida de su madre.  

Lara suele perderse en sus ensoñaciones, se queda embobada pensando en sus cosas, en lo que ocurrió y a veces, cuando rememora la imagen de su padre, no puede evitar sentir un pinchazo de culpabilidad. Porque del padre no sabremos demasiado, tan solo que un día decidió marcharse también pero, ¿por qué?

Tratando de mantener el equilibrio emocional, Ángel, su psiquiatra se convierte en un gran aliado. La relación que mantiene con él va más allá de la típica relación médico-doctor. Es un profesional al que Lara recurre en cualquier momento, para hacerle partícipe de sus preocupaciones y delirios, sin cita previa, sin horario de consulta. Basta con coger el teléfono y hacer una llamada. Si tengo que ser sincera, me costó comprender que hubiera esa conexión entre ambos, un vínculo que no está atado a una y, quizá, hubiera estado bien ahondar un poco más en esa relación para ver de qué manera se inició como una .. estrictamente profesional a algo más. 

Es posible que el lector advierta ciertas conexiones entre Lara y Blanca Cabañas.

* Olga. Hermana mayor de Lara y antítesis total de esta. Siempre fue una niña obediente, aunque no tuvo una infancia fácil, porque se sentía excluida de todos los ámbitos. De pequeña, siempre vio cómo Lara se metía a todo el mundo en el bolsillo, cuando a ella nadie le prestaba atención. Solo Lucas se acercó a Olga para, con el tiempo, convertirse en su marido.

De adulta se ha convertido en una mujer responsable, con una vida ejemplar. Ha formado pareja con Lucas, a quien conoce desde que eran casi niños. Y aunque su madre siempre prefirió a  Lara, la única persona que ha estado a su lado para cuidarla es Olga. Ahora la pareja está esperando un bebé y eso la coloca en una situación privilegiada ante la madre.

Olga es un personaje interesantísimo. Os podrá parecer algo insulso pero nada más lejos de la realidad.


* Herminia. Es un personaje que, con el paso del tiempo, va evolucionando. Quizá sea uno de los personajes más enigmáticos de toda la novela, el que genera las mejores escenas de tensión. ¿Por qué ahora, al regreso de Lara a Chiclana, a su madre le falta una mano? ¿Qué se esconde tras ese muñón? Si de joven, era una mujer que se desvivía por su familia, que daba un amor excesivo, que estaba siempre pendiente para que a sus hijas no les faltara de nada, ¿qué ha ocurrido para convertirse en lo que es hoy? Las escenas que comparten Lara y su madre son gélidas, llenas de aristas y reproches, evidenciando una falsa calma en el hogar familiar.


«Lara pensó entonces que su madre no era una tormenta ni tampoco un terremoto. Era chirimiri. Esa lluvia de gotas pequeñas y ligeras pero constantes. A priori, indefensa, y con el tiempo, cansina. Otra, otra, y otra. Nunca para. Otra, otra y otra. Atraviesa la ropa y acaba mojando hasta el último resquicio de piel. Otra, otra y otra. Helando cada hueso de su cuerpo». [pág. 52]

 


* Las amigas de Lara. Sin ahondar demasiado, os diré que Blanca las perfila moderadamente. Iremos conociendo a grandes rasgos qué relación tenían de pequeñas, cómo vivieron la desaparición de Isabel, qué ha sido de sus vidas tras la huida de Lara, y cómo encaran ahora el regreso de la amiga pródiga. Estas chicas, a pesar del tiempo que hace que no se ven, seguirán siendo un pilar importante para Lara porque, como ocurre en la vida real, las amistades que se forjan en la infancia parecen que nunca mutan, sino que se quedan ancladas en esa conexión intensa que se trenza cuando somos pequeños. 

* Susana_28. De este personaje, que Lara conoce por redes sociales, no quiero contar gran cosa. Digamos que funciona como vía de escape para Lara, esa persona con la que, amparada en el anonimato, una se desahoga. Pero mejor me callo.

* Javier y su hermano David. Aquí tengo que aplaudir a Blanca por la construcción de David. Se trata de un joven con síndrome de Down que vive bajo el tutelaje de su hermano Javier. Construir un personaje como él no es fácil. Tienes que haber tratado con muchas personas Down para conocer cómo reaccionan o cómo funciona su mente. Admito que con este personaje, Cabañas hace una gran labor y el perfil psicológico y emocional del chico está muy logrado. Y me encanta que le haya dado cierto protagonismo y que en sus manos están algunas de las claves que resuelven los misterios de este libro. Me parece que es una bonita forma de dar visibilidad. 

Habrá otros personajes más, pero no me paro.

Escenarios

No hay nada como ser embajadora de tu propia tierra. Blanca Cabañas nació en Chiclana de la Frontera y es precisamente ese pueblo el escenario principal de la novela. Con un protagonismo no muy intenso, la autora nos hace pasear por el pueblo, por sus plazas y edificios, conduciéndonos al mercado de abastos, a la Plaza de las Bodegas, al Museo del Vino y la Sal,... y nos descubre parajes naturales como el Pinar del Hierro y la Espartosa, donde todo ocurrió. Ese lugar, que fue espacio de juego para las amigas cuando eran niñas, será especialmente importante en la novela. A él volverá Lara, esta vez con los ojos de mujer adulta. 

Estructura y estilo

Perro que no ladra está compuesto de un total de cincuenta y seis capítulos titulados. En algunos de ellos se facilitan ciertas coordenadas temporales para anclar al lector en la línea del tiempo, pues la historia avanza y retrocede, sin seguir un patrón definido de alternancia entre pasado y presente. Dado que hay escenas que pertenecen a la adolescencia de Lara, Cabañas se encarga de ubicarnos perfectamente.

El ritmo es tranquilito pero llegas a la mitad y ¡zasca! el giro de timón te descoloca por completo y te despeina. Lo que creías hasta el momento, deja de ser para desvelar la verdadera cara de algunos personajes, y es ahí donde la novela empieza a subir y a subir. 

Al margen de todo esto, cuenta con un prólogo o capítulo introductorio en el que el lector será testigo de una escena inicial que, en principio, no conduce a ningún sitio. Hay que esperar porque esas líneas conectarán más adelante, a su debido tiempo, con ciertos hechos singulares que nos servirán para conocer a un personaje.

En definitiva, salvo algún pequeño detalle que comento, me ha gustado leer Perro que no ladra. He disfrutado de su trama, de la relación entre personajes, del entorno y, de paso, he aprendido algo de neurociencia. Habrá que seguirle la pista a Blanca Cabañas, a ver con qué otra historia nos sorprende en el futuro.

[Fuente: Imagen de la cubierta tomada de la web de la editorial]

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